Monday, November 30, 2009

Omnibús de anécdotas


Acompañado de mi tos de perro me formo en la fila para recargar la tarjeta del Metrobús, esta noche, de regreso a casa. Pienso en la cantidad de textos que he escrito que tienen que ver con el medio de transporte e incluso llego a fantasear con llegar a casa y escribir un texto largo sobre la relación que ha crecido entre el Metrobús y mi vida en los últimos meses, cuando lo he utilizado con mayor regularidad. Imagino que vincularé la entrada que escriba con el resto de las entradas que he escrito que estén relacionadas, aunque sea tangencialmente, con el tema. Recuerdo algunas, en este momento. Abandono la idea. Pero no abandono la otra fantasía -el tipo de fantasía que uno dibuja con el objetivo de mantenerla a raya- donde una revista o un periódico o cualquier medio interesado en la experiencia urbana me contacta para preguntarme si estaría interesado en escribir una columna semanal o mensual o bimestral en la que yo escribiría sobre algo, alguna experiencia común, interesante para el "lector de a pie", y yo aquí interrumpiría al editor invitador para sugerirle, ¡espera!, ¿por qué al lector de a pie y no al lector en tránsito, el lector que como millones de otros se sube a un medio de transporte y comparte la experiencia común de padecer el accidentado avanzar que no lleva a ningún lado sino a la rutina? El editor invitador se deprime y cuelga.

*

En la preparatoria en la que estudiaba se publicaba un pequeño periódico de cuya redacción eventualmente formaría parte sólo para descubrir que mi ortografía era pésima -creo que no tuve una ortografía más o menos decente sino hasta la universidad- y en el cual, recuerdo, alguna vez se publicó un texto donde un estudiante había escrito una historia que giraba en torno a un joven que se subía a un colectivo y usaba calcetines blancos con zapatos negros. Se insistía mucho en esto pero nunca se hacía claro, se daba por entendido, que usar calcetines blancos con zapatos negros era naco. El texto, según recuerdo, así se titulaba: "calcetines blancos y zapatos negros". Cuando el editor del pequeño periódico pasó a mi salón para distribuir el número que le seguía a ese un compañero se quejó de la publicación en general y de dicho texto en particular -el resto de los textos eran más bien de opinión y este era el único, digamos, descriptivo, con aspiraciones literarias; un texto, recuerdo, que se demoraba en las atmósferas con una mirada que buscaba ser irónica (emulaba conversaciones, impostaba términos y tonos, acentos, el tipo de textos que imitan el "ay manito" citadino y el olor a garnacha en mor de una mal entendida autenticidad). El editor, un alumno de la preparatoria, contestó: ¡Ese texto pudo haber aparecido en cualquier suplemento cultural del país!

*

Abro el libro que leo mientras espero al Metrobús y temo humedecerlo con residuos del gel antibacterial que se ofrece gratuitamente a la entrada de la estación. Ahora que lo uso estoy más al tanto de todo lo que toco y no quiero tocar nada, incluyendo mi rostro o mi cabello. Padezco comezón en la cara todo el trayecto. Evito rascarme con las uñas o la palma y el dorso, que imagino más higiénico que la palma, no alivia gran cosa, o al menos imagino que no alivia gran cosa. Ya dentro decido no sentarme ("llevo todo el día sentado", calculo) y busco equilibrio contra uno de los pasamanos que se encuentran en el gusano que es el estómago del Metrobús, al mismo tiempo que acerco mi libro a mis ojos, aprovechando al máximo la luz. Antes de llegar a la siguiente estación, el Metrobús se detiene pero no lo hace por un semáforo sino porque algo le impide avanzar. Cuando noto que ha pasado demasiado tiempo y que algunos de los usuarios comienzan a impacientarse, me preocupo. Un atropellado. Un choque. Una manifestación. Una catástrofe. Me asomo por el gran ventanal al frente del camión y veo a dos uniformados cruzando la calle con apuración. Carajo, pienso. Carajo, me estoy imaginando cosas de nuevo; no son uniformados, o sí lo son, pero son meseros del Garabatos que está al frente. Pienso, por un momento, en Calcetines blancos, el texto malito de la preparatoria, de nuevo. Vuelvo a mi libro. Eventualmente, el Metrobús avanza. Me distraigo. Es la ironía y el ridículo. Me distraigo porque un Sport Billy en pants y tenis enciende su celular y le dice con una voz muy varonil: "Hola nena, ¿dónde estás?". Está hablando en serio, con toda la seriedad posible. "Ya pasan de las ocho y se me hizo raro que no me hablaras". Vuelvo, intento con todas las ganas, volver a la lectura pero él dice más tarde "Sí, ese día la regamos horrible, debimos habernos quedado en La ostra y luego haber ido al SPA. Hubiera estado increíble". El pensamiento cruza mi cabeza: quizá esto es la envidia. Estar leyendo un libro, sin nadie con quién hablar, y escuchar con odio y tirria la llamada casual que un enamorado le hace a su enamorada. Visto así, cualquier cosa podrá sonarme ridícula. Y entonces me animo: bueno, bien por él y la raza humana. Qué gusto que se encuentren y se hablen, decido. Qué bueno soy. Es bueno que vea lo bueno que puede ser el mundo. Y caray, es sensacional que se ejercite, este joven fortachón que carga con su celular y su bebida energizante, que encuentra el tiempo para hablarle a su novia. Dejo de leer. Miro al resto de los usuarios. Algunos leen. Otros están cansados. Son mis hermanos, los humanos.

Sunday, November 29, 2009

Fin de semana de soltero

"Quedarse en casa no es de ningún provecho. De ningún modo debe hacerlo".
Dostoievski, El doble.

Thursday, November 26, 2009

Caricaturizado

Leo a través de Facebook, ese lugar donde uno muestra su cara y lo que esté pensando, una cita de Houellebecq: "No es muy importante ser algo cuando uno escribe... Lo que nunca hay que olvidar es que lo que los demás piensan de uno no es problema de uno, sino de los demás".

Pero también, Coetzee: "La identidad no es un asunto puramente privado. No somos tan sólo nuestro yo secreto, somos también la caricatura que existe de nosotros en el espacio social".

Esto otro, de Sándor Márai: "La caricatura escondía a la persona que no podía o no se atrevía a mostrarse, puesto que uno no solamente es aquel que es, sino también su propia caricatura, invariablemente".

Cierto temor en el Metrobús

Anoche al salir del trabajo me dirigí a la estación del Metrobús. Cuando se acercó el que no se detiene en la Colonia del Valle sino el otro, el que pasa incluso más allá de la estación donde me bajo, hacia El Caminero, cerré mi libro, me levanté de la banca y vi por la ventana del Metrobús que se acercaba a una mujer de cejas tatuadas y rostro flaco que me hizo pensar en un galgo, la mirada fija hacia el frente. Dudé. La conocía. Me di cuenta de que era una loca junto a la cual me había sentado alguna vez. Permanecí sobre la plataforma hasta que se cerraron las puertas del Metrobús. Dejé pasar uno más, y otro más, y de ese modo no me subí hasta el tercero.

Tuesday, November 24, 2009

Mujeres

Leo en el cuento Serenade de Kevin Moffett:

Women jogging in place at intersections until the light changes, maintaining their heart rate, trying so hard, aspiring, succeeding. How clearly they are succeeding. Tiny headphones plug their ears. What is the secret? When the light changes so do they. There is no secret.

Más adelante:

I worry that women with dogs do not need me. I worry that women with children do not need me. Smiling women, women with talent, women with any talent whatsoever. I worry that women have a No Vacancy light they can switch on and off whenever they want. Lately all women I meet sound like my ex-wife. This may not be uncommon, except: I don't have an ex-wife.

Tempestad #69, Estéticas de la Catástrofe


A continuación, los contenidos:

LITERATURA
Como parte de nuestro dossier “Estéticas de la catástrofe”, Mauricio Montiel Figueiras analiza los relatos que han explorado los territorios de la distopía. En la sección de actualidad se reseñan libros recientes de László Krasznahorkai, Clarice Lispector, J.M.G. Le Clézio y Martín Caparrós.

CINE
“‘Héroes’ de nuestro tiempo” se detiene en seis figuras que materializan las ansiedades del presente: el zombi, el clon, el alienígena, el vampiro, el ciborg y el mutante. Gerardo Yoel y Alejandra Figliola reflexionan sobre la posición del espectador en el cine catástrofe. Una lectura de El listón blanco de Michael Haneke en la página 44.

MÚSICA
¿Música y catástrofe? Jeremy Glazier reflexiona sobre esa problemática relación en la música minimalista, especialmente en John Adams. En “Actualidad del arte” se revisan la reedición de la obra completa de The Beatles, las producciones recientes de Oumou Sangare y Marino Formenti y una grabación con piezas de Gérard Grisey.

ARQUITECTURA
Alejandro Hernández Gálvez estudia los significados de la noción de catástrofe en la arquitectura contemporánea. En la página 66, dentro de “Formas útiles”, se analizan las conexiones entre vivienda y ciudad en el complejo Linked Hybrid de Pekín, diseñado por Steven Holl Architects.

ARTES VISUALES
Ciertas tendencias catastrofistas en las artes visuales parecen operar en concordancia con el orden dominante, explica Benjamín Valdivia dentro de “Estéticas de la catástrofe”. La retros-pectiva de John Baldessari y exposiciones de Abraham Cruzvillegas, Ariel Guzik y Wolfgang Laib son reseñadas en la sección de actualidad.

ARTES ESCÉNICAS
Además de trabajos recientes de Àlex Rigola y Daniel Veronese, revisamos dos obras presentadas en el Festival Cervantino: Hamlet y El proyecto Andersen, de Meno Fortas y Ex Machina, respectivamente (pp. 34 y 35). Dentro del dossier principal, Noé Morales Muñoz medita sobre la problemática relación entre teatro y cataclismo.

A continuación, una de las portadillas interiores (el desplegado corresponde a las páginas 12-13 de la revista; a la derecha, una imagen de The Day of The Dead, con Bob, uno de los pocos zombis en la historia del cine zombi que tiene un diálogo; a la izquierda, un anuncio de Tag Heuer). Quizá les interese verlo a la luz del texto Ante el dolor de los demás de Susan Sontag, especialmente donde escribe sobre la famosa fotografía de Robert Capa en la que retrata a un soldado caer durante la Guerra Civil española y el modo en que fue presentada en la revista Life. Tanto Lawrence Weschler como John Berger tienen textos sobre el tema.


"The race is endless"

Pueden ver el número en línea, acá.

Monday, November 23, 2009

Las tuberías detrás de las paredes


Es un sonido ascendente y burbujeante, el que recorre los muros de mi casa. Es agua que sube al tinaco automáticamente desde la cisterna, recorriendo las tuberías que se elevan caligráficas, como ramas de un árbol de metal, lo que escucho ahora. Hay noches que este sistema sanguíneo pasa desapercibido, como pasa desapercibido la mayor parte del tiempo el sonido que hace mi corazón bombeando ininterrumpidamente sangre a través de las hebras que son mis venas. Por supuesto, a lo largo de los años, el sonido del agua se ha vuelto familiar pero por alguna razón este año me llegó como una sorpresa -como si sólo hubiera sido hasta hace unas cuantas semanas de este mes que lo hubiera descubierto, ese sonido que en mi cabeza dibuja un sistema intricado de tubos (los imagino detrás de las paredes, como las ratas en el cuento de Lovecraft, agitándose, oxidadas). A veces el sonido viene del lado derecho de mi habitación (me encuentro sentado en mi cama, escucho el agua detrás del librero que se encuentra en el extremo derecho más distante del cuarto) a veces del muro que tengo inmediatamente a mi izquierda. Pero ahí el sonido, cuando aparece, es descendente y rápido, agua que se pierde rumbo al desagüe que imagino vasto y lejano, debajo del suelo, abarcando la ciudad entera como una mano de innumerables articulaciones.
Me hizo pensar en el proyecto de David Byrne, Playing The Building.

"Zombi", un tropo


David me pasó este texto sobre cómo un audiolibro de David Sedaris fue lanzado en formato de disco de vinilo. El texto termina así: "We had a funeral for one format, but you can think of this as the ultimate zombie,” Ms. Thomas said. “The record is coming back from the dead".

Saturday, November 21, 2009

Unfriendly alien children posing as humans

La plancha aún despedía un poco de calor en nuestra estación de teppanyaki cuando vi cómo se acercaba un mesero, dirigiéndose a una familia sentada cerca de nosotros. Una mancha negra y morada, como un moretón, comenzaba a desdibujarse del acero inoxidable al tiempo que bebía mi café y veía al mesero tropezar -con su propio pie, aparentemente- para apoyar el peso de su cuerpo sobre su mano, sobre la plancha aún caliente de la estación vecina. La quitó en el acto, gesto de dolor correspondiente. Le salió un sonido de los labios similar al que uno hace cuando se enchila pero más extendido, mismo que me recordó al sonido de líquido hirviendo que se escucha en aquella escena de Amores Perros, cuando la sangre de la víctima, asesinada por el sicario, se desparrama sobre la plancha de un restaurante japonés. Casi de inmediato recordé la versión que John Carpenter hizo en 1995 de The Village of the Damned (la última película en la que Christopher Reeve actuó antes de su accidente a caballo), original de 1960, específicamente en el momento en que el pueblo despierta del sueño inducido para descubrir que algunos de los habitantes durmieron al tiempo que hacían actividades como manejar o bien, horror, cocinar una parrillada (el cuerpo de un hombre es descubierto asándose sobre el metal). El mesero nos llevó la cuenta pocos minutos más tarde, sonrisa en la cara, mano herida.

Thursday, November 19, 2009

Apestaba

Regreso de tomar un café. Frente al monitor de la computadora me percato de que mi ropa se impregnó del olor a plástico quemado que inundó repentinamente el café donde estaba. La gente parecía muy preocupada pero nadie sabía de dónde provenía el olor a chamusquina. Decidieron apagar las luces y esperar.

Me gusta cuando leo en libros que algo huele a cordita. Nunca la he olido.

Monday, November 16, 2009

...

Como un cangrejo me he desplazado del estudio donde escribía hasta hace poco de vuelta al escritorio en mi recámara, con la esperanza de volver a escribir. Escribo a diario pero no para mí. Lo más cercano que llego a eso se encuentra aquí, en esta bitácora; pero apenas pasan unos días sin tocar el procesador de texto que me permite escribir en este espacio, siento que le he perdido el gusto -abrí otro lugar donde en realidad no escribo, apenas copio citas de libros que me gustan, y lo disfruto mucho más- y mi cuaderno personal hace ya semanas que no lo abro ni para registrar el paso cotidiano. Vacas flacas.

Thursday, November 12, 2009

"No podemos entenderlo, no podemos imaginarlo"


Más de Ante el dolor de los demás de Susan Sontag, ahora a partir de una pieza de Jeff Wall, Dead Troops Talk (A vision after an ambush of a Red Army patrol, near Moqor, Afghanistan, winter 1986), (1992): "No han vuelto a la vida tambaleantes para denunciar a los hacedores de la guerra, los cuales los enviaron a matar y a morir a manos de otros. Y no son aterradores para los demás, pues entre ellos (en el extremo izquierdo) se sienta un saqueador afgano vestido de blanco del todo absorto en hurgar en la mochila de alguno, en quien no reparan, y sobre ellos (arriba a la derecha) en el camino sinuoso que baja de la aldera, dos afganos entran en la foto, tal vez soldados ellos mismos, los cuales al parecer, por las Kalashnikov reunidos a sus pies, han despojado a los soldados muertos de sus armas. Estos muertos están desinteresados del todo en los vivos: en quienes les han quitado la vida; en los testigos y en nosotros. ¿Por qué habrían de buscar nuestra mirada? ¿Qué podrían decirnos?".

Wednesday, November 11, 2009

Cuando se habla del buen gusto

Susan Sontag en Ante el dolor de los demás, a partir de la imagen de una mano mutilada que estaba entre los escombros del WTC y que apareció en el Daily News sin volver a reproducirse en otros medios (que pueden ver, si así lo quieren, aquí):

"Esta insólita insistencia acerca del bueno gusto en una cultura saturada de incentivos comerciales que reducen los criterios del buen gusto, acaso sea desconcertante. Pero tiene sentido si se entiende como la ocultación de un conjunto de preocupaciones y ansiedades sobre el orden y el ánimo públicos que no es posible nombrar, así como una indicación de la incapacidad, por lo demás, para formular o defender las convenciones tradicionales acerca de cómo llorar la muerte. Lo que puede mostrarse, lo que no debería mostrarse: pocos asuntos levantan tanto el clamor público".

Acá, un afiche de una película y otro de la misma serie.

Monday, November 09, 2009

Entrada 1240


Leyendo dummy

"Sólo los animales son felices y tienen muchos hijos".

Friday, November 06, 2009

La mente ilustrada

"Get answers to every single question about this horrible incident".

Tuesday, November 03, 2009

Tomar a los monstruos en serio

Enrique, de nuevo, me mandó un vínculo hacia este texto ("Monsters and the Moral Imagination", de Stephen T. Asma) que no había podido leer hasta hoy. Un acercamiento distinto al de Newitz en Pretend We're Dead, que está marcado por una lectura económica y de sospecha; el de Stephen T. Asma parece tener a la filosofía clásica detrás (en especial, la ética y poética aristotélica) como puede verse en los siguientes párrafos:

In a significant sense, monsters are a part of our attempt to envision the good life or at least the secure life. Our ethical convictions do not spring fully grown from our heads but must be developed in the context of real and imagined challenges. In order to discover our values, we have to face trials and tribulation, and monsters help us imaginatively rehearse. Imagining how we will face an unstoppable, powerful, and inhuman threat is an illuminating exercise in hypothetical reasoning and hypothetical feeling.

You can't know for sure how you will face a headless zombie, an alien face-hugger, an approaching sea monster, or a chainsaw-wielding psycho. Fortunately, you're unlikely to be put to the test. But you might face similarly terrifying trials. You might be assaulted, be put on the front lines of some war, or be robbed, raped, or otherwise harassed and assailed. We may be lucky enough to have had no real acquaintance with such horrors, but we have all nonetheless played them out in our mind's eye. And though we can't know for sure how we'll face an enemy soldier or a rapist, it doesn't stop us from imaginatively formulating responses. We use the imagination in order to establish our own agency in chaotic and uncontrollable situations.

Quizá, como puede verse hacia el final del artículo al que me mandó Enrique, Asma es un poco rápido e ingenuo al despachar el tema de si podemos o no definir a un hombre como monstruoso. En fin, se tendría que leer su libro On Monsters: An Unnatural History of Our Worst Fears.

Monday, November 02, 2009

Cetrero

Enrique me pasó esta imagen, con un simpático mensaje y una aliteración: "Estaba viendo la Cappellone deglo Spagnoli en Santa Maria Novella, y vi una imagen de un tipo con su halcón, así que te envío una imagen, aunque no sea la mejor resolución". El cetrero, de blanco y con un sombrero como de cucurucho, se encuentra sentado, entre la mujer que carga un simio y la que toca el instrumento.