Saturday, April 05, 2008

Dejen les cuento sobre la oficina


Está en el sexto piso. Hay otras personas, en el séptimo, pero no las conozco. Los del sexto piso nos dedicamos a cosas distintas de las que se dedican los del séptimo. Digamos que en el sexto están los pilotos y en el séptimo los del pit, o abajo los remeros en las galeras y arriba los que llevan el ritmo con el tambor. No quiero ser impreciso, como si arriba estuviera el equipo de apoyo o el jefe y abajo los esclavos. A ver. Mejor. Trabajo en una revista. En el séptimo piso se encuentran los de ventas y distribución y todo aquello que es necesario para vender y distribuir la revista y abajo, en el sexto piso, se encuentra la redacción. El sexto piso es como un chorizo largo separado por tres mamparas. El diagrama corresponde a la primera mampara. (Las flechitas llevan hacia la tercera y segunda mampara, que no aparecen detalladas). Las cruces o taches corresponden al lugar donde nos sentamos: la primera, comenzando de arriba en el sentido de las manecillas del reloj, es donde se sienta uno de los becarios, la segunda a mí, la tercera usualmente está desocupada pero hay un día en que los becarios van juntos así que entonces es ocupada por uno de ellos. El circulito ése es un bambú que ya está seco. La cuarta cruz es la que ocupa A. Y la quinta la que ocupa O. La segunda separación de la oficina no está ocupada por nadie -por unos libreros con revistas- y la tercera sección es ocupada por el capitán -si estuviéramos usando metáforas de navíos.
Los que estamos en el espacio diagramado nos sentamos mirando hacia la pared, como en un establo o una cuadrilla. Y trabajamos tiempo completo ante un monitor. No hablamos entre nosotros a no ser por MSN. Esto es divertido. Es un lugar diverto. Sé que pinté con grises el diagrama, pero sólo porque la alfombra del lugar es gris. En serio es muy divertido trabajar ahí. ¡Jaja!Pero también tiene sus cosas. Por ejemplo, ese apartado gris oscuro, que no es parte de la oficina, contiene un misterio (señalado con una "M"). De vez en cuando, mientras trabajamos, desde ese punto de la pared -junto al bambú seco- se escucha como si alguien tecleara en una máquina de escribir.
Pero el ritmo es lentísimo. Se han de escuchar unas veinte tecleadas a lo largo del día, todos los días, a distintas horas del día. Lo noté hace una semana, en mi primer día. Los de la oficina ya estaban acostumbrados y no se veían tan sorprendidos como yo. Existen sospechas. Quizá, pensamos, hay un hombre ahí, encerrado en un cuartito -como Cheever, quien escribía en el cuarto de las calderas del edificio donde vivía. Pero el ritmo es tan lento que es difícil imaginar alguien escribiendo, a no ser que sea un escritor obseso y maniático. Tchunk. Tchunk, se escucha. Después nada, sólo el sonido de nuestros propios teclados, hasta que, finalmente, un renovado Tchunk, suelto al aire. Sostengo la teoría de que no es un escritor emparedado, sino un simio. Quizá es parte de un experimento y quizá haya un simio en cada piso, ¡no lo sé!, pero también está encerrado en un cuartito, amarrado frente a una máquina de escribir y cada que teclea -pues, insisto, es de vez en cuando- un mecanismo dispensador de bananas se activa y come y hasta que quiere más teclea de nuevo. Quizá por cada tecla que teclea aparece una fruta distinta. O quizá con todas, indistintamente, aparecen bananas. Y agua. Y eso es lo que escuchamos, a veces, los de la oficina: mis pendejadas.

5 comments:

charp said...

Es posible también que los espíen y registren sus actividades, como en "La vida de los otros". Por lo demás, se ve que es un lugar divertido.

Espero no vean tus archienemigos mortales este mapa que has trazado. Podrían liquidarte y escapar con facilidad, pues conocen tu territorio.

Anonymous said...

lo que yo prefiero es irme de picnic, que sea en un espacio donde los grados farenheit aumenten, y se derrita la atmósfera por la tempestad.

un cuadro finalmente igual de gris en cualquiera de sus vertientes

Vikram Dharma said...

Hey, Memo, yo sé qué es. Es un aparato en el baño de las mujeres, en el sexto piso. Un secador de manos, es eléctrico y hace ese ruido como de máquina de escribir. Raro, es cierto.

un abrazo, espero que todo vaya bien por allá, un saludo a todos.

Douglas said...

Está chévere ( chida, padre ) la idea del simio. También pudiera ser alguien que no sabe mecanografiar y está escribiendo una novela a oscuras. O tal vez no tiene brazos y tiene que darle de narizazos.

María Fernández-Aragón said...

¿La idea de Bartleby era demasiado obvia como para que la eligieras sobre todo lo demás? O quizá simplemente... preferiste no mencionarlo.