Sunday, April 22, 2007

Sobre el tercer número de El Inquilino

El Inquilino, como ya saben, es un fanzine que inició hace tiempo y que procuraba reseñar cosas que nos gustan. Libros, música, películas, sobretodo libros y sobretodo textos, reseñas que ayudaran o invitaran a compartir esas cosas que nos gustaban --nunca, era la intención, aparecerían reseñas de cosas que no nos gustaran o escritas de manera que mostraran que aquello que estábamos reseñando no nos gustaba. La intención era hacer de esta revista algo casi moral. Algo bueno. Algo sano pero en un sentido didáctico. Total que publicamos dos y el tercero aún está por publicarse --ha estado así desde hace tiempo. Recuerdo que los orígenes del proyecto (mas no del nombre) se germinaron en un Hooters.
Supongo que es normal, esta pulsión de los jóvenes, o quienes aún quieren sentirse jóvenes, de sacar algo al mundo, algo hecho con nuestras manos y cabezas y talentos. Una revista, un fanzine, cosas con poca vida y poca distribución. Les llamamos revistitas, fanzines y suplementitos porque sabemos que son poca cosa y que sólo forman parte de una especie de educación sentimental.
¿Estoy generalizando demasiado? No lo sé. Creo que la historia me avala. Y veo a mi rededor y veo a Julián Etienne con su Polemista, a los chicos de Oráculo, a Viento en Vela (que sigue con mucha vida), y Dios, a toda esa jungla de revistas que se venden en la UNAM y --oh, ¿para qué seguir? Es un lugar común esto de la "tradición de lo efímero", como lo llamó Elizondo en un artículo de 1978. Les copio el último párrafo:
Las revistas literarias de los jóvenes tienen la misma propiedad del Ave Fénix que consigue renacer de sus cenizas, pero apenas cada milenio. Las revistas de poesía son un mal necesario que afecta casi siempre solamente a los jóvenes, una especie de acné literario. Su existencia efímera y su tránsito constante van poblando los minuciosos registros para los futuros historiadores de la literatura; ellas son el testimonio del despertar y de la toma de conciencia de la terrible vocación poética.
Ay, somos unos niños. ¿Será siempre así? ¿Siempre estaremos en un momento dado de un camino ya trazado? ¿No les da terror? Porque yo veo a otros amigos, como Jesús Salazar con sus Libros de Homero, y digo, oh, esto está muy bien, o veo Cuaderno Salmón y pienso con optimismo tantas cosas que me gustaría sólo llegar ya a término. Pero no puedo motivarme lo suficiente para aplanar nalga hora tras hora, tras hora.

4 comments:

david-. said...

Sí: la expresión "acné literario" tiene ese efecto. Maldita sea.

Guillermo Núñez said...

Maldita sea.

Experimento la misma sensación cuando leo posts en latín.

david-. said...

Eso fue bajo. Pero bueno.

Maldita sea.

Guillermo Núñez said...

Maldita sea.