Friday, March 31, 2006

Interesante.

Tal vez esto ya lo saben, sobretodo porque es probable que hayan leído Samuel Jhonson is indignant, pero por si no lo han hecho, creo que deberían saber que es natural que tengan amigos interesantes, tan interesantes como ustedes, amigos no tan interesantes y que frecuentan menos que sus amigos interesantes; y amigos mucho más interesantes, quienes procuran no frecuentarlos tanto como ustedes lo desearían.
Y bueno, si creen que es suficiente frecuentar a los amigos que son tan interesantes como ustedes, no, no lo es, pues en cualquier momento, y esto siempre lo están sospechando, estos, o ustedes mismos, se tornarán más interesantes (o menos, según sea el caso) y dejarán de frecuentarse.
Quería informar.

Thursday, March 30, 2006

Prometo Post post Portugal

Por lo mientras sólo diré que ya me voy preparando. Compré, en la bonita librería Gómez que se encuentra aquí, en Pamplona, misma que abandonaré a la una de la mañana rumbo a Barcelona, y que está regentada por tres agradables chicas libreras, los siguientes títulos:
1. Esplendor de Portugal, de Lobo Antunes.
2. La hora del diablo, de Fernando Pessoa (traducción de Perfecto E. Cuadrado).
3. Crítica, de Fernando Pessoa.
4. Portugal, editado por Lonely Planet.
También compré Lunar Park, de Brett Easton Ellis, pero eso no viene mucho a cuento con el viaje que realizaré, a no ser que seguramente se tratará del libro que leeré cuando vaya a los baños o a la playa, si es que voy a la playa, si es que voy a los baños.
Gasté, en los libros, 100 €, que es más de lo que he gastado en un hostal, en una comida o en un pasaje de tren. ¿No me hace esto un idiota? Tal vez. Pero sé que el post post Portugal será magnífico.

Wednesday, March 29, 2006

Cuadernos Moleskin.

Compré tres cuadernos marca Moleskin en Bilbao. Uno de los que venían empaquetados (sólo quedaba uno empaquetado, tuve que preguntar si tenían más; tenían más y venían empaquetados en plástico) traía una tira con la siguiente leyenda: "El legendario cuaderno que usaba Hemingway, Picasso, Van Gogh, Chatwin". Yo no sé quién era Chatwin pero, según la información que viene en una pequeña postal encontrada en el interior, cuando se enteró que la pequeña compañía francesa que los fabricaba y distribuía, dejó de existir en 1986, Chatwin compró muchos, muchísimos, para abastecerse.
"Le vrai Moleskine n'est plus", le dijeron. Y la verdad es que suena muy bien, esa frase, ¿no? La postal con esta información está ordenada de manera que todo lo que tenga que ver con la marca esta de cuadernos suene a gran anécdota literaria, a leyenda, a algo que podría entusiasmarle a cualquier babotas que se quiera dedicar, al menos por un tiempo, a la literatura. A cualquier babotas, en fin, que se parezca a mí. Chatwin, quien quiera que fuera, compró un chingo de estos cuadernos y no fueron suficientes.
Yo compré tres. No he visto esta marca en México, seguro la hay, pero nunca la he visto. Ahí, amontonados en mi mochila, me hacen sentir bien, especial, como si mi vida tuviera un significado mayor. No mayor que, digamos, la vida de Stalin o el Papa, pero al menos mayor que la tuya, lector, pues, vamos, tú, lo sabes, no tienes de estos cuadernos. Y si los tuvieras probablemente los usarías para escribir frases célebres de otros escritorsuelos y los mandados del día. Y tal vez hubieras elegido un cuaderno color verde o amarillo, pero no algo en color negro, como lo hice yo. Y seguramente hubieras escogido uno con hojas rayadas o cuadricaladas, algo así, absurdo, y no planas, como lo hice yo en toda mi magna sabiduría. Oh, cuadernos Moleskin, los amo. Amo el nombre de su marca, hago rodar las palabras en mi lengua como si fuera Homero. Simpson. Diciendo Rosquillas.
Moleeeeeeeeskiiiiiiiiin, me digo. Y repito. En mi cabeza e interior, para eterna satisfacción mía mientras paseo por las calles extranjeras, con estos cuadernos extranjeros en mi extranjera mochila y espalda. Moleeeeeeeeeeskiiiiiiin.
¿Qué escribiré en estos cuadernos? Oh. No lo sé. La historia del universo a través del punto de vista de una mosca, un ensayo sobre el viaje y la persecusión como gran tema literario, una reinterpretación de la Montaña Mágica, de Las Memorias de Ultratumba, un homenaje a Proust. O tal vez unas canciones. Una solución a un problema propuesto por Goedell o algún otro matemático importante.
(Y que exista, porque Goedell no existe ni existió, me acabo de inventar el nombre).
En fin, sólo quería presumirles que cometí la pendejada de comprarme un cuaderno sólo porque un papelito decía que era la misma marca que Hemingway usaba.

Tuesday, March 28, 2006

El lodo español.

Es igual que el lodo mexicano.

Boina.

La boina del soldado es verde oscura. Y no se le ve ridícula. Más bien, diría, lo hace ver guapo y peligroso. Al grado que cuando él y su compañero entran al autobús que nos lleva a San Sebastián, todo mundo guarda un silencio reverencial. Algunos, como yo, agachan la cabeza y se sumergen en la lectura de su McSweeneys. La historia que estoy leyendo es sobre una chica que no tiene piernas. Es interesante. Pero me distraigo, los soldados caminan por el corredor. El de la boina verde oscura se detiene a la altura de mi asiento. Me maldigo por no haber traído el pasaporte conmigo. Al chico que está en el lado extremo de la hilera de asientos donde me encuentro le pregunta si trae equipaje. El chico es un tipo con facha de independentista, creo que les dicen curros. No lo sé. Sé, por otra parte, que en México, con su peinado neo-punk y su playera negra, su Ipod, parecería, más bien, un chico condechi, un hipster. Acá le piden que baje con ellos y abra su equipaje, pues, asegura, trae equipaje. Es un retén antiterrorista.
Bajan a dos muchachos más. Al tipo de muletas que se encuentra detrás de mí le preguntan a qué viene a San Sebastián. "A ver al médico", contesta. "¿Trabajas en Pamplona?", le pregunta el hombre de la boina verde. "Sí", contesta. "¿Qué te ha pasado en la rodilla?", le pregunta. "Es un tumor", le contesta. Me pregunto, mientras escucho y leo McSweeneys, si yo me habría atrevido a contestar: "Preferiría no contestarle", como fantaseo que lo haría Bartleby. "Muéstrenos su equipaje", me dirían. "Preferiría no hacerlo", contestaría. Por supuesto que no contestaría. Abriría el equipaje. Y si estuviera leyendo, me distraería lo suficiente como para tener que releer la historia de la chica sin piernas ya que hubiera llegado a San Sebastián.
El chico con facha de independentista que obligaron a bajar, sube de nuevo, sube el resto, y el autobús avanza. "¿Hacen esto a menudo?", le pregunto. "Pues, se ponen de vez en cuando en distintos lugares", me dice. "¿Para qué?", le pregunto. "Son retenes antiterroristas". Y quiero agregar algo aquí, algo sobre cómo se experimenta el terror, algo irónico, ¿saben?, pero preferiría no hacerlo.

Monday, March 27, 2006

Más mentiras.

Estoy en España. Me compré una boina. Me veo ridículo con ella. La compré y la uso sin demasiado pudor cuando camino por las calles como una especie de broma que me gasto a mí mismo. Por supuesto, las personas, especialmente los jóvenes, me ven y parece que puedo notar en sus caras cierta desaprobación, pero no hay nada que pueda hacer al respecto. A mí me gusta. No la boina, no cómo me veo con ella, sino la broma que me gasto pues, debo decir, me da mucha risa, toda interna, es verdad, pero risa al fin. Las personas me ven y siento cómo su alma roda los ojos hacia arriba.
Me encontré con Zagal. Me dijo: "Te ves ridículo con esa boina". "Lo sé", le dije. Pero no me la quité. Me la intentó quitar, entre risas, pero no lo consiguió pues es de un cuerpo débil y marchito. Anoche que llegué aquí, a Pamplona, fuimos a un bar a beber unas cervezas. Pedí una caña. El camarero me la entregó y vio mi boina y creo que adiviné una sonrisa de sorna en su cara. Después, miré a la barra y vi una fila de chicas atractivas y chicos que parecían reírse de mí. "Mira a todos estos imbéciles", le dije a Zagal, "¿acaso nunca han visto alguien con boina?".
"Güey", me contestó, "tú eres el imbécil que está usando la boina... además de que dice 'I love Spain'".
Por supuesto, Zagal tenía razón.
Ahora, esto que sigue no me lo van a creer pero siento que debo contarlo: Zagal tuvo que defenderme pues después de unos cuantos tragos empecé a malacopear, y cuando le grité a un pinche españolito qué era lo que me veía y me dijo que lo ridículo de mi boina, me le aventé, alcancé a golpearlo, pero otro tipo con el que venía me golpeó y me tiró el último diente de leche que poseía. Las niñas, mientras, gritaban.
Qué bonito es España.
Número de cosas que son verdad en este post: 2.

Saturday, March 25, 2006

Verdad y mentira.

¿Qué necesito hacer para conseguir que la gente crea que aún estoy en México? ¿Debo inventar acaso que estoy en un viaje? ¿En Portugal? ¿En Timbuctú? ¿En España? Diré que en Aduana, para entrar a París, donde haría mi escala si es que estuviera en camino hacia Madrid (una escala muy extraña pues París está así como que mucho después de Madrid, pero digámoslo, total), diré, pues, que en Aduana un montón de españoles, que habrían de compartir mi vuelo, esperaban intranquilos a que las personas de Aduana se movilizaran. O tal vez no las personas de Aduana sino los oficiales eso que sellan los pasaportes, pasaportes que deberán ser exclusivos de miembros de la comunidad europea y que, por tanto, habrás de descubir, estás en la línea equivocada.
Así que haz de nuevo la línea, en una línea que antes era muy corta pero ahora es muy larga pues una gran cantidad de asiáticos acaban de desembarcar de su vuelo de Beijing o Tokio. Sí. Tokio. Y es curioso pues, al momento que te pones los audífonos de tu Ipod (quieres alienarte por la estupidez que acabas de cometer), al momento, decía, te darás cuenta de que todos los infantes de estos españoles que son miembros de la comunidad europea, los llevan en brazos y son de razgos orientales.
Parece que viajan en grupo hacia Asia para adoptar niños. ¿A poco no parece mentira?

Friday, March 24, 2006

Más ideas.

Buena idea: Ir a España y hospedarse en un hostal.
Mala idea: Ir a España, hospedarse en un hostal y haber visto "Hostal".
Pésima, terrible idea: Ver Hostal.

Wednesday, March 22, 2006

En ocasiones, me sorprendo a mí mismo.

Entro a mi cuarto, abro la puerta y me sorprendo a mí mismo, ahí, debajo de la cama, en mi ajuar completo de ninja, doy un salto y me ataco y me derribo y es terrible pero siempre me pasa, me sorprendo a mí mismo. Por supuesto que he intentado hacer algo al respecto, siempre enciendo la luz y busco en probables lugares donde me puedo encontrar agazapado, listo para el ataque, pero todos mis esfuerzos son inútiles, siempre estoy un paso adelante.
Desde hace días no puedo dormir tranquilo, cuando camino por las calles no puedo evitar voltearme, cuidándome de mí, evitando callejones oscuros--pero nada, termino siempre sorprendiéndome a mí mismo, ya sea bricando desde el techo o con golpe certero de chaco o takana ninja. No tiene sentido. Estoy en todas partes.

Tuesday, March 21, 2006

Para que sepan.

Cuando empecé a leer bitácoras electrónicas la única que me llamó la atención y que aún leo bastante sin que perteneciera a una persona que conozco, fue la de Lorena Mancillla, de www.lorenamancilla.blogspot.com
Después me enteré que algunos conocidos la conocían, como esta buena y agradable y sonriente persona que es Rogelio Villareal. Ayer descubrí un comentario de Lorena en esta bitácora y me sentí extrañamente feliz, como si fuera una escritora a la que admiro que me reconociera; lo curioso es que no consigo tomar este sentimiento del todo en serio, al final de mi pensamiento, al menos así lo experimento, me termino diciendo: "Pero si sólo es internet, sólo es internet, no vale, no cuenta". Trabajaré en ello para sentirme realmente alegre al respecto. Sin segundas intenciones.
Otro par de comentarios que me hicieron más o menos el día fue, primero, el de Alejandro Vázquez, en referencia a una actualización de hace unos días. Su razonamiento es: Si gracias a las vitaminas de complejo b que ahora tomo puedo ver el futuro, y si en este futuro que diviso advierto que moriré bajo un tren en las cercanías de Krakovia (¿existe Krakovia?), podré evitar la muerte simplemente nunca visitando el lugar. Lo malo es que el pequeño vislumbre del futuro no me permite identificar el medio en que llegaré, las elecciones que debo evitar. Pero francamente no me importa. Desde que tomo las pastillas, como decía, el temor a la muerte es completamente inexistente. Segundo comentario que me hizo el día: el de Enrique G. de la G. Si ahora lo deseara, podría comprarle zapatos.
Yo me compré zapatos. Los dos pares que compré son cafés. Unos son una especie de botín y los otros son unos tenis especiales para campo traviesa. Hoy me tomé la pastilla y vi que, en el futuro, compraré muchos, distintos pares, y todos los mediré con la vara de comodidad que estos me han proporcionado.

Más convergencias robadas de Wreschler.

El próximo sábado 24, si Dios me lo permite y no estoy demasiado jodido por el avión, debo tomar un tren desde la estación de Atocha hacia Pamplona.


Thursday, March 16, 2006

La pastilla.

Desde hace unos días tomo una pastilla diariamente, por las mañanas. La tomo envuelta en un material café y en un muy amarillo jugo de naranja, momentos antes de salir corriendo de casa para llegar al trabajo. Son vitaminas del complejo B. Me ayuda a no estar tan tenso, al menos eso me dicen, y gracias a ellas desde hace un mes aproximadamente ya no me tiembla mi ojo izquierdo ni me duele el cuello. También me ayudan a ver el futuro y a no temerle la muerte. Entre las cosas que veo en el futuro está, precisamente, mi muerte (debajo de un tren, en las afueras de Krakovia; es realmente horrible, pero, como ya he dicho, no me asusta). Otra cosa que veo en el futuro es que, como en Nueva Zelanda, eventualmente, sin poder decir precisamente cuándo, en México se pondrá de moda el no usar zapatos. Veo a gente caminar por los supermercados, restaurantes y centros comerciales totalmente descalsos, con las plantas de los pies completamente ennegrecidas, como si nos encontráramos en un pueblo. Y todos se ven contentos. También, en el futuro, veo la muerte de Refu, mi labrador chocolate, y que yo comienzo a usar barba. También veo a los cachorros de Refu, mi primera novela publicada y una figura muy similar a la mía, pero anciana y en cunclillas frente a una pequeña fogata, quemando un manuscrito de unas dosceintas hojas. La vitamina B, debo decir por otra parte, sabe a diablos.
Cuando tomo esta pastilla recuerdo la pastilla de Tokio ya no nos quiere y las pastillas de Un mundo feliz y la pastilla que se toma aquél cincuentón en aquél gran cuento de César Aira que se llama--oh, también esta es otra cosa que me provoca la pastilla, me distraigo fácilmente. Me gustaría ser un pajarito.

Wednesday, March 15, 2006

Actualización ofensiva.

En este momento me doy asco, hueva, igual que mi blog, enterito, nada salvable, me enojo con mi mismo, con mis lloriqueos y mis quejas de nena. Viviré y no pasará nada. Me quejaré y no pasará nada. Moriré y no pasará nada. Diré que a las personas les vale madres, no les valdrá madres y no pasará nada. Beberé agua y se me quitará la sed, me rascaré la pierna y se me quitará comezón, pensaré y seré una pasión inútil, me azotaré al suelo y me dolerá y pensaré en la cantidad de cosas que tomo por sentado, como el suelo en el que me siento para escribir estas líneas adolescentes, inmaduras, desaforadas, ligeramente decepcionantes.

Post inofensivo.

Leí Bartleby. Ahora trataré de usar lo más posible la expresión: "Preferiría no hacerlo". Eso es todo lo que tengo que decir por el momento.

Sunday, March 12, 2006

James Joyce

Estaba hojeando A portrait of the artist as a young man, que leí hace tiempo y según yo muy por encima, sin que me hubiera provocado demasiado, cuando me topé con esto, apenas en la segunda página:
--O, Stephen will apologize.
--O, if not, the eagles will come and pull out his eyes--
Pull out his eyes,
Apologize,
Apologize,
Pull out his eyes.
Así que supongo que algo se me quedó en la cabeza.

Buena idea, mala idea.

Buena idea: Escuchar una gran canción que te provoque brincar en la cama, como Big sensuality, de Bjork. Y brincar en la cama.
Mala idea: Escuchar una gran canción que te provoque brincar en la regadera, como Big sensuality, de Bjork, mientras te rasuras.

Thursday, March 09, 2006

La mayor parte del tiempo soy parte del mundo.

Diario pasan cosas. La gente encuentra y pierde amor. La gente ve películas que le recuerdan que suceden nuevas e importantes cosas, algunas de ellas en la playa, otras en una noche estrellada bajo una luz que parece divina o de un helicóptero en búsqueda de un Tiranosaurio Rex o un asesino serial, como si se tratara de una película de Spielberg o de David Fincher. En ocasiones explotan acueductos y se derriban edificios, batallas se libran en el desierto o personas deciden cambiar su vida por un libro, traicionar a su amigo por una mujer, asesinar a su madre, ganarse la lotería, entrar en coma, y muchas otras tantas cosas. Y también: cuando uno experimenta uno de estos sucesos, ¿no sienten como si ya los hubieran experimentador por alguien más? ¿Como si, simplemente, no estuvieran ahí sino en una novela de Camus o de Brett Easton Ellis o de Delillo; o en una película monótona y triste? O al revés, en un programa de concursos o en una serie televisiva, donde todo mundo sonríe y tiene grandes y bellas historias sobre felicidad y amor y arracheras con ensalada.

El constante esfuerzo por ser nuevo.

Hoy me encantaría decir que tengo nuevas e importantes cosas que decir, así que simplemente diré que tengo nuevas e importantes cosas que decir.
Dios, esto es agotador.

Monday, March 06, 2006

Julián Zárate y yo.

Si yo fuera George Steiner sería un anciano muy ególatra y muy judío. Tal vez no el tipo de judíos que aún se ruborizan cuando escuchan shoa o Heidegger, ni el tipo de judíos que defenderían a toda costa la circunsición, pero sí un judío que se interesa en los cuatro niveles de las palabras y su infinita polisemia. Ya saben. Ese tipo de judíos.
Así que si un amigo, un gran amigo, uno de los mejores amigos, me hablara sobre World Wide Suicide y después, realmente emocionado, escuchara el nuevo sencillo de Pearl Jam, pensaría más o menos en cómo es increíble que las palabras puedan tener ese doble filo, ¿saben?, sobre cómo uno puedo pensar en un suicidio masivo y terrible al momento que escucha una gran canción. ¿No es igual de sorprendente que una operación de bombardeo nuclear se llama Operación Sol Naciente? Oh sí, es igual de sorprendente.
Pero no soy George Steiner. Soy Guillermo y tengo amigos en Mérida que rockean duro y yo rockearía igual de duro si no tuviera este jodido dolor de cuello.

Go, Mordecai!

Friday, March 03, 2006

David González y yo.

David González y yo somos amigos. Nos vemos poco, en realidad. Seguiré pero antes creo que es conveniente decir que a instantes de escribir esto, David entró a la oficina desde donde lo escribo. Entró, me saludó y me entregó un ejemplar de etiqueta negra, prestado. Se lo pedí anoche y hoy me lo entregó. Este es el tipo de amigos que es David. Un buen amigo. ¿Los buenos amigos les prestan sus revistas a sus amigos? Claro. También se toman fotografías en Florencia, fotografías que guardamos, porque son muy bellas, y que vemos cada mañana en el vestidor. También creo que es conveniente decir que temía escribir sobre esto por temor a que sonara ligeramente homoerótico, particularmente después de mi entrada anterior, pero la amistad, es verdad, me lo repite una amiga a menudo, es una gran cosa. Yo no diría que es un tipo de relación mejor que la de esa exquisita combinación entre ágape y eros, pero sí diría que es una esfera distinta, que es una buena esfera y que es agradable.
Un fragmento de una conversación entre David y yo.
Yo: Mira, ya no usas gel.
David: Desde hace varios años.
Yo: Ah. Sí. Es verdad.
David: Daña la capa de ozono.
Yo: Y deja grumos blancos.
David: Creo que la ironía también daña la capa de ozono.
Yo:...

Convergencias.

En la última convergencia de Weschler, que aparece hoy en www.mcweeneys.net, están las dos imágenes de unos recientes números de Time y de The New Yorker que--Dios, vean las imágenes y ya. También pueden ver algo sobre esto en www.infogratis.blogspot.com




Wednesday, March 01, 2006

Los lectores

Hay lectores de niveles de radiación. Hay lectores de la velocidad a la que manejamos (les llaman velocímetros). Hay lectores de niveles de presión (barómetros). Hay lectores de literatura. Hay buenos lectores, hay malos, imprecisos, estúpidos lectores. Hay lectores que se sientan con el libro en las manos y no se deciden a comenzar, se paran un momento, regresan al asiento, se les antoja un refresco, abren el libro, lo cierran y corren por el refresco y regresan al libro y olvidan la página en la que iban. Hay lectores que abusan de la lectura, que leen a la luz de una vela, que leen entre semáforos, que leen mientras caminan e incluso, se rumora, que leen bajo la regadera y estropean sus libros. Hay lectores de literatura seria, de obras maestras, de obras menores de grandes maestros, y lectores que odian, detestan la vida y encuentran en sus libros una manera de sobrellevarla. Hay que lectores que sospechan que eso que están leyendo podrían haberlo escrito mejor. Hay lectores que jamás se atreverían a levantar una pluma o a aventar una piedra. Hay lectores que se sienten menos por no escribrir, y con razón, porque vamos, leer es para maricas y escribir es para machos. No. Perdón. Era broma. Sigue leyendo. ¿Lo ves? Broma. Jaja. Broma. Hay lectores que se toman las cosas muy a pecho, lectores que quieren conocer la historia detrás de la historia. Lectores bobos. Lectores muy inteligentes que le atribuyen a sus escritores favoritos cualidades que ellos mismos no poseen, cualidades que anhelan y que en última instancia son imposibles de llenar porque, vamos, sólo somos unas pequeñas, diminutas personalidades.