Tuesday, July 31, 2007

Contra Hemingway, una obviedad

Soy fanático de Inside the Actors Studio, especialmente cuando tienen a un grande en la silla de entrevistados. A veces, por supuesto, tienen a gente como Tom Cruise. Gente que se sienta y opina que no hay "magia" en la actuación. Cosa con la que yo estoy de acuerdo, pero no por las razones que daba, recuerdo, Cruise, quien se jactaba de acostumbrar llegar a escena con la tarea hecha. Así, no recurría al Método para actuar, ni esperaba "entrar en carácter", sólo se dejaba ir pues ya sabía todo lo que necesitaba saber para hacer lo que se le pedía en una escena determinada. "Yo ya hice mi parte", parecía decir.
Hemingway, quien operaba bajo el principio del ice-berg, decía algo parecido sobre escribir. Que si uno escribía omitiendo cosas que no sabía no porque no ayudaban a la historia sino porque no las sabía, se notaba --a diferencia de las cosas que uno omite aunque se traspasan a la historia (como escribir, no sé, un cuento de terror que ocurre de noche, sin decir que es de noche). Así, Hemingway se obsesionaba con los estudios previos necesarios para escribir una novela, esa obsesión, en fin, por el dato duro.
Hoy en el Actors Studio pasaron una entrevista con Dustin Hoffman que me hizo llorar. Él también decía que no había magia. Y reconocía que el método ayuda pero sobretodo es un ejercicio. También decía algo sobre, bueno, otra manera de trabajar muy distinta a la del tipo que se sienta a estudiar todo lo "necesario" para dar con su personaje. Pero lo que me agradó (que no fue lo que me hizo llorar) fue que reconociera que no había un método único. El método no es finito ni se puede, realmente, decir.
Es necesario, cuando se publica una entrevista, de cualquier artista, de cualquier disciplina, ponerla en un compilado de entrevistas y de experiencias, pues cada quien hace como puede y cuando puede y cuanto puede; la creencia de que leyendo y conociendo otras experiencias nos ayudarán a encontrar nuestro propio camino creo que es válida, pero nunca suficiente. Y total, niños, que sin nosotros mismos, no somos nada. Por un momento, creo, dejé de hablar de literatura y comencé a hablar de la vida en general. Veo a mis lados, a esas otras bitácoras, y me siento tanto nada como todo, sobretodo todo, últimamente. No sé qué harían sin mí.

3 comments:

Tormentas said...

aunque te enojes rantear es un verbo necesario a veces

Anonymous said...

aquello se puede señalar (Zeigen), pero hay quien se le queda viendo al dedo, como decía Rivera en sus clases

Alucard said...

Podrías buscar un reemplazo cuando ya no te tengas, aunque será difícil encontrarlo. Por cierto que como bien dices El Método podría ramificar en varios caminos.