Tuesday, August 28, 2007

Temprano por la mañana

Despertar temprano. Levantarse temprano y sospechar que uno estará cansado más tarde. A las diez uno ya quiere dormir, se siente viejo, entonces. Entonces pienso en la debilidad de mis pasiones: hace unos días traía esta obsesión con un libro que ahora descansa detrás de mí, en mi escritorio, cerrado e ignorado. Hace un par de días leía con alegría a Schwob y cuando lo hacía me prometía que leería el único otro libro que tengo de él, La mano gloriosa y otros cuentos. Ni terminé el que había empezado. Es un poco triste. Me emocionaba la idea de terminar eso de La mano gloriosa para empezar uno de Henri Focillon, Elogio de la mano. Y creo que me entusiasmaba sólo porque quería darle juego a un amigo que opina que quiero leer esos libros por otras razones --bromas, en fin, de connotaciones onanistas. Que son graciosas, supongo, cuando este amigo me las hace, pero que al final se vuelven como un libro que me entusiasma un rato y dejo por ahí, una película que tengo muchas ganas de ver y que luego veo para olvidar, ese montón de cosas que pasan, sin más.
Temprano por la mañana: despertar para tomar clase de francés. Tomar clase de francés y aprender el idioma. Y así, cuesta arriba.

2 comments:

Mariana said...

amé "estrella". me puso muy muy de buenas

Celeste Laviani said...

Recién llego al periódico y, sí, me siento profundamente cansada.
Tranquilo, las ganas van y vienen. No las presiones, solitas llegan.
Celeste