Monday, March 22, 2010

De mi diario personal, anotado el 9 de febrero pasado

"Algunos días se han perdido, porque he dejado de escribir. Esa pérdida, sin embargo, me permite observar: escribir no es simplemente recordar", Rodrigo Rey Rosa en Cárcel de árboles.

Encuentro dificultades para retomar hábitos. Deporte, este diario, la tesis. Qué aburridas, estas quejas. Un malestar generalizado. Qué poco interesante, la vida del veinteañero, la vida egoísta. No me preocupo por nadie. Incluso cuando siento cierto interés por el biennestar de alguien experimento la fugaz sospecha de que una agenda oculta se esconde en mis acciones. Esto causa una tensión: ¿realmente puedo interesarme por la vida de alguien cuando lo que aprecio es mi posición de interesado? Embrollos innecesarios, en realidad.

Un dolor de espalda y en las articulaciones se ha conseguido estabilizar en mi cuerpo. Las virtudes de la vida rutinaria (la seguridad o el sentido general de tener un propósito) apenas alcanzan a justificar el aburrimiento o el horror con el que uno advierte que esta vida desprovista de sorpresas poco a poco me destruye. Veía en la televisión hace unos momentos (todo el día frente al monitor, desde hace dos años) una entrevista con Angelina Jolie, por segunda ocasión. Entre los muchos tatuajes con los que carga uno de ellos evoca una especie de "filosofía" nietzscheana: lo que me destruye me nutre. Nunca entenderé del todo ese curioso afán por obviar el principio de no contradicción.

"Quizá no se trata de entender", gritan las cacatúas.

[...]

Breve recuento del día de hoy: despertar tarde, bañarme, sentir estrés, desayunar después de comer y caminar hacia el Metrobús. Leer en el camión Cárcel de árboles para el trabajo (pensamos reseñar una novela, la más reciente, de Rey Rosa; he notado que en varios de sus textos habla sobre cuadernos y dietistas, probablemente la razón por la que he retomado con brío el cuaderno). Llegar al trabajo, trabajar, comer (sushi), leer, tomar café, regresar al trabajo, ver pendientes, leer correos, tomar el Metrobús, cenar con mis padres en la Trattoria, ver televisión, leer un poco más después de escribir.

Los días se confunden entre sí.

2 comments:

Mario said...

Dichosos ustedes, entre tanto libro. Yo acabé hace poco el de Rey Rosa que publicó Almadía (odio Almadía y me siento esnob cuando lo escribo, cuando compro: Almadía: esnob y culpable). Tardé mucho (seis meses, con varios intercalados) y lo compré más bien por su relación con Paul Bowles, y me sentí culpable mientras lo leía, una especie de deslealtad, de injusticia. Me gustaron sus cuentos con niños y hasta creo que sería un buen título: Cuentos con niños, ¿no? Saludos. Y hace poco leí los dos de Tavares, de Almadía.

Mario said...

Dichosos ustedes, entre tanto libro. Yo acabé hace poco el de Rey Rosa que publicó Almadía (odio Almadía y me siento esnob cuando lo escribo, cuando compro: Almadía: esnob y culpable). Tardé mucho (seis meses, con varios intercalados) y lo compré más bien por su relación con Paul Bowles, y me sentí culpable mientras lo leía, una especie de deslealtad, de injusticia. Me gustaron sus cuentos con niños y hasta creo que sería un buen título: Cuentos con niños, ¿no? Saludos. Y hace poco leí los dos de Tavares, de Almadía.