Sunday, July 08, 2007

Oh, this happiness is strong stuff!

Leyendo La Universidad Desconocida de Bolaño y a Salinger me he puesto a pensar en los poetas. No en las personas que quieren dedicarse a ser poetas o que lo son de manera profesional. Sino en esas almas delicadas y frágiles que escriben poesía en pequeños cuadernos, a escondidas, a esos niños que como yo, como cualquiera, en algún momento de su vida mostraron sus líneas, mismas que les apenaba llamar versos, a personas que, afortunadamente en algunos casos, las comprendieron o bien a personas que, vamos, simplemente no tuvieron interés. ¿Estoy mal o no es esto algo que hace la gente? Los poetas varones que no quieren ser poetas pero escriben, ¿no mandan sus poemitas a las chicas? ¿No los entregan en hojas rayadas, con miles dobleses, en los recreos? ¿No los esconden en la Biblia de los hoteles esperando que alguien los encuentre? Cuando pienso en esas manitas que escriben esas líneas, recuerdo una línea de Los detectives salvajes en el que un poeta se lamentaba porque si bien un verso podría conquistar el corazón de una mujer, por ejemplo, difícilmente un movimiento literario conseguiría mantenerla a su lado.
Hoy empecé a releer 2666 y sentí pánico. Imaginé a Bolaño escribiendo en Blanes, o mucho antes, a Bolaño escribiendo desde el cámping en Barcelona (o cerca de Barcelona), sus poemas malos. Porque son malos. Bolaño, pasando hambre. Imaginándose poeta, escribiendo narrativa.
Si tú lector, y sé que eres uno de esos lectores, amas a los pájaros o al menos sientes que detonan pensamientos en tu cabeza cada que los ves (pensamientos sobre la libertad y todas las erróneas formas con las que las personas se relacionan "intentando" ser feliz), también debes estar interesado en estas otras criaturas, los poetas: "the God-lover or God-hater (almost never, apparently, in between), the saint or profligate, moralist or complete immoralist --who can write a poem that is a poem. Among human beings, he's the curlew sandpiper, and I hasten to tell you what little I presume to know about his flights, his heat, his incredible heart" (Salinger).
Yo no sé nada sobre los poetas. Cada que creo que estoy en presencia de uno no sé si debo echarme a llorar o a reír, a tirarme al suelo pidiendo redención o si debería, en lugar de eso, tapar su boca con un calcetín. La gente necesita más ingenieros en el mundo.

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