Leo este impresionante texto de Jon Mooallem, "The Self-Storage Self", aparecido ayer en la The New York Times Magazine, y que me hace pensar en esto, de hace unos, pocos días. Me recordó a su vez lo siguiente de Juan Villoro, que pueden encontrar en su "El Rey Duerme: una crónica hacia Hamlet", de su De eso se trata:
"Una mañana mi madre me habló para pedirme que fuera a su casa por papeles que le estorbaban. Ella asimila los saldos de la accidentada vida de sus hijos con resignación de bazar y sólo exige que nos llevemos algo cuando una contingencia obliga a abrir un hueco".
El texto de Mooallem revela que en Estados Unidos no es la familia sino los grandes espacios abiertos y desocupados los que asimilan dichos saldos (el gran desierto como un espacio de regeneración). Es curiosa, esta tendencia aparentemente distintiva de los americanos por la acumulación en espacios vacíos dedicados específicamente para ello (yo acumulo en casa de mis padres y después de un rato tiro o regalo o vendo; personalmente, no conozco a nadie que rente espacio para acumular; tengo unos vecinos, los únicos que conozco que lo hacen, que venden anualmente excesos de cosas en "ventas de garage"; el otro día, pasando frente a la casa de otros vecinos, vi que en su cochera acumulaban libros viejos y me puse a pensar qué tipo de libros serían los que uno pondría en su cochera).
Hay una parte en You Shall Know Our Velocity! de Dave Eggers que tiene lugar en uno de estos espacios. No tengo el libro a la mano, pero más tarde lo copiaré. Y es curioso pero no es hasta ahora que pienso que ese libro no tiene una sino dos metáforas más o menos obvias sobre la memoria (una: aquella gran biblioteca subterránea regida por humanoides autónomos; otra, las bodegas de almacenamiento en la que le parten la cara a Will).
"Una mañana mi madre me habló para pedirme que fuera a su casa por papeles que le estorbaban. Ella asimila los saldos de la accidentada vida de sus hijos con resignación de bazar y sólo exige que nos llevemos algo cuando una contingencia obliga a abrir un hueco".
El texto de Mooallem revela que en Estados Unidos no es la familia sino los grandes espacios abiertos y desocupados los que asimilan dichos saldos (el gran desierto como un espacio de regeneración). Es curiosa, esta tendencia aparentemente distintiva de los americanos por la acumulación en espacios vacíos dedicados específicamente para ello (yo acumulo en casa de mis padres y después de un rato tiro o regalo o vendo; personalmente, no conozco a nadie que rente espacio para acumular; tengo unos vecinos, los únicos que conozco que lo hacen, que venden anualmente excesos de cosas en "ventas de garage"; el otro día, pasando frente a la casa de otros vecinos, vi que en su cochera acumulaban libros viejos y me puse a pensar qué tipo de libros serían los que uno pondría en su cochera).
Hay una parte en You Shall Know Our Velocity! de Dave Eggers que tiene lugar en uno de estos espacios. No tengo el libro a la mano, pero más tarde lo copiaré. Y es curioso pero no es hasta ahora que pienso que ese libro no tiene una sino dos metáforas más o menos obvias sobre la memoria (una: aquella gran biblioteca subterránea regida por humanoides autónomos; otra, las bodegas de almacenamiento en la que le parten la cara a Will).
***
Casi olvidaba que Sofía Ochoa hizo esto durante un par de días del pasado abril.
No comments:
Post a Comment