Thursday, December 16, 2010

Leyendo


En lugar de volver a The Possessed de Batuman o a Los demonios (o Los poseídos) de Dostoievski, empecé a leer la segunda novela de Stephen King -alguien me había dicho que era mejor que el King posterior, juicio que tomaba en cuenta, románticamente, que cuando escribió esta novela, King aún bebía (el escritor-protagonista de la novela, Ben Mears, bebe bastante).
Y es curioso que mi cabeza haya elegido esto para descansar de libros sobre ideas obsesionantes (el libro de Batuman lidia sobre la gente que está, de algún modo, obsesionada con la literatura rusa mientras que el libro de Dostoievski trata sobre el modo en que una idea puede convertirse en una herida constante, en una ideología -y de ahí, creo, que von Doderer haya elegido el mismo título para su Los demonios-) pues, descubro que el pueblo ficticio que le da nombre a la novela, Jerusalme's Lot, obtuvo su nombre en este universo de un "evento prosaico": una de las puercas de un granjero, Jerusalem, se escapó de su corral y corrió al bosque, donde se volvió loca y mala: "Jerusalem broke out of her pen one day at feeding time, escaped into the nearby woods, and went wild and mean".
Dostoievski usa lo siguiente del Evangelio según San Lucas (8, 32-37) como epígrafe de Los demonios:

"Y había allí un hato de muchos puercos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y los dejó. Y salidos los demonios del hombre, entraron en los puercos; y el hato se arrojó de un despeñadero en el lago y ahogóse. Y los pastores, como vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo dieron aviso en la ciudad y por las heredades. Y salieron a ver lo que había acontecido; y vinieron a Jesús, y hallaron sentado al hombre de quien habían salido los demonios, vestido y en su juicio a los pies de Jesús; y tuvieron miedo".

Aún me encuentro en la primera parte del libro dedicada a la casa Marsten (The Marsten House), que se erige, poderosa, sobre el pueblo, como El Castillo de Kafka, como una idea a la que se vuelve una y otra vez. Y es en el antepenúltimo capítulo de esta primera parte donde Ben, el escritor protagonista, le explica a su querida Susan de qué trata el libro que está escribiendo y por el cual ha regresado a 'Salem's Lot: trata sobre la casa Marsten y su antiguo ocupante, un hombre maligno y que estuvo, o no, asociado a la desaparición de varios niños durante el tiempo en que vivió en esa casa. Y ahora que Ben ha regresado a 'Salem's Lot, los niños han comenzado a desparecer -y la casa Marsten está ocupada de nuevo, por un par de curiosos (aunque, bueno, obvios; es una novela sobre vampiros, finalmente) personajes. Pero al menos aquí King hace algo interesante pues sugiere la posibilidad de un horror que no tiene explicaciones sobrenaturales. Un horror real:

"Now what, Ben?"
"Now it's occupied!" he burst out, and beat a fist into his palm. "I'm not in control of the situation. A little boy has disappeared and I don't know what to make of it. It could have nothing to do with that house, but... I don't believe it". The last four words came out in measured lengths.
"Ghosts? Spirits?"
"Not necessarily. Maybe just some harmless guy who admired the house when he was a kid and bought it and became... possessed."
"Do you know something about-" she began, alarmed.
"The new tenant? No. I'm just guessing. But if it is the house, I'd almost rather it was possession than something else."
"What?"
He said simply, "Perhaps it's called another evil man."

***

Y pues le dejo a alguien más la tarea de si hay algo interesante en esto que pueda o no relacionarse con la idea de la mímesis y El Chivo Expiatorio de Girard y el asunto de la piara de puercos porque a nada de eso le sé. Igual y luego.

1 comment:

María Fernández-Aragón said...

Piara es una palabra que me gusta. Si fuera cerdo, me uniría a una. Creo, en realidad, que no tendría alternativa. En este caso, no me molestaría estar atada a la necesidad.