Me llega el ruido de juegos, risas. Es mediodía, ya un poco pasado. ¿Habrán salido de vacaciones los niños? Me parece muy pronto. Pero están ahí afuera, jugando. Ah, la navidad. Qué bonito tiempo. Leo en la red cosas, ocioso. Las benévolas está aquí, a mi lado, a medio terminar. No lo leo. En cambio, leo sobre los libros que algunos autores leyeron para estas fiestas. Esto lo leo a través del Moleskine Literario de Thays. Y después, a través de The Guardian donde publicaron las respuestas de algunos escritores a la pregunta: "Y en estas fiestas decembrinas, ¿usted qué leyó?" Lo que Dave Eggers leyó fueron libros sobre genocidio en Rwanda:
I know this sounds like hopelessly depressing material, and of course it is. But Jean Hatzfeld's Life Laid Bare: The Survivors in Rwanda Speak (Other Press) is also very readable, and elegantly edited, and it humanises the witnesses to the Rwanda genocide in a way that almost no book or film has yet done. Hundreds of thousands read Ishmael Beah's wonderful A Long Way Gone (Fourth Estate), which brought us into the mind and soul of a child soldier in Sierra Leone, and if you made it through that book, you will make it through Life Laid Bare, a collection of oral histories from Rwanda's survivors. I truly believe there is no better way to understand those unspeakable months in 1994 than by hearing from the Rwandans themselves.
Todavía no termino su What is the what, la "autobiografía" de Valentino Achak Deng, uno de los "niños perdidos" de Sudán. Pero no sé si estoy de humor para leer algo así --dice Guillermo, quien lee Las Benévolas. Es raro: hace un par de navidades Julián Etienne se quejaba --pero no sólo él, es algo que leí en varias páginas de Internet y en varios blogs-- de que las librerías españolas recomendaban como lectura navideña libros sobre la Guerra Civil española. Nada como eso para entrar en ánimo festivo, decían irónicamente estos muchachos como Etienne.
Mientras, los niños han vuelto, ahora escucho que uno grita: "¡Corre, corre!" y la risa de una niñita. Estoy tentado a subir, a la terraza, para ver a qué juegan los niños de la privada.
3 comments:
¿y a qué jugaban?
No me asomé. Seguro se correteaban nomás. Que las escondidillas, que las traes, que a las carreritas...
Una vez, hace unos seis años, al entrar a la privada, unos niños jugaban a que eran talibanes y cuando me vieron dijeron "¡Mátenlo, mátenlo!". Les dije que yo era un reportero de guerra y que me dejaran pasar. Entonces gritaron: "¡Es reportero de guerra, déjenlo pasar!". Pero no sé si los talibanes hubieran sido tan comprensivos.
Me encanta contar esa anécdota.
Mi lectura de temporada será "la última navidad en la guerra" de Primo Levi.
También deprimente hasta las lágrimas, pero siempre vale leerse.
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