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(Recordé de golpe esa señora que no quería rentar la casa de campo de un amigo porque estaba llena de libros: "no me gustan las casas adornadas con libros". Qué mal gusto, pensé; si los libros pueden adornar tan bien una sala...)
Bien, está eso. Y también: esa tarde en que un amigo me acompañó a comprar un libro que había apartado (El hombre sin atributos de Musil). Era la edición nueva de Seix Barral, presentada en su caja, con ese numero azul, y bonito, en la carátula. Era un libro caro. Mi amigo me preguntó el precio. Se lo dije. Su semblante denotaba decepción y tristeza. ¿Cómo era posible que yo pudiera pagar tanto por un libro? ¿Cómo? Mi amigo, debo decirlo, también adora los libros y la literatura. Pero le parecía un exceso. A mí no tanto. He visto libros más caros. Como la edición que Lumen sacó de las Mil y una noches (dos tomos de como 1500 cada uno). Es un libro bello, debo decir, y de suma importancia, además. Y en fin, estoy hablando de libros que son caros porque salen en nuevas ediciones. Pero seguro hay grandes ligas en todo esto, como libros incunables o primeras ediciones que están en miles de dólares. Creo que ese es un tema aparte, donde no se cobra la edición ni la presentación tanto como se cobra, digamos, la aura histórica del objeto.
Pero esto que hace Assouline ("The first luxury brand in the world that uses books as medium") la editorial-tienda-boutique de libros, me parece casi inmoral. Pues hacen libros bellísimos. Y no, amigos occidentales, de valores griegos, lo bello no siempre es bueno. Sí, Kate Moss puede ser repugnante. Sí, seguramente Lindsey Lohan es el demonio. Y aunque no he leído ninguno de los libros que han sacado, me imagino que han de ser interesantes, a cierto grado, aunque parece que lo que más les preocupa es el diseño. El oler bonito. Tener los dientes limpios, pocas erratas (luego, menos contenido). Creo que fue el Time out de NY que dijo que Assouline era a los libros lo que Cartier a los relojes. Esto me hizo sentir mal pues se tratan, en suma, de libros y objetos que jamás tendré no porque sean antiquísimos, sino porque alguien se lo ha dispuesto así. Por ejemplo, este baúl diseñado por Goyard, que incluye una colección completa, en francés e inglés, de las "famosas Memoires de Assouline" (yo nunca había escuchado hablar de ellas).
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2 comments:
aaajajajaj, "una casa adornada con libros", digo, uno tiene libros y los pone y ya, pero uno no piensa en adornar su casa con libros. Derrepente aparecen.
¿Isolino?
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