Friday, December 23, 2005

París, mismo día.

En la planta baja del edificio en el que se encuentra el hotel hay un pequeño restorán japonés del cual suben olores y ruidos de cocina que se me antojan muy acogedores. Debo subir una escalera de la calle para llegar a la "recepción" (un escritorio con un señor amarillento que lleva en una libreta un registro de las personas que entran, salen y qué habitación ocupan), así que cada que entro y salgo del hotel, paso por el restorán. Siempre imagino que la persona que está parada afuera (un japonés canoso que habla un buen inglés y un buen francés y seguramente masca el español), me va a invitar a pasar. Tal vez cene ahí esta navidad.

1 comment:

Adriana Degetau said...

y seguramente luego vivirías en la buahrdilla de Marguerite Duras...