Fui a ver esa película donde actúa Meryl Streep junto a Stanley Tucci que no es El diablo viste a la moda (2006). Se trata de una película muy distinta donde Meryl Streep se ocupa de una de las artes menores, no la cosmética o la moda, sino la gastronomía, para convertirse eventualmente en una figura de poder en el imperio gastronómico. La historia del personaje de Streep, Julia Childs, se relata paralelamente a la de una joven que intenta formarse o realizarse a la sombra de esta gran figura. Una pequeña diletante, en realidad, que confía en que con empeño y entusiasmo, teniendo a la figura de la cocinera como deidad y su libro de cocina como Biblia (un poco como el ratoncito de Ratatouille), podrá realizarse y encontrarse (en la cocina). Como todas las películas que tienen como tema central una de estas artes menores, uno sale con una curiosa sensación de bienestar: la verdad es que uno acaba de pasar un buen rato. Como diría uno de los enemigos de la sociedad abierta, Platón, estas artes "adulatorias" (aquí leáse arte en el sentido de técnica) se ocupan no de nuestro bien sino que "captándose a la insensatez por medio de lo más agradable en cada ocasión, produce engaño, hasta el punto de parecer digna de gran valor". Una imagen de un pescado a la mantequilla: en la oscura sala del cine todos salivamos. "Así pues, la culinaria [¿pero es esto lo mismo que la gastronomía? Quizá Platón se refiere a la dietética] se introduce en la medicina y finge conocer los alimentos más convenientes para el cuerpo, de manera que si ante niños u hombres tan insensatos como niños, un cocinero y un médico tuvieran que poner en juicio quién de los dos conoce mejor los alimentos beneficiosos y nocivos, el médico moriría de hambre." Sobre la cosmética, Platón afirmó que es "perjudicial, falsa, innoble, servil, que engaña con apariencias, colores, pulimentos y vestidos, hasta el punto de hacer que los que se procuran esta belleza prestada descuiden la belleza natural que produce la gimnástica".
No anotaré aquí las razones por las que Popper coloca a Platón como un enemigo de la sociedad abierta (ni preguntaré en voz alta si eso de la sociedad abierta es realmente deseable) porque es viernes por la noche y no las tengo a la mano pero seguramente tenía algo que ver con La República y la visión utópica (según Popper, un anhelo) que tenía Platón de la misma. Sólo quiero anotar esta curiosa alimaña que recientemente alimenta varios de mis pensamientos, la sospecha.
Incidentalmente, hay un momento en la película en la que la joven que busca realizarse cocinando -y escribiendo al respecto en un blog- se decepciona de sí y de la figura a la que ha decidido seguir. Su paciente esposo, un arqueólogo, le pregunta qué es más importante: la persona de carne y hueso que fue Julia Childs o la persona que imaginó la joven que fue Julia Childs. La joven escritora que está por realizarse en la cocina, le contesta que, sin duda, la que importó fue la que imaginó.
Si yo fuera un crítico de la cultura serio haría un análisis más extenso sobre el lugar que ocupan los medios periodísticos y electrónicos en estas dos narraciones (El diablo viste... y Julia & Julie) así como el curioso lugar que ocupan los maridos o las figuras masculinas en ambas historias (en una de ellas Tucci es representado como homosexual y en otra como un burócrata con una satisfactoria vida sexual; en cuanto a las jóvenes: en El diablo..., la contraparte masculina es, interesantemente, un chef que puede ocupar tiempo de sus conversaciones sobre el grosor de una papa frita y que eventualmente se frustra sexualmente, y en Julia... es un arqueólogo quien también se frustra sexualmente). Pero no estamos para estas cosas, la verdad.
No anotaré aquí las razones por las que Popper coloca a Platón como un enemigo de la sociedad abierta (ni preguntaré en voz alta si eso de la sociedad abierta es realmente deseable) porque es viernes por la noche y no las tengo a la mano pero seguramente tenía algo que ver con La República y la visión utópica (según Popper, un anhelo) que tenía Platón de la misma. Sólo quiero anotar esta curiosa alimaña que recientemente alimenta varios de mis pensamientos, la sospecha.
Incidentalmente, hay un momento en la película en la que la joven que busca realizarse cocinando -y escribiendo al respecto en un blog- se decepciona de sí y de la figura a la que ha decidido seguir. Su paciente esposo, un arqueólogo, le pregunta qué es más importante: la persona de carne y hueso que fue Julia Childs o la persona que imaginó la joven que fue Julia Childs. La joven escritora que está por realizarse en la cocina, le contesta que, sin duda, la que importó fue la que imaginó.
Si yo fuera un crítico de la cultura serio haría un análisis más extenso sobre el lugar que ocupan los medios periodísticos y electrónicos en estas dos narraciones (El diablo viste... y Julia & Julie) así como el curioso lugar que ocupan los maridos o las figuras masculinas en ambas historias (en una de ellas Tucci es representado como homosexual y en otra como un burócrata con una satisfactoria vida sexual; en cuanto a las jóvenes: en El diablo..., la contraparte masculina es, interesantemente, un chef que puede ocupar tiempo de sus conversaciones sobre el grosor de una papa frita y que eventualmente se frustra sexualmente, y en Julia... es un arqueólogo quien también se frustra sexualmente). Pero no estamos para estas cosas, la verdad.
8 comments:
jajajjaja cha yo sí acabo de ver el diablo viste a la moda, porque a mi mujer le gusta mucho, pero miraré la otra
saludos
no estamos para esas cosas.
de acuerdo amigo.
saludos.
Oye, ¿en dónde dice Popper eso? ¿Qué libro, ensayo, texto?
Saludos.
Rafa, ¡saludos!
N: está en La sociedad abierta y sus enemigos.
¡Gracias! =)
No, Guillermo, lo que Julie busca no es realizarse ni encontrarse en la cocina: lo que ella busca es ser (o terminar de ser) escritora. El eje de la película no es la cocina: es la creación de sendos libros, cuyo tema es el arte (menor) de la culinaria. Uno pasa un buen rato, sí: la película es muy buena. Y uno se pregunta si, un día a la vez, no sería así de fácil realizarse, encontrarse. A Julia Childs le tomó un instante saber lo que quería ser (y ocho años para escribirlo y, clímax, publicarlo). A Julie Powell, hija de nuestros días, le tomó un año (ambas cosas). Ah, la velocidad. Ah, la fama. Ah, la realización. Con lo filosófico no me meto, que es bastante mayor.
Supongo, David, que cabe la pregunta. Independientemente del modo en que busque realizarse cualquiera de los personajes (ahora que releo mi texto veo que en el caso de Julie escribí que, primero entre paréntesis, busca realizarse en la cocina y posteriormente, entre guiones, escribiendo al respecto), ¿es esta una película sobre cocina o sobre escritura? La primera impresión, la mía en todo caso, es que es sobre cocina. Así es como la he recomendado "vayan a ver la película tal, a uno se le hace agua la boca". Finalmente, son dos historias las que se cuentan, cuyas diferencias están mucho más marcadas que En el diablo viste a la moda (que habla claramente más de la joven que de la poderosa editora de moda).
No sé si aquella pregunta sería como preguntarse si You've got mail es una película sobre escritores -de correspondencia- o sobre el modo en que grandes empresas se comen pequeñas empresas.
Otra pregunta interesante, la que planteas y a la que le aventuras una respuesta, es si en el ejercicio o reto que se plantea Julie, ¿es más importante la cocina o el métod que encuentra para, finalmente, poder escribir?
En fin, la sospecha.
¿Sabías que hay un libro, un manual, llamado La cocina de la escritura, de Daniel Cassany? Ah, la sospecha. Yo insisto que Julie&Julia es una película sobre la escritura. Y, claro, sobre la mantequilla.
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