Sunday, February 08, 2009

Domingo de soltero

Una vez más me encuentro intentando soltar la mano. Me remonto a unas horas antes en el día (dije "remonto") y me veo manejando a casa, Refu en el asiento trasero, jadeando y sacando la cabeza por la ventana cuando, cerca de la casa, veo a una mujer paseando a su perro. A pie, ella. Es así, por supuesto, como se debe pasear a los perros. A pie. Y no en el asiento trasero del auto. No olvide, sin embaro, a aquella señora del Pedregal que, al tiempo que detenía el tráfico por ir tan lento (yo me encontraba en aquella fila) paseaba a su perro; él caminaba, ella sostenía la correa desde el interior del auto. La mujer que paseaba hoy a su perro cerca de la casa: En una mano, la correa. En la otra, el celular. Al tiempo que procura cruzar la calle sin que atropellen a su perro y sin que ella sea arrastrada por el can, malabarea para acercar el aparato a su orejota. No alcanzo a escuchar lo que grita pero debe ser algo así como "¿Dónde estás?", esas preguntas sin sentido que hace uno hoy en día, teléfono móvil a la mano. Como preámbulo, se entiende.
Yo he salido de casa así, también, para pasear al perro y descubrir, al poco rato, que en realidad lo que quiero es hablar con alguien, así que ante la certeza de que Refu no contestará a mis palabras -pues a veces, ay, le hablo en voz alta- saco el aparatito, marco el numerito y encuentro pronto a algún interlocutor. Estas llamadas duran pocos segundos -la prisa de Refu me jalonea de este arbusto al otro, donde deja sus caquitas. Así que cuando saco la bolsa de plástico para recogerle la cagada, debo guardar el teléfono y explicar que, en realidad, no estoy hablando por teléfono sino sacando a pasear a la perra así que no puedo hablar por el teléfono. Cuelgo, guardo el celular, meto la mano en la bolsa y acerco la bolsa a la caca, amarro la bolsa, la cargo un rato hasta que encuentro un basurero (Refu me sigue, contenta y coleteando) y ya que tengo la mano libre, considero una vez más sacar el celular.
En suma: a veces salgo de casa para pasear al perro y descubrir que en realidad salgo para hablar por teléfono aunque teléfono tengo en casa, instalado. De lo cual uno pronto concluye que no es que salga para hablar, claro, sino que al poco rato uno descubre que salir a pasear perros puede llegar a ser profundamente aburrido. Y como puede verse, da para poco de qué hablar.

4 comments:

dm said...

Bostezo.

Guillermo Núñez said...

¿Alguien dijo Tlalpan?

Oscar said...

Lo de "soltar la mano" es como masturbarse?

Guillermo Núñez said...

Sí, pero más como hacer lagartijas o abdominales. Como un tentempié.