Wednesday, April 13, 2005

10.43 a.m.

Después de todo el olor que percibí anoche no fue gas. Sigo vivo. No sé qué fue. Después de llegar aquí, a la oficina de mi jefe, alegrarme porque no estaba, servirme un café, chacotear con las secretarias y regresar a la oficina para ver mi correo electrónico, he descubierto que hay un nuevo olor. Hago caras. Salgo de la oficina para hablar con las secretarias: "¿Saben si fumigaron en la oficina?" Ambas hacen cara de conejo y preguntan: "No. ¿Por qué? ¿Huele?". Aparentemente, no huele. Yo lo huelo, pero sólo en la oficina. Regreso. Abro las ventanas. Prendo la computadora, escribo esto, bebo café, me pregunto qué cosas debo hacer aún. Comienza a dolerme la cabeza. Fumigaron.
No, no me duele la cabeza. Y el olor ya casi no está. Considero que todo esto es muy extraño.

Anoche dormí como tronco.

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