Sunday, June 06, 2010

Mis esfuerzos


Cuenta la leyenda que en una ocasión Robert Walser invitó a uno de sus editores a que lo visitara a su pequeña buhardilla. Era una trampa, en realidad, lo que Walser quería era exigirle dinero. ¿A cuál de sus editores? El biógrafo que cuenta esto, no lo aclara. Pudo haber sido Cassirer, Rowohlt, Rychner, Wolff, Zsolnay, ¡incluso Korrodi! No lo sabremos. Pero algo podemos saber: que el editor viajó de otra ciudad, encontró el domicilio proporcionado, subió por las empinadas escaleras hasta dar con la buhardilla, recuperó su aliento y llamó a la puerta. Entonces, un hombre abrió, vestido como un criado. "En un momento el señor le atenderá", anunció, azotando la puerta, dejando, estupefacto, al editor fuera. La estupefacción crece: un instante después, el mismo hombre que le abrió lo recibe ahora, vestido con suma elegancia y portando gestos señoriales. Se trata, de nuevo, de Robert Walser. Al editor no le causa gracia.

Tomé algunos apuntes, de la biografía que leo. Citas. Por ejemplo, del texto Mis esfuerzos:

"Refrenando mi ambición, me obligué a contentarme con los triunfitos más modestos. El escritor que llevo dentro obedeció las instrucciones del que deseaba vivir tranquilamente, que tenía que vérselas con múltiples redacciones periodísticas. Según creo, un día gocé de buena reputación; pero también me acostumbré a otra menos distinguida deseé conformarme con el calificativo de 'periodista'".

O de una carta que le mandó a Max Brod en 1927:

"Los escritores, que a los ojos de los editores son una banda de desharrapados, deberían tratar a éstos como a cerdos roñosos".

Tengo calor.

No comments: