Y pues aproveché para cometer la ingeniosidad de afirmar, en voz alta, que Miren, estamos en una librería que escribe textos (imagine aquí la librería sentada al escritorio) y Miren, de un momento a otro la librería comenzará a emanar sangre por las paredes (pues está viva, y eso es monstruoso). Etcétera.
El texto es un divertimento donde se cataloga a los distintos visitantes de la librería. Transcribo algunos, para su beneficio:
El que se sirve solo
Es aquel cliente que llega, saluda o no, revisa las secciones y autores que le interesan, generalmente no necesita de ayuda y nunca encarga ningún libro. [Mi vanidad me hizo creer que yo era este tipo de visitante].
El fan de un solo autor
Personaje que cuando necesita dar un regalo, ya sea a un nene o a un adulto, regala siempre lo mismo, a menos que se trate de su novia o novio.
El escritor que se busca
Nunca faltan y siempre da gusto saludarlos, nos conozcamos o no, pero sin falta se asoman al renglón de librero donde aparecen sus obras y en ocasiones se quejan porque hace falta alguna de ellas [De refilón, me he asomado al librero donde está la traducción que hice y al rincón en la sección de niños donde está el libro en el que colaboré; y siempre hojeo las revistas, buscándome, como si googleara mi nombre, vanidad de vanidades...]
El ocioso
Es aquel personaje que en realidad no quiere nada, nunca compra nada, se asoma por todos lados sin ver nada, hace recorridos muy parecidos al vuelo de una mariposa y sin que nadie se dé cuenta desaparece. La pregunta es: ¿por qué siempre regresa?
Me voy a comer.
3 comments:
¿es ese lugarcillo en la Roma de donde tomé "prestado" un florerito?
No parqui, es otro, ladronzuela.
yo iba al conejo blanco a distriburi mi revista en persona, además de otros lugares de la condesa. Hacen un pie como de trufa increíble, miniatura, como por 50 pesos.
Sí, la vanidad!
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