Thursday, May 31, 2007

El toro de Falaris

No tengo ganas de escribir, creo que podría ser peligroso, dado que es uno de esos momentos en que sé que cada cosa que escriba podrá tener un significado. Entonces deseo ser uno de esos deconstruccionistas, o mejor, una de esas personas, raras, extrañas personas, que no disfrutan escribir. Luego, poco a poco, en la medida que permito que salgan las palabras, comienzo también a sentirme una de esas malas, raras, extrañas personas que se vanaglorian de disfrutar de escribir, como si se tratara de un talento o algo que no se lleva a cuestas sino con una sonrisa en la cara. Pues descubro no sólo que escribo sino que lo hago poco y que me cuesta trabajo no sentirme escritor cuando no estoy escribiendo (es entonces cuando me invento que uno escribe aunque no está escribiendo, cosa que seguramente le gustará a los artistas de pacotilla, a los deconstruccionistas, a los desesperados). Pero ahora estás escribiendo, me digo. Sí, bien. Total. Pero luego dejaré de hacerlo. Y entre texto y texto, ¿saben qué seré? Nada. Un güey que dice ser escritor.

Tuesday, May 29, 2007

King Cole Bar


Para algunos, el King Cole Bar es uno de los más legendarios pero peores bares de hotel que existen en Nueva York (es demasiado pequeño y siempre está abarrotado). El bar se encuentra en el hotel Regis. Es famoso, entre otras cosas, porque ahí fue donde se introdujo el Bloody Mary a América. Joe Dimaggio, acompañado de Marilyn Monroe, Yoko Ono con John Lennon, Dalí y Hemingway, pasaron por ahí. Este último, si hemos de creerle a un personaje de la novela And now you can go, tuvo una relación directa con la manera en que Parrish pintó el mural que le da nombre al bar donde se representa al rey Cole --del cuento de niños (en el que aparece Humptey Dumptey). Hace tiempo el viajero triestino me prestó esta novela (escrita por Vendela Vida, quien, además de ser muy guapa y escribir poca madre, es mujer de Dave Eggers). En la página 167 de la edición que leí, dice:
Inside the hotel, we ask the concierge where we can find the Old King mural. We're directed to the King Cole Bar. We pass a harpist with long golden hair playing ethereal music. Behind the bar we can see the mural --it takes up almost the entire width of the wall.
"He painted that on a dare", Sarah says. "Parrish was boasting that he could paint anything, and Heminghway --I think it was Hemingway-- said, 'I bet you can't paint a fart". We look at the painting: the people closest to King Cole are turning their noses away from him.
Lamentablemente, no pude dar en la red con ninguna imagen lo suficientemente grande en la que este detalle se aprecie del todo bien. Sin embargo, encontré este artículo, de la restauración que se le hizo a inicios de este año.


Desde la década de 1950, el mural, de 1906, no había sido cuidado (entonces la restauración fue revisada por el mismo Parrish). Si fuera a visitar pronto Nueva York, no sé si me sentiría estafado o no al ver el mural restaurado. No vería ya la fina capa marrón de nicotina que oscurecía los rostros, ni las salpicaduras de alcohol de bartenders descuidados, ni las grietas en la pintura, muestra del paso del tiempo. Seguramente no encontraría lugar en el bar ni pediría un Bloody Mary. No sé porqué me llama esto tanto la atención. Mi cabeza funciona así: pienso en Eggers, pienso en Vendela Vida, en David y su gato Frankie, en el Queen Kong de la Condesa (una sinápsis suelta), en Hemingway y los lugares donde la gente se reúne para hidratarse, como gacelas en África.

Monday, May 28, 2007

Convergencia ñoña



The Deep: The Extraordinary Creatures of the Abyss (University of Chicago Press, 2007), de Claire Nouvian, muestra aquellas criaturas del fondo del océano que no pueden ser estudiadas en la superficie ni fotografiadas en todo su esplendor pues son atacadas, de inmediato, por la violencia de la gravedad y el aire. No fue hasta ahora, con nuevas tecnologías de luz y fotografía que desconozco, que se pudieron fotografiar algunas. Entre otras el "Dumbo octopus". Pueden leer más al respecte en este artículo.

Sunday, May 27, 2007

Acné literario


En la compra del nuevo Inquilino, 15 pesitos, usted puede llevarse un gatito llamado Frankie, además de los siguientes textos: Apuntes para el viajero ideal, de Karla Morales, El viajero tristieno, de David Miklos, El viaje por la patria, de Rogelio Villarreal, Tlacochahuaya de Luis Xavier López Farjeat, La tour del cocinero, de Enrique Hidalgo, Lonely Planet, de Adriana Degetau, De Libros ciencia y locura de Mauricio Lecón, Mis avatares con La montaña mágica, de Eduardo Charpenel, un texto mío, El viaje que Gordon Pym no pudo evitar hacer, de Diego I. R. Meana, En busca de Paul Auster, de Flor Aguilera G., La habana, 6 de febrero de 2006, de Edgar Rodríguez y Jazz it up, Coltrane, de Carlos Velázquez. Y además: una pequeña desilusión, porque lo del gato llamado Frankie era broma.
Quizá tarde un poco en que este Inquilino llegue a sus manos, la mayoría de ellos se encuentran en la cajuela de mi auto y a menos que me tope con ustedes en la calle, nos conozcamos y les interese, o que usted sea uno de los colaboradores y lo vea pronto para dárselos, probablemente no lo tendrán sino hasta que encuentre el adecuado medio de distribución.

Thursday, May 24, 2007

La hija del general

Sospecho que la película en la que Bolaño se basó, muy libremente, para su cuento El hijo del general es Incubo sulla città contaminata de 1980, también conocida como Nightmare city o El ataque de los zombis atómicos. No pondría mi manos en el fuego por esto.
La película, que obviamente es mala, pero también puede ser muy buena, está dirigida por Umberto Lenzi. La pasaron hoy en cable, en un canal que sólo pasa películas mexicanas. Cosa que no es, a no ser por algunos detalles: es una producción compartida (España, Italia, México) y el rol principal, aunque originalmente se le iba a dar a Franco Nero, y en su defecto a otro actor llamado Fabio Testi, se le otorgó al mexicano Hugo Stiglitz con la esperanza de atraer al público mexicano.
Al principio no entendía que se trataba de una película de zombies (sólo lo es en sentido metafórico, pues no son muertos vivientes sino hombres afectados por radiación nuclear y que son, quién sabe por qué, asesinos y muy atléticos que aunque muerden también balean y usan cuchillos para asesinar). Pero como mi compañía de cable te dice el nombre de la película aunque ya esté empezada, vi el nombre y me interesó (un poco). La escena que veía se llevaba a cabo en una casa de campo. Un hombre intentaba persuadir a una chica (¿su novia? ¿su mujer?) de que se escaparan de la casa de campo que estaba resguardada por militares. Era pleno día. Y un grupo de zombies preparaba un ataque. La chica de la que les hablo era la hija del general, de ahí que la casa estuviera resguardada por soldados.
No me enteré si los zombies atacaban o no a la hija del general, si conseguía escapar de la casa, pues eso quedaba más o menos en suspenso. Además, uno tenía que enterarse de otras subtramas: un asedio de zombies a un hospital, una operación quirúrgica interrumpida por el ataque; y también un ataque a una base militar, donde se encontraba el General Murchison, (no me quedó claro si era General o no; a veces le llamaban "Liutenant"). También: el intento del protagonista, un reportero, por encontrar a su mujer, una doctora, y escapar de la ciudad.
Me gustaría contarles más, pero no acabé de ver la película. Quizá algún día, de madrugada, vuelva a toparme con ella. Aunque creo que para que esté dispuesto a verla tendré que estar deprimido o borracho. Hay más información aquí.

Tuesday, May 22, 2007

S.NOB

S.NOB, como algunos saben, fue la revista dirigida por Salvador Elizondo quien, como algunos saben, fue un pedante. Al respecto, a finales de 1978, cuando publicaba su columna en el diario unomásuno, escribió un texto titulado Elogio de la pedantería:
"Con la misma frecuencia que escucho pronunciar la palabra pedante --casi siempre dirigida a mí como insulto-- la digo o la pienso yo mismo y la aplico a los otros dándole automáticamente el sentido peyorativo que le atribuye el uso común, que es lo mismo que emplearla mal. En México el vulgo asocia, por similitud fonética, la pedantería con la flatulencia y, por derivación, con la embriaguez. Se aplica así al discurso cargado de palabras incomprensibles que son como vacíos o mero sonido y emitido en tono didáctico. Este sentido es también incorrecto y denota crasa ignorancia en todos aquellos que con él la emplean".
Más adelante, para no hacerle más al cuento, Elizondo afirmará que pedante, como sugiere el Corominas y el Paideia de Jaeger, posee su raíz griega en, precisamente, paidos. ¿Han notado, cambiando de tema, que ya es casi lugar común titular a los ensayos con un "elogio"? No me sorprendería de que algún ingeniosillo escribiera un Elogio del elogio.
Si quieren leer una reseña de la versión facsímilar de S.NOB publicada hace tiempo por la editorial Aldus, vayan aquí. Es, me parece, la misma reseña que apareció hace tiempo en Revuelta, la revista esa del grupo del Crack. Que es una mala revista. Pero la reseña está buena. Esta idea, de reseñar viejas revistas, también la maneja la revista The Believer en una sección muy fregona. En fin. Aldus. Quería decir algo de Aldus. Y es que es una gran editorial. Ayer compré José y sus hermanos, los cuatro volúmenes, de Thomas Mann, ahí. Y sólo me costó unos 300 pesos. Lo cual es una ganga. Todavía queda otro paquetito, en el FCE Octavio Paz --el de Miguel Ángel de Quevedo. Por si alguien se anima.
Creo que otro título que pudo haber estado bien para esta actualización fue "Guiño a Alejandro Vázquez y su Pregunta del día".

Sunday, May 20, 2007

Libro de artista


Me hubiera gustado hacer esta actualización cuando todavía era novedad, es decir, cuando en la Biblioteca Pública de Nueva York aún estaba expuesta French Book Art Livres d'Artistes: Artists and Poets in Dialogue, que fue retirada, ejem, en Agosto del año pasado. Afortunadamente, me parece que aún pueden ir al MUCA de la UNAM (junto a la librería, frente al espejo de agua a donde van los novios a cortar) y ver varios proyectos de artistas "vanguardistas" del México de los sesentas. Hay muchos libros de artista. O quizá pudieran ver la bitácora de trabajo, que era una especie de libro de artista, de Orozco, ahora que estuvo su retrospectiva en Bellas Artes.


Sospecho que este es precisamente el tipo de cosas que, en el fondo, quieren hacer las personas que llevan un cuaderno Moleskine. Pero eso sólo lo digo yo, ahora que estoy emocionado. También: estoy pensando en McSweeneys. O tal vez sólo está germinando en mí, finalmente, todas esas semillas que plantó Cositas.
La primera imagen es de la colaboración que hizo Magritte con Alain Jouffroy, Aube à l’antipode (Amanecer en la antípoda, o en el otro lado del mundo, como prefieran). Y la segunda es de Duchamp, La Mariée mise à nu par ses célibataires, même (La novia desnudada por los novios, incluso --o "mismo", no sé cómo traducirlo). También es conocida como La caja verde. Que creo es mejor. Si quieren leer más al respecto, pueden ir aquí.

Tuesday, May 15, 2007

Ese zombie

¿Importa que en Los detectives salvajes el diario, quizá ficticio, de García Madero, inicie el día de los muertos? ¿Y que uno de los poemas que escribe mientras espera a sus nuevos amigos, como a los dos días de haber sido invitado al movimiento viscerealista, sea sobre un sueño que tuvo en el que corre desnudo en la Universidad entre una multitud de zombies?

Monday, May 14, 2007

Más convergencias Weschler: perros guía




Emily Marvosh, la ganadora número trece del concurso de convergencias organizado por McSweeneys (que en realidad no es un concurso sino un esfuerzo por recopilar estas rimas) mandó hace tiempo las primeras dos imágenes que tenemos aquí. La pintura de John Singer Sargent (autor que ya ha aparecido en otras ocasiones aquí; especialmente con las similitudes que tienen algunas poses registradas por Tina Barney) le vino a la mente cuando vio la premiada fotografía de Sean Smith, de algunos iraquíes detenidos para interrogación. Comenta: "It struck me that the soldiers are being led to be healed in a medic's tent but the detainees are headed in the opposite direction, to interrogation and an uncertain future".
Weschler responde, pero para eso deberán visitar McSweeneys, y reconoce que en efecto esta imagen de invidentes siendo guiados, para bien o para mal, retoma la pintura de Brueghel: Ciego guiando ciegos.
Hace rato que llegué a casa me topé en la calle con una caravana de invidentes, como a menudo lo hago. Creo que hay un centro cerca de mi hogar donde se educa a estas personas. Pensé entonces en el sensorama, esa práctica que hace unos años tomaron (pues falté ese día) algunos de mis ex-compañeros de la Escuela Dinámica de Escritores. El experimento consistía en caminar por la calle vendados para percibir el día de esa manera. Se hablaba maravillas del ejercicio y de los horizontes sensoriales que abría. Imaginé a mis compañeros caminando por la Condesa, guiados y vendados a un restaurante, donde bebieron y comieron. Esta imagen, de personas caminando en fila india, como Lemmings, sin saber realmente a dónde van, que volví a ver hoy por la mañana, me hizo pensar si habría un lugar donde personas pueden asistir a leerles textos a invidentes. Me gustaría hacer eso, algunos fines de semana o una hora a la semana. Pero, ¿qué libro le leería a un invidente? ¿La Montaña mágica? ¿Los cuentos de Hemingway? ¿Algo choncho? ¿Algo comercial? ¿Un libro de autoayuda, un manual de ingeniería, de lógica? ¿Podría escogerlo yo? ¿A la búsqueda del tiempo perdido? Si alguien sabe de algún lugar así, por favor, avísenme.
También pensé en todos los amigos que me piden consejo sobre distintas cosas, pero especialmente sobre los que me han dado a leer algún texto para su corrección. Siempre me siento como una especie de perro guía que no tiene posibilidad alguna para informarle a su dueño de que uno, temo decirlo, es miope.

Sunday, May 13, 2007

Humor del bueno


El número once de Replicante ya mero donde usualmente la compran. Para ver el índice, vayan al blog de Villarreal. Para más información, al vínculo con Replicante.

Friday, May 11, 2007

Zombies y Moleskines


Tenía que pasar. Me entero hoy que los ilustradores de Marvel Zombies han sacado o sacarán muy pronto un libro con imágenes inspiradas en el universo creado a partir de la historia de Kirkman, de la que mi alter ego teto estaría muy emocionado. Este nuevo libro es un facsímil de un Moleskine en el que Sean Phillips y Duncan Fegredo, los ilustradores de MZ, colaboraron. Se titula Intersections. Sin embargo, no será publicado por Marvel sino por Image comics. Phillips cuenta que, como muchos buenos proyectos (pero también, como muchas malas ideas) éste comenzó después de una borrachera. Y también: unos días más tarde, Phillips le envió un Moleskine a Fegredo quien, a su vez, se lo devolvió con una ilustración y así, hasta que lo completaron. Además de las claras referencias a zombies, hay otros que revelan más sus intereses del día a día.
También: ya se prepara una secuela de la miniserie. Y una precuela. Que supuestamente será una historia complementaria a la de Marvel zombies vs Army of darkness. Esto es lo único que me molesta de los cómics de Marvel y DC, esa nefasta profileración virulenta que parece no poder ser contenida. Especialmente cuando los temas parecen tan gratuitos y cercanos a las modas (28 days, la película de Danny Boyle culpable del boom de la resurección del género, ya tiene su secuela; el puro corto de Grind House de Tarantino y Rodríguez fue ovacionada en los Scream Awards, mismos en los que Marvel Zombies fueron premiados... en fin, no deja de llamarme la atención).

Thursday, May 10, 2007

Apuntes para una actualización en la bitácora

Debería titularse algo así como Más dromómanos pues trataría sobre otros hombres que, como Robert Walser y Bruce Chatwin, disfrutan de caminar. Atención: tendría que ser excelente. Bien escrito, pulido. También: escrito con claridad, sin truquitos metatextuales o esas madres de las que abusas. Entonces: se hablaría de El arte de caminar, el libro que recoge el ensayo sobre la caminata y el paseo de Hazzlitt y Stevenson. La manera de escribirlo tendría que invitar a las personas a leer este libro, de la colección de "Grandes pequeños ensayos" de la UNAM (quizá harías alguna broma sobre lo cursi del nombre de la colección, pero sólo tal vez). Quizá se metería alguna anécdota personal, como se acostumbra. Así, escribirías algo sobre tus propios paseos en compañía de tu perra Refu quien posee, recordarías, la gran virtud de no prestarte demasiada atención y quien no te distrae de tus pensamientos. Importante: no sería un texto mamón. Sería jocoso y si fueras a hacer alguna referencia a otro texto de Hazzlit que ya hubieras leído (como Sobre el sentimiento de inmortalidad en la juventud) lo harías de pasada, así, como que no quiere la cosa. Esto, obviamente, haría referencia a experiencias pasadas (como la vez que llevaste ese ensayito en tu mochila rumbo a Cuernavaca, cuando bajaste desde el Ajusco en bicicleta con Rodrigo Díaz). A considerar: acompañar el texto de una fotografía del libro. O de un cuadro de Van Gogh (el de las botas). O de Robert Walser, caminando. O de un par de piernas bien acá.

Monday, May 07, 2007

Nuño Memez


Tonto, simple, mentecato: así sería, de existir, Nuño Memez, el alter ego de Guillermo que habría de ser creado por anónimos alumnos de la preparatoria. De existir, Nuño Memez saldría acongojado, acogojadísimo, una tarde del trabajo. Pensativo, sin saber sobre qué escribir, pues no había escrito en lo que le parecía mucho tiempo, Nuño Memez se acercaría paso a pasito hacia un cine cercano a la Universidad donde trabajaría. Pero no compraría boleto para ninguna función, sino que se dirigiría a la cafetería que estaría establecida en el mismo cine y que también funcionaría como puesto de revistas. Compraría, entonces, el número 3 de Marvel Zombies pero se sentiría decepcionado pues no encontraría, pobre Nuño Memez, ningún ejemplar del segundo número, que era el que estaba buscando (preguntaría en el estante y un adolescente con granos en la cara pero con voz más grave que la de Nuño Memez, le infomaría que no, que lo sentía mucho, pero todos los ejemplares de Marvel Zombies #2 estarían agotados desde hace días).

No es el fin del mundo, pensaría nuestro pequeño y teto amigo. Saldría a la calle y preguntaría en el primer quiosco de revistas si tenían números atrasados de Marvel Zombies. Cuando le dijeran que no, sin más, Nuño Memez pensaría si habría de enseñarles o no el ejemplar que llevaba escondido en una bolsa de plástico (le avergonzaría caminar por la calle con cómics en la mano, estaría bien para un chico de dieciocho años, tal vez, pero definitivamente no para un tipo de veinticinco). Dios, Nuño Memez sería un perdedor. Y este perdedor, decíamos, pensaría en mostrar el ejemplar que llevaba escondido para asegurarse de que la persona que lo antedía en el quiosco supiera de qué estaba hablando. Por supuesto, le diría a la dependienta que no se apurara y seguiría su camino.

Con una barba mal rasurada, con figuras de Tintín hechas en cerámica adornando su cuarto, con ropa que había escogido su madre, con dinero gastado en video juegos y películas animadas bien acomodadas en su librero, Nuño Memez seguiría caminando por la capital, preguntándose en dónde más podría encontrar el segundo número de Marvel Zombies --por supuesto, también se preguntaría por qué carajos estaría tan interesado en conseguirlo. Pues Nuño Memez, de existir, no sólo sería un teto, sino un teto que estaba muy al tanto de ser un teto. No era algo que disfrutaba ser. Pero, ¿podría justificarlo con su sofisticado pero adquirido gusto por las películas e historias de zombies? ¡Clásicos del cine de horror! ¡Un subgénero en sí mismo! ¡Mordaces críticas sociales, las mejores metáforas de la Escuela de Franckfort! Marvel Zombies, a Nuño Memez no se le escaparía este dato, sería una serie, un "evento Marvel", escrito por Robert Kirkman, autor de The walking dead, quizá el mejor cómic de zombies que existe. ¡Y las portadas, Dios mío, eran obras maestras en el arte de la asociación, en la línea del mejor Jhon Berger!


Nuño Memez, pobre niño tonto, pensaría que el mismo Lawrence Weschler estaría orgulloso. Pues ahí estaba, esa portada de Arthur Suydam, un Xerox de la de McFarlane --el genio, pensaría Nuño Memez, detrás de esa otra gran historia de muertos vivientes, Spawn--. Al final, claro, Nuño Memez no daría con el segundo número de Marvel Zombies. Incluso lo buscaría en Cómic Castle (le daría mucho trabajo no comprar hentai, pero sabía que si su madre se enteraba o encontraba de casualidad el material lo pondría como chancla). Más tarde, en casa, al final de leer su ejemplar #3 de Marvel Zombies, sentado en posición de flor de loto sobre su cama, pensaría en lo triste que es su vida. Después, se preguntaría si ya tenía sobre qué escribir o no. Comenzaba a molestarle ese tonito autodenigrante que también comenzaba a molestarle a sus amigos. Así que no, lo pospondría. Todavía tendría mucho que leer: habría de haber comprado varios números de Civil War

Friday, May 04, 2007

Los benevolentes

No escribo desde mi computadora sino desde el estudio de mi hermana, en su propia casa. Mi hermana está casada. Mi cuñado es agradable. No se encuentra aquí sino fuera del país. Esa es la razón principal por la que me encuentro en este estudio --esa y que hay trabajadores en la casa de mi hermana; por alguna razón, no es buena idea que se encuentre a solas con ellos. Aún así, no he intercambiado palabra alguna con estos trabajadores. Ella ha hecho todo: les ha indicado a dónde mover muebles, les ha pedido que tengan cuidado al cargar cosas pesadas o al salir de la ventana para instalar cables, ha escuchado sus explicaciones de porqué será inevitable que algo de agua se filtre... Habitando en una nueva casa, supongo, es normal que a menudo necesite nuevos acondicionamientos. Aunque es falso, cada vez que vengo tengo la impresión de que alguien está arreglando algo. Tuberías. Electricidad. Pintando. Y todas estas personas que entran y salen de casa de mi hermana, son morenos. Como yo.
El estudio de mi hermana tiene una vista fabulosa a una montaña poblada, aún, de árboles y, simultáneamente, a una serie de casas que están sembradas a faldas de esta montaña --que en realidad es un cerro pequeño. El día está nublado, algunos tintes de rosa en el gris que predomina. Me siento muy poético e inútil. Fijo la vista en un par de ventiladores LG que, recuerdo, se instalaron unas semanas atrás en una casa vecina. Aquella vez, estuve en este mismo estudio leyendo un libro, el único libro, de Jonathan Little, Les bienveillants. Mi hermana me ayudaba a traducirlo del francés. Es una gran persona, mi hermana. Ahora los ventiladores LG (no, ventiladores no, sino aparatos de aire acondicionado; les llamo ventiladores por las aspas que giran dentro del motor, que puedo ver desde aquí) están apagados. Me pregunto si no se echarán a perder así como están, instalados a la intemperie. Son dos. Color blanco. Puedo distinguir desde aquí el logo de LG (esa carita que parece que cierra un ojo). Empotrados en un cubo de hormigón que contiene dos tinacos de agua --puedo ver las cabezas de éstos, también.
Le dije a mi hermana: escribiré sobre ti y sobre tu esposo. Me pidió que no lo hiciera.