Además de cortarme el pelo hoy fui a ver Friday the 13th con mi primo. Nunca vi la original, que el año pasado cumplió veinte años. O este año. No estoy seguro. Intenté rentarla hace unos meses pero no la encontré en ningún lado. En la original, leí en la red, Jason no usaba la icónica máscara de hockey. Ni en la segunda parte (que sí vi) en la que utilizaba una suerte de saco de patatas amarrado alrededor del cuello. La película que sí vi, en su versión original, acompañado de un primo que ahora está casado y quien se ocupa de su hija y a quien ya nunca veo, en video, fue Halloween. La vimos en casa de mis abuelos, una noche que estábamos solos. No recuerdo cuántos años tenía yo, seguramente era un niño pues: cada que salían tetas, recuerdo, mi primo me decía que me tapara los ojos. Cuando mataban adolescentes gritonas, no me decía nada, pero yo cerraba los ojos.
Ayer vi Poltergeist porque el mismo primo con quien fui a ver la nueva versión de Friday the 13th no la había visto. Lo mismo: hace unos meses intenté rentarla pero no la tenían en el Blockbuster, seguramente alguien la robó porque estaba la caja y estaba registrada, pero no estaba la película. Al ver Poltergeist recordé que mi hermana vive a lado de un cementerio. Más tarde en la misma noche, mi hermana, quien está de visita, así como mi cuñado, se sentó a ver televisión con nosotros. Vimos, ella, mi primo, y yo, la nueva versión de Dawn of the dead. Se quedó dormida. Y, desde la sala de la televisión, escuchaba el ronquido de mi cuñado, pocas veces interrumpido. A la fecha me pregunto por qué es la propiedad privada un gatillo tan importante en las películas de horror. En fin... Le dije a mi primo, quien se llama Julio y quien tiene 19 años (hoy le pidieron identificación para entrar a la sala, a mí no; cosa rarísima) si quiere ver Funny Games. Dijo que sí. Maliciosamente no le recordé que fue con esa película que una noche lo desperté gritando en sueños.
Ayer vi Poltergeist porque el mismo primo con quien fui a ver la nueva versión de Friday the 13th no la había visto. Lo mismo: hace unos meses intenté rentarla pero no la tenían en el Blockbuster, seguramente alguien la robó porque estaba la caja y estaba registrada, pero no estaba la película. Al ver Poltergeist recordé que mi hermana vive a lado de un cementerio. Más tarde en la misma noche, mi hermana, quien está de visita, así como mi cuñado, se sentó a ver televisión con nosotros. Vimos, ella, mi primo, y yo, la nueva versión de Dawn of the dead. Se quedó dormida. Y, desde la sala de la televisión, escuchaba el ronquido de mi cuñado, pocas veces interrumpido. A la fecha me pregunto por qué es la propiedad privada un gatillo tan importante en las películas de horror. En fin... Le dije a mi primo, quien se llama Julio y quien tiene 19 años (hoy le pidieron identificación para entrar a la sala, a mí no; cosa rarísima) si quiere ver Funny Games. Dijo que sí. Maliciosamente no le recordé que fue con esa película que una noche lo desperté gritando en sueños.
2 comments:
y estas pinturillas tan bonitas ¿qué?
Andas retezombie, Memo. Poltergeist es, lo que se dice, de mi época: la vi hasta el cansancio, una y otra vez. Qué miedo el payaso y el árbol. ¡Qué miedo! Y tu hermana vive junto a un cementerio. Yo que tú, no la volvía a visitar. Pero... Have you checked your sister? Ay, nanita. Ay, Memo(c).
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