Wednesday, September 29, 2010

Leo en Moleskine Literario de Iván Thays

En su entrada "Prix Femina 2010, primera selección":

"Apareció la primera selección, la longlist digamos, del Prix Femina 2010, tanto para Mejor Novela en francés como parsa [sic] Mejor novela [sic] extranjera. En este segundo rubro encontramos a dos escritores de los cuales Moleskine Literario es fan absoluto: Alberto Barrera Tyzska y Goncalo Tavares".

Propongo:

Más allá de la posibilidad quisquillosa, o no, de usar términos en español que puedan reemplazar "longlist", como se hizo, digamos, en el título de la entrada, al menos escribir bien el nombre de dos autores de los que alguien se considera un admirador absoluto: Alberto Barrera Tyszka, Gonçalo Tavares.

Convergencia elemental, querido Watson

Edward Hopper, People in the sun, de 1960. Nueve años antes, en 1951, un destello atómico ilumina a observadores V.I.P., de acuerdo a la serie de imágenes que veo acá.


La convergencia es tan, digamos, precisa, que se me dificulta no pensar que Hopper ya conocía la imagen. Rápidemente busqué en Google "People in the sun" + "Atomic Bomb" y di con esto, de hace dos años. El eco entre energía atómica y sol no es nuevo, evidentemente. George Steiner ya se lo preguntaba, creo, en Presencias reales: ¿No es sorprendente que una operación de bombardeo nuclear se llamara Operación Sol Naciente? No es coincidencia, tampoco, que la adaptación al cine de Las partículas elemantales, de Houellebecq, una novela, entre otras cosas, sobre la posibilidad de una vida eterna a través del encuentro entre física subatómica y biología, tuviera este cartel:

***

Óscar Benassini me dijo que la imagen le recordaba a la primera que se encuentra en esta serie, de 1932 (Futurama: feria mundial en Nueva York) y que apareció en la edición semestral de artes visuales de La Tempestad, verano de 2009, editada por Karla Jasso. Me la buscó en Google y al ver la misma serie me dijo: "qué curioso, está esa misma que estabas viendo":


Pero esta imagen es del Hindenburg, de 1937. La que yo veía era esta otra, de 1957, cuando se sometió un dirigible a una prueba nuclear:
Y a su vez, estas últimas me recordaron la entrada de hace dos días que puso Enrique en su blog, acá.

Hasta parece que nos ponemos de acuerdo.

Sunday, September 26, 2010

Breve panorama

Sergio González Rodríguez en su columna del domingo, en El Ángel, a propósito de la nueva novela de Ricardo Piglia:

La narrativa argentina está a la vanguardia de la lengua española. Mientras España suele favorecer los prestigios convencionales del acto de narrar -en franca imitación del modelo anglosajón, de las directrices de su mundo editorial- y desconfía demasiado de las innovaciones, los escritores argentinos consuman un vasto e intenso replanteamiento de lo consabido. Dan cuenta de esto las obras de Fogwill, César Aira y Piglia o, entre los de menor edad, Rodrigo Fresán y Martín Kohan. En Chile comienza a buscarse algo semejante al caso argentino gracias a escritores como Álvaro Bisama, Patricio Jara, Alejandro Zambra o Patricio Fernández. Y en Perú se observa a su vez la emergencia de nuevas voces y perspectivas: Fernando Iwasaki, Enrique Prochazka, Diego Trelles Paz y Daniel Alarcón. Por su parte, la narrativa en México se debate entre la tradición y lo nuevo sin lograr el predominio de una de las dos tendencias: el problema frente a las inercias y las influencias continúa vigente. Algo semejante ocurre también en Colombia.

Entrada 1,420

Leo a Donald Barthelme. De su cuento "The Abduction from the Seraglio":

"She's got values. What' I'm trying to suggest is, she's in a delicate relation to the real.
I can't understand this. She is so great. When we go partying she always takes care to dance with Bill Cray's four-year-old girl, who's a fool for dancing. She made me read War and Peace, which struck me at first glance as terrible thick. She renews my subscription to the Texas Observer every year. She contributes regularly to the United Way and got gassed in great cities a time or two while expressing her opinion of the recent war. She's kind to rat-poison salesmen. She's afraid of the dark. She took care of me that time I had my little psychotic episode. She is so great. Once I saw her slug a guy in a supermarket who was whacking his kid, his legal right, with undue enthusiasm. The really dreadful thought, to me, is that her real might the real one.
[...]
We used to walk down the street together bumping our hipbones together in joy, before God and everybody. I wanted to float in the air again some feeling of that. It didn't work. I'm sorry. But I guess, as the architects say, there's no use crying over split marble. She will undoubtedly move on and up and down and around in the world, New York, Chicago, and Temple, Texas, making everything considerably better than it was, for short periods of time. We adventured. That's not bad".

Friday, September 24, 2010

La Tempestad 74


En este nuevo número de La Tempestad, Eduardo Milán reflexiona acerca del desacuerdo en la poesía (como parte del tema de portada, "Artistas del disenso"). En actualidad hay entrevistas con Alan Pauls y Elizabeth Cook así como reseñas de libros de Robert Creeley, Boris Pahor y Eliot Weinberger. Yo escribí una sobre Los demonios de Heimito von Doderer. También hay poesía de Forrest Gander, en el Cuaderno para invenciones, y pequeñas reseñas (no más de quinientos caracteres) de libros como Aroma de alcanfor de Naiyer Masud, El libro de las maravillas de Lord Dunsany, Mi Emily Dickinson de Susan Howe, Curso de literatura europea de Nabokov o la biografía literaria de Robert Walser escrita por Jürg Amann y que reproduzco a continuación nomás porque se me antoja:

"Un editor visita una de las buhardillas donde vivió ese subarrendado nato que fue Robert Walser. Un hombre, vestido como criado, abre la puerta para cerrarla de inmediato. El amo saldrá en seguida, asegura. La puerta se abre de nuevo. Es el mismo hombre, ahora vestido como amo y señor. Es Robert Walser: 'Parece que se divierte haciendo que los que le buscan no lo encuentren'. Pero, ¿alguien lo busca?, se pregunta Amann en esta biografía".

Iré más rápido: en cine Jorge La Ferla se enfrenta a la obra disensual de Jean-Luc Godard. Nicolás Cabral interpreta El origen de Christopher Nolan. También se revisan los filmes más recientes de Alejandro Amenábar, Roman Polanski y Michael Rowe.

Dentro del tema de portada, en música, Jeremy Glazier escribe sobre el disenso sonoro que representa la música de Mauricio Kagel. Las nuevas producciones de Brian Ferneyhough, Peter Ablinger, Keith Jarrett & Charlie Haden y Arcade Fire se comentan en las páginas 26 y 27.

En cuanto a arquitectura y diseño: cuatro textos integran "Presencia del diseño mexicano", un dossier en el que se analizan las obras de Eduardo Barrera, Héctor Galván, Emiliano Godoy y Carla Fernández. Nuestra selección de los 10 mejores edificios internacionales construidos entre 2009 y 2010 puede consultarse dentro de "Formas útiles".

Artes visuales: Néstor García Canclini propone una discusión entre el arte relacional (Nicolas Bourriaud) y la estética del disenso (Jacques Rancière). Reseñas de exposiciones de Neto, Alÿs y Adriana Lara, así como de la colectiva Panamericana, en el apartado de actualidad. La serie Antibalas de Milagros de La Torre se presenta en "Cuaderno para invenciones".

Artes escénicas: Enrique Olmos de Ita lee el trabajo escénico de Kzryzstof Warliwoski como una forma particular de disenso político en la página 93. En "Actualidad del arte", vistazos críticos al Festival de Aviñón y a trabajos recientes de Héctor Bourges, Rimini Protokoll y Alberto Villarreal.

En este número estrenamos diseño, gracias, especialmente, a Óscar Benassini y Fedro Ceballos. (Estábamos hartos de que la Vanity Fair nos copiara el diseño para sus páginas interiores). A mí me gustaron especialmente las páginas 17, 18-19, 41, 80-81, 84-85, 105 (que les muestro a continuación, creo que en orden) y las 64-65 y 75 (que pueden ver cuando la compren o bien, acá).


Thursday, September 23, 2010

Comezón

Leo en el blog de Iván Thays:

Empezó el Hay Festival Segovia 2010 y Antonio Muñoz Molina conversó sobre la Guerra Civil Española y la reducción que han hecho sobre ella los libros de historia (y las novelas, añadiría). Muñoz Molina, quien ha escrito la novela-río La noche de los tiempos (Seix Barral) que retoma el tópico, dijo:

El pasado, la memoria, el problema de aquello que desaparece con el tiempo, la Guerra Civil y la historia reciente de España analizadas por el escritor Antonio Muñoz Molina en conversación con el historiador Justo Serna han sido el eje del plato fuerte de la primera jornada del Hay Festival que se celebra en Segovia. [...Sigue la cita, de El País...]

Propongo:

Cuando se cite un texto sobre lo que dijo alguien (en este caso, Antonio Muñoz Molina) no decir que es esta persona quien lo dijo.

Wednesday, September 22, 2010

Ocio

Leo en el blog de Iván Thays:

Cristina Siscar fue a entrevistar para la revista “El Péndulo” a Mario Levrero en 1978. En el suplemento “Radar Libros” comenta la experiencia de conocer personalmente, y a través de sus obras, ha este escritor uruguayo que cada vez consigue más lectores en América Latina.

Propongo:

Cristina Siscar entrevistó a Mario Levrero en 1978 para la revista El Péndulo. En el suplemento Radar Libros comentó la experiencia de conocer a este escritor uruguayo.

Seguiré al pendiente.

Tuesday, September 21, 2010

Fragmento de conversación

Aquí en la oficina.

Lorena dice (04:18:31 PM)
Yo comí sopa de papa y poro y calabacitas que me sobraron de ayer, con queso y crema.
Lorena dice (04:18:35 PM)
Y dos taquitos de aguacate.
Guillermo Íñigo dice (04:19:03 PM)
¿¡Tacos de aguacate?!
Guillermo Íñigo dice (04:19:08 PM)
Esos no son tacos.
Lorena dice (04:19:24 PM)
¡Claro que lo son!
Guillermo Íñigo dice (04:19:32 PM)
No.
Guillermo Íñigo dice (04:19:39 PM)
Eso es verdura con verdura.
Guillermo Íñigo dice (04:19:51 PM)
Eso, más que taco, es pecado.

Monday, September 20, 2010

En la oficina

Estoy por irme a dormir pero abro En la tierra de Robert Creeley, en la edición bilingüe que publicó Textofilia, y leo de Caves:

It's time to go to bed
again, shut the light off,
settle down, straighten
the pillow and try to sleep.
Tomorrow's another day
and that was all thousands
and thousands of years ago,
myriad generations, even
the stones must seem changed.

Y pues me pongo a pensar no sólo en que sí, que otra vez, venga, y me pongo a pensar, también, en la buena idea que es adoptar el punto de vista de la ameba pero pronto vuelvo a pensar en el aquí y el ahora y el mañana inmediato y los pendientes que aún tengo por resolver en la revista a pesar de que acabamos de terminar un nuevo número pero ya de nuevo dale y dale y está bien, la verdad, y entonces descansa mi alma momentáneamente y sigue con Creeley y se topa con The ball:

Room for one and all
around the gathering ball,
to hold the sacred thread,
to hold and wind and pull.

Sit in the common term.
All hands now move as one.
The work continues on.
The task is never done.

Ay.

Saturday, September 18, 2010

Tierra Adentro, agosto-septiembre 2010

El próximo 22 de septiembre, a las 19:00 horas, se presenta el nuevo número de Tierra Adentro, en la Fonoteca de la Ciudad de México. Participan Mónica Nepote, Laura Emilia Pacheco, Eduardo Antonio Parra, Daniel Sada, Rogelio Sosa y Daniel Wence. Se presenta en la Fonoteca pues este número ofrece un dossier sobre arte sonoro. También se le dedica un dossier a Carlos Monsiváis y al libro electrónico, con textos de Nathalie Armella Spitalier, Mauricio Salvador, Carmina Estrada, Rogelio Villarreal, Anuar Jalife y José Israel Carranza. A continuación, reproduzco el texto con el cual participé en dicho dossier.

¿(En) qué estás leyendo?

Hace poco, después de pasar todo el día frente al monitor de la computadora en la oficina, regresé a casa y me senté un par de horas frente al de la televisión. Me entretuve pues estaban pasando Boogie Nights (1997), de P.T. Anderson. ¿Conocen esta película? Hay un momento, hacia lo que creo es el final de la historia, en el que el coronel James (Robert Ridgely) aborda al pornógrafo Jack Horner (Burt Reynolds) con una propuesta en mancuerna con otro pornógrafo, Floyd Gondolli (Philip Baker Hall). La junta tiene un propósito sencillo: que Horner acepte el nuevo modelo propuesto por Gondolli, a saber, crear una mayor distribución con actores no profesionales, amateurs. Menos calidad en sonido, iluminación y grabación: ¡el futuro en video! Así, se prescindiría de estrellas como Rollergirl o Dirk Diggler o de los grandes costos de producción al tiempo que se le daría cabida, democráticamente, a gente que haría este trabajo, esencialmente, por gusto. Ustedes ya vieron la película: Horner, en principio, se niega. Lo que él hace es arte.
Lo interesante aquí, creo, es que esa noche que volví a ver la película ocurrió una cosa curiosa: al toparme con esa escena, en la que un pornógrafo se da ínfulas de artista y se niega a aceptar ese futuro en el que todo sería más fácil y barato aunque desprovisto del aura que le brinda la plataforma sobre la que trabaja, creí que había dado con la analogía perfecta para tratar un tema que, en realidad, me preocupa más o menos poco. Si todo va de acuerdo a lo planeado, este texto lo están leyendo en un medio impreso y tardará en llegar a la red. Aún más, ustedes, lectores, debido al contexto en el que se presenta, ya están familiarizados con el tópico: el libro electrónico. Creo que es significativo que, espontáneamente, me encuentre buscando modos de explicarme el paso que, supuestamente, experimentamos a cuentagotas actualmente; es decir, el de los medios impresos a los electrónicos. Sospecho que en realidad se puede decir poco sobre esto pues vivimos un estado de transición. Poco sensato, quiero decir. Creo que fuera de las predicciones, limitadas y finalmente provisionales, son contadas las cosas que alguien pueda decir sobre este tema que no se reduzcan a tecnicismos que, en realidad, importan poco para el lector común. No se pase por alto, por favor, la ingente cantidad de líneas que se han escrito al respecto. Es bien sabido: entre más oscuro sea un tema –en este caso, un futuro más o menos inmediato- más se habla al respecto.
Por supuesto, la analogía con el pornógrafo que se da ínfulas de artista y que se niega a aceptar el futuro con la llegada de nuevas tecnologías, tiene límites claros. El principal de ellos es que no brinda nada a la discusión pues pasa por alto la materia de la que están hechos los libros. Los libros, lector, están hechos de ideas. ¿Por qué estamos tan apurados por la plataforma en la que se presentan? ¿Realmente altera la tinta electrónica los hábitos de lectura a un grado que la experiencia retinal de leer palabras en una plataforma u otra sea completamente distinta?
A propósito de esta serie de ideas inconexas, quizá convenga aclarar que 1) esto lo escribe alguien a quien le gusta leer literatura pero que se ve obligado a enterarse de otras cosas ya sea por el trabajo que realiza de 10:00 a.m. a 20:00 (aproximadamente) y que no es especialmente ducho en nada; 2) que esta persona en particular lee, de un tiempo para acá, casi todo en una plataforma electrónica (la computadora, “en línea”, como quien dice) pero no posee un libro electrónico (es decir, un Kindle o la versión de Sony o el iPad o etcétera); no está negado, sin embargo, a que en el futuro próximo o lejano lea en uno de estos aparatos, así como no está negado, digamos, a que en un futuro utilizará medios de transporte que utilicen energía solar, eólica o lo que convenga; 3) en el fondo le viene dando un poco igual y sólo pondera al respecto porque ha descubierto que es más fácil escribir sobre esto que hablar sobre libros, es decir, sobre ideas. Un modo de reformular este tercer inciso: me temo que la mucha tela que da para cortar la preocupación por el libro electrónico es una fábrica que poco tiene que ver con la de la literatura (o la disciplina que les interese); es una preocupación por medios, plataformas y, acaso, hábitos de lectura que, de cualquier modo, no reflejan, en realidad, más que las preocupaciones de un reducido grupo de personas (aquellas que, en fin, se preocupan por la materialidad con la que recibimos nuestras dosis de ideas). Creo que estamos discutiendo si el papel couché refleja más o menos la luz y si es incómodo o no para leer. Estamos discutiendo si un modelo particular de martillo tiene una mejor agarradera que otra, si dicha agarradera es más ecológica o no. Lamento un poco, ante este estado de cosas (en las que los fenómenos materiales se transforman en obsesión y fetiche) recurrir a la abstracción para finalizar este texto, pero no veo de qué otro modo pueda discutir algo que aún está, digamos, cuajando. Ahí les va: la sed de conocimiento pero, sobre todo, el ansia por suplir esta necesidad, es algo que en realidad está destinado a un puñado de personas. Que ese puñado de personas, invito ahora, se ponga a leer. ¿En qué medio? El que sea, francamente.

Sunday, September 12, 2010

Leyendo


Lo empecé hoy. En la introducción de Johnny Truant leo esto, que me hizo eco a la entrada anterior:

"Then no matter where you are, in a crowded restaurant or on some desolate street or even in the comforts of your own home, you'll watch yourself dismantle every assurance you ever lived by. You'll stand aside as a great complexity intrudes, tearing apart, piece by piece, all of your carefully conceived denials, whether deliberate or unconscious. And then for better or worse you'll turn, unable to resist, though try to resist you still will, fighting with everything you've got not to face the thing you most dread, what is now, what will be, what was always come before, the creature you truly are, the creature we all are, buried in the nameless black of a name".

En algún momento del fin de semana me hicieron saber algo que sé muy bien pero que extrañamente, dicho por alguien más, al escucharlo enunciado como una característica fácil de notar, me obligó a preguntarme por el grado con el cual presento o no la caricatura que hago de mí mismo en el exterior. Lo que me dijeron es que soy demasiado consciente de mí mismo. Esto, a la vez, me hizo pensar en aquello de nuestros cabellos y en cómo están contados, de acuerdo a cierta tradición cristiana, pero también en la recomendación que alguna vez me dio mi peluquero, respecto a la caída de mi pelo: "No pienses tanto en ello, el estrés no ayuda".

Tuesday, September 07, 2010

Steiner, Bloom

Esto del Shakespeare: The Invention of the Human de Bloom me recuerda a Steiner: "[Iago's] grand boast 'I am not what I am' deliberately repeals St. Paul's "By the grace of God I am what I am".

Fines de semana de soltero

De "Morning" de Donald Barthelme:

-Going home.
-No, thank you.
-You're afraid of it?
-Indeed, do I still live?
-What are you afraid of?
-One old man alone in a room. Two old men alone in a room. Three old men alone in a room.
-Well maybe you could talk to them or something.
-And say: Howdy, have you heard about pleasure, have you heard about fun? Let's go out and bust up a bar, it's been a long time. What are you up to, what are your plans? Still lifting weights? I've been screwing all night, how 'bout you? "You please me, happiness!"
-Well I don't think about this stuff a lot of the time.
-Humility is barefoot, Lewdness is physically attractive and holds a sprig of colewort, the Hour is a wheel, and Courage is strangling a lion, by shoving a mailed fist down its throat.
-How did the party end?
-I wasn't there.

Convergencia tipo "duerme en tus laureles"



Tarkovski, Spielberg.

Leyendo


Estoy leyendo esto. Estaba pensando en transcribirle este siguiente fragmento, de Houellebecq, a un amigo a propósito de unas entradas pasadas y algo que habíamos platicado, sobre todo por la coincidencia:

"En nuestro último encuentro me sorprendió que usted siga haciendo búsquedas en Google sobre su nombre, hasta el punto de utilizar la función de alerta, que te comunica cada nueva aparición. Por mi parte yo he desactivado esta función y después he renunciado a las búsquedas".

Pero luego me distraje con esto de la vida pero seguí leyendo. Es muy extraña la resistencia con la que siempre me acerco a los textos de Houellebecq, pues terminan de convencerme, una vez más, de que se trata de uno de mis autores favoritos, quizá, sobre todo, porque me coloca en una disposición que me obliga, en suma, a pensar. Otro fragmento que me gusta, a propósito de los textos autorreferenciales -que, a fin de cuentas, no sé qué tanto a cuento venga en un intercambio epistolario, sigo creyendo que cuando uno escribe a alguien en específico son mayores las dificultades para representarse honestamente:

"No valoro especialmente la literatura de la confesión; el problema es que me gustan casi todas las literaturas. Me he regodeado con Montaigne y con Rousseau, pero sigo sintiendo un delicioso shock nervioso leyendo este juicio de Pascal sobre Montaigne, este fustazo en plena cara, de una insolencia extraordinaria: '¡Ese proyecto idiota que tiene de pintarse!'. Me gustó también muchísimo ese opuesto radical de la literatura de la confesión que es la literatura del imaginario; mis ditirambos sobre Lovecraft son quizás exagerados; da igual, los asumo".

De inmediato Houellebecq habla sobre la "vía media" que supone, para el novelista, canibalizar la propia vida para construir personajes. Hace unos meses me escribí con S.T. Joshi a propósito de un texto que tiene sobre Lovecraft y los rasgos autobiográficos en su obra ahora recopilado, según me aclaró, en la colección de ensayos Primal Sources (2003) -creo que es difícil entender que Houellebecq considere a Lovecraft como si fuera la antítesis de la literatura "de la confesión", especialmente, si recuerdo bien, a partir de su ensayo donde también echaba luz sobre esto- y creo, en fin, que está por sacar una biografía, I Am Providence, si no es que ya salió.

En una carta posterior, Houellebecq regresa al tema autorreferencial:

"Pues bien, esta tendencia a la confesión, que manifiesto de cuando en cuando, procede, creo, de dos fuentes muy distintas. La primera es, como ya he dicho, la certeza muy arraigada de que ninguna confesión cambia nada de la personalidad propia, no cura ni agrava sus posibles fallas, la certeza antipsicoanalítica, en suma, una de las únicas que no me han abandonado nunca, junto con la inexistencia de Dios. La segunda es una sobreestimación de mí mismo que me aqueja de tanto en tanto y que me induce a pensar que ninguna confesión podrá agotar la riqueza indefinida de mi personalidad, que se podría sondear sin fin en el océano, no de mis posibilidades, y que si alguien cree conocerme se debe simplemente a que carece de información".

Qué extraña es la primera afirmación. ¿No sería más bien una razón para no confesarse? Hay un tema aquí: decidir cambiar, transformarse en lo que realmente es uno (el mandato bíblico, según Steiner), o bien, negarse a cambiar y seguir siendo uno mismo, como quería Nietzsche. ¿Por qué ambos caminos pasan por la autobiografía o el testimonio? No lo entiendo.

Hoy volví a pensar en una nota que me pasaron anoche, esta, y en esta otra también, de finales de agosto (Twitter me avisa que Thays acaba de subir esto; es precisamente por este tipo de cosas por las que Thays vive y muere, recuerdo hace unos días que subió un texto titulado, con su peculiar entusiasmo por el cotilleo, "¿Franzen o Franzenfraude?"), en fin, las recordé por lo que sigue, escrito en mayo de 2008 a propósito del libro de la madre de Houellebecq que se publicó entonces:

"Peldaño a peldaño, mi relación con la casi totalidad de los medios de comunicación de este país ha llegado ciertamente al odio total, en el sentido en que se habla de 'guerra total' (curiosa guerra, por lo demás, en la que estoy desarmado; sería más exacto hablar de guerra de exterminio total dirigida contra mí). [...] ¿La separación entre dominio público y vida privada, entre el hombre y la obra? Todo eso se ha vuelto demasiado complicado, hoy día ya no se tienen en cuenta estos escrúpulos".

Sigo leyendo.

Sunday, September 05, 2010

Entrada 1408

Antes de casarse, Emma había creído estar enamorada; pero como la felicidad que esperaba de aquel amor no había hecho su aparición, pensó que se habría equivocado. Y se preguntaba intrigada qué es lo que había que entender concretamente en la vida por palabras como dicha, pasión y ebriedad que le habían parecido tan maravillosas en los libros.

En cierto modo fue intrascendente, como la mayoría de las cosas lo son. Por otro lado, debo decir que no he dejado de pensar en ello.

El cuerpo humano.

El incendio que se había desatado en los sótanos de su alma había quedado extinguido.

Hacía mucho que había encontrado un hueco en su interior, siempre el mismo. Instalado allí, generaba en él una angustiosa repugnancia. La vida desgasta. El gote continuo acaba minando incluso la piedra.

...pero es desgraciadamente cierto que me siento en la vida como en un hotel y sé que tarde o temprano tendré que dejar mi habitación.

Wednesday, September 01, 2010

Fracasar mejor

Óscar dice: (11:19:54 a.m.)
¿Por qué tu vida es fracaso tras fracaso?
Óscar dice: (11:20:08 a.m.)
Oso tras oso.
Óscar dice: (11:20:09 a.m.)
...
Óscar dice: (11:20:13 a.m.)
¿No te cansa?