Anoche entregué una caja a una librería de viejo con libros que ya no quería (repetidos, en ediciones malas, en ediciones maltratadas, que había leído pero ya no pensaba guardar, que no había leído pero sabía que no leería aunque no tuviera otra cosa a la mano) y obtuve un poco, muy poco, de dinero a cambio, así como un poco de espacio para nuevos libros. Cuando entregué los volúmenes experimenté un extraño ardor en el estómago. Aún tengo dos cajas más que pienso vender. Más tarde llegué a casa y después de apilar más horas de televisión en mi conciencia, me senté a leer otro cuento de Poe, El tonel de amontillado, en el que, de nuevo, Poe saca a relucir su obsesión por el emparedamiento -si bien en este cuento el crimen no parece ser descubierto a causa de la culpa. Fue hasta hoy que recordé que antes de leer el texto de Poe, vi un capítulo de los Simpsons en el que Homero se queda atrapado en una especie de sarcófago de agua (y no se me olvida la maqueta que Liza hizo de El corazón delator). Tampoco se me olvida que hace unas horas leí una entrevista del domingo pasado que apareció en The Guardian en el que Saatchi, el coleccionista, afirmó que, finalmente, terminaba vendiendo muchas de sus piezas porque no le gustaba acapararlo todo. En seguida, leí una crítica de Michiko Kakutani de la nueva novela de E.L. Doctorow, Homer & Langley, que apareció el día de hoy en el New York Times. La novela trata sobre los hermanos Collyer, quienes se volvieron famosos en Nueva York por su acaparamiento y coleccionismo compulsivo (uno de ellos falleció debajo de un montón de basura, pilas de periódicos, sillas, juguetes, libros, infestada de ratas). Kakutani afirmó:
Like characters in a Poe story, Homer and Langley have entombed themselves within their once-elegant mansion — and become the center of “a circle of animosity rippling outward from our neighbors to creditors, to the press, to the municipality, and, finally to the future.”
También me acordé de Rusty Brown, el personaje de Chris Ware, y de cuando en una sesión con el psicoanalista a quien visitaba, me preguntó si yo coleccionaba algo. Le dije que libros y revistas. Entonces me enseñó un libro suyo en el cual Picasso había garabateado algo y ahora mismo me estoy acordando de nuevo de la entrevista con Saatchi, en la cual se afirma algo que ya todos sabemos bien, a saber, que el arte nos va a sobrevivir a todos.
También me acordé de Rusty Brown, el personaje de Chris Ware, y de cuando en una sesión con el psicoanalista a quien visitaba, me preguntó si yo coleccionaba algo. Le dije que libros y revistas. Entonces me enseñó un libro suyo en el cual Picasso había garabateado algo y ahora mismo me estoy acordando de nuevo de la entrevista con Saatchi, en la cual se afirma algo que ya todos sabemos bien, a saber, que el arte nos va a sobrevivir a todos.
3 comments:
Diablos. Yo tengo que hacer lo mismo, pero todavía no me armo de valor.
Es una experiencia brutal.
y no te acordaste del ciudadano Kane?
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