Thursday, May 31, 2007

El toro de Falaris

No tengo ganas de escribir, creo que podría ser peligroso, dado que es uno de esos momentos en que sé que cada cosa que escriba podrá tener un significado. Entonces deseo ser uno de esos deconstruccionistas, o mejor, una de esas personas, raras, extrañas personas, que no disfrutan escribir. Luego, poco a poco, en la medida que permito que salgan las palabras, comienzo también a sentirme una de esas malas, raras, extrañas personas que se vanaglorian de disfrutar de escribir, como si se tratara de un talento o algo que no se lleva a cuestas sino con una sonrisa en la cara. Pues descubro no sólo que escribo sino que lo hago poco y que me cuesta trabajo no sentirme escritor cuando no estoy escribiendo (es entonces cuando me invento que uno escribe aunque no está escribiendo, cosa que seguramente le gustará a los artistas de pacotilla, a los deconstruccionistas, a los desesperados). Pero ahora estás escribiendo, me digo. Sí, bien. Total. Pero luego dejaré de hacerlo. Y entre texto y texto, ¿saben qué seré? Nada. Un güey que dice ser escritor.

4 comments:

El Señor Conejo Feliz said...

Cierto muy cierto

Diana said...

Te entiendo, totally. No dejo de sentirme culpable por escribir y encima tener un medio-abandonado blog.

Juan Manuel Escamilla said...

Échale un ojo al inicio de una novela de Bloy, sobre un escritor:

http://karamazovi.blogspot.com/2006/08/porqu-escribir.html

Así también serás un lector en esos paréntesis ociosos en que no escribes. (Ahora, ¿se puede concebir un escritor que no lee?)

Anonymous said...

es la tercera persona en esta semana que escucho que no quiere/puede escribir, seguro es el calor.