"Tampoco contestan", escucho que le informa mi padre a mi madre desde la sala de televisión. Es el segundo restaurante al que intenta hablar para hacer una reservación, como lo ha hecho otros domingos. Pero nada. (Yo hablé ayer al MUAC para ver si de casualidad su restaurante estaría abierto -pues mis padres querían conocerlo- pero nada, tampoco). Mientras mis padres barajean otras posibilidades termino de leer The War of The Worlds. Hace un momento les leí fragmentos de uno de los últimos capítulos, el octavo del segundo libro, "Dead London", en el que el protagonista se adentra a Londres, evadiendo el polvo negro con el cual los marcianos fumigaron la ciudad:
Where there was no black powder, it was curiosly like a Sunday in the City, with the closed shops, the houses locked up and the blinds drawn, the desertion and the stillness.
Más adelante:
The farther I penetrated into London, the profounder grew the stillness. But it was not so much the stillness of death-it was the stillness of suspense, of expectation.
Where there was no black powder, it was curiosly like a Sunday in the City, with the closed shops, the houses locked up and the blinds drawn, the desertion and the stillness.
Más adelante:
The farther I penetrated into London, the profounder grew the stillness. But it was not so much the stillness of death-it was the stillness of suspense, of expectation.
4 comments:
Ni modo, Memo: tendrás que aprovecharlo, todo esto es una mina de oro para ti. Si de aquí no sacas un libro, no te vuelvo a hablar.
Hola, en estos momentos se agradecen harto los fragmentos de War of the worlds... ojalá tengamos más o, por lo menos, algo en ese tono que nos acompañe en estos días tan extraños...
Gran libro el de Defoe. A terminar el suyo, pues. Abrazo.
Gracias David, gracias María. Pero no me dejen de hablar, buaaa.
Anónimo: gracias.
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