Sunday, December 28, 2008

Entrada 990

Copio lo que anoté en mi diario durante la comida:

"Una exageración de Simone de Beauvoir: Sólo quien ha sufrido, quien ha perdido, experimenta la necesidad de contarse. Pues he aquí una medida de sufrimiento: mientras bebo mi cerveza, aquí en la Montejo sobre Av. de la Paz, después de una rica sopa de lima y unos aceptables tacos de cochinita, descubro que -ya pasada la mayor parte del trago- una mosca descansa en el fondo del vaso. Es pequeña, frutera; me pregunto si es la misma que vi en el baño de mi casa, cuando salí de la regadera. De serlo, me acompañó durante el trayecto en autobús hasta aquí, alojada en mi ropa. Quizá la mosca frutera tenía sed".

No intenté sacar el cuerpo de la cerveza. Pedí, en cambio, una limonada y la cuenta.

Friday, December 26, 2008

Flap

¿Alguna vez han escuchado el sonido que hace un ave cuando choca contra una ventana? Está a caballo entre el thud y el flap.
Me levanté un momento de la silla para buscar una revista en la planta alta, la National Geographic de noviembre, en la que hay una imagen que he querido escanear desde hace unos días. Y como la casa está oscura y estoy solo, nadie me escuchó gritar que soy un pendejo cuando fui y me estrellé contra una puerta, nariz de frente. ¿Es una ironía que el número de noviembre de la revista se titule The End of Night: Why We Need Darkness? Me imagino que no llega a tanto. La imagen es esta:

Creo que si le dan click se hace más grande. No, no se hace más grande. Ya le di click. Al menos en mi computadora no se hace más grande. En fin. En el pie de foto, puede leerse: "Artificial light from buildings confuses and traps birds, with deadly results. Avian victims collected over three months in Toronto and displayed for a school group at the Royal Ontario Museum total over 1.000 birds of 89 species. The Fatal Light Awareness Program (FLAP) estimates that in North America at least 100 million birds, mostly low-flying songbirds, die each year in collisions with man made structures. Glass windows -baffling to birds both day and night- are the biggest contact killers, while disoriented birds may simply exhaust themselves trying to exit the city maze. Still, about half the birds found by FLAP volunteers survive to be released".
La imagen me recuerda la que subí en esta misma bitácora el domingo 12 de noviembre de 2006, en una entrada titulada "Sobre la educación".

Monday, December 22, 2008

Richard Price sobre Richard Yates

En una entrevista que pueden leer acá.

I just went up to him after one class where he was really going after me, “Oh, so you’re our billion-dollar bonus baby.” He says, “Well, I’d like to do a writing exercise. You’ll probably think this is Mickey Mouse, Price.” And I said, “What?” And then he did his thing, and he looked at me and he said, “Pretty Mickey Mouse, right, Price?” And I said, “No, not at all.” And he said, “Oh, good, thank you.” And after class I said, “Look, I think you got a problem with me. I don’t know you. I think you’re taking stuff out of me and I’m coming in here, I’m paying, and if you want, I’ll transfer to another class.” And he completely backpedaled, because he was an incredibly kind and generous man, at heart—and then we started going to the West End bar after every class. It was 1974, I was twenty-four years old, and I had never even heard of Revolutionary Road, and then he left Columbia and published Disturbing the Peace the next year, and I was like, Wow, this is really good. And then they reissued Revolutionary Road, and I finally read it and I was mortified. I couldn’t believe I knew this guy, had him as a teacher, and I wasn’t even curious enough to read his stuff. But I do remember one thing he said to me, he said, “You doing a lot of movie stuff, you doing a lot of Hollywood stuff?” And I said, “Well, actually, yeah, I got offers.” He said, “Yeah, I had offers once, too. Now I just feel like at this point in my life I don’t have time for that.” When he said that, I was like, What the fuck are you talking about? But that’s the way I feel now. I’m fifty-eight. I don’t want to waste time, I don’t want to waste a whole year. I don’t care how much they pay me, I’m not spending a whole life working on something nobody’s going to see. I’m not going to spend my time coming up with this guy said this thing and that guy said that thing then this happens… And none of it ever sees the light of day. You can do that in your twenties and thirties because you can get your payday and you’re happy, but the older you get, the more careful you want to be with what you commit to. You want to make sure it’s something that’s going to go all the way.

Entrada 986

Veía en la primera plana del periódico una fotografía de cuerpos decapitados. No era un periódico amarillista, dentro de lo que cabe. Y viendo estos cuerpos y pensando en los familiares de las víctimas de zombificación de Haití que entierran a su muertos sin cabeza o con un tiro de gracia (no vaya a ser que se despierten dentro de la caja), me pregunté, de pasada, "¿y si hubiera no víctimas de sicarios y violencia militar o policíaca sino una guerra subterránea contra muertos vivientes que el gobierno ha estado ocultando y que apenas los medios están rascando la superficie?", luego corrí al trabajo.

Thursday, December 18, 2008

Las ingentes olas del mar


Pues hace un par de días terminé de leer El río del tiempo. Anoté muchas cositas en mi cuaderno, pensamientos profundos, reflexiones sobre mi lectura, tonterías que hace uno cuando cree que la lectura no es suficiente. ¿Por qué hago eso, carajo? Como si los libros pudieran tanto, como si uno tuviera que estar anotándolo todo -llevo un diario, no lo olviden. Les comparto, por lo mientras, que ahora tengo otro modo de hablar sobre esta certeza que he tenido desde hace tiempo, a saber, que las cosas nos van a sobrevivir. ¿Qué cosas? ¡Todas! ¿Tantas? Tantas. ¿Y de nosotros? Comida para ácaros. Pero no se alarme, eso pasa ya mismo. Vallejo, háblanos sobre qué significa enterarse de que el vecino ha muerto, varias semanas después del suceso, para luego ir al refrigerador, descorchar una botella de champaña y vaciarla en el desagüe: "cuando se vive mucho, ya no hay amigos ni enemigos y por fin vemos claro: el gran enemigo del hombre es el tiempo, su meticulosa obra de destrucción". Pero eso ya lo sabíamos, gritan los necios. Sí, necios, pero que un día ni ganas de gritar van a tener, que nadie les va a escuchar. Esa confiable certeza de la vida.
Pero es hoy.
Y hoy es el día en que un amigo (pues aún tengo amigos) me contó un dato interesante: el tercio del peso de mi almohada es de ácaros muertos. Lo aprendió en la televisión. También: todos tenemos piojos. Al menos unos tres. Íbamos en el elevador, platicando de estas cosas. "Los ácaros parecen pulgas mamadas", se opinó. Hace unos días bebí un poco. La botella sabía mal, no el contenido. Era una botella de cerveza, estaba en un bar. Y sentí asco. Le expliqué a la persona que me acompañaba que cada que sentía asco se me hacía claro que aún nos manejamos con ciertas nociones de metafísica: en la medida que me repele tanto algo como para diferenciarme de mí, se me hace claro y distinto que no todo puede ser exclusivamente materia. Y no es que funcione a diario como si fuera un autómata, pero rara vez la materia me ofrece pruebas reales de que es así como vivo, como un ser humano. Me rasco un poco, oprimo el botón que dice "publicar entrada" y les lanzo estas palabras, adiós, adiós, estrellas enanas.

Tuesday, December 16, 2008

Finalmente

Mi amigo se murió jugando Fallout 3.

Friday, December 12, 2008

Incidentalmente

Sobre mi amigo adicto con Fallout 3 (yo también pasé por eso, un fin de semana, encerrado en la casa de campo). Usted puede leer esto y esto, preferentemente en ese orden. Curiosamente, Mancilla me recuerda una escena de The Shaun of the Dead, la última, en la que Shaun se queda con su mejor amigo a modo de mascota. Y ambos, muy contentos, juegan videojuegos.

Thursday, December 11, 2008

Un vicio me robó un amigo

[Mi amigo] dice: (05:47:32 PM)
¿Sabes qué?
[Mi amigo] dice: (05:47:52 PM)
Voy a jugar Fallout 3 hasta que sea hora de ir al aeropuerto.

Su vuelo sale mañana a las 6,30 am.

Wednesday, December 10, 2008

Usted

Probablemente sea un zombie.

Tuesday, December 09, 2008

El cazador

Informa Gracchus: "Estoy aquí, no sé más, y no puedo hacer más. Mi barca no tiene timón, se desplaza con el viento que sopla de las regiones más inferiores de la muerte". ¿De quién es culpa que su barca esté perdida, de Gracchus? No, del piloto. Le informan a Gracchus, y es muy doloroso, "...tú no eres el tema de las conversaciones en la ciudad; a pesar de que se habla de muchas cosas, tú no estás entre ellas, el mundo sigue su curso, y tú sigues tu viaje...".
No se olvide que Gracchus desembarca en Riva donde, según Davenport, también se pintó La isla de los muertos de Böcklin.

Saturday, December 06, 2008

De noviembre a diciembre

Anoche compré The Sportswriter de Richard Ford, así como Independence Day. Comencé The Sportswriter. "I have climbed over the metal fence to the cemetery directly behind my house". Esta línea, con la que inicia el segundo apartado de su primer capítulo (y que parece, en realidad, el verdadero inicio de la novela) hizo que me acordara de este montaje de Rushmore de Wes Anderson:

Friday, December 05, 2008

"It can only be attributable to human error."

A cuarenta años de Odisea del Espacio y siete del 2001, me encuentro en la oficina. A través de Dezeer.com escucho música y al mismo tiempo que tengo varias pestañas de Firefox abiertas, varias ventanas de Word y del MSN, se me ocurre abrir el Photoshop y ocurre que, al momento que se está cargando el programa, la canción que estaba escuchando comienza a tartamudear, como lo hacía la voz electrónica del automóvil de mi madre, un LeBaron, cuando hacía mucho frío en aquellas mañanas que nos llevaba a la primaria. "Una... puerta... está... abierta...", nos decía, con voz de borracho, rota. A todos nos daba risa, las puertas cerradas. ¿Sueñan las computadoras con ovejas electrónicas? ¿Les dolerá perder programas? ¿Tiene uno la obligación moral de amar los aparatos que nos dan signos de cariños? Le doy un abrazo a mi monitor y salgo por un café, que comienzan a dejarme los hilos de mis pensamientos. Al momento que me retire, cuando yo no esté aquí, ¿dirá la Mac: I am putting myself to the fullest possible use, which is all I think that any conscious entity can ever hope to do?

Thursday, December 04, 2008

No es queja

Vallejo: "Advierta el filtro ceniza al sur, al norte, al centro, por los veinte rumbos velándolo todo. Es el smog, el alma negra de esta ciudad en que vivimos, la más poblada de la tierra, donde los pájaros caen en pleno vuelo abatidos por el fluido letal. ¿Ve lo que digo? Como avioncitos de la Segunda Guerra. Así tenemos pues el raro privilegio poético de presenciar lluvias de pájaros muertos. No es queja: es la muerte dulce del smog, la más discreta: mueres y nada te pierdes y ni cuenta te das".

Lista

Algunas búsquedas en Google que, de acuerdo a mi Sitemeter, llevan a mi blog (sin orden de importancia).

1. Títulos de película de cetrería.
2. Alcoholímetros en dibujo.
3. Quédate tú aquí y sólo cuando hayas dejado de verme vete tú también.
4. Todos los pájaros en el Ajusco.
5. Frases para una persona frustrada e inmadura de 45 años.
6. Sexualite/Bonobos. (Imagen)
7. Rencor. (Imagen)
8. Casallamas. (Imagen)
9. Camión de Tapo a Toluca.
10. Columna Nicolás Alvarado.

Tuesday, December 02, 2008

Martes

Me arden los ojos.

Sunday, November 30, 2008

Matusalén

En uno de los anuncios de Yahoo! veo el rostro de una jovencita, le acompaña una frase que dice algo así como "Cómo mantengo mi terso rostro" o "Cómo mantengo mi piel tan joven". En seguida, su nombre y su edad: 61 años. No le doy click al banner temiendo que a) me aparezcan más ventanas con anuncios para más cosas, b) resulte que el modo en que esta señora de la tercera edad mantiene ese rostro de la segunda edad sea alimentándose de la sangre de niños de la primera edad, c) resulte que el modo en que mantiene su juventud sea alimentándose de los clicks que le damos a los banners que aparecen en el encabezado de Yahoo! Hace unos días vi Youth Without Youth (2007) de Francis Ford Coppola. Un rayo atraviesa las nubes y las grandes distancias que separan al cielo de la tierra para encontrar y atravesar también a un académico (una especie de filólogo y filósofo de las religiones) que está cerca de los setenta años y quien, después de recuperarse de las graves quemaduras, milagrosamente comienza a rejuvenecer. Esto, a su vez, representa una oportunidad para este hombre que ahora se ve en la posibilidad de culminar su pasión por, esencialmente, obtener todo el conocimiento del mundo. Una pasión que, eventualmente, lo vampiriza tanto a él como a los seres queridos que le rodean. La película está basada en un cuento del filósofo rumano Mircea Eliade que me recordó que yo no me había dado el tiempo para leer The Curious Case of Benjamin Button de Fitzgerald. Así que hace unos momentos tomé mi volumen de los cuentos completos de Fitzgerald y terminé de leer la historia. El único cuento abiertamente fantástico que he leído del autor. Y que, quizá por la larga espera en haberlo leído, me ha desilusionado un poco. Entiendo que pronto se estrenará la adaptación al cine, en manos de David Fincher (en los cortos que he podido ver, encuentro que la adaptación es imaginativa y bastante libre; después de todo, el cuento sólo posee unas veinte cuartillas). De acuerdo con Fitzgerald, The Curious Case of Benjamin Button (donde un hombre nace siendo viejo y envejece rejuveneciendo) se originó a partir de algo que dijo Mark Twain: "es una lástima que la mejor parte de la vida esté al principio y la peor al final". Yo no sé ese Twain, pero a mí mi mamá me enseñó que cada momento hay que vivirlo como se debe. Que es otro modo de decir, creo, que hay que estar contento con lo que uno tiene. Ah, pero no olvide que en el librero de mi madre hay un libro que se titula Cómo envejecer bien. Y en su agenda, el teléfono de la estética de su preferencia. Mientras tanto, yo ni hago abdominales, ni dejo de beber cerveza, ni dejo de quejarme de mi panza. Raza curiosa, la humanidad. Fitzgerald explica también que "varias semanas después de terminar el cuento" descubrió "una trama casi idéntica en los Cuadernos de Samuel Butler". ¿Sabe usted, querido lector, quién es Samuel Butler? Yo no. Pero andaba igual de preocupado que todos. ¿Sabe usted, qué me pasó el otro día? Deje le cuento. Me subí al tejado de mi casa porque se estaba tirando el agua del tinaco. Para treparme usé mis fuerzas. Y como no me estiré lo suficiente, me lastimé un muslo, el pecho y los brazos. Mi pierna todavía lo resiente. Tengo 26 años y comienzo a perder el cabello. Estoy en la plenitud de mi juventud. Si no es pronto, me temo que más tarde será que encuentre una mujer. Que a fuerza de sopesar entre el aburrimiento y el entretenimiento, sentaré cabeza, me reproduciré. Un virus. Planeo, le informo, lanzarme en paracaídas durante mi próximo cumpleaños. Es eso o las drogas. Que, vamos, para hacer el ridículo, prefiero el paracaídas. Y escribir. Aquí. Difícil esto de tomarse en serio. Vamos, a tomar a alguien más en serio, ya es hora.

Wednesday, November 26, 2008

Sosias



Abel me hizo ver que Fernando Vallejo, a quien leo ahora mismo, probablemente sea Tony Sirico, un actor italo-americano a quien quizá recuerden mejor por trabajos como Paulie Gualtieri de Los Soprano.

Tuesday, November 25, 2008

Sunday, November 23, 2008

Tempestad 63: Expresiones de la violencia

¿Que qué? ¿Ya un nuevo número de La Tempestad? Ya. Los colaboradores de este número: María Paz Amaro, Antonio de Baecque, Renata Becerril, Óscar Benassini, Horacio Bernades, José Luis Bobadilla, Flavio Bonetti, Carlos Bonfil, Juan Arturo Brennan, María Alzira Brum, Eduardo Cabral, Nicolás Cabral, Abel Cervantes, Edgar Chías, Miguel Durán Gracia, Bernardo Esquinca, Larissa Ferrer, Rafael Filippelli, Diego Fischerman, Daniela Fresán, Mafer Galindo Chico, Inti García Santamaría, Daniel Garza Usabiaga, Jeremy Glazier, Gisela Heffes, Jan Lauwers, Shaday Larios Ruiz, Miltos Manetas, David Miklos, Jorge A. Montejano, Iván Naranjo, ejem, Christian Obregón, Antonio Ortuño, David Oubiña, Carlos Pascual, Juan Carlos Reyna, Gustavo Emilio Rosales, Patricia de Souza, Tim Stevens, Gerardo Terán, Roberta Valtorta, Alberto Villarreal, y Sergio Wolf.
Permítanme decirles cómo se hicieron las cosas para este número. Se le habló a los colaboradores y nos organizamos en turnos para ocupar una mesa redonda que está en la redacción y, por orden alfabético, cada colaborador fue despachando el texto que le tocaba. Se hizo en cuatro jornadas de once colaboradores. Cada quien se ocupaba de la redacción de su texto -en ocasiones, pues hay entrevistas, fue suficiente con llenar un formulario- pero igual, andaban ahí, los once en turno, dándole que si al texto sobre el dossier en torno a la violencia, que si al texto sobre el dossier en torno a la Nouvelle Vague (esto fue especialmente complicado porque teníamos que coordinar los vuelos desde Argentina y el último en irse, por ser el último en la lista, era Wolf pero queríamos meterlo en el mismo vuelo que el resto de los críticos argentinos que colaboraron para el dossier; al final, tuvimos a varios críticos esperando en la oficina, en sus sleeping bags, o dándole vueltas al edificio, hasta que tocó el turno de Wolf para escribir su texto), que si reseñas de novedades en música, literatura y el resto de las artes... Fue una locura -y varios de nosotros tuvimos que llevar computadoras extras para poder trabajar, así como cafeteras y pizzas- pero al menos el número salió y aprendimos que este es un modo bobo de hacer la revista. Creo que para el próximo número volveremos al correo electrónico, el teléfono y las palomas mensajeras.

Nueva Replicante y traducciones de Eduardo Charpenel





Aquí están las portadas de los nuevos libros traducidos por Eduardo Charpenel (una selección de cartas de Arthur Schopenhauer y una novela de Samuel Johnson) que, a su vez, son los libros más nuevos de la editorial Los Libros de Homero. Comencé a leer las cartas -una selección apareció en el número 8 de Cuaderno Salmón- pero no he podido seguir la lectura; la novela de Johnson no he podido ni conseguirla (de hecho, no sé si ya puede o no conseguirse, pero sé que le quitó horas de sueño a Charpenel, así como kilos, amigos y dignidad; pero ahora Charpenel ha salido del embrujo de la traducción -de Johnson- y seguramente se encuentra bajo el yugo de un nuevo libro a traducir, porque, esencialmente, está loco). Debajo está la portada del nuevo número de Replicante, del cual podrán encontrar un índice más que exhaustivo en su página electrónica (le di un vistazo el otro día, a la revista, vi un interesantísimo texto de Adriana Degetau sobre un fotógrafo y una reseña de la película más reciente de Romero; no pude leer más con las prisas, pero, caray, ustedes ya conocen Replicante). Órale, a gastar esos pesitos.

Friday, November 21, 2008

Tom Bissell y la red

En Paper Cuts, le preguntan:


How much time — if any — do you spend on the Web? Is it a distraction or a blessing?

Essentially, I’m on the Web all day. I would say that the Web has destroyed my ability to concentrate while giving me access to a variety of literary encounter greater than all but the most comprehensive library. My relationship to the Web is probably very similar to being in a profoundly unhappy marriage with someone you really love and care about. You hate it; you love it. You want to leave; you know you can’t.

Tuesday, November 18, 2008

Aburrirme a mí mismo

El otro día vi dentro de los ojos de mi perra Refu y vi que no comprendía nada. Fue reconfortante. Leo esto, a lo que llegué a través del blog de Letras Libres. Aún no lo termino pero a la mitad me distraigo y comienzo a pensar en todas las veces que he comenzado a hablar y dejo de hacerlo pues me aburro a mí mismo. Esto no es algo que me pasaba antes: hablaba menos que ahora, es verdad, pero también pasaba que al hablar, cosa que ya no pasa, me iba comprendiendo y aclarando a mí mismo. Ahora todo lo que digo -pues últimamente, en el trabajo, me he visto en la extraña situación de tener que opinar- de algún modo ya lo había dicho o pensado de tal modo que al enunciarlo en voz alta me resulta gastado y bobo. Escribir, en cambio, me resulta más fácil: conforme redacto siento que voy aclarando una senda, descubriendo un nuevo camino. Y eso me gusta, es reconfortante esa sensación de avanzar. La lectura también es así, incluso mejor; avanzar de la mano de alguien en quien confiamos. La experiencia de haber jugado Fallout 3 también fue así -¿han jugado eso? Quizá no es como ir de la mano de alguien, sino guiado por un perro para ciegos. El juego está en Xbox y creo que en PS3. Fallout 3: El mundo después de una catástrofe nuclear. Imaginen Calabozos y Dragones pero visto o envuelto en The Road, de McCarthy. Pero con zombies, mutantes y punks a la Mad Max. Excepto que no todo el tiempo hay zombies ni cucarachas o arañas o escorpiones gigantes, ni punks a la Max Max. Muchas veces sólo hay un largo camino. A la distancia -pues está ubicado en Washington D.C.- el capitolio destruido, el monumento a Washington, también. Museos de tecnología e historia, abandonados. Colchones y camastros en campamentos improvisados debajo de carreteras elevadas. Supermercados con algunas latas oxidadas, detergentes, y un mundo que funciona a través de la violencia y el trueque. Es un gran juego, adictivo y ambicioso. Una reseña, acá.


Uno puede jugarlo como un matón pero también uno puede jugarlo como si llevara una vida tranquila -hay la posibilidad de hacer de chozas o cloacas o cuevas el nuevo hogar de uno, en este nuevo mundo apocalíptico. Y ahora que llego a este punto, me doy cuenta de que no tengo a dónde más ir, con esta pequeña, inocente entrada a mi bitácora electrónica, que usted ya conoce y se llama Cetrería. Siento que me voy a desbaratar. A veces ustedes, todos ustedes, son agotadores.

Monday, November 17, 2008

Como a mi me interesa mucho la electrodinámica

Como a mi me interesa mucho la teología me compré un libro en el que venía un cuento de Ted Chiang titulado -y traduzco- El Infierno es la Ausencia de Dios. En algún momento del cuento se describe una visión del infierno y la descripción era muy similar a la de alguna santa que alguna vez escuché. No a ella, por supuesto. No creo conocer a ninguna santa. Pero escuché la descripción en la que la santa hablaba sobre el infierno y de cómo en el infierno había un lugar para ella, lo cual, caray, comprensiblemente, la asustó mucho. Habiéndolo visto, se me ocurre ahora, ¿estará allí ahora mismo? Ah, Dios trabaja en modos extraños. En fin, volveré a esto. Que se me permita antes decir que: cada vez que escuchaba a alguien hablar sobre esta aparición o visión del infierno que había descrito esta santa, siempre me preguntaba si la visión la envolvía -como una especie de holograma, digamos, o como uno de esos papeles tapices que representan bosques y que cubren muros enteros (sólo que en lugar de árboles, con llamas)- o si más bien era como si se abriera la tierra. Pero en ese caso, ¿la santa flotaba sobre la tierra? ¿Se elevaba sobre esa enorme grieta que repentinamente le permitía ver el infierno? ¿O se volvía el piso transparente, como una especie de lancha con piso de plexiglás a través de la cual se puede observar la fauna de los arrecifes? ¿Como la pista de baile del ya desaparecido Cerebro, donde los jóvenes ochenteros podían bailar sobre un tiburón? Claro que estas ideas me las preguntaba antes de que pensara en el infierno como un lugar no material y cuyo sufrimiento no era material, sino de otro orden. Peor, vamos. La verdad sea dicha, ya no sé cómo imaginar el infierno. Me cuesta trabajo imaginarlo sin materia. Cada vez que lidio no con absolutos sino con eternos, esta cabeza mía comienza a dar pasos en reversa. Y seguramente el infierno hoy en día ya no es considerado, en esa bonita religión Católica que tanto tengo en aprecio, como un mero sufrimiento del alma que se carga en vida. Tengo que preguntarle a gente que sepa de esto. O si es, como se dice, un lugar no muy distinto de la tierra pero donde no está Dios (y así vuelvo al tema que me ocupa), ¿por qué habría sufrimiento allí? Caray, muchos de los humanistas que hoy corren por el mundo (los que no aman a Dios sobre todas las cosas y que, se entiende, irán derechito a arder en el infierno) asumen de entrada, pues, que en la tierra misma tampoco está Dios. ¿Cómo, pues, sufre uno en el infierno? ¿Se sufre tanto como se sufre en la tierra? No parece, no, justo. El sufrimiento en la tierra es llevadero. ¿Se sufre más, entonces? ¿Acaso se sufre más porque, en el último momento, al agonizar, estos humanistas experimentan una verdad revelada y se percatan de que Dios sí existe y sí lo aman? No sólo lo aman, sino que lo aman sobre todas las cosas, con furia, con desesperación. Pero, en ese caso, ¿no deberían irse al derechito al cielo en lugar del infierno? Como me interesa mucho la electrodinámica, aproveché para leer otro cuento que viene en el mismo volumen de cuentos donde este cuento viene, se titula Lieserl y trata sobre Einstein.

Tuesday, November 11, 2008

A thing of pure nature

Hace unos días, como conté no hace mucho tiempo, estaba buscando imágenes de linchamientos en la red. Momento. Matizaré esto. No es precisamente así como sucedió. Lo que pasó fue: estaba viendo unas imágenes en la página de la Vanity Fair sobre momentos importantes en la historia de la fotografía periodística cuando di con una en la que se registraba el linchamiento organizado por miembros de ku klux klan; la imagen me recordó el final de The Night of the Living Dead en la que la bola de gringos locos que entran a matar a vivos y muertos vivientes por igual deciden colgar a un grupo de zombies de los árboles para dispararles y divertirse, mientras se contonean. "They are us, we are them", afirma la protagonista al ver esto. Y bueno, momento epifánico y todo eso. Total que mientras intentaba dar con el still de la película que contuviera esa escena, di, en lugar de ello, con esta imagen, el linchamiento de Big Mary:
Big Mary en realidad era un elefante macho. De acuerdo con lo que uno puede leer en la red sin hacer demasiada investigación, el elefante atropelló a unas ocho personas durante el paso del circo de la familia Nash por Tennesse, allá por 1916. La gente exigió su muerte. Yo de esto sabía -pero no sabía que era verdad- porque unos años atrás había leído un cuento de Glen David Gold, The Tears of Squonk and What Happened Thereafter, en el que se cuentan los eventos de aquella noche, cuando se necesitó de una grúa, ubicada en un deshuesadero de ferrocarriles, para colgar al elefante. No recuerdo muy bien el cuento, había una venganza de un payaso de por medio. Tomo mi McSweeney's Mammoth Treasury of Thrilling Tales del librero y copio el pasaje que ocurre momentos después de que la grúa comienza a elevar el cuerpo del elefante, un gran público rodeando la escena:
"An elephant is not meant to leave the ground, and the sight is sickening, a kind of rebuke to the natural order [...] There was a hush under the smoldering pan lights. Mary's stubby legs kicked in the air, and then, just once, after long moments, the eye startled wide in recognition of what was happening. The trunk sprang straight, a quick and disappointed half-strangling trumpet, and then she went limp".
Hay algo con los elefantes, lo sabemos; su capacidad de empatía, su memoria. Esa masa enorme que constituye su cuerpo y que parece contradecir sus gráciles modales. Todo esto me hace pensar en aquél extraño sentimiento de advertencia del ridículo de la verdad, cuando una noche, hace años, vi un capítulo de ER (Michael Crichton, q.e.p.d), en el que los doctores atendían de emergencia a un chango y, como ningún otro paciente humano lo había conseguido, éste les arrancaba unas lágrimas a los insensibles, sedados doctores, endurecidos a fuerza de ver crueldad, muerte y enfermedad diariamente. Años más tarde, vi la escena repetida en Nip/Tuck (una gorila que necesitaba aparearse en cautiverio tenía una cicatriz que la hacía menos atractiva para otras gorilas; le hacían cirugía plástica; había un momento conmovedor; los doctores, endurecidos por el botox, lloraban; la regresaban al cautiverio para que se apareara; el resto de los gorilas la mataban a golpes: la cicatriz había desaparecido, pero aparentemente los animales saben más cosas que nosotros). Por cierto, un amigo me contaba que a los pandas se les pone porno de pandas -hombres disfrazados de panda que simulan aparearse- para que puedan, pues, emocionarse y reproducirse. Tantas complejidades en este mundo natural que vibra con tanta artificialidad.
Y ahora, ¡un video!
Y unas líneas del cuento: "Just as there are intelligent, wicked men, there are intelligent, wicked elephants. A thing of pure nature is not by necessity a good thing".

Monday, November 10, 2008

Fragmento de convesación de la oficina

Nicolás: "Hace mucho que no leo el blog de Memo, ¿habrá algo interesante?"
Óscar con peinado de Leónidas: "Lo estoy leyendo ahora mismo y no hay nada interesante".

Friday, November 07, 2008

¡Interesantísimas anécdotas!

Estábamos hablando sobre cómo algunas mujeres no parecen saber lo que quieren en la vida cuando se me ocurrió soltar un muy espontáneo: "Yo he estado con mujeres que no parecen saber qué quieren de la vida, pero al final descubren que lo que no quieren soy yo". Todos rieron, yo lloré. Todo fue una confusión.

Vi a John Malkovich en la calle.

Las manos me huelen, aún, a hamburguesa.

Leo

...the absurd yearning embedded in our reverence toward art...

Viernes.

Hoy es viernes.

Tuesday, November 04, 2008

Cierta urgencia en el tono apocalíptico

...

Cierre de edición

Huele a gas, McCain va adelante (en algunos estados, no en todos, me dicen), se estrelló un avión en las calles de Pedregal y Paseo de la Reforma (por la Fuente de Petróleos, reportan los radios, leo en El Universal en una nota de hace veinte minutos) y cada que voy a abrir la puerta de la oficina, pues tocan, creo que al otro lado un hombre en gabardina esconde un arma. Generalmente es la recepcionista que trae invitaciones a galerías.
Por otro lado, cada que tiembla por un camión que pasa en la calle, seis pisos abajo, creo que se caerá el edificio.

Monday, November 03, 2008

Cierta exageración...

...en la introducción a Feeling Very Strange: The Slipstream Anthology, escrita por los editores John Kessel y James Patrick Kelly: "Scott Fitzgerald once wrote that 'the true test of a first-rate mind is the ability to hold two contradictory ideas at the same time and still function'. However, it is our fate to live in a time when it takes a first-rate mind just to get through the day".

Sunday, November 02, 2008

¿Qué tanto me aburro?

Me aburro tanto que no me levanto de la silla ni me animo a escribir la entrada en la que comparo la fotografía de un montón de blancos linchando a un grupo de negros que vi el otro día en la página de la Vanity Fair con el final de Night of the Living Dead -la de 1990. Del mismo modo, empecé a escribir sólo para borrar una entrada en la que contaba sobre un plátano rico en potasio que me comí anoche. Salgo a pasear con Refu, marco teléfonos al azar, intercambio palabras, me aburro, me aburro. Los infinitos fines de semanas de los solteros.

Los esfuerzos.

De la gente.

Tuesday, October 28, 2008

Cabinete de curiosidades: convergencia


Hace un momento escribí "cabinetes de curiosidades del siglo XVII" en el buscador de Google y entre otras cosas curiosas encontré la primera imagen que me recordó la otra imagen, que había visto en Ffffound por la mañana, de una imagen de una película de Godzilla. Intenté buscar qué película era, en imdb.com, pero no pude (en otra imagen de la misma película el monstruo atómico lucha contra un robot que parece sacado de un episodio de los Power Rangers; por cierto, también acabo de leer que Skylar Deleon, quien apareciera como extra en los Power Rangers, fue declarado inocente del asesinato del cual se le culpaba, todos, ahora, a dormir tranquilis). Ah, cuánta curiosidad.
No se olvide, tampoco, ese fragmento de La noche boca arriba de Cortázar:

"Alcanzó a cerrar otra vez los párpados, aunque ahora sabía que no iba a despertarse, que estaba despierto, que el sueño maravilloso había sido el otro, absurdo como todos los sueños; un sueño en el que había andado por extrañas avenidas de una ciudad asombrosa, con luces verdes y rojas que ardían sin llama ni humo, con un enorme insecto de metal que zumbaba bajo sus piernas."

En mi recuerdo del fragmento, que no había leído desde la preparatoria hasta hace unos momentos, no era un "enorme insecto de metal" sino un enorme grillo de metal.

Cierto romanticismo en el desastre

Hace unos días, nube tóxica sobre el malecón de Veracruz.

Fragmento de White Noise, de Don DeLillo, sobre el "airborne toxic event":

"The enormous dark mass moved like some death ship in a Norse legend, escorted across the night by armored creatures with spiral wings. We weren't sure how to react. It was a terrible thing to see, so close, so low, packed with chlorides, benzenes, phenols, hydrocarbons, or whatever the precise toxic content. But it was also spectacular, part of the grandness of a sweeping event, like the vivid scene in the switching yard or the people trudging across the snowy overpass with children, food, belongings, a tragic army of the dispossessed. Our fear was accompanied by a sense of awe that bordered on the religious".

Monday, October 27, 2008

Berger y Weschler

Weschler una vez más reconoce a Berger como su maestro -como lo hiciera al inicio de su Everything that rises...- e insta a releer o leer si no lo han hecho el Modos de ver de Berger. El texto en la página de McSweeneys. (También, cosa curiosa, hace ver que ese Modos de ver es el resultado de una serie en la BBC que a su vez era una "respuesta subversiva" al Civilisation de Kenneth Clark, que yo nunca he visto).
Los quiero a todos.

Friday, October 24, 2008

Otra ñoñada de zombies

Anoche pasaron Night of the Living Dead, pero no la de 1968 sino la de 1990. No la terminé de ver pues hoy tenía que levantarme temprano para prepararme para mi propia noche de muertos vivientes. A mover el esqueleto, carambas. Pero, leía acá un interesante textito sobre cómo algunas imágenes del zombie genérico poseen ya una gran carga histórica. Vean, como muestra, esta pieza de Hans Sebald Beham Death and the Standing Naked One, de 1547.


Y luego vean un ataque de zombie, genérico.
Que sí, es un poco bobo, esa imagen del atacante detrás de la víctima, como vampiro, como ninja, es casi la única posición lógica en la que uno puede imaginar un ataque -por detrás. Pero en fin, me pareció interesante. En temas relacionados: ahora hay un juego en algunas universidades norteamericanas en las que se organizan para hacer ataques de zombies. Vi algunos videos. Se ve ñoñísimo. Sigo reportando.

Thursday, October 23, 2008

Hippie hablando con su perro

"¿Cómo haces eso? ¡No es posible que te bajes del camión así!". En su mano, una flauta, en la otra, el pescuezo del pequeño Yorkshire que se acaba de bajar del camión así, de modo imposible. "¿Y qué pasa si el camión va más rápido, eh? ¡¿Qué pasa?!". El perro no le contesta lo que pasa, baja la cabeza. El hippie lo voltea por el cuello y lo pellizca en algún lugar, no alcanzo a ver, y el perro chilla.
"No vuelvas a hacer eso", le pide el hippie. Se ve muy molesto, todavía más cuando se da cuenta de que lo veo, lo frustrado que está. Su perro no parece comprender. El hippie lo agarra del cuello, como un conejo, y se lo lleva, cruzan la calle. Ganas de agarrarlos a los dos por el cuello y derrumbarme, llorar y llorar, aquí, sobre la Plaza Carlo Alberto, y luego ir a un moridero en Weimar, mis bigotes nada higiénicos.

Wednesday, October 22, 2008

Tiempo real


Al mismo tiempo que estoy escribiendo una nota para el trabajo sobre la pieza TH. 2058 que presentó Dominique Gonzalez-Foerster en el Turbine Hall del Modern Tate escribo esto. Y me detengo para leer, por distraerme, en el blog de Iván Thays que Enrique Vila Matas escribió sobre dicha pieza en su columna semanal de su Dietario voluble. Aprovecho para leer un poco sobre Death Cities, uno de los libros que se encuentran en ese bunker inventado -Dominique Gonzalez-Foerster presenta la Turbine Hall como un espacio de refugio para los habitantes de Londres de 2058, con una lluvia que azota afuera sin cesar- y que se titula Death Cities. Eso me recuerda una recomendación que hizo Sergio González Rodríguez en el número 62 de la revista donde trabajo, la novela Sus ojos son fuego de Gonzalo Soltero. ¿Saben qué haré al salir del trabajo si la ciudad de México no arde en llamas o es arrasada por la lluvia o un terremoto? Me voy a ir a comprar ese libro. (En imagen, Nueva Orleans en tiempos del huracán Katrina).

Cierta cocina literaria

En Nabokov: "Pleasure and agony while composing the book in my mind. Harrowing irritation when strolling with my tools and viscera, the pencil that needs resharpening, the bladder that has to be drained, the word that I always mis-spell and always have to look up". En The Guardian.

Sunday, October 19, 2008

"Mirá boludo"


"-Me presento: Nardo Sollozo, el Pulgarcito de las Estrellas", escribe César Aira en su novela La noche de Flores (2004). Es la voz de "un ser extraño, mitad murciélago, mitad loro, de un metro de alto, que se descolgó de un árbol al paso de" la pareja otoñal que retrata Aira en ese divertido texto sobre la crisis argentina, la memoria y repartidores de pizza. Eso y un cuento, dejen les digo de paso, es lo único que he leído de Aira. No sé por qué he dejado pasar el tiempo para dilatar el placer de leer Cómo me hice monja, que está en Era. En fin, después de un rato de que Nardo Sollozo, el Pulgarcito de las Estrellas, interrumpiera al matrimonio Payró en su caminata por el barrio de Flores, desaparece para dejar una vez más a la pareja, sola con sus pensamientos. Leo:
-¡Qué personaje! -le dijo Aldo a su esposa cuando quedaron solos-.- Si lo contamos, no nos creen.
Quizá había visto mal. Esas calles por las que iban y volvían estaban muy oscuras. Los focos de luz de mercurio sonlían fallar, y se volvían una estrellita rosada. Pero aun cuando estaban encendidos el follaje de los árboles los velaba, y se formaban unas sombras inquietantes sobre las veredas rotas y agujereadas. Rosa y Aldo ya se habían aprendido de memoria estas irregularidades, y su avance pausado, siempre del bracete, los preservaba de las caídas, que a su edad empezaban a ser peligrosas. Sentían que cada noche las calles estaban más oscuras, y se preguntaban a qué podía deberse. ¿Habría menos tensión? ¿Saldría menos luz de las ventanas y puertas de edificios? Esto último podía ser efecto de la crissi: la gente se cuidaba en el gasto de electricidad, como se cuidaba en todos los gastos. ¿O habría simplemente un crecimiento de las sombras?
Recuerdo que hace tiempo, cuando leí ese fragmento, me pareció claro que a este tipo de cosas eran a las que se referían las personas cuando hablaban sobre el modo en que Aira introducía elementos inverosímiles en sus novelas de modo que se volvieran verosímiles. Cuando esto sucedía a mí me importaba mucho todo eso sobre lo verosímil e inverosímil, pues me importaba mucho la cuestión de si todo puede ser escrito, que ahora, caray, cómo pasa el tiempo, me parece casi una obviedad que la literatura se sostiene en esos pequeños y bobos andamiajes que rezan "si lo contamos no nos creen" o "pero es que como se los cuento yo no me van a creer", en fin, las cosas que hace que uno se la crea o que, para decirlo con piruetas en el aire, crean un pacto, una suspensión de incredulidad, y todas esas bonitas formulaciones que ahora mismo regreso a su cajón.
Todo esto para preguntar: ¿pero qué tal que en una de esas resulta que Aira no es un maestro de la versomilitud sino de hacer que lo verdadero parezca verosímil, es decir, algo falso que pasa por verdad? Pues, oh, resulta que hay evidencias con-tun-den-tes de un enano que camina por las calles de Argentina. Quizá no se llame Nardo, pero de que es un ser pequeño y extraño, con pinta de murciélago, pueden verlo aquí:
Más información acá. Y acá. Entiendo que el gnomo que ha aterrorizado a Argentina tiene ya su tiempo (yo creía que era invento de Aira), pero me acabo de enterar vía Boing boing, que es adictivo.

Cierta locura en el Metrobús

Venía en el Metrobús leyendo Revolutionary Road. Me detuve en un párrafo cuando vi que un asiento se había desocupado (pues iba de pie). Era de noche, llovía y salía del trabajo. Me senté a lado de una persona, una mujer, quien comía una torta ruidosamente. Me pareció poco cortés levantarme de inmediato, probablemente hubiera notado que lo hacía porque me parecía desgradable. Así el superego. El olor de la torta y su ropa impedían que me concentrara en la lectura -John Givings estaba experimentando un colapso de nervios en casa de los Wheeler- así como el sonido del masticar se confundía con los besos babosos y ruidosos de una pareja de adolescentes que recién se había subido para ocupar el espacio que antes de que me sentara ocupaba yo. "¿Está el Negro con los leprosos? Comunícame con los destazados", dijo la señora después de un rato. Pensé que le hablaba a alguien más, no a mí. Ya iba en su segunda torta. Hablaba en una voz baja pero clara. "Hay mucha sangre. Le dejaron el estilete dentro", dijo después de un rato. Un círculo comenzó a dibujarse en mi estómago, endureciéndose. Los adolescentes no escuchaban nada, hablaban por teléfono, se besaban y sonreían. Una persona, detrás de mí, cuando la señora dijo: "Hay que darle sus vergazos", dijo en voz alta: "¿Perdón?", pero la mujer no contestaba. Seguía con su torta, ausente. Después de un rato habló con su Padre y con el Negro sobre algo que parecían pabellones blancos cubiertos de sangre, gente gritando y personas obligadas a sostener a otras personas que se movían violentamente sobre camillas. Insistía en que había mucha sangre y en que hablar más sobre los leprosos era "mucha cochinada". Pasaron varias estaciones de definitivamente no poder leer -alcancé a verle el rostro, flaco, de cejas tatuadas- cuando me levanté para bajarme. El Metrobús iba a reventar, ella llevaba una chamarra de franela y recuerdo que justo antes de que me levantara, dijo: "De veras, no dejan tragar en paz". Nos bajamos en la misma estación. Pero en lugar de ir a la calle, ella se subió en otro camión, en dirección opuesta.

Thursday, October 16, 2008

This fiery chaos

Venía en el Metrobús leyendo The War of the Worlds. Me detuve en un párrafo para pensar en que quizá sería demasiado decir, hoy, aquí, que el título de la novela de Wells me recordaba al de Windows on the World. Pero es verdad: ambas, en mi cabeza, se leen abreviadas como WoW. Y no es para tanto. Excepto que el día anterior, desde la misma parada del Metrobús -que se ha vuelto así como mi pensadero- vi a lo lejos un vocero de El Universal y en la primera plana vi una mancha negra sobre la que flotaba una mancha roja. No pude distinguir qué era pero me intrigó la imagen. Más tarde, ya en la oficina, vi en Internet que era sobre los incendios en California, que de algún modo imaginaba. En el "Picture of the Week" del Times vi una serie de fotografías de los incendios. En una de ellas un grupo de automóviles se alejaba de una colina en llamas. Parecía una noche más de tráfico, de gente yendo a sus casas después del trabajo, como si fueran capaces de vivir en paz, en armonía, con una montaña que arde a sus espaldas.
Pensé en ello de nuevo por una línea de Wells, que dice: "It seemed indeed as if the whole country in that direction was on fire -a broad hillside set with minute tongues of flame, swaying and writhing with the gusts of the dying storm, and throwing a red reflection upon the cloud scud above". Y más adelante: "And this was the little world in which I had been living securely for years, this fiery chaos!"
Ese pasaje está en el capítulo de War of the Worlds que se titula At the window.
(Incidentalmente, mi edición de The War of the Worlds, de la New York Review of Books, viene con ilustraciones de Edward Gorey; aquí una de ellas:
).
Hoy busqué de nuevo la imagen del tráfico alejándose de la colina, pero no la encontré. Hay muchas otras: bomberos adentrándose en llamaradas, casas en llamas, vistas satelitales... Una de las fotografías me llamó la atención, sin embargo:

Me recordó aquella escena de Cloverfield en la que un caballo solitario cruza la ciudad desierta pero con mayor precisión la escena de Jarhead en la que los soldados, habiéndose adentrado en la noche del desierto sobre el que llueve petróleo ("The earth is bleeding"), iluminados por las columnas de fuego a la distancia, un caballo cubierto en esa espesa negrura se acerca al protagonista, resoplando entre el aceite. También busqué esa imagen (sólo encontré un video y lo iba a poner bajo estas líneas pero viene con una música toda new age y desagradable que me desanimó) y en cambio encontré esta, que sucede momentos antes de que entren en la lluvia de petróleo:

¿Y a qué me recuerda? A la imagen con la que han estado promocianando la exhibición en Barcelona de Ballard, en el CCCB:

Y así se acaba esto.

Vida de oficina, vida de basura

Torre Vivaldi en Ámsterdam: "El edificio de 24 pisos de alto –construido para albergar los servicios financieros de Ernst & Young- incluye un restaurante-bar, un auditorio, salas de juntas, una biblioteca, una sala de noticias e instalaciones para ejercitarse además de las oficinas, salas de conferencias de video y una sala para la mesa de directivos". Entiendo que en los HQ de Google, en California, el Googleplex, los servicios dentro del edificio todavía son mejores: que tus muchos restaurantes, que tus peluquerías, tus guarderías para los niños, tus scooters para ir de edificio a edificio, tus fines de semana con partidos de hockey entre miembros de la compañía, tu enorme vida de roedor, tu colorida y bella colonia de hormigas.


Wednesday, October 15, 2008

Mañana iniciaremos la construcción de una ciudad



En una ocasión una de mis hermanas estaba en mi habitación, platicando conmigo. A mitad de una oración se detuvo y me preguntó de qué se trataba un libro que estaba acomodado entre otros, Underworld, de Don Delillo. Antes de que pudiera contestarle -de inventar algo (lo dejé a la mitad)- me preguntó si era sobre el once de septiembre. No, no era sobre el once de septiembre. Al menos eso podía decirle: se ubicaba en la era de la Guerra Fría. A la fecha lo único que recuerdo de esa lectura incompleta era la importancia narrativa de una bola de baseball y un montón de aviones que se estaban pintando en el desierto. No volví a pensar en aquella tarde hasta la semana pasada, cuando leí Windows on the World de Beigbeder, para el club de lectura de Viejas Ancianas. Me lo recordó el apartado 9.04, cuando Beigbeder sale de la torre Montparnasse, esa tercera torre gemela, según su relato, erecta aún al otro lado del oceáno, en Francia, para caminar hasta el cementerio de Montparnasse donde le da una visita a la tumba de Baudelaire. Después camina hasta el "extraño monumento" que ahí construyeron, para el mismo poeta. Una especie de gárgola (como las que, debemos recordar, aparentemente, antes protegían a los rascacielos de Nueva York cuando todavía se era lo suficientemente supersticioso como para colocarlas en lo más alto), un "genio del mal" que mira a la distancia, en posición de Pensador de Rodin, la torre que recién abandonó Beigbeder. Me pregunto si de aquí debemos entender que dicha torre no se había caído como sus forzadas gemelas lo hicieron. Pero no me lo pregunto demasiado. La imagen, abajo, de lo que ve el genio del mal:




Hay cierta actitud visionaria, opino, en Beigbeder. Pensaba en esto por la tarde, cuando leía un texto sobre un visionario mayor, Lebbeus Woods, quien consigue con sus diseños imposibles de arquitectura futurística lo que a ratos alcanza a rascar Beigbeder: a fuerza de elevarse sobre ciertos establecimientos morales (a saber, dado que el "genio del mal" observa con indiferencia una torre, ésta no cae) alcanza a ver bienes futuros. Woods, obviamente, lo hace de modo más concreto y mejor articulado. Por supuesto, ninguno de los diseños de Woods serán construidos, si bien, de algún modo, ya se han hecho. Por ejemplo, éste, en el que un pedazo de metal -una enorme astilla que se entierra en una construcción dolorosamente:
Que creo que casi con obviedad recuerdan al Pentágono:


Aunque los diseños de Woods, según leía hoy en un artículo que luego puedo informarles dónde aparecerá, muestran situaciones que podrían parecernos atroces, lo hacen con un tono en el que el Apocalipsis o los cataclismos, humanos o no, pueden, finalmente, crear situaciones de "borrón y cuenta nueva". Heridas cauterizadas, parches dolorosos pero fucionales y necesarios. A la vez, esto me recordó una cosa que había visto tiempo atrás en Dezeen, un sitio de noticias de arquitectura y diseño en el que, aquella vez, mostraban una serie titulada "Realidades Virtuales" creada por los arquitectos del despacho NL. En su momento recuerdo que la serie me pareció efectista, especialmente la siguiente imagen en la que una serie de torres se elevan del suelo como si fueran enormes árboles que crecen en la pradera -enormes mastadontes que viven en paz. Pero la imagen no me brinda sensación placentera alguna.

Quizá debido a que tengo muy en mente esa imagen del video de Pearl Jeam Do The Evolution en la que rascacielos brotan del suelo vertiginosamente, opresivamente, como también lo vi en Brazil de Terry Gillian, impidiendo, según recuerdo, el paso de esa especie de Ícaro que vuela entre ellas.


Cada vez que pasa un camión y vibra el edificio donde trabajo imagino que un enorme terremoto destruirá la ciudad entera. Un gesto natural que no podríamos juzgar moralmente, a pesar de toda su enorme y fría maquinaria, de lógica irrefutable.

Martes-Miércoles

Oh cielos, qué cansado estoy. No pude terminar Revolutionary Road porque me distraje releyendo el Ulysses (¡genial, magnífico!) y viendo Solaris de Andréi Tarkovski de nuevo (¡la recomiendo ampliamente!). Por lo demás ya estoy de nuevo acá, trabajando como loco en esta magnífica revista que es La Tempestad, la mejor revista de arte en México. ¿México? ¡El universo! Un enorme abrazo de puras mamadas a todos.

Tuesday, October 14, 2008

Lunes-Martes

Me permito un momento de vanidad para anotar que el lunes, ayer, me desperté temprano, terminé finalmente A la búsqueda del tiempo perdido (lo recomiendo ampliamente) fui a correr con Refu, me di un baño, corrí a la oficina -a punto de llegar tarde- trabajé hasta las dos en cosas de importancia máxima, salimos a caminar y platicamos de cosas interesantísimas, pero no me quedé para el café, como normalmente hago, pues aún tenía trabajo por adelantar, así que regresé a la oficina -en el camino compré La montaña mágica que le había prestado a Mauricio y no me ha regresado (tuve un curioso intercambio con el librero: "¿Es para ti?", "Es para mí", contesté; era la última copia que tenían y le expliqué que era un repuesto pues presté uno que tenía y no me lo habían regresado y el librero me contestó "Sí, eso no se hace, prestar libros", etcétera)- y total que regresé, trabajé hasta las ocho, y en el camino a la casa, en el Metrobús, reinicié el libro de Mann. La edición que compré trae un prólogo del autor que la otra edición que tenía no traía; se me hizo curioso, el prólogo, pues Mann asegura que es un libro sobre el tiempo (sí, claro) y sobre cosas importantes en la historia (lo cual es verdad, también) pero que uno no podía terminar La montaña mágica en seis días, o seis semanas, ni seis meses. Curioso pues lo terminé anoche. En fin, hoy empecé Revolutionary Road de Yeats y creo que lo terminaré al rato.

Saturday, October 11, 2008

Sábado por la noche

Fluidos corporales: lágrimas, de ver televisión, mocos, que sorbo, sin estar enfermo, y sudor. Nada más, nada más.

Friday, October 10, 2008

RAL

Modern Guilt

La Biblia dice: "Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis."
Beck canta: “Don’t know what I’ve done, but I feel afraid".

Wednesday, October 08, 2008

Hammelin

Cierto horror en What is the What de Dave Eggers:

--Don't fear me, she said. --I am just a woman! I am a mother trying to help you boys. Come to me, children! I am your mother! Come to me!
The unknown boys ran toward her. Achor Achor stayed with me. When they were twenty feet from her, the woman turned, lifted a gun from the grass, and with her eyes full of white, she shot the taller boy through the heart. I could see the bullet leaving his back. His body kneeled and then fell on its side, his head landing before his shoulder.
Before anyone could run, the woman shot again, this time hitting the arm of the other strong boy. The impact spun him around, and he fell. When he raised himself to run, a last bullet, which entered through his clavicle and exited through his sternum, sent the boy swiftly to heaven.
--Run!
It was Achor Achor, running past me. I had not moved. I was still mesmerized by the woman, who was aiming her gun at me.
--Run! he said again, this time grabbing my shirt from behind. We ran from her, diving into the grass and then crawling and hurtling away from the woman, who was still shouting at us. --Come back! she said. --I am your mother, come back, my children!

Oficina

El torcido placer de las incomodidades de la oficina, según Frank Wheeler:
It was his bright, dry, daily ordeal, his personal measure of tedium. It had taught him new ways of spacing out the hours of the day -almost time to go down for coffee; almost time to go out for lunch; almost time to go home- and he had come to rely on the desolate wastes of time that lay between these pleasures as an ivalid comes to rely on the certainty of recurring pain. It was a part of him.

En Revolutionary Road de Richard Yates.

Saturday, October 04, 2008

Convergencia

Pasaban The Bride of Frankenstein en la televisión cuando se disparó ese relámpago -esa sinápsis- en mi cabeza y recordé a Harrison Ford siendo entrevistado en Inside the Actors Studio. Ford contaba una anécdota del rodaje de Indiana Jones and The Temple of Doom: Spielberg estaba molesto porque los elefantes que estaban usando estaban amarrados. Los entrenadores de elefantes insistían en que no podían no amarrarlos y a la vez llevarlos en caravana. Y Spielberg contestó que eso no era posible, él recordaba haber visto una película de Tarzán, o The Jungle Book, no recuerdo, en la que los elefantes iban en caravana, sin ser amarrados, y carajo, era así como él quería llevarlos. James Lipman, quien entrevistaba a Ford entonces, no parecía entender y Ford, como niño emocionado, giddy as a school boy, le explicaba: "¡Había tomado la imagen de ver películas!", con ojos de que Spielberg era una enciclopedia de memoria cinematográfica andante. En fin, eso fue lo que recordé, en un instante, cuando en The Bride of Frankenstein vi una escena en la que reviven, precisamente, a la esposa de Frankenstein, en la que la cámara ve desde el fondo del laboratorio hacia el techo de la torre donde Frankenstein lleva a cabo sus experimentos. No encontré la escena de esa película en YouTube, pero imaginé que era un refrito de la escena del famoso "It's Alive!" de la primera parte de la serie. En Indiana Jones es el minuto 4.02, en Frankenstein el minuto 2.39.


Tempestad #62


Para cuando ustedes lean esto ya podrán encontrar la revista en donde normalmente la encuentran. En este número, según se lee en la sección "En este número" podrán encontrar, según las partes y por orden de importancia:
1. Literatura: En nuestro dossier "Imaginar el futuro" Sergio González Rodríguez analiza las formas de la utopía en la narrativa contemporánea. La sección de actualidad incluye una entrevista con Enrique Vila-Matas, además de reseñas de libros de Juan Gelman, Bernard Malamud, Fogwill y Lolita Bosch.
2. Música: Diego Fischerman aborda la estela de Kafka en la música contemporánea. Manuel Rocha Iturbide reflexiona sobre las relaciones entre música y utopía. Jeremy Glazier hacia la crónica del festival que celebró el centenario de Elliot Carter. Además, notas sobre el Brad Mehldau Trio, Panda Bear y Battles.
3. Arquitectura. ¿Cómo ha abordado la arquitectura el concepto de utopía? Alejandro Hernández Gálvez se detiene en algunas respuestas en el dossier que dedicamos a "Imaginar el futuro". En "Formas útiles" se aborda el talento formal de la firma danesa BIG. Los mejores edificios de los últimos 12 meses se enlistan en las páginas 72 y 73.
4. Artes Visuales: En una entrevista, el artista visual Miltos Manetas postula a Franz Kafka como el padre del arte conceptual. Gabriela A. Piñero nos habla de utopías recientes en las artes visuales. Reseñas sobre la última Manifiesta, exposiciones de Jeff Wall y Anish Kapoor y un compendio de ensayos de Benjamin Valdivia.
5. Artes Escénicas: El dossier sobre utopías del arte contemporáneo incluye un ensayo de Gustavo Emilio Rosales sobre las concepciones del futuro en la danza y el teatro actuales. Shaday Larios Ruiz explica los aportes de Kafka a la escena. Una mirada al Festival de Aviñón en "Actualidad del arte".
En palabras de Sergio Pitol, "¡¿Qué tal?!"

Friday, October 03, 2008

No.

¿A poco no estaría increíble que yo tuviera una columna en el periódico o en algún lugar donde sacaran textos regularmente y que tratara sobre las aparentes nimiedades que uno vive en la ciudad pero que en realidad son pequeñas piedras sintomáticas de algo, algo difícil de nombrar pero palpable, algo que se cuela entre los pequeños espacios que sobreviven entre la masa del transporte público al que me trepo de vez en cuando, entre las caras desangeladas y agotadas que veo a diario en la calle o en las opiniones sueltas al aire, a menudo realizadas sin pensarse dos veces, una columna donde yo hablaría sobre esto y lo otro pero de un modo renuente, dando pasos atrás en cada oración, o no atrás sino más a fondo, de modo que fuera sobretodo mi voz esforzándose por ser clara lo que distinguiera a la columna antes que el aquí y el ahora citadino, antes que estas historias bobas de ciudad que uno a diario registra para dejarlas ir sin más en la magma de la memoria? ¿A poco no?

Tuesday, September 30, 2008

Imaginación


"Is he wild? Tame? Terrible? Rough? Smooth?".

El proceso

Parte del proceso incluye entrar a la oficina donde se está coordinando el trámite que estás llevando a cabo y esperar a que la persona que se ocupa del trámite, quien es mujer y viste jeans y un suéter nada favorecedor, termine su llamada personal. Su llamada personal está siendo sostenida con alguien a quien llama Manita y que probablemente, por la confianza con la que intercambian opiniones, sea su hermana. Su hermana menor. Su Manita a quien le informa que ya le informó a la persona que Vende los Perfúmenes vendrá hasta el lunes pues le dijo que a ella, su Manita, no le depositan sino hasta la quincena, así que quien Vende los Perfúmenes podría venir de nuevo el lunes, como vendré yo, de nuevo, según me informan, para recoger las copias de los docuemntos que llevé para que revisaran y sellaran con el sello especial necesario para registrar el otro documento que llevé en la otra oficina donde debo registrarlo y me está diciendo algo, complejo y sin sentido, a lo que asiento, a lo que dijo Sí, ok, entiendo, aunque no entiendo, pero sólo quiero irme de ahí, correr demonios, llegar a un lugar limpio y bien iluminado donde me preguntaré por qué carajos me someto a estos pequeños infiernos.

Saturday, September 27, 2008

Permítanme entretenerlos

Hay un momento en que, como saben, la madre de familia retratada en Funny Games pregunta por qué no los matan y ya, por qué se andan con tanto rodeo. Y el psicópata, uno de los psicópatas, responde que uno no debería olvidar la importancia del entretenimiento. Y yo también me he colocado en esa situación de tener que contestar que tal producto cultural o tal cosa ante la cual me detuve más de un minuto para dejarme someter me resultaba "entretenida", puerta de salida para cualquier ironía. No, no ironía: escape para cualquier obligación a defender mi postura. No me parecía, quiero decir, gran cosa. No me resultaba, asumo, una gran obra de belleza o de reflejo de la condición humana. También para mí lo entretenido es un pase de salida, una carta comodín. Un concepto tan maleable como etéreo. El rap de Memo Ríos sobre la muerte de Pedro Infante me resulta gracioso, entretenido.
Pero, ¿detesto el entretenimiento? No me considero lo suficientemente serio como para que sea así. De hecho a menudo pido a gritos entretenerme, cosa que no pueden hacer algunas grandes obras de la literatura. A veces abro a Virginia Woolf y me da hueva. Veo que pasan el Padrino y deseo adelantarle a las partes que me gustan, pero es la televisión y no puedo. Prendo y apago la radio, embotado. Lo cual seguramente habla algo en concreto sobre mis gustos: que tengo varios y son inconstantes. Pero, ¿es terrible lo que dice esto? Lo que detesto es poder decir que, digamos, Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal me parece "una película entretenida" y con ello significar a la vez que me pareció genial y a la vez que es una opinión que no defendería a muerte. En parte porque sé que eso de andar defendiendo opiniones es como andar defendiendo colores y en parte porque el significante "entretenimiento" ya da para cualquier lado. Todo esto a raíz de la defensa del entretenimiento de Chabon, en la introducción de su Maps and Legends. Donde se hace ver que lo entretenido se reduce, en suma, a lo placentero. De ahí que en realidad cualquier cosa pueda resultarnos tan entretenida como algo que finalmente ha estragado nuestro gusto. Ah, esa pequeñeces que nos gustaría que fueran infinitas.
Le recuerdo que escribí esto para hacer tiempo. Pero ya luego escribo más, no se apuren.

Thursday, September 25, 2008

Entretenimiento

En Awake de Tobias Wolff leo:

"They were just having fun, that was how he’d seen it, the two of them having some fun before going their separate ways, as people did, people their age with their whole lives still ahead of them. You didn’t want to get tied down now, when you didn’t know who you might still meet and what might open up, what chances and adventures".

En el recuerdo de Marco Cassini sobre David Foster Wallace, leo:

"At one point, he confessed with obvious embarrasment that he and his girlfriend had recently gotten cable TV, wich he had for a long time resisted getting, and he told me how every time he found something good to watch, he immediately feared that there might be something better to watch on the next channel, and therefore he would never stop zapping, and never really watch anything at all, which usually resulted in an argument with his girlfriend".

Kierkeegard tiene un nombre para esto.

Pero, ay, no una una solución.

Wednesday, September 24, 2008

Monday, September 22, 2008

Ciudad de México

Hoy bajé del Metrobús y me encaminé a casa. Pasé por una calle oscura en la que una mujer esperaba con su hija a que pasaran clientes potenciales como su servidor para los esquites que vendía. El olor a agua caliente y enlimonada, con un fuerte toque de elote flotante llegó a mi nariz a unos metros del puesto. Regresé envuelto en un recuerdo de kermés y puestos de cartón donde niños de secundaria juegan a casarse con niñas de secundaria. "¿Lo quiere con todo?", me preguntó. "¿Qué es todo?", contesté preguntando. "Mayonesa, chile, limón, queso...". Lo pedí sólo con chile y limón y recordé aquella vez que saliendo de la universidad, donde ya no estudiaba sino trabajaba como asistente de un profesor, me encontré a una amiga, o un poco más que eso, pero habiendo dejado de ser un poco más que eso, al poco tiempo de que dejara de serlo, entrándole sabroso a una mazorca con su chile, su limón y su crema -pedazos en los bráquets- y ahora me arde la panza pero entonces, hace rato, estaba muy rico y no sólo eso, también me hizo sentir seguro; me imaginé que si un pillo, un amigo de lo ajeno, me sorprendiera en una esquina y me amenazara con un "Guárdame este fierrito", yo tendría tiempo de arrojarle agua caliente y enchilada a los ojos y salir corriendo. Por las mañanas experimento la misma sensación cuando llevo café caliente.

Estar atento

Friday, September 19, 2008

Guillermo regresa películas

El personaje moderno del cual me ocupo ahora y al que llamaré Guillermo, pues es un nombre con el que me siento cómodo y familiarizado, puede ser visto saliendo de la oficina hacia la noche de la ciudad de México, encaminándose a su automóvil donde le aguardan el par de películas que debe regresar al Blockbuster y que dejó allí desde la mañana, cuando llegó a la oficina, con la intención de regresarlas aquella noche. Casi lo había olvidado, por supuesto, y cuando las ve, esperándolo en el compartimento sin compuerta diseñado para guardar distintas cosas -acaso cajas de DVD- en la puerta de su automóvil, no sólo recuerda que aún tiene ese pendiente sino que se sorprende también de su curiosa capacidad previsora; no es sólo el saberse capaz de adivinar que si las hubiera dejado en casa le hubiera costado mucho más trabajo tomar el auto, al salir de la oficina, encaminarse a casa y llevarlas lo que le sorprende, sino que esa previsión también llevaba oculta un pequeño placer: estando en el Blockbuster podrá, por qué no, rentar una nueva película. Esto, decide Guillermo ya que se encamina hacia el Blockbuster y se desliza en el tráfico y se somete a sesiones ligeramente idiotas de locutores en la radio, podría ser el cuento de nunca acabar: rentar, regresar, volver a rentar y piensa, aunque -debe decirse- momentáneamente, como este sistema todavía tiene la ilusión de libertad (uno puede dejar de rentar cuando quiera) a diferencia de otros sistemas de renta -sólo se le ocurre, en realidad, otro- como los ofrecidos en línea, como Netflix, quienes mandan, constantemente, películas, sin parar, siempre algo esperando en el reproductor de DVD. Ah, la invasión de nuestras pequeñas libertades.
Varios minutos y pensamientos más tarde, Guillermo se estaciona en el Blockbuster, se baja del automóvil, piensa en un posible secuestro -pues sabe, porque lo reconoció en la pantalla, que en ese mismo Blockbuster filmaron la escena del secuestro en Amores Perros- entra al establecimiento, deja las películas que iba a regresar y pasea en silencio y en solitario no por los anaqueles del centro del establecimiento -rara vez lo hace ya- y se dirige directamente a las secciones de estreno. Toma una película de Woody Allen que no había visto pues la quitaron muy rápido del cine y está a punto de gritarle a un par de idiotas -se descubre estresado- que gritan cuando hablan. Son gordas y hablan por teléfono, un solo teléfono, al mismo tiempo con alguien que está en altavoz. Y cuando gritan, cacareando entre ellas, una dice: "¡Todo el mundo me está escuchando, saludos a todo el Blockbuster!" Y Guillermo supone que, bueno, debería tomarse las cosas con más calma; ella con su autoconciencia y él con el estrés y sus recriminaciones excesivamente escrupulosas (de vez en cuando debería permitirse odiar a la gente sin verse en la necesidad de narrar algo para dejarlo pasar).