Así que el otro día me encontraba en un baño público. ¿Conocen este concepto? ¿"Baño"? ¿"Público"? Por supuesto que lo conocen, es donde muchas personas orinan, defecan y se lavan las manos al mismo tiempo. No sé ni por qué estoy preguntando, es de lo más común encontrarse en un baño público, a lado de una persona mientras, si eres hombre o una mujer muy extraña, estás orinando de pie. A menudo haces esto con la vista puesta en el horizonte. En otras ocasiones no, estás viendo directamente hacia abajo, pensando en las distintas maneras en que la frase "El futuro del mundo está en tus manos" puede ser interpretada.
Total que el día del que estoy hablando salí del baño cuando una persona que se estaba lavando las manos me gritó: "¡Las manos!" El grito alargaba la última sílaba. ¿Fue pena? ¿Fue reconocer que esta persona tenía razón, que estaba a cargo de un buen argumento sanitario? ¿Una escondida ironía? No lo sé, pero fue algo en este grito y en esta persona lo que me obligó a regresar al baño, abrir la llave, lavarme las manos mientras asentía y le decía: "Tienes razón, tienes razón".
Soy como cualquier otro. En ocasiones, cuando salgo del baño apurado, no me lavo las manos, no me lavo los dientes después de comer, me ruborizo cuando me halagan, veo hacia abajo cuando me regañan. Este hombre lo sabía. Y por eso, cuando le dije que tenía razón me vio con cara de que por supuesto que tenía razón, y añadió: "Uno nunca sabe, después uno se toca los ojos, come algo... en fin". Le iba a decir que sí, que tenía razón, que, coincidentemente, estaba enfermo del estómago. Pero no le dije nada de esto, terminé de lavarme las manos y sin secármelas salí.
Y ya, es la última anécdota de baño público que tengo.
5 comments:
Esta anécdota del baño me recordó de la gente con problemas de estómago en Zurich o en la carretera a Valle de Bravo.
Es una cerdada si defecaste y no te lavaste las manos; si nada mas orinaste está bien.
el futuro del mundo....
omg.
uuy, a mí me recordó mi cumpleaños pasado, que me la pasé todo el día verde y el wc se convirtió en mi mejor amigo cerámico.
sólo que esa vez no me enfermé por no lavarme las manos, a menos que... oh!
que porqueria guillermo, quien te viera.
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