Monday, March 22, 2010

Despiertos y sobrios


De Filosofía del tedio de Lars Svendsen, un libro que, quiso la providencia, encontré por accidente este fin de semana, mientras paseaba por una librería:

"...pudiera ser que las mujeres expresen el tedio en menor medida que los hombres, aunque les afecte en el mismo grado. También cabe la posibilidad de que las mujeres tengan, en general, otras necesidades existenciales que los hombres y que se planteen otras cuestiones, y de ahí que se vean afectadas en menor medida por los diversos cambios culturales que originan el tedio. [...] También Nietzsche observa que los hombres se aburren más que las mujeres. Ahora bien, razona su afirmación arguyendo que las mujeres nunca aprendieron a trabajar de forma disciplinada, lo que parece una justificación cuando menos discutible".

Pasé el fin de semana leyendo y anotando del mentado libro. Pensaba ahondar en esto, pero debo decir que sentí una especie de alivio al descubrir que este renovado interés en el tedio que he venido demostrando a últimas fechas (que si me aburro, que si esto de aburrirse es en realidad una preocupación o una angustia, y de serlo, ¿de qué tipo es?...) se reduce a una vanidad, nada más. Svendsen analiza el estudio que Heidegger realizar en torno al tedio y en algún momento se pregunta:

"¿Por qué es tan importante para nuestro pensador demostrar sobradamente la grandiosidad del tedio? Sin duda se debe a su convicción de que los grandes hombres se ven afectados por grandes afecciones, mientras que los hombres insignificantes presentan afecciones o talantes de humor también insignificantes?"

Realizaciones personales aparte, debo anotar aquí que el ensayo de Svendsen se escribió en 1999, de allí que anote cosas como que nos aqueja la "ausencia de una urgencia fundamental" y llega a preguntarse si no le falta a este mundo un gran suceso histórico, una gran guerra o catástrofe; misma, creo, que habría de llegar a todos nosotros un par de años más tarde de haberse escrito el texto, a través de la televisión. Lo curioso, o terrible, es que ni siquiera las catástrofes o las guerras nos despiertan de esta espera (al menos, ay, no a mí). Me indignan, pueden llegar a hacerlo, pero puedo fácilmente olvidar esto. Sofía me preguntaba hace unos días si no creía que me aburría, sencillamente, porque veía la televisión. Es así. Hace unos momentos dejé de verla, a la televisión, veía Benny's Video, de Haneke, que no había visto. En entrevista, Haneke afirma -a modo de pista de qué dio pie a la película- lo siguiente: "When you learn life and reality only through the media, you have the sense that you're missing something. I'm missing the feeling of reality".

Lars Svendsen menciona sólo dos veces a la televisión en su ensayo, pero, curiosamente, hay un momento en el cual ejemplifica de un modo casi idéntico a como lo hace David Foster Wallace en su famoso ensayo sobre la televisión, E Unibus Pluram: Television and US Fiction, a través de la catástrofe (específicamente, la que ocurre en los automóviles; creo que Svenson lo hace durante su análisis de Crash, de Ballard, en tándem con el análisis que hace de American Psycho -una novela, de Brett Easton Ellis, que recordé varias veces viendo Benny's Video- y la novela romántica William Lovell):

"Cuando veo una carrera de Fórmula Uno", escribe Svenson, "lo hago con la esperanza de asistir a una colisión entre vehículos pues, de lo contrario, la Fórmula Uno carecería por completo de interés para mí. Y cuando paso ante el lugar de un accidente, aminoro la marcha con la esperanza de ver mejor tanto los restos del vehículo accidentado como a los posibles heridos, etcétera. En este sentido, no puedo decir que yo sea muy distinto de la mayoría de las personas". (p. 104).

En fin, con esto más o menos atrás, espero seguir con La novela luminosa y Los demonios.

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