En una entrevista de Salon a Tobias Wolff le preguntan sobre su libro de cuentos The Night in Question (1996) que recién empecé a leer. Lo que le preguntan es si escribe los cuentos como una colección o sólo como una "muestra" de lo que escribe en el momento. Wolff contesta:
I actually wrote more stories than I collected in "The Night in Question," and when I'm choosing them, there is something about the tone or the problem presented in the story that makes it belong to this collection. And I've thought of the characters as belonging to a sort of community, almost as if it were a novel in which the characters don't know one another. And it's not a community based on place, but on the questions that preoccupy them. And there is something about the pace. There should be a sense of unfolding. There are all kinds of things at work when you put a collection together.
Apenas he leído un cuento de esta colección, "Mortals", sobre un escritor de obituarios, pero a juzgar por otra de sus colecciones de cuentos, In the Garden of the North American Martyrs (1976), entiendo que este es un proceso al cual Wolff está acostumbrado, mostrarnos una serie de historias que están hermanadas de algún modo, a través de un vínculo silencioso, como se está cercano a un gebrydguma.
Apenas fue anoche que terminé este libro y no fue hasta después de un rato que me percaté de la importancia que tenía la cacería a lo largo de sus cuentos -a veces, de nuevo, sólo como un ruido de fondo, un recuerdo. Esto es obvio en cuentos como "Poachers" o "Hunters in the Snow", pero en el primer cuento de la colección, "Next Door", que es como un tapete de bienvenida para entrar al segundo, "Hunters in the Snow", es menos evidente; la idea de la cacería se vuelve apenas una fantasía de aventuras, donde la geografía y los terrenos desconocidos y sin trazar en los mapas tienen un significado más allá del evidente (o varios, uno de ellos podría ser las zonas desconocidas con las que uno se topa en las relaciones sentimentales: "I pull down the blankets and she gets in. The bed is just fine for one, but with two of us it's a tight fit. We are lying on our sides with me in back. I don't mean for it to happen but before long old Florida begins to stiffen up on me. I put my arms around my wife. I move my hands up onto the Rockies, then on down across the Plains, heading South. "Hey", she says, "No Geography. Not tonight").
En el párrafo inmediato, el hombre, frustrado, comienza a ver una película sobre unos exploradores guiados por un hombre ciego en búsqueda de El Dorado:
They have just about run out of water, and their lips are cracked. Though the blind man has delivered a warning, someone drinks from a poisoned well and dies horribly. That night, around the campfire, the others begin to quarrel. Most of them want to go home. "This is no country for a white man", one says, "and if you ask me nobody has ever been here before"
Este modo de enunciar, con sentencias breves y declarativas, le recordarán a más de uno a, digamos, Cormac McCarthy. Sin embargo, en Wolff es alegre leer este tipo de descripciones sin abandonar del todo la vida conocida. Como sucede más adelante en otro cuento de la colección, el texto que le da título, "In the Garden of..." y en el cual se cuenta la historia de la venganza de una académica ante el sistema de las universidades norteamericanas (otro cuento sobre la vida académica es "An Episode in the Life of Professor Brooke", donde se describe, incidentalmente, el modo en que los venados abren los ojotes y se paralizan cuando ven que uno auto se les va encima). En "In the Garden...", la taimada profesora a quien conocemos sencillamente como Mary, es invitada a impartir una clase piloto a pesar de que, se entera cuando es demasiado tarde por su amiga Louise, ya se ha elegido a la persona que ocupará el puesto. Sólo la han invitado para llenar una cuota de entrevistas necesarias a mujeres, según se estipula en el reglamento de la universidad. Su clase piloto:
"I wonder how many of you know", she began, "that we are in the Long House, the ancient domain of the Five Nations of the Iroquois".
Two professors looked at each other.
"The Iroquois were without pity", Mary said. "They hunted people down with clubs and arrows and spears and nets, and blowguns made from elder stalks. They tortured their captives, sparing no one, not even the little children. They took scalps and practiced cannibalism and slavery. Because they had no pity they became powerful, so powerful that no other tribe dared to oppose them. They made the other tribes pay tribute, and when they had nothing more to pay the Iroquois attacked them".
Several of the professors began to whisper. Dr. Howells was saying something to Louise, and Louise was shaking her head.
"In one of their raids", Mary said, "they captured two Jesuit priests, Jean de Brébeuf and Gabriel Lalement. They covered Lalement with pitch and set him on fire in front of Brébeuf. When Brébeuf rebuked them they cut off his lips and put a burning iron down his troath. They hung a collar of red-hot hatchets around his neck, and poured boiling water over his head. When he continued to preach to them they cut strips of flesh from his body and ate them before his eyes. While he was still alive they scalped him and cut open his breast and drank his blood. Later, their chief tore out Brébeuf's heart and ate it, but just before he did this Brébeuf spoke to them one last time. He said--"
"That's enough!, yelled Dr. Howells, jumping to his feet".
Yo conocí a Tobias Wolff por Julián Etienne, quien me recomendó su Old School pues creyó que me gustaría. Julián todavía no lo había leído pero sabía de Wolff y sabía que a mí me interesaban las historias sobre internados y otros institutos de enseñanza, el tipo de historias que son una larga extensión sobre aquella frase que Kafka anotó en su diario: "No se aprende la vida en el mar con ejercicios en un charco, y en cambio, un exceso de entrenamiento en el charco puede incapacitarnos para ser marineros".
Wolff, en ese sentido, resultó ser un maestro. Su Old School (2003) está a la altura de The Catcher in the Rye y, para mi gusto, por encima de, digamos, Las tribulaciones del joven Törless (aunque, digámoslo de pasada, Jakob Von Gunten sigue siendo rey). Aún tengo ganas de leer su memoria sobre su tiempo en el ejército y Vietnam, In Pharaoh's Army (1995) que, imagino, ha de ser otro libro sobre el modo en que los microcosmos de ciertas instituciones nos moldean a nuestro pesar. Estas dos vetas, el estudiante en el internado y la vida de soldado también se encuentran en este volumen de cuentos, en "Wingfield" y en "Smokers", mi cuento favorito de esta colección. A continuación, me despido con el intercambio entre el estudiante becado y sus desesperados esfuerzos por entablar vínculos con el estudiante privilegiado:
We sat for a time without speaking. "I'm from Oregon", I said finally. "Near Portland". We didn't live close enough to the city to call it near, I suppose, but in those days I naively assumed everyone had heard of Portland.
"Oregon". He pondered this. "Do you hunt?"
"I've been a few times with my father".
"What kind of weapon do you use?"
"Marlin".
"30-30?"
I nodded.
"Good brush gun", he said. "Useless over a hundred yards. Have you ever killed anything?"
"Deer, you mean?"
"Deer, elk, whatever you hunt in Oregon".
"No".
Talbot had killed a lot of animals, and he named them for me: deer, moose, bear, elk, even an alligator. There were more, many more.
"Maybe you can come out West and go hunting with us sometime"
"Where, to Oregon?", Talbot looked away. "Maybe".
I actually wrote more stories than I collected in "The Night in Question," and when I'm choosing them, there is something about the tone or the problem presented in the story that makes it belong to this collection. And I've thought of the characters as belonging to a sort of community, almost as if it were a novel in which the characters don't know one another. And it's not a community based on place, but on the questions that preoccupy them. And there is something about the pace. There should be a sense of unfolding. There are all kinds of things at work when you put a collection together.
Apenas he leído un cuento de esta colección, "Mortals", sobre un escritor de obituarios, pero a juzgar por otra de sus colecciones de cuentos, In the Garden of the North American Martyrs (1976), entiendo que este es un proceso al cual Wolff está acostumbrado, mostrarnos una serie de historias que están hermanadas de algún modo, a través de un vínculo silencioso, como se está cercano a un gebrydguma.
Apenas fue anoche que terminé este libro y no fue hasta después de un rato que me percaté de la importancia que tenía la cacería a lo largo de sus cuentos -a veces, de nuevo, sólo como un ruido de fondo, un recuerdo. Esto es obvio en cuentos como "Poachers" o "Hunters in the Snow", pero en el primer cuento de la colección, "Next Door", que es como un tapete de bienvenida para entrar al segundo, "Hunters in the Snow", es menos evidente; la idea de la cacería se vuelve apenas una fantasía de aventuras, donde la geografía y los terrenos desconocidos y sin trazar en los mapas tienen un significado más allá del evidente (o varios, uno de ellos podría ser las zonas desconocidas con las que uno se topa en las relaciones sentimentales: "I pull down the blankets and she gets in. The bed is just fine for one, but with two of us it's a tight fit. We are lying on our sides with me in back. I don't mean for it to happen but before long old Florida begins to stiffen up on me. I put my arms around my wife. I move my hands up onto the Rockies, then on down across the Plains, heading South. "Hey", she says, "No Geography. Not tonight").
En el párrafo inmediato, el hombre, frustrado, comienza a ver una película sobre unos exploradores guiados por un hombre ciego en búsqueda de El Dorado:
They have just about run out of water, and their lips are cracked. Though the blind man has delivered a warning, someone drinks from a poisoned well and dies horribly. That night, around the campfire, the others begin to quarrel. Most of them want to go home. "This is no country for a white man", one says, "and if you ask me nobody has ever been here before"
Este modo de enunciar, con sentencias breves y declarativas, le recordarán a más de uno a, digamos, Cormac McCarthy. Sin embargo, en Wolff es alegre leer este tipo de descripciones sin abandonar del todo la vida conocida. Como sucede más adelante en otro cuento de la colección, el texto que le da título, "In the Garden of..." y en el cual se cuenta la historia de la venganza de una académica ante el sistema de las universidades norteamericanas (otro cuento sobre la vida académica es "An Episode in the Life of Professor Brooke", donde se describe, incidentalmente, el modo en que los venados abren los ojotes y se paralizan cuando ven que uno auto se les va encima). En "In the Garden...", la taimada profesora a quien conocemos sencillamente como Mary, es invitada a impartir una clase piloto a pesar de que, se entera cuando es demasiado tarde por su amiga Louise, ya se ha elegido a la persona que ocupará el puesto. Sólo la han invitado para llenar una cuota de entrevistas necesarias a mujeres, según se estipula en el reglamento de la universidad. Su clase piloto:
"I wonder how many of you know", she began, "that we are in the Long House, the ancient domain of the Five Nations of the Iroquois".
Two professors looked at each other.
"The Iroquois were without pity", Mary said. "They hunted people down with clubs and arrows and spears and nets, and blowguns made from elder stalks. They tortured their captives, sparing no one, not even the little children. They took scalps and practiced cannibalism and slavery. Because they had no pity they became powerful, so powerful that no other tribe dared to oppose them. They made the other tribes pay tribute, and when they had nothing more to pay the Iroquois attacked them".
Several of the professors began to whisper. Dr. Howells was saying something to Louise, and Louise was shaking her head.
"In one of their raids", Mary said, "they captured two Jesuit priests, Jean de Brébeuf and Gabriel Lalement. They covered Lalement with pitch and set him on fire in front of Brébeuf. When Brébeuf rebuked them they cut off his lips and put a burning iron down his troath. They hung a collar of red-hot hatchets around his neck, and poured boiling water over his head. When he continued to preach to them they cut strips of flesh from his body and ate them before his eyes. While he was still alive they scalped him and cut open his breast and drank his blood. Later, their chief tore out Brébeuf's heart and ate it, but just before he did this Brébeuf spoke to them one last time. He said--"
"That's enough!, yelled Dr. Howells, jumping to his feet".
Yo conocí a Tobias Wolff por Julián Etienne, quien me recomendó su Old School pues creyó que me gustaría. Julián todavía no lo había leído pero sabía de Wolff y sabía que a mí me interesaban las historias sobre internados y otros institutos de enseñanza, el tipo de historias que son una larga extensión sobre aquella frase que Kafka anotó en su diario: "No se aprende la vida en el mar con ejercicios en un charco, y en cambio, un exceso de entrenamiento en el charco puede incapacitarnos para ser marineros".
Wolff, en ese sentido, resultó ser un maestro. Su Old School (2003) está a la altura de The Catcher in the Rye y, para mi gusto, por encima de, digamos, Las tribulaciones del joven Törless (aunque, digámoslo de pasada, Jakob Von Gunten sigue siendo rey). Aún tengo ganas de leer su memoria sobre su tiempo en el ejército y Vietnam, In Pharaoh's Army (1995) que, imagino, ha de ser otro libro sobre el modo en que los microcosmos de ciertas instituciones nos moldean a nuestro pesar. Estas dos vetas, el estudiante en el internado y la vida de soldado también se encuentran en este volumen de cuentos, en "Wingfield" y en "Smokers", mi cuento favorito de esta colección. A continuación, me despido con el intercambio entre el estudiante becado y sus desesperados esfuerzos por entablar vínculos con el estudiante privilegiado:
We sat for a time without speaking. "I'm from Oregon", I said finally. "Near Portland". We didn't live close enough to the city to call it near, I suppose, but in those days I naively assumed everyone had heard of Portland.
"Oregon". He pondered this. "Do you hunt?"
"I've been a few times with my father".
"What kind of weapon do you use?"
"Marlin".
"30-30?"
I nodded.
"Good brush gun", he said. "Useless over a hundred yards. Have you ever killed anything?"
"Deer, you mean?"
"Deer, elk, whatever you hunt in Oregon".
"No".
Talbot had killed a lot of animals, and he named them for me: deer, moose, bear, elk, even an alligator. There were more, many more.
"Maybe you can come out West and go hunting with us sometime"
"Where, to Oregon?", Talbot looked away. "Maybe".
2 comments:
Leí ese cuento, "Next Door", y me parece más que bueno. Así las cosas, devuélveme ya mis Tobias Wolff, Memo.
No hasta que me devuelvas mi Zama.
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