Tuesday, August 30, 2011
Martes
Bathos o mañana es quincena.
Thursday, August 25, 2011
Wednesday, August 17, 2011
Miércoles
Entrada 1549
Monday, August 15, 2011
San Judas Tadeo
He tomado los 10 centavos para dejarlos como limosna en una iglesia católica.
No tengo claro si a la difusión de esta carta debo añadir 10 centavos por cada una.
La última vez que revisé, hace un par de años, este blog era leído por unas 30,000 personas (diferentes). Creo que es difusión suficiente de la carta.
No me estoy burlando de la carta.
Entiendo que San Judas Tadeo, además de los casos difíciles, es patrono de los ladrones.
Dejaron la carta en el parabrisas del automóvil que dejé estacionado en la calle.
Estoy muy preocupado.
***
Otra cosas que dejan en mi parabrisas.
Thursday, August 11, 2011
PLTMEX agosto-2011
Ya se distribuye la nueva Plataforma. Abajo, mi columna para este mes.
No lea en el Metro
«Precaución, no rebase la línea de seguridad», leo. No se alarmen, por favor, con lo que diré a continuación. Pero he descendido al metro, y como muchos otros pasajeros, como en tantas otras ocasiones, estoy esperando. Mientras lo hago, se instala un paréntesis en mis preocupaciones cotidianas y pronto me encuentro en una especie de trance hipnótico que tiene aires de familia con el vértigo. Y no puedo apartar la mirada de la indicación, «…no rebase la línea de seguridad…», ni de los rieles, ni de la barra alimentadora de tensión y, por favor, por favor, no se alarmen, pero estoy pensando en el suicidio.
Estoy pensando, casi simultáneamente, si más tarde, ya en la oficina, podré encontrar el dato duro de la cantidad de personas que se arrojan a las vías del metro anualmente en la ciudad, y si es realmente algo que quiero saber. Y, también, ¿por qué lo hacen? ¿Preocupaciones económicas? ¿Perspectivas limitadas de vida?
Finalmente, el transporte llega y la veloz mole naranja de los vagones me arrebata del trance para detenerse frente a mí. En una de las ventanas, antes de subirme al vagón alcanzo a distinguir una calcomanía con el siguiente verso de Raúl Renán (Mérida, 1928): «Sólo a los ángeles les es dado pisar la línea, sin temor a caer». Recuerdo entonces la queja del cosmonauta Krikaliev, el hombre que ostenta el récord actual de permanecer más tiempo en órbita (contra su voluntad, a principios de la década de los noventa) y quien, en un comunicado desde la extinta estación espacial mir informó al Kremlin que le parecía «de pésimo gusto» encontrarse en la videoteca de la estación una copia de la película 48 horas, cuya trama gira alrededor de dos astronautas a quienes se les agotará el oxígeno en un máximo de 48 horas.
Es decir: me parece de pésimo gusto que utilicen ese verso de Renán precisamente en el metro.
La calcomanía forma parte de Poesía en Movimiento, una «iniciativa de la Secretaría de Educación del Distrito Federal para promover la lectura al interior del Sistema de Transporte Colectivo Metro», como se ha repetido en varios medios impresos y electrónicos. ¿Por qué querría la Secretaría de Educación del df que se lea en el metro? Porque, como aseguran los publicistas de la librería Gandhi (en otro proyecto publicitario –antes que lectores, no lo olvide, se buscan clientes- apoyado por este sistema de transporte), en su propia iniciativa, se trata del “lugar ideal para leer”. Pero no lo es. El lugar ideal para leer es un escritorio, con tiempo para hacerlo; quizá en una biblioteca, o en un estudio, en una cama, en un sillón, en casa.
El proyecto de la secretaría se desprende de Más Libros, Mejor Futuro, un programa que, de acuerdo con el secretario Mario Delgado, busca «sembrar la semilla de la inquietud a la lectura». A mí me parece muy bien preocuparse porque la gente lea. Se nos ha recordado hasta el cansancio (como se nos recuerda que no rebasemos la línea de seguridad): en México se leen 2.7 libros al año, en promedio, por persona. No me parece tan bien, en cambio, que se espera que leamos en el futuro. Cedamos la voz a García Ponce: «…nuestras instituciones culturales subrayan abiertamente su carácter didáctico, anunciando que su propósito es también preparar para el futuro; pero esa continua mirada hacia el futuro nos deja sin presente. Y, sin embargo, ese presente es el único que puede dar realidad a la cultura».
Amigo lector, ¿está obligado a leer en el metro porque no tiene tiempo, porque trabaja demasiado? Lo que necesitamos no son más campañas publicitarias sino un mejor presente.
Wednesday, August 10, 2011
Urgente examen de conciencia
Ahora bien, la cuestión, lo preocupante, es que estuve un buen rato rumiando las palabras que utilizó para recriminarme. Si la banqueta es sólo para los cristianos, ¿qué ocurre con quienes no creen en Cristo? ¿Qué ocurre con quienes creen en Cristo pero de un modo distinto a los cristianos? ¿Y los animales, incapaces de tener creencias? ¿Pueden ellos circular sobre la banqueta? ¿Y si uno es cristiano y ciclista? Es en serio: estuve pensando en esto. Quizá porque cruzó por mi cabeza lanzarle alguna ironía hiriente cuando la escuché. También estuve pensando en esto, en mi decisión (no resuelta) de arrojarle una ironía cruel (ser sarcástico, pues) en lugar de mentarle la madre o en lugar de explicarle que si andaba sobre la calle yo iba a correr peligro. Es curioso, creo, que frecuentemente recurra a ese camino medio entre la grosería y la explicación reconciliadora. En un mundo ideal las personas deberían recurrir a los argumentos conciliatorios. Extrañamente, mi decisión es otra: me percato de que estoy a punto de soltar una ironía, opto por callar y luego vengo a casa y escribo al respecto.
Me pregunto si realmente me preocupa o si sólo quería escribir. Hacer esto, sentarme frente a una computadora y teclear algunas cosas, es de las actividades que mayor placer me provocan, hacer de mis obsesiones algo comunicable, la búsqueda de empatía a través de la palabra escrita. Pero cuando me acerco peligrosamente a una realidad, específicamente a preocupaciones morales y mi modo de ver las cosas, siempre temo que paso por una especie de loco sin control alguno sobre el modo en que enfrenta al mundo.
Hace unos días alguien me preguntó en un comentario a una entrada reciente si estaba loco. Y una amiga, a propósito de las últimas entradas, me dijo en broma que era como el diario del Unabomber. Eso por un lado. Por otro lado: hace unos días me mandaron algunas preguntas de parte de la gaceta de la universidad donde estudié la licenciatura en filosofía relacionadas con el trabajo en el cual me desempeño actualmente. Entre ellas se encontraba una por el modo en que la filosofía me ayuda a mis actividades laborales. Dije que para un editor (que es más o menos lo que soy en el día a día) era importante ser preciso con las palabras y los conceptos y que de algún modo la filosofía me había entrenado para eso.
También venía pensando que una de las razones por las que no le dije nada a esta señora (pues, creo, como Platón, que es mejor padecer una injusticia que cometerla -es decir, creo que hubiera sido injusto de mi parte entablar una conversación necia con una señora necia-) es que sólo podría haber recurrido a la ironía a través de un uso preciso de las palabras (la cuestión de los cristianos en las banquetas). No he estudiado a Wittgenstein pero sé que escribió que cuando se nos pregunte por la última casa de la aldea no deberíamos contestar que esa casa no existe, pues aún podrían construirse más. Esto podría ser preciso, pero no sería verdad. Aún más, no sería prudente. Y quizá lo que me preocupa es por qué me preocupa ser prudente. Creo que es importante no contestarle a las personas que están enojadas, no iniciar discusiones que nos podemos ahorrar, pero me asusta endemoniadamente que al evitarlas en realidad no las estoy evitando, sólo las estoy guardando para después.
Lo que estoy diciendo es que temo que un día de estos agarre a todos a escopetazos.
Sunday, August 07, 2011
Domingo
Wednesday, August 03, 2011
Musée des Beaux Arts, W.H. Auden
The Old Masters: how well they understood
Its human position; how it takes place
While someone else is eating or opening a window or just walking
dully along;
How, when the aged are reverently, passionately waiting
For the miraculous birth, there always must be
Children who did not specially want it to happen, skating
On a pond at the edge of the wood:
They never forgot
That even the dreadful martyrdom must run its course
Anyhow in a corner, some untidy spot
Where the dogs go on with their doggy life and the torturer's horse
Scratches its innocent behind on a tree.
(Primera estrofa).
Monday, August 01, 2011
Lunes
Me ofrecieron un refresco mientras esperaba, en la peluquería. Pasaban de las siete y media de la noche. Agradecí el ofrecimiento pero lo rechacé, no así el adolescente a quien le cortaban el pelo y por quien más tarde pasó su padre. Extrañé a mi padre, pero no marqué a casa. En la televisión de la peluquería, un noticiero. Entonces Ricardo Cayuela Gally apareció repentinamente, una cápsula de opinión para Milenio TV, afirmando que la izquierda populista no podía llegar al poder pues representaba un peligro para las instituciones. Se le veía molesto. La cápsula duró poco. Sólo escuché esa parte. Ya en casa, con el pelo corto, leí un poco más de Terry Eagleton, pensé en mis amistades, dormí una pequeña siesta, desperté hace rato y ahora estoy un poco como tigre enjaulado.
El cuñado, después de la cena, anota Chéjov: "Todo llega a su fin en este mundo. Recuérdenlo: quien se enamora, sufre, se equivoca, se arrepiente; y quien deja de amar, recuérdenlo también, comprende que ha llegado el fin de todo". La amante del cuñado encanecía. El cuñado aún era muy bello.
Le marcaré a mi padre.
No contesta.