Wednesday, February 06, 2008

Meditaciones deportivas

Hacer ejercicio, enfermo de gripe, es como tomar prestado el cuerpo de alguien más y habitar en él, estar más al tanto de las distancias que existen entre uno -esa voz que narra en nuestras cabezas- y el resto de nosotros, nuestro cuerpo. Movemos los brazos pero no parece que los estemos moviendo, sólo observamos cómo, casi a nuestro pesar, se mueven, igual que las piernas. Me pregunto si es así como algunos de los ambientalistas más acérrimos se sienten, habitando en este planeta. Como si estuvieran al tanto de todo lo que ocurre, con una distancia que los obliga a sentirse no sólo responsables sino terriblemente apurados por lo que está sucediendo allá afuera. Como si vieran cómo todo se va al carajo, en una película. Quizá es por eso que sienten tanta pasión, tanto pathos, producto de un drama que perciben, franqueado por una pátina de conciencia. Me pregunto si uno sentiría la misma distancia con otra enfermedad, mientras se ejercita. Digamos con la diarrea.

2 comments:

Mariana said...

comparto desde aquí tu pena, jiji. espero que esa gripa mejore pronto. no te ejercites, ni que fueras tan deportista. además para la gripa: reposo y mucha agua.

¿por qué nos da por ejercitarnos justo cuando estamos enfermos mientras raramente lo hacemos cuando estamos sanos? ¿será una cuestión de "porque no puedo ahora lo hago"?

Guillermo Núñez said...

En mi defensa diré que quiero hacerlo hábito y dos semanas seguidas no me parecían suficientes.
Pero reposaré.
Y beberé agua.
saludos!