Friday, October 13, 2006

Obsesión Moleskine

Como supuse que pasaría, ya no consigo cuadernos Moleskine en México. Afortunadamente, soy como una ardilla que almacena nueces, como la cigarra de la fábula, como un norteamericano en un bunker, con latas de conserva. Mis padres regresaron de viaje este fin de semana, después de estar tres semanas fuera. Además de regresar sanos y salvos, lo hicieron con siete nuevos cuadernos Moleskine bajo sus brazos. "Pesan mucho", me dijeron.
A la obsesión que tengo por mis cuadernos (que sí, en ocasiones sobo de manera casi obscena, morbosa y pecaminosa) añado la que tengo por la cetrería. Esta última, debo decir, está mucho más a raya (no estoy interesado, por lo pronto, en aprender este arte ni en comprar capuchas para aves de rapiña, ni guantes ni correas avícolas), aunque en ocasiones se cuela en mis lecturas. Por ejemplo, hace poco anoté en mi cuaderno Moleskine que utilizo como diario lo siguiente, que tomo de Rimbaud el hijo, de Pierre Michon:
"Y probablemente él amaba y practicaba la poesía, pero a la manera de los hombres apasionados por la caza, por los libros de caza, bellos relatos otoñales con plumas y sangre, altos vocablos de montería, de cetrería, cuernos de caza sonando en un rincón del bosque, como si un ángel los tocara; pero que apenas tienen un fusil en la mano y la liebre salta a sus pies con sus expresivas orejas, se ponen a temblar, cierran los ojos y tiran a ciegas. Y cuando vuelven dicen que la caza fue buena".
Decir que no experimento así la literatura ya es decir que la "caza fue buena". No hay manera, por supuesto, de saberse un escritor con ciertos límites sin, a la vez, decir que la "caza fue buena".
Entre mis obsesiones está 1) la fragilidad de la carne, 2) la moral, 3) los límites de las palabras, 4) la prudencia y 5) la posibilidad de ser original. Estas cosas son sobre las que escribo. Caray, si en lugar de la cetrería fuera el bricolaje (otra palabra que me gusta exclusivamente por cómo suena, como batahola), me temo que encontraría manera de que las reparaciones y el trabajo de carpintería, fueran el vehículo de estas cinco obsesiones. Sí, al final de un día de escritura diría que las reparaciones fueron útiles, o que la fiesta estuvo buena; pero siempre, me temo, sería por accidente. No sé porqué me llama la atención la cetrería, porque caí en ella o decidí que era el medio apropiado para mis obsesiones. Y digo que se me hace extraño pues al final lo que me preocupa son aquellos cinco puntos. Es algo que debo pensar.
Además de los cuadernos mis padres me consiguieron los dos primeros tomos de Radiaciones. Estoy muy contento.

4 comments:

Anonymous said...

Radiaciones? brillante! yo lo he tratado de conseguir y no puedo hallar a Junger...¿pues a donde fueron tus papas?

Anonymous said...

acabo de estar en NY. el paraiso moleskine.

benjamin

Adriana Degetau said...

quién fue o es Moleskine?

talí said...

qué tal, pues yo acabo de conocer las libretas moleskine por casualidad (yo sólo iba por un libro), las encontre aquí en la ciudad de méxico...concretamente en el centro cultural bella época del fondo de cultura económica y me han gustado.
precisamente llegue a tu blog por una busqueda que hice en google blogs search acerca de moleskine.
saludos!