Sunday, August 31, 2008

Algunos eventos extraños

Suena el teléfono. Estoy en casa. No suena, vibra para anunciar un mensaje de voz. El mismo se mandó, según indica el registro, a la media noche del seis de enero. Me ha llegado tantas veces este mensaje que ya no me molesto en escuchar que no hay mensaje, lo borro directamente. Así desde hace un mes, aproximadamente. El teléfono hace esto sólo cuando estoy en casa.
Refu le ladra a la puerta y a un muro. Después de un rato para.

MacGuffin

Hoy por hoy, a estas alturas, la tesis.

Friday, August 29, 2008

"Los simios escribirán una gran obra"

Finalmente, Miguel Ángel Marcos rescató del imaginario universitario, que comenzaba a fragmentarse, la "Constitución de una gran comunidad no utópica" en la que se estableció, por ejemplo, que el lenguaje nacional de dicha comunidad será el corporal, que Isabel Allende no existe, que la mayoría de edad se determinará por el pelo axilar, que habrá un pastelero y que los Simpsons serán considerados parte del cánon Occidental, entre otras sensateces. La constitución entera, acá.

Thursday, August 28, 2008

Wednesday, August 27, 2008

Tuesday, August 26, 2008

Primate emparedado

Hace tiempo que no escucho el tecleo del chango de la pared. Esto bien podría ser una aseveración falsa a no ser que con ello lo que realmente quiero decir es que a pesar de que escucho un sonido que viene del rincón de la oficina del que antes venía el sonido del tecleo del primate en la pared ahora escucho, en su lugar, el sonido que hace el secador de manos -o el aire acondicionado- del baño de mujeres que colinda con la oficina. De este modo, aunque escucho el mismo ruido, el mismo ruido blanco de todos los días, ahora lo hago de distinta forma, con significado diferente. Y aunque hoy tampoco escuché ese ruido -vaya usted a saber por qué- recordé que antes de esa esquina de la oficina venía un ruido que yo imaginaba se trataba de un simio que teclea, como tecleo yo ahora y como tecleo a toda hora en la oficina donde trabajo, sobre una máquina de escribir.

Todo se debió a que en la red me topé con la portada del número de otoño de 1943 de Startling Stories, una vieja revista de ciencia ficción. Es la de arriba. Fue un buen rato que esto me atrapó, dejen les digo de paso: algunos ejemplares de la revista presentaban textos de autores que yo leía en mi adolescencia -Isaac Asimov y Arthur C. Clark, a saber- y textos de un autor que seguramente leeré en esta curiosa regresión que estoy experimentando de mi adolescencia -Ray Bradbury- y que ahora se venden, a través de la misma página, en precios que van de los 15 a los 30 dólares. En fin. Entre los contenidos, según el catálogo que leí acá, se encuentra el cuento The Monkey and the typewriter de un William Morrison. E intenté buscar el cuento en la red (puse William Morrison en Google y el título del cuento) pero pronto me dio pereza. Sí di, sin embargo, con información de Wikipedia no sobre Morrison sino sobre la idea del mono que escribe y da con una novela -relámpago conceptual de paso donde la red es una especie de novela escrita por millones monos- lo cual me sorprendió mucho pues incluso cuando tuve la locura de buscar el cuento Skule Skerry, de John Buchan, en la red, al menos di con una biografía del escritor (quien resultó ser un escritor inglés a la Lovecraft (y a quien busqué porque había leído su nombre en Seymour an introduction de Salinger (donde, por cierto, se define al lector de Salinger como un amante de pájaros, esas vibrantes criaturas que van de un lado a otro sin aparente ton ni son (y donde, dejen termino, se concluye entregando a lector un bello ramo de paréntesis)))).

Zombies en la academia

En Zombies en la academia: ¿puede existir una teoría de la autobiografía? escribe Nora Catelli:

"La teoría de la autobiografía parece destinada a convertirse en un gran paquidermo académico, desde que Georges Gusdorf, James Olney, Jean Starobinsky, Philippe Lejeune, Paul de Man y Jacques Derrida escribieron sobre su poética y su retórica. El gesto, la condición, el recurso, el género, la impostura, la mentira, la ficción el contrato, el pacto, la semejanza: todo lector que transite por bibliografías al uso reconocerá cada uno de los matices de estas palabras claves. Ya hay expertos: se clasifican, se juzgan, se establecen y se buscan invariantes [...]" .

También: "Podría decirse así que lo autobiográfico y lo biográfico son zombies románticos, incansables y peligrosos, que se alimentan de hechos. De crasos hechos insoportables", un cuerpo que, "aun muerto se escapa y sigue viviendo a costa de los otros".

"Zombies en la academia", en CATELLI, Nora, En la era de la intimidad, Beatriz Viterbo Editora, Rosario, Argentina, 1a, 2007, pp. 59-69. Palabras clave: zombies, paquidermos, autobiografía.

Sunday, August 24, 2008

Otro domingo.

Otro servicio a domicilio.

Friday, August 22, 2008

Juguetes -y juegos- dentro de un clóset

Anoche vi, finalmente, completa, Who's Afraid of Virginia Woolf? Se debe tener, nos explican, un cerdo para encontrar trufas.







Tuesday, August 19, 2008

Entrada 901

Al regresar del trabajo enciendo la televisión y pasan un segmento donde recuerdan atletas agotados que llegan o no a la meta para tirarse al suelo y llorar, para desplomarse en los brazos de jueces, para permanecer quietos, la respiración agitada, los cuerpos torcidos. Al regresar del trabajo, con dolor en las muñecas de teclear y la espalda hecha nudos, enciendo la televisión y veo lo que les digo que vi y en seguida un comentador, al tanto de la naturaleza de los videos que acaban de presentar, se arranca sin decir agua va en una defensa: "¡Ustedes dirán, qué locura! ¿Para qué sufrir? ¡Pues no señores! ¡Es una elección de vida y hay que ser consecuentes hasta el final!". En el Metrobús, personas viendo a través de las ventanas, callados, los ojos amarillos. Al regresar del trabajo me tiro en el sofá a ver la televisión sin ganas de abrir un libro ni de encender la computadora para continuar con la recién empezada novela o con las postergadas correcciones y no sólo no pienso en los consejos de algunos amigos sino que cuando le cambio de La Jugada Olímpica a una entrevista con Billy Crystal me tardo en registrar su discurso sobre el sacrificio por las artes y por supuesto no recuerdo en ese momento que en la comida le dije a Nicolás que ser un atleta profesional era una mala elección de vida. Y llego, les digo, cansado del trabajo, con un cuello tieso y la vista nublada, para cenar, ver la televisión, no pensar en nada y sentarme a escribir un texto en el que realmente no creo: no me siento agotado como se sienten agotados los atletas ni siento el romanticismo de quien eligió una vida para no poder abandonarla ni me trago esta onda de vidas paralelas mediadas por la televisión, sólo me pongo a escribir y veo cómo se mueven mis manos, ocupadas, muy ocupadas sobre el teclado, sin importarles que tengo una horrorosa comezón en la oreja izquierda. Me detengo, pues, un momento, me rasco la oreja y cambio de posición.

Sunday, August 17, 2008

Talking Heads

Un domingo no muy distinto a este, con menos truenos y menos lluvia, me dispuse a ver una película en un canal de la televisión en el que sólo pasan películas y series viejas. La película se llamaba The Brain that Wouldn't Die o El cerebro que no moría. En IMDB resumen la trama así: "Un doctor experimentando con técnicas de transplante mantiene la cabeza de su novia viva después de que fue decapitada en un accidente automovilístico". Recuerdo que no terminé de verla, era muy lenta, pero sí recuerdo que gran parte del asunto giraba en torno al modo en que este Frankenstein moderno buscaba nuevos cuerpos para su novia y cómo algunos experimentos anteriores habían fallado. En una escena el doctor asistía a un concurso de belleza -buscando cuerpos- y en otra -y sólo las menciono porque son de las memorables- la cabeza de la novia descubre que tiene un poder psíquico, como E.T. con Elliot, a través del cual puede dirigir a uno de los "experimentos fallidos" (un ser monstruoso que, en una escena que debió ser bastante violenta para el público de 1962, le arranca el brazo al ayudante del doctor).
Creo que una de las razones por las que me interesó aquella película fue la escena de la cabeza de la novia descansando sobre una mesa de quirófano, que de algún modo ya estaba impresa en mi mente -en mi cabeza- no sólo por las parodias que se han hecho de la misma -la que más recuerdo, y que vi antes de The Brain That Wouldn't Die es la de esa gran obra del pastiche que es Mars Attacks! de Tim Burton en la que no sólo se recrea la escena de la cabeza descansando sobre una bandeja -a la Juan Bautista- sino que además se muestran las aberraciones de los experimentos de los simpáticos marcianos de Burton (al final de la película colocan la cabeza de la víctima, interpretada por una chillona Sarah Jessica Parker, sobre su chihuahueño).Este domingo, de lluvias y truenos, me encuentro saliendo del cine con la cabeza en otra parte. Fui a ver la nueva película de los X-Files. Que por supuesto no sólo es la más lograda ñoñada de la década de los noventa, sino que también es el auténtico heredero de series como The Twilight Zone, Outer Limits, Amazing Stories y otras. Lo cual, por supuesto, equivale a decir que es la serie que mantuvo, sutilmente, viva la tradición de cuentistas como Poe y Lovecraft. La película, que creo que sólo vale la pena si son fans, habla de lo que uno está dispuesto a hacer por amor y el momento en que esas decisiones rayan en la obsesión. Lectura sugerida: cualquiera de los cuentos de Lovecraft sobre otro Frankenstein moderno, su Herbert West, el "reanimador". Especialmente The Horror From The Shadows.

Veré si consigo--

--no prender la televisión y abrir un libro. Cada vez más libros, menos tiempo para leer. Entre más anoto aquí menos leo allá.

Thursday, August 14, 2008

Incesantes y míseras actualizaciones

Anoche veía Historia de la Fotografía en la televisión. Pasaron el trabajo de algunos "grandes maestros". Me llamó la atención Rodchenko, sus composiciones al servicio del estado y los varios retratos, como este del poeta "aparatchik" Mayakovsky (fotografiado en 1924) .

Al mismo Rodchenko se le pediría, años más tarde, ya convertido en una de las figuras más importantes de la vanguardia rusa a partir de la revolución, retratar a varios de los líderes uzbecos en 1935. Pero poco a poco todos estos líderes, cuyos rostros habían sido coleccionados en un álbum que celebraba los diez años de gobierno ruso sobre Uzbekistán, fueron liquidados en las Grandes Purgas de Stalin. Así, apenas dos años después de que Rodchenko tomara las fotografías, se vio obligado a destruir el trabajo. El álbum se volvió un libro prohibido. Los ciudadanos que lo poseyeran caerían en prisión a menos que lo destruyeran o desfiguraran, como lo hizo Rodchenko, quien vandalizó su propio trabajo -sin quemarlo, sin tirarlo al agua- soltando grandes manchas de tinta negra sobre cada uno de los rostros de los antiguos líderes. En la televisión se mostraban las filas de los rostros, por un lado, y luego las manchas densas de tinta negra sobre las caras, pero sólo sobre ellas, dejando los trajes fuera, a veces pedazos de pelo. No encontré ninguna de estas imágenes en la red, pero encontré esta en Ffffound, hace rato, de casualidad, que fue más o menos cuando recordé todo esto. ¿A poco no está interesante? Pido un aplauso no irónico.

Tuesday, August 12, 2008

"El País, un periódico bajo y vil"

El País, el periódico español que arroja sus redes de araña venenosa desde Madrid tiene mala leche editorial. Cuando, por ejemplo, hoy, anota sobre la retrospectiva de Tracey Emin en Edinburgo, pasan la noticia con el siguiente titular: "¿Es Tracey Emin un genio o sólo una provocadora vocacional?". Leo de pasada el titular y siento desesperanza. ¿Por qué escriben "o sólo" en el titular? ¿Está peleado ser genio con provocador social? Ay, esas loquitas ganas de encontrar polémica en todo, de que toda historia tenga su revés. También, en el primer párrafo del cuerpo de la nota: "la que muchos acusan de egocéntrica, obsesa del sexo y victimista. De origen turcochipriota por parte de padre y nacida en Londres en 1963". ¿Quiénes son estos 'muchos'? ¿Acaso "el historiador del arte Julian Stallabrass, autor de un libro tremendamente crítico sobre el llamado Joven Arte Británico" quien "la ha acusado de 'comercializar sus traumas'? No pierdan de vista el "tremendamente crítico". ¿Por qué es relevante el "origen turcochipriota" de Emin? Recuerdo una nota del otro día en la que cubrían un concurso internacional de piano donde, para ellos, lo más relevante es que los más virtuosos y la mayoría de ganadores eran de "origen asiático" y que esto era una especie de prueba de la decadencia de occidente, como si los bárbaros estuvieran en la puerta.
Por el gusto de seguir, más sobre Emin. Escriben: "Los aficionados a su obra, según ha admitido ella misma, son en su mayoría mujeres de menos de veinticinco años que se identifican con sus experiencias". Analicemos: "según ha admitido ella" supone que se le acusa de algo y que ella le da la razón a quienes lo hacen. Aquí el crimen tácito es que gusta a "mujeres de menos de veinticinco años que se identifican con sus experiencias". Lo cual, obviamente, es terrible porque esas mujeres, se entiende, no saben lo que hacen.
Exagero. Pero esto sólo es una nota sobre artes -que generalmente son las únicas que leo porque son informativas- me cuentan que en las de política a menudo los encabezados poco tienen que ver con los contenidos y que también, a menudo, se ilustra con imágenes que no corresponde a las notas. En fin, es para pensarlo. Solución práctica: leer varios periódicos y a menudo y callarse la boca.
Haré eso.

Monday, August 11, 2008

Árboles a través de la ventana

Al inicio de su memoria A Heartbreaking Work of Staggering Genius Dave Eggers, recuerdo, habla sobre unos árboles que ve a través de la ventana en los siguientes términos: "Through the small tall bathroom window the December yard is gray and scratchy, the tree calligraphic".
Ya había hablado sobre esto, me parece, específicamente sobre el modo en que adjetiva el árbol. Hace unos momentos, mientras cenaba con mi padre y me hablaba sobre el Árbol de Porfirio y las categorías aristotélicas, lo volví a recordar. Comienzo a sospechar que de alguna torcida y nada clara manera, el árbol, sus ramificaciones, representa el modo no sólo en que pensamos sino también en el que recordamos. La mayoría de las veces así, garabateadamente. Me impresiona, sin embargo, que Eggers comience escribiendo sobre árboles a la distancia, caligráficos, en el capítulo más fuerte -en el sentido de que es uno de los mejores- de su memoria, el más doloroso también. ¿No dijo Wittgenstein algo sobre el dolor? ¿Sobre el modo en que es una de las pocas sensaciones claras y expresables? No lo sé.
Buscando una imagen que acompañara este texto y que mostrara el modo en que los árboles son caligráficos recordé el segmento de Everything that rises de Weschler titulado "Trees, Neurons, Dendrites". Me encanta ese capítulo. Pueden leer una coda sobre el mismo acá, en el que Weschler habla también sobre el ojo y la cámara a partir de algunas consideraciones que había anotado en su libro. En fin, di con la imagen de arriba metiendo, precisamente, en el buscador de Google las tres palabras "Trees, Neurons, Dendrites". Di con un artículo que me imagino es denso -no lo leí- sobre las neuronas (de un libro que se llama Beyond Biology: Inside the Neurons, de un Yanofsky). Me fui saltando párrafos hasta que di con aquella, la imagen 11. En un pie de página, la metáfora comparativa obvia: "Neurons and trees look similar. Branches are like dentrites that coalesce at the trunk, analogous to the cell body and axon. The cell body may not be prominent." No pase por alto que en este momento del artículo se habla sobre el Alzhaimer.
No olvide tampoco que ayer voy saliendo de comer con mi familia y que llevo en mi mano la "novela" What is the What, la más reciente de Dave Eggers. Estoy leyendo distraídamente, viendo los árboles por la ventana y subrayando que no es una novela sino una autobiografía contada a una tercera persona. La autobiografía de Valentino Achak Denk, como puede leerse en el subtítulo. De acuerdo con una entrevista, Eggers pasó meses entrevistando a Achak no sólo para recopilar los datos de su historia, ni para ordenarla cronológicamente, sino para aprender a emular los modos de voz y la visión particular que tiene Valentino sobre el modo en que observa y recuerda el mundo. En el momento de la historia en la que estoy, Valentino está en camino al hospital con una herida dolorosa en la cabeza, en el asiento trasero de un automóvil. Y escribe: "I lie down, hoping that doing so will ease the pain in my head. I watch the passing sky, bare trees spidering across the window, but the pain only grows".
¿Puede alguien escribir la autobiografía de alguien más? Escribir, no contar. Añadirle las propias herramientas narrativas, digamos. Me encanta ese "spidering". Me hace pensar en mi mente como un mono enjaulado, un mono araña. Mis ideas como un grupo de monos violentos que atacan una población o la comisaría de mi concentración.

Thursday, August 07, 2008

Otra conversación con Nicolás Cabral

Para leer una entrevista más con el elusivo autor, pueden dirigirse aquí. La presente conversación se llevó a cabo una media hora antes de las dos de la tarde del día de hoy a través del MSN sin motivo aparente.

Estimado Nicolás Cabral, entiendo que además de escritor y editor eres entrevistador. ¿Recuerdas la entrevista que más gusto te ha dado hacer?
Paradójicamente, hace un momento recibí una invitación para participar en un libro de autoentrevistas. Así que, megalómanamente, debo decir que esa será la más placentera

Leía que José de la Colina hizo una de esos. No sé, francamente, qué pensar al respecto. Hablemos de otra cosa. Tienes diarrea, ¿no?
Seré yo quien cambie el tema, ante tu impertinencia. Una vez entrevisté a Fogwill por correo y, ante la pretendida perspicacia de mis preguntas, terminó acusándome de ser un interrogador policial. Al final la entrevista quedó muy bien, ya que me había insultado dos o tres veces.

Me estoy comiendo unos rancheritos con salsa valentina. ¿No te da envidia?
Mucha, sería feliz de poder comerlos. Pienso que sigues siendo impertinente.

A mí no me da envidia lo de Fogwill.
No, porque has tenido la oportunidad de entrevistarme dos veces.

No sé si es eso. Pero pensémoslo. Ahora una amiga me pedía un libro de Salinger. Y pensaba en las contadas personas que han conseguido entrevistar a Salinger. Me siento un poco así.
Bueno, este... yo qué sé. Lo que sospecho es que, dado el éxito que obtuvimos la vez pasada, intentas volver a subir el rating de tu blog. ¿Crees que esto cause celos a Zagal, a Miklos, a Ortuño?

No.
¿No causará celos o no lo haces por la baja de tu rating?

No lo hago ni por lo uno ni por lo otro. Lo hago porque ayer vi una imagen y pensé: Carajo, esa imagen iría muy bien si hubiera entrevistado a Nicolás. Así que, pues, lo hago para poder subir la imagen.
¿Y qué imagen es?

Al rato ves.
(Esta es la imagen)

Creo que estamos inaugurando el género de la entrevista free-style. No tenemos nada que decirnos, soltamos cualquier ocurrencia. Mejor así.
¿Has leído alguna vez una entrevista que te hizo pensar 'carajo, qué buena entrevista'?

Bueno, sí, algunas de esas del Paris Review. Una a Pound. Aunque creo que me impresionó sobre todo porque en la introducción hablan de su confinamiento por traición a la patria, en una jaula.
Ah, yo leí un cuento tuyo donde hablas de eso. En Cuaderno Salmón, a saber. ¿Y si ahora haces como que tú eres Miklos y yo te entrevisto?

No sé emular, por desgracia. Pero mira: Así las cosas.
¡Pero si te sale! A ver, cuéntame de tu más reciente novela. ¿Es portentosa? ¿Literatura en estado puro?

Es muy buena, La hermana falsa. Pero eso lo digo yo, no David. ¿Tienes una hermana falsa, tú?
Tengo dos hermanas de verdad. Y un ejemplar de la novela, si eso preguntas.

Creo que estoy mejorando paulatinamente del estómago. Tal vez cuando llegue al doctor, más tarde, esté sano y me considere un hipocondriaco.
Ya me acabé mis rancheritos.

Yo también sé entrevistar, Memo, cambiemos los papeles. ¿Te gusta la música experimental que pone Óscar y que a veces yo le presto?
Me gusta, sí. Creo que esto no es precisamente una entrevista sino una conversación. De las conversaciones que más me han gustado recuerdo la de Ian McEwan con Zadie Smith. La de Hemingway con el entrevistador de la Paris Review.

Es el ideal de la entrevista, la conversación. Pero para eso tiene que haber un interlocutor enfrente. Y ya casi no quedan en el periodismo cultural. Ahora te preguntan el origen de tu apellido y si tienes hijos. ¿De dónde proviene Núñez, por cierto?
No sé. Pero sé de un pueblo Jáuregui. Ahí vive un señor al que le dicen El Medallas. Te he hablado de esto. ¿Cuál es, em, tu color favorito?

El azul. Y ahora hablaré de mi apellido, me importa un bledo si no pensabas preguntarme sobre su origen. Al parecer proviene de Galicia, lo cual me inquieta un poco. Pero creo que los Cabral de los que provengo salieron de Portugal. Mi padre dice que conquistaron Brasil y yo le creo.
Te iba a preguntar si te gustaban los largos paseos por la playa. ¿Conoces Portugal? Una vez di un largo paseo por una de sus playas. Quería ir a una playa nudista pero me cansé y regresé a mi hotel. Antes de llegar, enterré un libro en la arena.

Qué romántico. Lo único que lograste fue ensuciar, unas horas después la marea llenaba la playa de bolas de papel. Qué cochino.
Equis.

Y no, no he ido a Portugal. Vamos a comer, tengo que encontrar un consomé.
Yo debo irme a cortarme el pelo. Vámonos, sí.

Vamos. (No se mueven.)

Ah, espera. ¿Cuál es la primera pregunta que te harás?


Ni idea. La verdad esto hubiera quedado mejor con mi final beckettiano. Allá tú.
Lo haré mejor la próxima vez. No podré. Lo intentaré. Lo haré. Fallaré.

No era medianoche. No llovía.

Wednesday, August 06, 2008

"Qué padre que nos vemos todo el día, comemos juntos y todavía chateamos en la noche"

Husmeaba en la carpeta donde guardaba imágenes de esta computadora y no encontré ninguna que pudiera acompañar este texto. Es una computadora vieja, para los estándares de computadoras. Es PC. Hace meses derramé Orangina sobre el teclado y hasta ahora la tecla de Enter comienza a recuperarse. Las demás, excepto la de Backspace, están bien y les mandan saludos, que a ver cuando se paran por la casa porque hace mucho que no los ven y la verdad es que no tengo nada sobre qué escribir. Enumeraría los libros que tengo aquí, sin leer, sobre el escritorio, si creyera que eso me ayudaría a realizar un texto con el cual yo estaría medianamente conforme. He estado, últimamente, pensando mucho en Joyce. James Joyce. Hoy fue una persona a la oficina, a quien llamaré Tryno Maldonado, y nos contó algunas cosas y escuché con atención. Pasó a saludar. También fue otra persona, a quien llamaré Raúl, y creo que fue a preguntarle algo a nuestro jefe de redacción, a quien hoy llamaré Abel (aunque a veces se le llama el Madero Cervantino). ¿Escribiré más sobre esto? No creo.
Me rasco la nuca. Necesito cortarme las uñas y el pelo. Pensar momentáneamente en un cadáver, el pelo y las uñas creciendo. Pensar momentáneamente en un féretro. Pensar también en Our Time de los Yeah Yeah Yeah's. Our time to be hated. Vaya. En fin, les voy a contar un sueño que tuve anoche. Estoy en una fiesta en una casa vieja, la luz es azul y recuerda un poco un video noventero, de grunge, para mayores referencias. Y hay una especie de reunión familiar pero no es familiar precisamente porque hay gente que no es de la familia -como yo- y me siento fuera de lugar porque, bueno, soy un invitado pero pronto noto que todo mundo se conoce desde hace tiempo y comparten costumbres, opiniones y platillos. Estoy en el extranjero. Esto ahora lo sé porque acabo de recordar otra parte del sueño y carajo también un sueño de hace unos meses en el que todo es más o menos lo mismo. Diré que en mi sueño estoy en Viena. Y sé lo que esto significa (significa que estoy en un país donde la literatura es lo más importante). Resumiré: en la fiesta me encuentro con un cuate que pronto me acerca un plato de pasta. Me sentí, recuerdo ahora, como aquella ocasión en que el papá de un amigo le pidió a la muchacha que me calentara la empanizada que me estaba comiendo. Yo estaba pequeño y avergonzado, no quería decir nada pero el papá de mi amigo (¿sólo estábamos los dos en la mesa?) dedujo que mi plato estaba frío porque el suyo lo estaba.
Soy escoria.

Monday, August 04, 2008

Tan fácil

Walser: Las gallinas ponen huevos, y en agradecimiento a esa deferencia encima las sacrificamos y nos las comemos. En el fondo esto significa que por una parte somos pragmáticos y por otra desconsiderados. Pero al mismo tiempo hay que analizar la cuestión de la alimentación, que es de vastas dimensiones. Con cierta perspicacia e inteligencia vemos claramente que los animales deben sacrificarse al apetito de los humanos. Los animales se crían artificialmente para aprovecharlos como alimento o como diversión. ¿Qué mal han hecho gansos, patos, etc., para tener que matarlos? El delito de estas criaturas consiste en ser comestibles, en parte incluso en constituir un bocado exquisito para los insaciables humanos, que nos adornamos tan fácil y gustosamente con la medalla de la humanidad y la cultura.

Sunday, August 03, 2008

Ajedrez

Nada que decir. Me levanto tarde. Es domingo. Pero digo cosas. Y veo cosas sobre mi librero, además de los libros, las cajas que guardan cuardernos y las tesis de mis compañeros de licenciatura -que son, supongo, libros- y la caja donde guardo un ajedrez que no he abierto en mucho tiempo. Aprendí a jugar pero no sé jugar. ¿Se comprende esto? Para quien sepa jugar ajedrez, se comprende. Para quien haya conocido las limitaciones de su propio juego, también. Y también para quien entienda lo que estoy diciendo sin que haya tocado alguna vez un tablero de ajedrez. Diría que releí el texto de Luigi Amara sobre la relación entre ajedrez y literatura que apareció en la más reciente La Tempestad si lo hubiera hecho. Pero no lo hice. Me hubiera dado pie a una entrada mucho mejor. Pero la verdad es que tenía ganas de subir unas imágenes y soy aparentemente incapaz de no acompañar imágenes con texto. Las imágenes, que pensaba subir en una actualización hace tiempo pero que no hice porque se tardaba mucho mi computadora, vienen del cuaderno que acompaña al The Berliner Ensemble Thanks You All de Marcel Dzama, y que me llegó hace unos días. El cuaderno se titula The top heavy, overintellectual scrap book. Como es muy bonito ustedes, los que no lo tienen y lo quieren, deberían envidiarme. La portada trae a una especie de drácula enmascarado. Aquí la contraportada del cuaderno:
Escogí sólo algunas imágenes que tienen que ver con ajedrez. Como esta, que tiene a un hombre árbol y un diagrama de movimientos.
O esta otra, que supongo podría recordarles a todos ustedes que, finalmente, el ajedrez es un juego bélico.Es domingo aún. Voy a comer algo. Aunque podría quedarme aquí y contarles anécdotas sobre Duchamp y el ajedrez. O sobre aquella sesuda conversación que tuve con Benassini sobre cómo muchos artistas tienen obra plástica en torno al ajedrez. Pero en lugar de eso, y la verdad porque es un poco de hueva, iré a ver mis cosas de Dzama y a comer mientras me sedo ante la televisión. Por cierto: en el cuaderno de Dzama viene una foto de Scarlett Johansson.