Thursday, November 17, 2011

Viernes

Apreciarse como un despreciador de uno mismo, ad infinitum. Considerar las palabras de los demás pero tener la incapacidad real de comprender lo que ocurre fuera de uno. Dar pie a la importancia que tiene lo subjetivo, distinguirlo de lo relativo. Creer que es posible realizar juicios que sean acordes a la realidad. Defender la importancia, especialmente en una sociedad deficiente, de que la teoría ayuda a la vida práctica, la importancia de la ética, y esperar el día en que no deba justificarse la teoría por su "utilidad" o por ser capaz de brindar un servicio. El problema de la amistad: lo fácil y placentero que es hacer amigos, lo difícil que es mantenerlos o cultivarlos. El deseo de tener iguales, la paradoja del hombre prudente, autosuficiente, excelso, justo, que no tiene necesidad de amistad. "Grandeza". "Fracaso". La duda del valor de la sospecha. El egoísmo, su utilidad, tan breve. Problemas concretos, como el dolor de oído que tengo. Pero la vida se experimenta, no se resuelve. ¿Pero la vida se experimenta, no se resuelve? Poner buena cara, cuando se necesite poner buena cara. Poner mala cara, cuando se necesite. Hacer el bien. Poner atención. Pedir perdón. Dar perdón. Ser violentos con nosotros mismos, no ceder a ser lo que somos, sino ser lo que queremos ser. Propongo.

1 comment:

david-. said...

Te preocupas demasiado, Guillermo.

Lee a Volpi y tranquilízate: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2011/11/17/la-verdad-objetiva-no-existe-todo-es-una-invencion-de-nuestro-cerebro-87845/