Sunday, June 08, 2008

Bebo café

Me lo acabo de hacer. Me levantaré por la segunda taza en unos momentos y Refu, que está acostada aquí a lado, me acompañará y moverá su cola quizá con la esperanza de que esto signifique, finalmente, que la sacaré a pasear. Pero no estoy de ánimos para sacar a Refu quien, por lo demás, no parece tan entuasiasmada por salir. Sólo se alborota cuando me levanto o dejo de teclear y me mira y entonces pone esa cara del perro que quiere salir. Le doy un último trago a la taza y me preparo para levantarme.
Dicho y hecho. Regreso de servirme la segunda taza. Es de Punta del Cielo. Sabe rico. La preparo en una cafetera Krups casi idéntica a la que estaba en la zona comunitaria de la facultad de filosofía donde estudié y trabajé durante un lapso de tiempo como asistente de un amigo, de un profesor. Y ahora que digo eso pongo en suspenso el relato del modo en que me percaté de que necesito a Refu tanto como me necesita ella para contarles que el viernes fui a cenar con este amigo, Héctor, y me regaló una copia del, creo recordar, último libro en el que trabajamos juntos -uno en el que también le ayudó (con mayor incidencia, debo decir) Julián Zárate y Daniel Vázquez. Total que comienzo a hojear el libro -una compilación de ensayos de Héctor sobre ética, poética y argumentación, me parece- y me dice: "esta hoja te va a interesar". Pensé que hablaba sobre su texto sobre la metáfora, que ya había leído (como ya había leído todos los textos). Pero no, era una de las primeras hojas y en ella decía: Para Guillermo, escritor. Y que agarro y me sonrojo, en sentido figurado. Pues nunca alguien me había dedicado un libro, ¿no? Pero sobre todo me sonrojo porque, pues, vamos, Guillermos hay muchos y lo que se estaba sobre-entendiendo era que la dedicatoria era para mí y que yo debería entender eso como de inmediato, cuando también está Guillermo Hurtado -a quien Héctor conoce y estima- o ese otro cuate que tiene que se llama Luis Guillermo, o bien, el otro Guillermo que estudió filosofía y ahora estudia medicina, a quien ambos estimamos, supongo. Muchos Guillermos, pues. Así que se hace la broma de cómo con esa dedicatoria pues se saca de encima tener que dedicarle otro libro a otro de sus amigos Guillermos y la pura risa y ahora, de improviso, recuerdo a la familia Monroy, a quienes quiero, y de cómo ayer mi madre me entregó un libro de Susan Sontag que ellos me habían regalado por mi cumpleaños. Se trata de una compilación de ensayos sobre literatura y sobre el lugar del intelectual en la cultura y entre otros textos viene uno sobre Robert Walser, uno de mis héroes morales (diría Vila Matas), y uno sobre Gombrowicz, quien me obsesiona desde la marginalidad, y así varias cosas. E historia curiosa: hace poco compré otro libro de Sontag, sobre las metáforas de la enfermedad, pues tenía muchas ganas de leerlo desde hace tiempo (a la fecha, no lo he abierto). Muchos libros, pues. Dos buenos regalos en este fin de semana. Ahora iba a escribir largo y tendido sobre el cariño que le tengo a los Monroy pero sería un poco como estar presumiendo las virtudes que uno tiene y es el tipo de cosas, pues, que sólo ellos necesitan saber.
Total que: Refu se atrasa un poco de camino de la cocina al estudio donde ahora estoy porque se está rascando la oreja y yo, ¿qué hago? ¿Me sigo de largo? ¿O la espero sosteniendo la puerta a que termine de rascarse para que me acompañe hasta el estudio donde ahora está recostada, con los ojos cerrados, respirando con tranquilidad, de modo que me dé cuenta de que es en estos gestos donde se hace claro que yo necesito a Refu como ella me necesita a mí?

7 comments:

Gabriela/undies said...

Hola, Guillermo.

Adriana Degetau said...

Hola, Guillermo. Ten un buen día también.

Anonymous said...

Hoy no diré, Ay Memo, escritor. Fue una entrada tierna.

Me gusta también el café Punta del Cielo, el del bote anaranjado con plata es mi favorito., el azul no tanto.

Y del libro de S. Sontag sobre las metáforas de la enfermedad, me pareció interesante, incluso más que el otro que mencionas, pero bueno, los gustos ya sabemos. De hecho tendrías que leer una parte que habla sobre la relación entre la fragilidad, los tuberculosos y la asociación con lo romántico.. Por aquello de que alguien seguido menciona que tiene problemas con tos!!

Ay Memo, saca a pasear a esa pobre perrita, y que a los dos les dé aire!!

dm said...

:'(

María Fernández-Aragón said...

Ahora resulta que, además de todo, estás madurando. El todo inicial al que se le suma el "además" es que, hablando de libros, me quedé esperando uno. Uno que, seguramente, no tiene tantos méritos a tus ojos. Pero, como decía, ahora resulta que estás madurando. Mmm... ¿bien por ti? Que conste que lo digo sin ironía (fuchi la ironía, guácala el sarcasmo). Ja.

Olga Fabila said...

Los Monroy son efecto individuitos muy adorables.
También soy presa de sus encantos.

Anonymous said...

Y que suerte tienen los Monroy del cariño que les tienes.