Tuesday, November 13, 2007

La Navidad llegó a mi casa

Es el tiempo en que la gente está más unida, en casa, con más problemas de comunicación y también el tiempo en que subo corriendo a mi cuarto a punto de reventarme una rodilla porque me tropiezo y al llegar abro una caja donde guardo fotografías --una caja que en algunos años será un anacronismo porque ahora todo es digitial-- y bajo corriendo a la sala y demonios, algunas casas todavía no quitan sus adornos de Halloween y en la cartelera aún hay películas de horror pero en mi sala, no, en mi sala lo que hay es un árbol de Navidad esperando pacientemente. Estas cosas, mi madre se las toma muy en serio.
Vuelvo a la computadora que, han de saber, está aquí abajo, en el estudio de mi padre. Desde aquí puedo oler la fragancia falsa que se desprende del pino falso. Mi hermana está aquí, "bajando" unas fotografías que le pedí. Me dijo que su novio, estacionado temporalmente en NY, le mandó unas fotografías "bien padres Memo". Unas fotografías de mascotas disfrazadas. Y pensé: Oh. No sé realmente lo que pensé. Me hizo, supongo, gracia. Pero también pensé, inmediatamente, en el material que esto constituiría, ¡para la presente actualización! Pues, verán: "Lo único que pasa en mi vida, es mi blog", dijo Cavallazzi. Qué tipo tan exagerado.
Total: había una imprecisión. Creí que las fotografías que tanto entusiasmaban a mi hermana las había tomado él, su novio, pero lo que en realidad había hecho este buen muchacho fue mandar unas fotografías que encontró en la red. Como esta.
-Pero, ¿estas fotografías las tomó él?
-Este... No. Digo. Algunas las tomó él. Pero me mandó estas de gente que las sube.
-¿Gente que las sube?
-Ajá. Que las sube.
-A ver, enséñame de las que te mandó él.


-Es un perro supermán, me explica, comprensiblemente, mi hermana.
-Ya. Las otras están padres.
Iba a escribir largo y tendido sobre este gesto antropomorfizante de las parejas dinky, de las oportunidades que presentan los días feriados, de aquella amiga de mis hermanas, amiga de la infancia, que le hacía fiestas de cumpleaños a sus perros, de aquella conocida que le lavaba los dientes a los suyos y lo iba a hacer bien, con cierta precisión, cierta ironía. Iba a darles a todos ustedes una lección. Pero, ¿para qué? ¿No está disfrazar a los perros y a las mascotas en las fiestas dentro de nuestros planes, mexicanos de clase media, individuos aburridos de sus propias vidas, que buscan emoción y aventura? ¿Ah? ¡¿Ah?!
Refu les desea una feliz navidad.

9 comments:

Mariana said...

jajajajajaja. feliz navidad, refu! podrías ponerle esa nariz de payaso que tienes guardada en algún cajón y decir que es rodolfo el reno.

Enrique G de la G said...

No recuerdo dónde vi hace poco una muy parecida a ésta: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/d/d2/Polizeihund.jpg/300px-Polizeihund.jpg

Francisco Palacios said...

Otorgarle actitudes humanas a las mascotas es un ejercicio que me parece ridículo, siento que la gente intenta llenar algo de lo que carece a través de los animales. Tampoco me compadezco de los animales, como cierta gente que dice: ¡ay, pobre animalito, mira nada mas, cómo lo disfrazaron! Como si el animal fuera consciente de ello. Ya hasta me enojé.
Saludos.

Lorena said...

Cuenta mi tía Lucía que de chica estuve determinada a hacer que un perro me obedeciera diciéndole:

-Siéntate! Siéntate!

Te puedes imaginar la reacción del perro, y la de mi tía.

Tormentas said...

cosas que según creo son inaccesibles a la clase media:

- viajar a san francisco para conocer el editor de tu revista favorita


memo, por razones de sguridad no autorices este comentario, considéralo privado

Ochoa said...

gracias memo por tu comentario. creo que los pájaros muertos en la ciudad son un lugar común. extraño mucho mis atardeceres de la infancia en provincia cuando miles de pájaros volaban juntos haciendo figuras en el cielo.

ahora solo encuentro cadáveres y alguno qeu otro extraviado en el viaducto.

pero no hay por qué lamentarse, las posibilidades en la red son infinitas...

Mariana said...

una vez disfracé a un perro maltés de árbol de navidad para un concurso. era super gracioso (y super improvisado), con todas esas cosas colgándole del pelo. por supuesto, cuando vi llegar a todas las niñas fresas con sus perros chic en disfraces chic (unas incluso vestidas como su mascota), no me quedó más que reir. mi disfraz era tan burdo y tan... original! obviamente no gané.

david-. said...

Refu logra hacer presente la alegría navideña.

El Justo Medio said...

Cuando estoy de ocioso, acudo al canibalismo...

¿Bacanalismo, quise decir?
Bueno la idea es ésa.