Tuesday, August 31, 2010

Los demonios


Escuché "Machinehead" del Sixteen Stone de Bush hasta el cansancio, aunque debí haber puesto otras, como "Come down" o la melosa "Glycerine" e incluso, más adelante, "Mouth", de otro disco. Debo haber comprado y rayado el Sixteen Stone dos veces de tantas veces que lo puse, esas tardes de secundaria cuando en lugar de hacer tarea o salir con mis amigos me encerraba en mi cuarto, sin atisbo de melancolía, para ponerme unos audífonos y jugar Doom y, más tarde, Doom II, matando, en una carnicería en la cual no ahondaré, demonio tras demonio, avanzando por corredores con muros claustrofóbicos y a los cuales no convenía acercarse demasiado porque se pixeleaban. Recuerdo que los espacios que eran particularmente perturbadores eran los abiertos pues uno podía pasar minutos enteros recorriéndolos sin dar con lo que se buscaba y uno, además, tenía la sospecha de que debían recorrerse enteros para no pasar nada por alto. Después vino, según recuerdo, Quake. Creo que Quake II traía su propia banda sonora, de NIN. Yo jugaba en PC, manipulando el teclado. Era muy bueno para los shooters, siempre y cuando fuera con teclado. No me gustaba la música de NIN que venía con Quake, así que ponía, de nuevo, a Bush, esa agrupación que los "medios especializados" llamaban "el Nirvana inglés". Mi cuarto tenía alfombra.
En la caja del Doom II, que tenía a un colérico Belcebú en su portada, guardé las cartas que me enviaron amigos y familiares a la academia militarizada cuando estuve un año de secundaria fuera de México, ese tiempo de mi vida que continúa presentándose, en mi mente, como mi auténtico pasado.
Tenía pocos amigos, en realidad. Había varias cartas que habían mandado amigas de mis hermanas. Eran cartas extrañas, especulativas y con un aire distraído. Las releí en varias ocasiones, a mi regreso. Tiempo después las tiré todas, excepto las que escribió mi padre.

Salamandras

Leo en Un asesinato que todos cometemos, de Heimito von Doderer:

"Escucha Günther: hace un momento decías que te 'aburría de antemano' eso del intercambio de cartas y tal. ¿Lo recuerdas con tanta nitidez? ¿También pensabas así en aquél momento? ¿Con estas mismas palabras? ¿Eras tan... tan libre, diría yo, como para pensar de esa manera y rechazar sencillamente el aburrimiento? ¿No te torturó nunca como... un asunto sin resolver, como un desorden existente en un punto determinado?
-No, si era el desorden lo que quería.
-Lo querías, claro. Dices 'lo quería'. ¿Estás tan seguro de ser la misma persona...? Ahora bien, de ser cierto, entonces... a decir verdad, ya eras un adulto en aquella época..."

Monday, August 30, 2010

"¿Con todos los vegetales?"

Me estaba buscando en la red a través de Google. Es decir: aburrido y sólo interesado en mí mismo, busqué mi nombre en la red, a través del buscador de Google. Después de varios vínculos, descubrí que la tesis de licenciatura que está en la biblioteca de la universidad donde estudié (la que escribí, pues) desde 2005 ha sido consultada en tres ocasiones (todas durante el segundo y tercer trimestre de 2006). Aunque, creo que debe decirse, por alguna razón el registro se detiene en 2007.

Las personas que consultaron mi tesis también consultaron:

Ética Nicomaquea, de Aristóteles.
Metafísica de Aristóteles, la edición trilingüe.
La edición de la obra de Aristóteles de Jonathan Barnes.
La Suma teológica de Santo Tomás de Aquino (texto latino de la edición crítica Leonina, traducción y anotaciones por una comisión de PP. Dominicos presidida por Francisco Barbado Viejo con una intrudcción general de Santiago Ramírez).
Una Historia de la filosofía.









Esto no consigue deprimirme del todo.

El otro día una compañera del trabajo me encontró en Google Maps (a través de su herramienta "Street View"). Mi rostro no se distingue, aparece pixeleado, como quien dice. Es mucho rollo contar por qué me encontró. No es tan interesante.

"¿Con todos los vegetales?" es una pregunta que escucho con cierta frecuencia. Cada tanto, por comer en la calle, por la naturaleza de mi trabajo, como en sandwicherías. Pero desde la última vez que me la hicieron, a principios de la semana pasada, la pregunta aparece una y otra vez, en mi cabeza. Estuve pensando en esto hoy por la mañana, durante mi camino hacia el trabajo, en el Metrobús, y creo que la razón por la cual formulo una y otra vez la pregunta no es sólo por su peculiar musicalidad (como el "Now shut up, you distasteful Adbekunkus" de Cortázar) sino porque es muestra de los epiqueremas cotidianos que, por alguna razón, me parecen absurdos -la razón, creo, es que estudié filosofía y puedo llegar a darle vueltas a tonterías sin pensar en lo desgastante que eso puede llegar a ser. De tal modo: sin saberlo, cuando me preguntan "¿Con todos los vegetales?" mi primera reacción es decir "Sí, con todos" (dado el caso) pero en mi cabeza -esto se me ocurrió en el camión- debe pasar, aunque sea momentáneamente (un "momentáneamente" prácticamente imperceptible y que sólo se aclara pasado el tiempo), la idea de que la pregunta "¿Con todos los vegetales?" debería ser acompañada por una aclaración: con todos los vegetales se refieren a los vegetales disponibles en el establecimiento, en la ración apropiada para el sándwich y no, claro, a todos los vegetales que existen en el mundo.

Tipo de videos que aparecen en la programación del televisor que lleva el Metrobús:
1. Videos chuscos.
2. Videos musicales.
3. Cápsulas informativas (generalmente trivia).
4. Cortometrajes.

Videos que me hacen pensar que sería bueno que no pasaran videos en el Metrobús: 1, 2, 3 y 4.

Sunday, August 22, 2010

24.Oct.2009

Buscaba algo en mi diario personal y me encontré con esta "entrada", donde transcribí de Todo lo que quería decir de Gustave Flaubert, de Maupassant:

"...amó las letras de una manera tan absoluta que en su alma rebosante de este amor no cabía ninguna otra ambición.
Jamás tuvo otras preocupaciones ni otros deseos: era casi imposible que hablara de otra cosa. Su mente, obsesionada por preocupaciones literarias, volvía una y otra vez a la literatura, y declaraba inútil todo aquello que suele interesar al resto de la gente".

No sé qué estaba pensando pero ese día anoté, antes de transcribir eso en mi cuaderno, "Un amor así".

Tuesday, August 17, 2010

Dragones

De Un asesinato que todos cometemos de Heimito von Doderer:

Conocía al dedillo esa parte de la historia del reino animal: por ejemplo, que los batracios constituían una rama anterior a la de los reptiles, habiéndose hallado numerosos fósiles, y que en la actualidad aún existía un tipo de salamandra muy grande en Japón, de más de un metro de largo. Günther habló, además, de los auténticos dragones de épocas anteriores, de los dragones serpiente, de los dragones voladores de hasta nueve metros de envergadura, de las gigantescas especies sin alas, parecidas a montañas andantes: y a continuación describió con tanta viveza como precisión el paisaje de aquel período y señaló que la faz de la Tierra bajo el cielo tórrido y azul de esos siglos debía de tener unos rasgos infinitamente vacíos y abiertos, con grupos ambulantes de fascinants y mudos animales, con unas montañas chatas, unas planicies recién abandonadas por el agua, las formas rígidas de los bosques de equisetáceas rodeados de pantanos rebosantes de vida.

Friday, August 13, 2010

El pulpo

Me acaban de pasar esto, a propósito de El pulpo (1973), de Roger Caillois:

"Caillois se entusiasma con la posibilidad de captar una mitología “en su estado incipiente”, fenómeno que rara vez ocurre. Después, dice, el triunfo del racionalismo, la ciencia y la técnica obligan a la mitología a nuevos medios de expresión (el psicoanálisis viene a subrayar el carácter “polifálico” del pulpo).

Pero como a Caillois le importa destacar la continuidad entre la materia y la imaginación, dice que la conversión del pulpo en monstruo, en Mal, en vehículo de la destrucción y la catástrofe, es un corolario de su morfología corporal: ni fauces, ni dientes ni garras, lo que asusta del pulpo es su succión, sus ojos patéticos, sus tentáculos y sus ventosas, la blandura de su abrazo lúbrico y, finalmente, su capacidad mimética".

Extrañamente, me lo pasaron no por las entradas anteriores sino porque a la hora de la comida Nicolás nos contaba de un sueño que había tenido de adolescente en el cual aparecía Camus. No, ni siquiera por eso. Estábamos hablando del Pulpo Ojete y de Paul, el otro pulpo. Es muy extraño, todo esto.

"Words come to me in dreams"


Por razones que no vienen a cuento, ayer estaba releyendo la entrevista con Ed Ruscha que apareció en la The Believer de marzo de 2006. Al contestar si tomaba o no textos o frases de la televisión, Ruscha contestó:

Not su much television. Radio, particularly the car radio, and isolated sightings of some hot word I'd see in a book or a magazine. I was never that affected by television. I didn't even have a TV as a kid. I didn't get one until I was seventeen. Our family just didn't have it, so the TV Age skipped med. I rarely think about it as a vehicle, whereas other forms of mass communication, I do -radio, movies, even dreams. Words come to me in dreams. If I do remember sentences, I have to write them down instantly or they're forgotten five seconds after I'm out of bed. I'm going to forget them unless I absolutely sit down and write them. There is some wicked truth behind dreams. They are so out of your control. They're involuntary. There's got to be some protein to them, something important happening in dreams -especially the words that come out of them. It's a diabolical time.

Wednesday, August 11, 2010

Valvas.

De algo me estaba acordando.
En la regadera, hoy por la mañana, cuando me pasé una mano por la cara noté que ya empezaba a descarapelarme. Eso me recordó el fin de semana que acabo de pasar en Mérida, los cuarenta minutos que pasé en el agua, en una playa de Sisal, a donde se llega por un camino flanqueado por manglares, pero no era eso lo que quería recordar ahora.
Cada vez se me dificulta más escribir sobre mí mismo.
Vida fragmentaria.
De esto mismo escribía anoche, en mi diario. Es bien sabido, el género autobiográfico más atómico de todos es el que desempeña el dietista.
El otro día estaba buscando el pasaje de Los demonios donde se habla sobre las noticias de calamares gigantes* que vivían en las alcantarillas de Sao Paulo -era una conversación entre la Dobril, el Dr. Williams y, creo, Stangeler- pero no pude dar con él. Esto lo buscaba porque la vez anterior que había ido a Mérida, algo había dicho L., la novia de J., sobre tentáculos que salían del agua, como anoté acá, y me lo recordó.
Pero encontré algo más en Los demonios (un demonio, sugiere la novela, es una idea que lo obsesiona a uno, una segunda realidad) y que está relacionado con los calamares y los tentáculos y lo subterráneo. Está en nocturnario de uno de los personajes, la señora Kaps. (Incidentalmente: Musil llevaba un nocturnario pero sólo lo llamaba así porque escribía de noche, no porque registrara sus sueños; sólo he conocido una persona que escriba sobre sus sueños disciplinadamente, pero no conviene hablar de eso aquí). Del diario nocturno de la Kaps:

Me había quedado aquí. Pero en ese instante oí algo que pataleaba y se revolvía en lo hondo, entre el fango. Fui a ver qué era. Una vez en los subterráneos, no me pareció que el peligro fuera tan grave como había pensado en casa, cuando tenía al muchacho conmigo. No percibía ninguna amenaza ni en los corredores más secos ni en los más húmedos. Por otra parte, había olvidado traerme el cuchillo de cocina grande. Estaba allí sin nada en la mano. Habría estado perdida. Y sin embargo, entré en las cavernas húmedas (así es como se llamaban en mis sueños). Me quedé de pie, justo al lado del agua. Se oía un rumor, un murmullo. "Se acabó", pensé. Si los tentáculos hubieran salido, me habría muerto de asco.

*J. me pasó, unos días antes de ir a Mérida, una noticia sobre unos yucatecos que habían matado a un tapir. Lo habían confundido con un extraterrestre, aseguraron. También proliferaban noticias sobre tiburones en playa Progreso. Por mi parte encontré, también en playa Progreso, testimonios de locales que aseguraban haber encontrado rastros de ritos satánicos.

Tuesday, August 10, 2010

Martes

Guillermo Íñigo dice: (10:06:23 a.m.)
Leo en La Jornada que "Rosa María Robles muestra La piedad en el Museo de las Artes de la UdeG".
"Utiliza una 'cobija auténtica' de una persona victimada por la delincuencia organizada en esa entidad.
Guillermo Íñigo dice: (10:06:32 a.m.)
"Sus obras provocan 'sentimiento de angustia y de soledad', dice Élmer Mendoza".
Óscar. dice: (10:07:20 a.m.)
:(
Óscar. dice: (10:07:27 a.m.)
Qué asco.
Guillermo Íñigo dice: (10:07:37 a.m.)
¿Minerva Cuevas se cambió el nombre a Rosa María?
Óscar. dice: (10:07:48 a.m.)
Maaargoooolleeessss.
Guillermo Íñigo dice: (10:07:53 a.m.)
¿Tú duermes en cobijas auténticas?
Óscar. dice: (10:08:02 a.m.)
Sí.
Guillermo Íñigo dice: (10:08:08 a.m.)
¿Te gusta cuando me hago el culto?
Óscar. dice: (10:08:15 a.m.)
Pues me da risa.
Guillermo Íñigo dice: (10:08:16 a.m.)
El súper interesante.
Óscar. dice: (10:08:17 a.m.)
Porque...
Guillermo Íñigo dice: (10:08:21 a.m.)
Ya.
Óscar. dice: (10:08:27 a.m.)
O sea, sí sabes de cosas y de otras no, y la cagas.

Friday, August 06, 2010

El arte de ser

"¿Pero qué hacemos si lo que queremos es que el mundo nos observe? Mira, mamá, estoy respirando. Mírame hacer mis primeros pinitos, usar la bacinica, arañar a mi hermanita; jugar a la botella. ¡Diablos, es la primera vez que cometo adulterio! ¡Qué gran tipo! Eso de seguro amerita una marca conmemorativa en la supercarretera de mi propia vida. Así que ahora escribo mi emocionante historia. Existe, sin embargo, un problema".

El resto, acá. De William Gass.

Tuesday, August 03, 2010

La Tempestad 73, la intemperie del amor*


Miren. Pasan muchas cosas en este número. Una de ellas, no la más importante, es que se publica mi cuento "Retrato de un hombre cansado", que finaliza con una línea que le robé a un escritor que me gusta. Les pido perdón por eso. Otras cosas que pasan son: Eduardo Abaroa escribe una columna de artes visuales titulada "Teoría del superfundamento". David Miklos publica, en el dossier Repetir, reanudar, crear, un texto titulado "Tres glosas y un colofón" a propósito de la relectura de Elizabeth Cook de la Ilíada. En ese mismo dossier Patricio Fontana escribe sobre Las cinco obstrucciones de Lars von Trier, realizadas a partir de El humano perfecto de Leth. Vesta Mónica Herrerías, por su parte, escribe "Reinventar los iconos", sobre las fotografías de Zbigniew Libera. Shaday Larios Ruiz escribe sobre una reescritura de Dido yEneas a cargo de Sasha Waltz. Gustavo Prado también discurre sobre reinterpretaciones, desde el lado del diseño, abordando la influencia decisiva que fue Dieter Rams en Jonathan Ive. Finalmente, David Buchanan le da un vistazo a la reinterpretación que los Flaming Lips (y otros) hicieron del Dark Side of the Moon. Estas cosas no están en la revista en este orden.
Hay más.
Otro dossier, el de portada: La intemperie del amor. Ahí pueden encontrar "Las perversiones del amor", una lectura de la obra de Jelinek realizada por Asunción Sainz Lerchundi. Les copio un fragmento donde Sainz Lerchundi señala el "implacable análisis" de Jelinek, quien "reduce las relaciones familiares a una serie de comportamientos fatales: la mujer labora hasta encontrar un hombre que la retire del trabajo. Ésta, a cambio, le proporciona cierto desahogo sexual y un par de hijos, se deja maltratar sumisamente al tiempo que se ocupa de la limpieza y el alimento familiar.". También: "Hombres y mujeres sueñan con relaciones amorosas y sexuales totalmente fuera de su alcance". Etcétera: Abel Cervantes escribe sobre la obra de Christoffer Boe en "El instante que se desvanece" ("Los personajes de Boe son marionetas que el autor manipula a placer arrebatándoles recuerdos, alterando sus sentimientos..."); Diego Fischerman escribe sobre Keith Jarrett en "Tormenta e impulso"; Daniel Montero sobre Nan Goldin en "La negación de Narciso"; Robert Stejin sobre MaisonDahlBonnema en "La excepción del amor", ópera de la que se desprenden estas líneas:

"Cerré la puerta con el viento/ y me deslicé por las escaleras / en mi senda viscosa / en mi bola de nieve / rebotando en la pared / con mis vientos / delicadamente, rebotando delicadamente / llorando delicadamente, cantando delicadamente / una canción de espermabebé / una canción para mi espermabebé / llena de viento / nunca antes escuchada / mi niñobaba virgen / lleno de nieve / nieve de bebé rosa / sobre su féretro / amarillo de baba".

Mencioné la columna de Abaroa, también hay otras, en la sección de agenda: "El dolor de Carmen Balcells" de David Miklos; "La publicidad y el acto de ver" de Larissa Ferrer; Miguel Galperin escribe sobre "Música, disonancia y terror"; Samael Barrios sobre los "desarrollos inteligentes" de suburbios... Chale, es que todavía hay mucho material que no alcanzo a cubrir aquí. En la sección de actualidad, por ejemplo, hay una entrevista con Annette Messager, reseñas de obras de Abraham Cruzvillegas, de Messager, de Efecto Drácula y Pierre Soulages, de Enrique Vila-Matas, Eduardo Milán, Hugo Gola y Horacio Castellanos Moya; también de Jacques Audiard, de Sebastián Silva, Diego Luna y Steve McQueen. Y de Xiu Xiu, y de Salvatore Sciarrino, y de LCD Soundsystem y de Vijay Yver Trio. Y de: Grace Allen Barkey, Juan Ríos, Raúl Parrao y Barutta + Lamas. También hay textos sobre el Salón internacional del mueble de Milán, sobre Theurel & Thomas, Martin Margiela, sobre el nuevo museo del Chopo y sobre el diseñador gráfico James Joyce (el otro).
Además... se seleccionan las mejores exhibiciones, en artes visuales, de 2009-2010 y se cuestiona, con el cuestionario LT (esa serie de preguntas "inocentes") al compositor Peter Ablinger. Por ejemplo, ¿saben cómo descubrió Ablinger su vocación? "Seguramente", dice, "cuando, a los 14 años, leí aquella biografía kitsch sobre Van Gogh".
En CPI (Cuaderno para invenciones, a veces llamado "Carpeta de inventos", por los no iniciados), hay, además de mi cuento, textos de Román Luján (poemas), una crónica de Carlos Jesús González sobre su paso por la Bienal de Berlín, un cuento, muy bueno, de Oliverio Coelho, titulado "El traidor" y unas piezas de Carlos Laszlo, con introducción de Óscar Benassini, que se presentan bajo el título de Ante la bandera de la juventud todos somos iguales, lo cual es cierto, pero también es cierto que sólo los jóvenes mueren jóvenes (es algo que leí en Internet).
Hasta pronto.

*No sé por qué pero ahora se me ocurre citar esta cita de Lacan que aparece en la introducción del dossier que le da título a este número, a saber, "El amor es dar lo que no se tiene a alguien que no lo quiere".

Realidad daimónica


Quiso la providencia que al día siguiente de haber escrito la entrada anterior, un compañero del trabajo, al que llamaremos Óscar, y que es perseguido por un demonio cuyo nombre no revelaremos, haya llegado con este libro bajo el brazo.

Monday, August 02, 2010

Una biblioteca especializada en demonología


Al día siguiente de haber leído lo que a continuación transcribiré, correspondiente al capítulo "Los subterráneos de Neudegg" de Los demonios de Heimito von Doderer, una mujer leía, en la mesa contigua a la mía en el café de todos los días, un volumen titulado Brujas medievales, en una edición de bolsillo. Se lo pedí prestado, momentáneamente. Lo examiné. Se lo devolví. Eran cuentos.

Esa misma tarde descubrí el nombre del demonio que supuestamente me tienta -en un examen que alguien me mandó y que pueden tomar aquí. Lo que sigue es lo que encuentra René Stangeler en la biblioteca del castillo Neudegg:

"Parecía una biblioteca especializada en demonología. No obstante, igual que sucedía con las obras literarias, la colección obviaba la abundante bibliografía que había aportado la Edad Moderna sobre la brujería y los procesos contra brujas: no encontró ni un Soldan, ni un Hansen. En cambio, dio con un ejemplar muy bien conservado de la Démonomanie, de Bodin, en la edición de París de 1581. René se quedó asombrado al encontrar junto a él a Ambroise Paré, renovador de la cirugía. Sin embargo, cuando abrió el pequeño volumen infolio, encuadernado en cuero de ternera, se dio cuenta de que en medio de las "opera chirurgica" había algo más. Era una edición de comienzos del siglo XVII de un tratado traducido del francés al latín: De monstris et prodigiis -"Sobre monstruso y prodigios"-. Después de este volumen -clasificado por materia a pesar de su pequeño formato-, empezaba una serie disparatada. Comenzaba con un libro plenamente moderno, uno de los más extraños que existen: la Histoire des monstres, de Ernst Martin; contiene la biografía exacta de todos los monstruso conocidos de la Edad Moderna, desde "gemelos siameses" a seres de naturaleza horrible. Lo seguían los antiguos trabajos de medicina de Maximilian Markwitz, que también tratan sobre monsutros, así como los de Otto Luther y el francés Cattin. Había una tesis doctoral del año 1854, escrita en latín: De monstro quodam, de Albert Georg Luecke. El grupo se cerraba con el manual de Choulant, un índice bibliográfico sobre la medicina antigua".

Otros autores, obras y obras de consulta encontrados por Stangeler son: Teophrast von Hohenheim; De malfranzos morbo gallico praeservativo ac cura, de Bartholomeus Steber; el Dictionnaire infernal; Le monde enchanté. Cosmographie et Histoire naturelle fantastique du moyen-age, de Fernand Denis; un tratado sobre basiliscos y dragones del conde Luigi Bossi; Cautio Criminales Friedrich von Spee (actas de procesos de brujas) y otros... También el Lumen animae, de Farinatos de Vyena, del cual Stangeler recordó esta frase: "El dragón es el símbolo de la envidia, que él mismo alberga porque no tiene veneno".