Sunday, February 12, 2006

Kimono

Por lo general, antes de ponerme a escribir,
me enfundo primero una bata de prosas breves.
Robert Walser.
El otro día vi a Hugh Hefner hablar en televisión. Le quité el sonido (era un programa sobre el lanzamiento de la revista Playboy en Argentina) y observé algo peculiar sobre este hombre, que siempre, enfundado en sus batas de seda, parece estar muy calmado. Es realmente impresionante la realeza que uno puede aparentar en pijama.
Ahora, como usualmente lo hago, estoy usando mi bata morada para escribir este texto. Está sucia (particularmente en el interior de los bolsillos, por razones que no explicaré ahora) y pesada, pero esto tal vez se deba a que me siento cansado. Nada que ver con los kimonos que nos prestaron el otro día, a Mariana y a mí. El suyo, debo decir, se veía mucho más cómodo que el mío (estaba bastante rugoso, como la bata que uso ahora), y ciertamente se le veía mejor. Pero en general así pasa con toda la ropa.
Usamos un kimono porque unos amigos de sus padres nos invitaron a cenar a su casa.
Me explico mejor: unas personas que conoce, una pareja de un austriaco y una señora claramente mexicana, nos invitaron a cenar a su casa, allá en Ciudad Satélite. A la cena también estaban invitadas algunas personas de una embajada. La señora creyó que a Mariana le interesaría, pensando que estudió relaciones internacionales. Las personas de la embajada a las que invitó a cenar aquella noche no eran de la embajada japonesa, quiero aclarar esto, sino de la austriaca. También asistió una italiana. Y dos artistas plásticos. A uno de estos, una mujer, también le gusta Marcel Dzama, como a mí. Creo que se entiende mejor todo.
Comimos sushi, tepanyaki, tomamos sake caliente y nos obligaron a comer sentados en el piso, descalzos. A veces era incómodo. Me quité la corbata. En general, fue divertido.

1 comment:

lafiebredelmono said...

me gustan esas fiestas temáticas.
quiero dar una estilo polinesio