Sunday, February 24, 2008

Comienzo hablando sobre unos regalos y luego sobre un texto de Zagal

David Miklos me regaló un libro que alguna vez quise comprar durante un viaje que hicimos pero no compré porque era un capricho, un recuento que se hizo en el siglo XVIII de una expedición francesa en nuestro país para observar el paso de Mercurio por el Sol. Hablaré más de eso en otra actualización. Óscar Benassini me regaló la versión facsimilar de los siete números que aparecieron de S.NOB. Recibí estos regalos el mismo día a distintas horas, por una casualidad, no esperaba ninguno de los dos y fui muy feliz. Lo que sí esperaba un poco, porque se los pedí, fueron unos libros que me trajo mi hermana de NY, Blood Meridian, House of Leaves y One Hundred and Forty Five Stories in a Small Box. También me trajo una figurita del pitufo filósofo porque con ella, me dijo, se acordó de mí y yo me acordé de otras cosas de las que no hablaré ahora. Cambio de tema.
Hace rato vi a Cormac McCarthy en la televisión, durante la ceremonia de los Óscares. Creo que llevaba a su hijo con él. Mientras veía eso leía en diagonal un texto que publicó mi amigo Héctor Zagal en el suplemento cultural del Reforma, El Ángel de este domingo, Michel Houellebecq: Pornografía conservadora. Lo leí así, con un ojo en la tele y otro en el periódico, pues al iniciarlo me di cuenta de que de algún modo ya había leído ese texto o ya lo había platicado, al menos, con Héctor. Le he escuchado esta opinión más de una vez: "El éxito de Michel Houellebecq procede de su capacidad de poner en prosa los lugares comunes de la divulgación filosófica [...] la clave de su éxito radica en aprovechar sus conocimientos de bachillerato. Pocas cosas son de tanta utilidad para un escritor como los estudios de preparatoria o de liceo. En este sentido, lo que escribe Houellebecq se antoja fácil para el profesional de las humanidades, pues todos hemos repetido alguna de esas ideas en el aula de clases".
Exactamente qué quiere decir Héctor con "profesional de las humanidades", lo ignoro. Por mi parte debo decir que escribir como Houellebecq no se me antoja fácil. Creo que no hay cosa más difícil que escribir con sencillez. Por lo demás, dudo que el éxito de Houellebecq se cifre en su capacidad de traducir teorías filosóficas a un lenguaje más atractivo (creo que, al contrario, Houellebecq se caracteriza por su capacidad para podar sus textos narrativos de algo que podría ser considerado un "estilo", otorgándole a sus historias esa impresión de luz mortecina; sus ensayos, por otro lado, sí que están plagados de ese estilo socarrón del hombre ingeniosito). El éxito de Houellebecq reside en otra cosa: una buena maquinaria editorial, una capacidad de algunos cuantos para hacerlo una figura pública. Houellebecq no es un autor divulgativo. Y aunque no es el mejor escritor vivo o uno cuya obra vaya a sobrevivir entera, creo que merece una lectura que vaya más allá de su éxito. Sé que Héctor no es un crítico literario y yo no seré el valiente que le exija a alguien leer literatura exclusivamente desde la literatura, pero aquí viene el pero principal: creo que la valía de un escritor no puede medirse por su éxito -el mejor escritor sencillamente sería quien posee al mejor agente literario- y me pregunto si el texto de Héctor me dejó un mal sabor de boca sólo por esto. Pues de algún modo también responde a la búsqueda por un know how, como las historias que le encantan a otro amigo mío, Alejandro Vázquez, sobre esas personas que se hicieron ricos de la noche a la mañana. Héctor creo que no habla sobre un autor de literatura, en este texto, sino sobre las recetas que pueden llevarnos al "éxito": "Houellebecq supo situarse en la narrativa occidental recurriendo al conservadurismo y a la literatura moral. La receta no es nueva. Ahí está el Marqués de Sade. Pero a nadie se le había ocurrido hacerlo en forma de best seller en el París del siglo XX". ¿Se sitúa uno en la narrativa occidental como se sitúa uno en una empresa?
Hay una segunda tesis en el texto de Zagal: "A sus 50 años [Houellebecq] es un novelista exitoso. Sus ensayos, en cambio, sobresalen menos. El mundo como supermercado (1998), por ejemplo, es más sugerente que brillante. Es lógico. Los ensayistas juegan con reglas más rígidas. En la medida en que Houellebecq se acerca al mundo académico, pierde fuerza. Se convierte en un amateur".
Veamos. ¿Los ensayistas juegan con reglas más rígidas? ¿Que las de quiénes? ¿Que las de los novelistas? ¿De qué tipo de ensayo habla Zagal? No habla del ensayo literario, me imagino. Y creo que con rigidez quiere decir algo así como rigurosidad -¿académica, tal vez? Sea lo que quiere decir, en algo estoy en desacuerdo: considero a Houellebecq un ensayista mucho mejor de lo que es narrador. De sus ejercicios narrativos creo que sólo son rescatables dos de sus novelas: Ampliación del campo de batalla y Las partículas elementales. Pero su mejor libro es el ensayo Lovecraft: Contra el mundo, contra la vida. En efecto, El mundo como supermercado (una colección de artículos, entrevistas y reseñas) es "sugerente" y no "brillante". Pero la faceta de ensayista que mostró con Lovecraft..., su primer libro, no ha sido eclipsada por su narrativa, hasta ahora. Estoy de acuerdo con Zagal en algo. Houellebecq "se suma a una larga lista de lectores de Sade, de Lovecraft, de Céline". No creo, sin embargo, que esto sea algo necesariamente negativo -como quiere hacerlo ver Zagal en su texto. Incluso no veo cómo esto es una crítica. Seguramente Houellebecq es un lector mucho mejor de lo que es escritor. Sus apuntes sobre Lovecraft no hablan sólo de su lectura sino del modo en que Lovecraft de algún modo cambió a Houellebecq mismo (uno puede ver por qué posee una afinidad especial por este autor; ambos son igualmente racistas y materialistas y ambos, a su modo, lidian con un tipo de horror muy a la mano). Houellebecq invita humildemente, por su propia lectura, a leer a un autor a quien considera superior. Sin duda la lectura de Houellebecq es la de un amateur, como se hace ver por las notas que hizo Dorna Khazeni a la traducción que realizó para la edición de The Believer Books (Houellebecq a menudo "cita" pasajes que no están en los textos de Lovecraft). ¿Pero no son así las mejores lecturas, las que se hacen con la carne y no con la cabeza?

15 comments:

Hitlercito said...

Published: February 20, 2008 11:10 AM ET

NEW YORK Nicholas Gurewitch's "Perry Bible Fellowship," the offbeat comic that ran online and in newspapers, will end next week.

"I'm making this decision for a variety of reasons, but mainly because I want to do other things besides be a cartoonist," said Gurewitch.

A "Perry Bible Fellowship" hardcover book called "The Trial of Colonel Sweeto and Other Stories" was published last fall by Dark Horse Comics.


buajaja :'(

yo ya no uso mi blog, haz un post...

David Miklos said...

¿Para qué hablar de Houellebecq, autor tan menor, tan sujeto a una endeble coyuntura temporal, si podemos hablar de Cormac McCarthy, nuestro clásico, nuestro portador del fuego? Yo también lo vi en la televisión, durante la ceremonia de los Oscares. Fue, en realidad, lo único que me emocionó, lo único que me sorprendió. Todo lo demás, lo esperaba, era predecible, y en mi quiniela le atiné a tosos los ganadores pesados. A los Coen y a su pésima y superficial adaptación, aunque buena película, de No Country for Old Men. McCarthy, entonces. McCarthy que, al ser el pasado, es el futuro. Lee ya Blood Meridian: es, también, una sorpresa. Uno llega a la edad en la que decide no perder más el tiempo. Así las cosas. Y antes de que se me olvide: Ay, Memo©.

Douglas said...

Esto 100% de acuerdo. Houellebecq, o como se escriba, es un farsante. Punto.


D

Juan Manuel Escamilla said...

Ayer pensé en él. Vi 5x2. Las vacaciones son totalmente H. Decadencia europea, harta de sí misma.

Douglas said...

Por cierto, no podían homenajear estos ineptos de la academia a Antonioni y a Bergman? Por lo menos cinco minutos de grandeza? Zorros.


Saludos.

Guillermo Núñez said...

Pero sí los homenajearon Doug, salieron en el video con el resto de los muertos del año pasado.

Darío Zetune said...

¿Alguien me puede explicar porqué -de preferencia que no sea psicoanalista-, mientras leía sobre Houellebecq, insistentemente me venía a la mente Herman Hesse?

Mario Gensollen said...

De acuerdo mi buen Memo. Pero creo que lo que no te atreves a decir es que detrás de la crítica de Zagal hay una serie de premisas ocultas. Para quienes lo conocemos, sabemos cuáles son. Su crítica no es una crítica a Houellebecq. Creo que sus críticas se aplican a otros autores que el mismo Zagal admira. Más bien creo que habría que hablar de como se usa el ingenio y la inteligencia para criticar cosas que te conviene criticar. O bien, más filosóficamente, de cómo los argumentos pueden ser intrascendentes cuando lo único que se tiene a la vista es ganar en la argumentación. Con ese artículo Zagal me recordó un poco a los eristas del "Eutidemo" de Platón.

Anonymous said...

tuc!

Anonymous said...

buenas noticias, me acaba de escribir el dibujante de PBF:

Nicholas Gurewitch to me
show details Feb 25 (1 day ago) Reply

I've just withdrawn from weekly papers

I'm not sure how often I'll be making the comics, but I'll probably make more

María Fernández-Aragón said...

Has dejado de ser Memo para convertirte en Guillermo. Yo la neta no sé tanto, pero me gusta leer lo que otros dicen sobre lo que yo leo (quizá de manera muy superficial) y que siempre, invariablemente, juzgo con "la carne" (tal vez porque soy actriz, más que "filósofa"). Sea lo que sea Houellebecq, me gusta.

Y como dice Isolino: "tuc!"

Mario Gensollen said...

Lo de Antonioni y Bergman, es cierto! Ineptos. Su grandeza valió 2 segundos de imágenes frente a una bola de fulanos y fulanas que sólo los conocieron en su casa. Lo peor es que la bola de ignorantes presentes no sabían ni quiénes eran, pues sólo aplaudieron cuando salieron las imágenes del pésimo actor y drogadicto Heath Ledger. Moraleja: para brillar en Hollywood no hace falta hacer 30 películas y que todas sean obras maestras, basta morirse de un pasón y actuar de vaquero gay, aunque nadie te lo crea.

Douglas said...

Guillermo, no lo ví, se me pasó. De cualquier manera habría agradable ver algo más especial para ellos. Digo, claro que hay respetar a todos los tramoyeros que murieron el año pasado pero ese par se merecían algo más, no?

Por otro lado he empezado a leer Meridiano de sangre y estoy de acuerdo, hasta hora con David: que prosa más potente la de McCarthy, en cada frase hay un knockóut, realmente estremecedor. Se puede contar con los dedos a quienes han podido escribir así, manteniendo esa tensión primaria a lo largo de páginas y páginas.

De Hulebeck, ni hablar, de él no se acordará nadie en unos diez años.


Saludos.

Mariana said...

qué buena crítica. otro estilo, muy tuyo pero otro. me gusta

Olga Fabila said...

Para el moleskine lover...

http://www.humus.nu/

disfrute.
Besos
O.