Muchos de sus cuentos están inconclusos. No vale la pena. Excepto los que están concluidos. Por otro lado, uno de ellos quizá ya lo leyeron en Reforma --que lo publicó como exclusiva hace muchos años-- y algunas otras cosas quizá no las hayan leído ya, pero quizá, a su modo, ya, en muchos de sus libros. Digo, está bien. Y me gustó. Pero soy fan. Y no todo mundo es fan. Así que si no eres fan, no te vayas con la finta. Y si eres fan, pues, mira, ¿quién soy yo para decirte qué hacer?
Puedo decir que:
1. La colonia Lindavista, el cuento con el que abre el libro, me recuerda, obviamente, a Nocturno de Chile y Estrella distante (y también, al pasaje de La literatura Nazi en América en el que se recogía ya el asunto del avión y los poemas en el cielo). Pero también, quizá con menos obviedad, a aquél pasaje de Los detectives salvajes en el que un joven Belano baja una cordillera a caballo y donde se rememora sus tiempos de una preparatoria del Opus --mismo pasaje que me remite a Dos cuentos católicos.
2. El secreto del mal me recuerda al viaje que hice con Julián a Veracruz, o de Veracruz, no recuerdo, en el que él leía, creo, Mantra y yo leía, creo, Monsieur Pain --también, durante un tiempo, conocido como La senda del elefante (creo). Y me recuerda a este texto pues además de que se hace referencia a la casa del pan (Chez pain), se hace un juego con el sonido de Pain, en francés, y la palabra en inglés --el personaje de este cuento es un periodista norteamericano en París. Pero creo que pensar en Hemingway o en la parte de Fate de 2666 ya sería demasiado.
3. El viejo de la montaña. Más de Belano y Lima. Inconcluso.
4. El hijo del coronel. ¿Recuerdan cuando García Madero, en Los detectives salvajes, camina cerca de un manicomio y observa cómo los locos caminan hacia la reja que los separa del mundo en el estilo más zombie a la George Romero? ¿O cuando García Madero cuenta todas esas películas serie B que vio en el cine Teresa? ¿O cuando uno de los detectives salvajes considera seriamente que la novela que Jack Torrance escribía podría ser una muy buena novela?
5. Sabios de Sodoma. Una de esos textos para provocar que, en mi desorden, se asemeja a la disertación de 2666 de por qué los niños ricos que buscan respetabilidad a través de la literatura viajan a Berkeley a estudiar.
6. La habitación de a lado ya se había publicado en Reforma. ¿Alguien puede decirme si cuando esto sucedió Jaime Reyes ya dirigía el suplemente cultural?
7. Laberinto tiene algo de esos libros de fotografías de poetas que veía uno de los detectives salvajes en África. Pero también algo de ese latinoamericano arribista que muere para ignorancia de todos en un anónimo cuarto de hotel. Muy bueno.
8. Derivas de la pesada. Muy bueno. No es cuento.
9. Crímenes. Cuento, muy bueno, 2666. Incluso hay una parte que se ejemplifica un poco esa pregunta de si dos presos horribles podrían enamorarse en prisión.
10. No sé leer. Prueba de que Bolaño consideraba su vida algo singular.
11. Playa. Ya se había publicado en Entre paréntesis.
12. Músculos. Una versión de Una novelita lumpen (como se advierte en el prólogo del editor). Lo curioso de Una novelita lumpen es que, a diferencia de, digamos, Mantra (son de la misma colección de novelas que hablan sobre ciudades) no habla de la ciudad de la que se supone se hablará. Considero.
13. La gira. Me recuerda al inicio de 2666. Pero en rock. Piensen en los Beach Boys, tal vez. Inconcluso.
14. Daniela. Inconcluso.
15. Bronceado. En una entrevista, creo recordar, Bolaño hablaba --no, mentira; en una conferencia-- hablaba sobre cómo Penélope Cruz (carajo, ¿era una entrevista?) había ido a visitar a la madre Teresa de Calcuta y se hacía preguntas de suma, suma importancia.
16. Muerte de Ulises. Piensen en Muchachos desnudos bajo el arcoiris de fuego (antología de Roberto Bolaño de poesía con presencaión de Efraín Huerta y Miguel Donoso --a huerta le dedica un poema en La Universidad desconocida). También piensen que el poema de esa antología que escribió Mario Santiago se llamaba Consejos de un discípulo de Marx a un fanático de Heidegger (sí, sí, como la novela que escribiría más tarde Bolaño con Porta, pero no). Y luego piensen en Los detectives salvajes. Y luego a llorar de rodillas.
17. El provocador. ¿Inconcluso? Es bueno.
18. Sevilla me mata ya había sido publicado en Entre paréntesis o El gaucho insufrible, no recuerdo.
19. La jornada del caos pudo haber continuado como un capítulo de Los detectives salvajes o como un capítulo de 2666 o quién sabe, tal vez de algún modo se abra para continuar hasta que un Belano-Bowman nos hable en una voz helada de niño de las estrellas, a la 2001, y nos mande señales de radio desde el futuro con noticias terribles de un mañana incierto.
Cálmate azotes.
14.