Tuesday, November 27, 2007

Curioso ejercicio


Leo Las benévolas. Escribe Littell:
A decir verdad, no queda gran cosa que me interese. La literatura, quizá y ni siquiera estoy tan seguro que no sea cosa de costumbre. Quizá por eso estoy escribiendo estos recuerdos; para activar la sangre, para ver si puedo aún sentir algo, si todavía sé sufrir un poco. Curioso ejercicio.
También escribe:
Yo quería cerrar los ojos, o taparme los ojos con las manos, pero al mismo tiempo quería mirar, mirar hasta hartarme e intentar entender con la mirada aquello tan incomprensible que tenía allí adelante, aquel vacío para el pensamiento humano. Desvalido, me volví hacia el oficial del Abwehr "¿Ha leído usted a Platón?". Me miró, cortado: "¿Qué?" -- "No, no, nada." Di media vuelta y me fui.
Hace meses que busco el pasaje donde Platón habla de un hombre que no podía dejar de ver cadáveres. Creo que está en el Fedro. La verdad es que no he buscado bien. Este hombre sabía que era desagradable pero no podía apartar los ojos, como cuando bajamos la velocidad junto a los accidentes de carretera. Pero no lo encuentro. Y pregunté. Y nadie recuerda. Y luego vengo y leo esto. Y me parece curioso.

Monday, November 26, 2007

Entrada 690

Esta es la actualización en la que les cuento que estoy a punto de salir a tomar una cerveza con un amigo al que no he visto en un par de semanas y en la que siento un dolor de cabeza que me da pie para recordar algo que me dijo Eduardo hace un par de días. Lo que dijo Eduardo y que hoy toca recordar y contar en esta entrada -pero, ah, ya se me ocurre otra cosa que contar- es que soy un fisicalista, o algo por el estilo; es decir, que, según él, escribo de acuerdo a mi estado físico y que éste rige mi estado de ánimo. Él, en cambio, es un cartesiano. En su momento ironizamos al respecto. La otra cosa de la que me acuerdo es que unas personas me contaban de sus blogs, de cuánto tiempo llevaban con ellos y cuántas entradas tenían y decían: ya llevo como trescientas en cuatro años, una cifra que me parecía minúscula y ridícula y que me obligó a decirles: Chavos, están chavos. Pero no estaban chavos, ya estaban bastante huevudos, estas personas mayores que me presumen, a veces, en mis recuerdos, de sus blogs.
Que me duele la cabeza, carajo.

Sunday, November 25, 2007

¡Lectores del mundo!

Además de los textos sobre los escritores -¡el de Cortázar los llevará a esas noches interminables de leer sus cuentos!, ¡esas buenas, alegres noches de formación!, ¡el extrañamente olvidado placer de la obsesión!- y los textos sobre, em, muebles, hay, en este número de esta buena revista un texto sobre Los libros de Homero, la editorial independiente dirigida por Jesús Salazar y el puñado de entusiastas que le acompañan. Encontrarán un juicio: la perla del presente catálogo es, comprensiblemente, Chita, de Lafcadio Hearn, una novelita excelente. Escribe Nicolás Cabral:
La sorprendente modernidad de esta primera novela, admirablemente traducida por Eduardo Charpenel Elorduy, se cifra no sólo en su casi cinematográfico zoom que lleva del paisaje natural al drama humano, sino también en las deslumbrantes páginas iniciales, minuciosas descripciones que, por momentos, ubican al grecoirlandés como un insospechado precursor de Robbe-Grillet, Saer o incluso Faulkner. Se trata de un Hearn anterior al célebre cronista del Japón, que en este relato ambientado en Nueva Orleans se muestra dueño de una prosa rítmica y dúctil. (Chita posee la portada más bella de la colección, un diseño de Lorena Gómez Mostajo).

Quiero ser humilde, pero.

Perdón si no les dije antes pero acabo de ver Gone Baby Gone. Y supongo también que como el tagline de la película es "Todo mundo quiere la verdad... hasta que la encuentra" debería hablar sobre cómo a veces lo que uno cree lo obliga a actuar en consecuencia -no, mentira, no lo que uno cree sino lo que uno sabe. Es más común, sospecho, actuar en consecuencia de lo que uno cree a actuar por lo que uno sabe, a dar ese último paso que no pide fe sino acciones firmes, de certeza. De condiciones absolutas. Pero no es esto en lo que yo pensé mientras veía la película que, ¿ya la vieron?, es genial. En lo que pensé fue en el flautista de Hammelin. Quizá porque acabo de escribir algo al respecto, de que es terrible, esta fábula, no porque uno sospeche que el flautista les hará algo terrible a los pequeñines vengándose, de algún modo -caray, probablemente la pasarán mucho mejor con el músico que con sus padres- sino porque han sido arrebatados, porque están siendo usados como la moneda con la que se paga una mala acción. También pensé en Platón y en la República y toda su sensatez y en cómo a veces las cosas más brutales están presentes en las vidas de los más inocentes. ¿Puede uno, realmente, llegar al cielo sin dejar de ser bueno, ser inocente como paloma pero astuto como culebra? Con qué fuerza y desesperación nos aferramos a la ilusión de la razón, de la sensatez, a la posibilidad de que con nuestras propias fuerzas y habilidades conseguiremos lo que nos proponemos, ser felices, fieles a nosotros mismos. Con cuánta debilidad nos entregamos a la humildad, a la certeza de que no lo podemos todo.

La sospecha

De que mi perra sufre de algún tipo de retraso mental.

Mírame a los ojos.

Verás lo que soy.
(Venía escuchando la canción en el auto, y es de noche, y tengo algo de alcohol en esa sangre mía, y pensé que sería una bonita actualización, esto de poner una referencia a Control Machete; pero ahora que veo esto pues me parece más como una graciosada de sábado por la noche).

Friday, November 23, 2007

Libros de Homero en Guadajalara

Se me eriza la piel del entusiasmo. Y sé que el tono es importante en estas cosas, cosas escritas, así que permítanme aclarar que lo digo sin ironía.

Thursday, November 22, 2007

Astonishing Stories

Qué: El All New McSweeney's Enchanted Chamber of Astonishing Stories, con historias de "género" escritas por autores como Margaret Atwood, Poppy Z. Brite, Daniel Handler, Charles D'Ambrosio, Heidi Julavatis (!), Joyce Carol Oates (!), Stephen King, Jason Roberts, Jonathan Lethem (!), Peter Straub, Steve Erickson, China Miéville, Ayelet Waldman y David Mitchel. Editado por Michael Chabon.
Cuándo: Hoy. Aquí, en mi habitación. Publicado hace tiempo, por Vintage, en 2004, dos años después del McSweeney's Mammoth Treasury of Thrilling Tales, también editado por Chabon (y que constituyó el número 10 de la revista). Y del cual ya opiné, aunque tangencialmente, algo aquí. Este volumen lo compré hace unos meses en Miami pero no fue hasta ahora que comencé a leerlo. Está buenísimo. Hay perlas como el cuento de Atwood, Lusus Naturae, que a la vez contiene perlas como esta frase: There's only so long you can feel sorry for a person before you come to feel that their affliction is an act of malice committed by them against you. También: Minnow, de Waldman, es genial.
Cómo: Se lee de izquierda a derecha, comenzando por arriba. Si prefieren, de noche, bajo las cobijas, con las ventanas cerradas y regresiones preadolescentes.
Al respecto: les puedo decir poco. Además del entusiasmo y de invitarlos a la lectura del libro que, bueno, como antología podrá a veces parecer desigual pero en general es perfecto, les comento que: hace tiempo David me prestó Belleza Roja de Esquinca. Y es un buen libro, también de "género". Tipo policiaco-aventuras de periodista-con algo de ciencia ficción. Y hay una parte en esa novela en la que una femme fatale, o algo parecido, asiste a una exposición de fotografías que representan sesiones de bondage y en las que ella posó. Y miren nomás lo que encuentro en Zeroville, el cuento que presenta Erickson en este libro: "A young Japanese model arrives one day at an art gallery showing an exhibition of bondage photos for which she's posed". Fregón, ¿no? Algo más: ¿ven la portada? Cuando la vi por primera vez pensé que era una onda así de un culto siniestro o algo por el estilo. Pero entonces me di cuenta de que los sacerdotes esos en túnicas eran, en realidad, ¡las tres Moiras griegas! ¡Cloto, Láquesis y Átropos! ¡Oh! ¿Checan el detalle de la tijera? ¿A poco no está padre? Ay, cuánto debemos a Poe y Lovecraft. Cuánta felicidad.

Tuesday, November 20, 2007

Noticia

En Central Park, hace unos días, el halcón que vive ahí atacó a uno de los muchos chihuahueños citadinos diseñados para llenar agujeros sentimentales. Me contaron que esto salió en las noticias, hace como una semana. He intentado confirmarlo. Pero en la red sólo he encontrado artículos de cómo este tipo de cosas son leyendas urbanas --esto de que aves rapaces ataquen animales pequeños, en las ciudades. Todo esto me recordó a la persona que fui, en septiembre de 2004.
Curiosamente, horas después de haber escrito el párrafo anterior, me dio por leer algo de Tintín y después de leer Las siete bolas de cristal (que no recordaba era una historia en dos partes) le di a la continuación, El templo del Sol, de donde saqué la imagen. ¡Obsesiones! Estoy seguro que si leyera más cosas de mi infancia daría con muchos otros gérmenes de las cosas que hoy me interesan.

Monday, November 19, 2007

Mi cabeza

Funciona así: al terminar y subir la actualización anterior me percato de que no me detuve a reflexionarla y por eso salió como salió --no me gustó como salió. Tengo la sensación de que esa actualización es un viaje que inicié y que ya estoy saliendo de casa, tomando el taxi, rumbo a la estación de autobuses y en el camino comienzo a enlistar las cosas que he olvidado, o no, en casa (¿apagué el gas?, ¿traje calzones?, ¿tiene comida Refu?, ¿traje desodorante?), porque eso es lo que uno hace cuando sale de casa. Al llegar a la estación me doy cuenta, por supuesto, de que debí decirle al taxista que me llevara al aeropuerto.
Lo que olvidé en la actualización anterior, el punto, es que en la National Geographic se habla de una metáfora y que acabo de recordar ahora que platicaba con Alejandro Vázquez, vía MSN. En el artículo se hablaba de la falsa metáfora que tenemos de la memoria como un registro infalible. Sabemos que las cosas están ahí, aunque no las podamos recordar, por eso nos frustramos. Como un disco duro, decían. Como una bitácora. Una biblioteca. Pero la verdad es que las metáforas usadas para hablar de la memoria (tan vastas) a menudo tienen que ver con sumergirse en lugares oscuros, con cavernas o bóvedas, con castillos habitados por recuerdos locos, por bodegas subterráneas regenteadas por homínidos que no siempre hacen lo que les pedimos, como traernos los registros (a menudo echados a perder) que son catalogados por ellos mismos, bajo tierra, en pasillos largos y oscuros y húmedos y que poco tienen que ver con registros en discos duros.

Esta actualización iba a estar mejor pero mi cabeza

Creo que estábamos regresando de la playa o me estaba explicando cómo se escribía sahuaro en el jeep, no recuerdo precisamente cuándo, pero en algún momento, en la carretera, David me explicó, también, cómo es que uno de sus mejores amigos se dedica a desarrollar tecnología, o esto es parte de su trabajo, o esto se deriva de su trabajo, no recuerdo bien, pero en fin, se dedica a algo que tiene que ver con la mejoría de memorias. Estábamos hablando de mi Ipod, creo, y de cómo era distinto al suyo porque el suyo tenía un disco duro, una pieza que se mueve, mientras que el mío no, porque en parte funciona a base de flash memory. Y pensé: vaya, pues eso está muy bien. Pensé en cómo el movimiento es siempre lo que descompone la materia y asumí que tecnología que funcionara con menos movimiento o con un movimiento más sutil, pues, estaría mejor.
Más tarde, habiendo regresado de La Paz, pues fuimos a La Paz, y, un par de días más tarede, estando en camino a la casa de campo, pues fui a la casa de campo, leí el texto sobre la memoria que publicaron en la edición de noviembre de National Geographic. Está muy bueno, aunque no me gustó mucho la conclusión que se infiere (es mejor, parece decir el autor, Joshua Foer, que uno olvide a que uno recuerde porque con el recuerdo uno está en deuda, en cambio, con el olvido, uno está prácticamente libre de todo; chafa). Total que estaba leyendo este texto y entonces me topé con esta fotografía.

Se trata de Fernando Nottebohm, un biólogo de la universidad Rockefeller (!). El pie de página explica que este señor ha estado realizando una investigación inspirada en los canarios (!!) con el objetivo de hacer algo que, se creía, no podía hacerse: producir más células cerebrales. Aparentemente, los canarios reemplazan las células cerebrales que usan cada vez que aprenden algo complejo, como una canción o una ruta de vuelo.

Iba a escribir más sobre todo esto, recuerdo que tenía una gran idea para esta actualización, posiblemente hermanaría mi no tan vieja obsesión con los pájaros y con esa foto y con el asunto de la memoria. Pero, en fin, llegando a la casa de campo no hice anotaciones y lo olvidé todo y me dediqué a leer sobre otras cosas y, en fin, ya saben, uno se distrae. Pasó el fin de semana y regresando, en el camino, me puse a escuchar mi Ipod. Ahora se salta algunas canciones y otras sólo las reproduce como a la mitad. No es tan grave. Pero esto: presten atención: estoy escuchando una canción y como está en shuffle pasa a una canción, una que será una sorpresa porque yo no recordaba haberla quemado o bajado o comprado ni nada, sólo es una canción nueva o que parece nueva, para mis oídos. Seguramente me la pasó Alejandro Vázquez, pues es el tipo de cosas que me pasa, pero ya no estoy tan seguro. La canción, de los Flaming Lips, trata sobre un tipo que tiene un pene que se quita y se pone y entonces habla sobre cómo esta pene -quita - pon a veces le viene bien y a veces no, a veces le causa problemas, como cuando sale a fiestas y lo pierde; como acaba de suceder. Así que el tipo habla al lugar donde fue la fiesta para ver si el pene está ahí pero no, no está. ¿Y ya buscaron en el lugar donde guardan las medicinas? Por alguna razón a veces pone ahí su pene, pero no, tampoco está ahí. Así que hace unas llamadas más y está comenzando a preocuparse, realmente, porque nadie ha visto su pene y comienza a sentirse menos hombre. Pues aunque a veces agradece la posibilidad de quitárselo, especialmente cuando sabe que puede causarle problemas el traerlo consigo, ahora se siente incompleto. Le gustaría poder ir al baño sin tener que sentarse. Y la canción sigue así, contando las desventuras de este hombre y su pene quita-pon (más tarde lo encuentra), y me deja pensando, esta canción: ¿no es increíble cómo funcionan nuestras cabezas?

Friday, November 16, 2007

Recomendamos

Dejar la red un rato. Dos, tres días. Gran cosa.

Tuesday, November 13, 2007

La Navidad llegó a mi casa

Es el tiempo en que la gente está más unida, en casa, con más problemas de comunicación y también el tiempo en que subo corriendo a mi cuarto a punto de reventarme una rodilla porque me tropiezo y al llegar abro una caja donde guardo fotografías --una caja que en algunos años será un anacronismo porque ahora todo es digitial-- y bajo corriendo a la sala y demonios, algunas casas todavía no quitan sus adornos de Halloween y en la cartelera aún hay películas de horror pero en mi sala, no, en mi sala lo que hay es un árbol de Navidad esperando pacientemente. Estas cosas, mi madre se las toma muy en serio.
Vuelvo a la computadora que, han de saber, está aquí abajo, en el estudio de mi padre. Desde aquí puedo oler la fragancia falsa que se desprende del pino falso. Mi hermana está aquí, "bajando" unas fotografías que le pedí. Me dijo que su novio, estacionado temporalmente en NY, le mandó unas fotografías "bien padres Memo". Unas fotografías de mascotas disfrazadas. Y pensé: Oh. No sé realmente lo que pensé. Me hizo, supongo, gracia. Pero también pensé, inmediatamente, en el material que esto constituiría, ¡para la presente actualización! Pues, verán: "Lo único que pasa en mi vida, es mi blog", dijo Cavallazzi. Qué tipo tan exagerado.
Total: había una imprecisión. Creí que las fotografías que tanto entusiasmaban a mi hermana las había tomado él, su novio, pero lo que en realidad había hecho este buen muchacho fue mandar unas fotografías que encontró en la red. Como esta.
-Pero, ¿estas fotografías las tomó él?
-Este... No. Digo. Algunas las tomó él. Pero me mandó estas de gente que las sube.
-¿Gente que las sube?
-Ajá. Que las sube.
-A ver, enséñame de las que te mandó él.


-Es un perro supermán, me explica, comprensiblemente, mi hermana.
-Ya. Las otras están padres.
Iba a escribir largo y tendido sobre este gesto antropomorfizante de las parejas dinky, de las oportunidades que presentan los días feriados, de aquella amiga de mis hermanas, amiga de la infancia, que le hacía fiestas de cumpleaños a sus perros, de aquella conocida que le lavaba los dientes a los suyos y lo iba a hacer bien, con cierta precisión, cierta ironía. Iba a darles a todos ustedes una lección. Pero, ¿para qué? ¿No está disfrazar a los perros y a las mascotas en las fiestas dentro de nuestros planes, mexicanos de clase media, individuos aburridos de sus propias vidas, que buscan emoción y aventura? ¿Ah? ¡¿Ah?!
Refu les desea una feliz navidad.
(Ayer comí cabrito y cené como cerdo y ahora me siento como boa).

Monday, November 12, 2007

Viernes 13



Mañana, martes trece. Viernes 13 es una película. Según Peter Doig es la inspiración para algunas de sus pinturas. Peter Doig hace esto de no pintar paisajes desde el paisaje mismo sino a través de fotografías o imágenes que vio en libros o películas. Caso en particular, Canoe- lake, de 1997 y Echo-Lake, de 1998, ambas inspiradas en la película de horror. También: no es que pinte la escena, o la fotografía, para representarla con fidelidad, sino que hace varias versiones de la escena hasta que se hacen otra cosa. Estas dos me hacen pensar en la pintura de Millais, del mito de Ofelia. Y ya, cierro mi muy informativo Art Now, lo devuelvo a mi librero, subo esto y me voy.

Sunday, November 11, 2007

Pessoa

Se dice que Viernes 13 y Halloween tienen la moraleja de que si tienes relaciones pre-maritales mueres. Película para célibes. The Chainsaw Massacre, por su parte, es para vegetarianos (pero también aplica: sexo = muerte). Y creo que también sirve para drogas. Fumas mota, puñalada. Scream: ¿cuál es la moraleja? ¿Si eres idiota, mueres? ¿Cómo funciona esto? Si eres una adolescente zorra, mueres; en todas. Pero además, conforme pasan los años, las reglas se hacen cada vez más restrictivas. Tengo la impresión de que en Scream la regla es que si eres un personaje autoconsciente de tu rol en la película, mueres. Alguna vez le escuché decir a un comediante que Forrest Gump tenía la lección de que, como en las películas de horror, si usabas drogas y cogías mucho, morías.
El viernes, en el centro, en el bar San Remo, donde una pared está adornada con un papel tapiz que representa un bosque --un bosque que se parece, o me hace pensar, al menos, en algunas escenas de Viernes 13-- y donde todo está iluminado con un rojo cutre y decadente, Óscar tuvo a bien sugerirme ir a ver la nueva versión de Halloween, de Rob Zombie. Pensó que me gustaría porque sabe que me gustan las películas de terror. Hoy la fui a ver, me gustó. En un sentido, claro. Es el tipo de películas que dan para comentarios sesudos, como el que uno de los Krauze escribió aquí. Pero no estoy seguro de que me haya "gustado" por ello. Me gustó porque me espantó. También me gustan las montañas rusas. En fin. Es verdad que también me hizo pensar en tragedias griegas y en lo mucho que grita mi hermana (porque fui con mi hermana y un amigo quien no gritó pero estuvo muy inquieto), y en Pessoa. Aquí está la foto que un tipo le tomó a todas las máscaras que conforman su colección de máscaras de Mike Myers.

Es el tipo de cosas que uno encuentra en la red. Estas cosas, ¿no dan miedo? (Mi hermana, lo juro, acaba de entrar a mi habitación para decirme que todavía tiene miedo; lo dice con una vocecita, una vocecita que conozco bien, que me hace dudar de que lo diga en serio; quizá sólo quiere platicar; pero yo no quiero platicar así que sólo le digo: "Qué mal". Se indigna. Se va.) Ya no sé sobre qué escribir. Esta entrada no tiene mucho sentido. Fui al cine, la pasé bien. El viernes salí por la noche, la pasé bien --en algún momento, incluso, me sentí en Los detectives salvajes. Fin de actualización.

Aquí, un corto de Eli Roth para Thanksgiving, una película que no existe y que es una especie de homenaje/broma a Halloween. El corto es horrendo. Eli Roth es el director de Hostal, Hostal 2 y pronto Cell.

Más sobre el Códex

Adriana, quien lee periódicos con más regularidad de lo que lo hago yo, me mandó esto de El País. Es un texto más informativo que el que apareció, hace tiempo, en The Believer. Mientras, el Códex Seraphinianus, mi copia, descansa en mi habitación detrás de unas revistas, preguntándose cuándo me darán ganas de verlo de nuevo. El libro sin sentido más bello que conozco. En un cuento de Lovecraft, recuerdo, un hombre se vuelve loco por las imágenes que ve en un libro. Pero con esto no quiero decir nada. Sólo informo de las cosas que recuerdo. Tengo hambre.

Saturday, November 10, 2007

¡Nueva entrada!

Seguramente hay algo de lo cual podría escribir el día de hoy, he vivido muchas cosas y todas son emocionantes, incluso entretenidas.

Thursday, November 08, 2007

"Blogger"

Desgarrarse a la vista de los demás. Mirar cómo Mahoma se destripa, mostrándonos, en un close up pornográfico de labios abiertos, para escandalizar. Lo banal. Lo todo iluminado. En un círculo del infierno.

Hoy escuchaba que alguien leía Romance sonámbulo, el famoso poema de Lorca que inicia con aquello de Verde que te quiero verde... y pensé en sexto de primaria, cuando lo leímos en clase y el profesor nos pidió que hiciéramos nuestro propio poema. Después nos pidió que leyéramos algunos de nuestros versos. Un compañero me molestaba mucho entonces, era más fuerte y malicioso que yo y aquél día se levantó y leyó: Memo que te quiero grande. Entonces, cuando todo el salón reía, me pregunté cuántos años más tendrían que pasar para que dejaran de molestarme por ser chaparro. Hice un cálculo pero a la vez estaba pensando en su verso --siguió con su poema, pero ya no le estaba prestando atención, o eso creo recordar-- que era ligeramente homoerótico. ¿Por qué me prestaba tanta atención este chico? En fin, en estas cosas pensaba mientras escuchaba la lectura de Romance sonámbulo y cuando llegaron a ese verso que dice ¿No ves la herida que tengo desde el pecho a la garganta? por alguna razón pensé en Mahoma. Y pensé en esa tontería de contar cosas "nuestras", como si tuviéramos un interior, pero siempre interpretando un papel. "Este es mi recuerdo de alegría", contamos con alegría. "Esta es mi memoria de una humillación de infancia", contamos con cara de ser interesantes. Es agotador. De esto escribiré más tarde, me dije. Y pensé, inmediatamente, en una pintura de Jim Woodring que había visto unos meses antes, en su blog.

Hace poco subí más fotos a mi Facebook. Ahora tengo Facebook. Fotos mías y de amigos y amigas y de lugares en los que he estado. ¿Para qué? ¿Cuál es el gran ojo ante el cual bailamos con tanta desesperación? ¿A qué le hago tanto a la mamada? No son ustedes, ciertamente.

Todos ustedes

Me tienen harto.

Wednesday, November 07, 2007

Miren cómo soy malo

UNAM, casa de los jóvenes de conciencia social abre, de vez en cuando, sus puertas a personas como yo. Personas que compran café en los puestos que hacen buen café pero, de algún modo, se lamentan que parte de ese dinero vaya a dar a instituciones que apoyan causas de las que alguna vez escuchaste, en el periódico o la radio, o la televisión, pero que ahora has olvidado. ¿Saben dónde está la gente que recuerda estas causas? En la UNAM. Todas y cada una de ellas. Esta gente, muele café con el firme propósito de cambiar el mundo.
Ah, el trópico.
Así que estás en clase y están discutiendo cosas sobre Paul Ricoeur y luego terminan de discutir estas cosas y todavía queda tiempo en la clase. Un compañero --así nos llamamos todos en la UNAM: compañero-- dice: "¿Por qué no aprovechamos el tiempo que queda para hablar sobre Tabasco?".
Le pregunto a un amigo que está a mi lado: "¿La salsa?"
Y mi amigo se ríe, porque esto que dije es moderadamente ingenioso, pero inmediatamente me siento mal por esa tendencia casi natural que me sale a veces, de trivializar la conciencia social de los demás. No tengo excusa: yo creo que hablar sobre una situación no es una pérdida de tiempo. Pero igual lo trivializo. ¿Por qué? Porque soy un malote. Al final, nadie se quiere quedar y nos retiramos.

Tuesday, November 06, 2007

Dizque sosias

Iba a escribir una actualización enternecedora, de mis tiempos en la universidad. Comencé a hacerlo pero la borré. Seré directo. Una vez, Julián Zárate y yo le dijimos a Víctor que se parecía a Vila-Matas. Se lo dijimos un poco en broma, a sabiendas de que entonces --y quizá aún-- Víctor adoraba a Vila-Matas. Pensamos que le gustaría saber, aunque fuera en broma, que pensábamos que se parecía a Vila-Matas. No sé si ya conté o no esta anécdota. Misma que, en mi cabeza, es muy cercana a la de nuestra amiga María Tinajero; por varias razones. Ninguna de las cuales, extrañamente, puedo decir ahora.
Víctor, siendo Víctor, corrió cuando tuvo la oportunidad para decirle a Vila-Matas que unos amigos suyos pensaban que se parecían. No se imagine más la cara que puso el catalán, véalo usted mismo.


(Víctor Isolino es el de la lengua de fuera, el de la derecha; Vila-Matas es el de cara de que ya se quiere ir).

Monday, November 05, 2007

Cierta sabiduría en Paul Ricoeur

O el agua tibia. No lo sé. Dice: "El amor, tal como lo ha forjado nuestra cultura, camina entre dos abismos: el del deseo errante y el de una voluntad hipócrita de constancia, caricatura rigorista de la fidelidad".

CS 6-7

Para más información, aquí. Que si no quieren información y sólo lo quieren en sus ansiositas manos, corran con sus cien pesitos a la librería más cercana que tengan y ahí pregunten. Está buenísimo, caray. ¡Buenísimo!

Sunday, November 04, 2007

Felicidad: padres e hijos

Cuando un lector no disciplinado viaja lleva más de un libro en la maleta o quizá no uno indisciplinado sino uno que se conoce muy bien, que está al tanto de sus distracciones y debilidades. Para un viaje de tres días el lector no disciplinado del que hablamos, del que se conoce algo, lleva consigo un par de revistas, un libro de cuentos de Lovecraft, el nuevo libro de cuentos de Villoro y eso es todo. Termina el libro de Villoro, no abre el de Lovecraft, no abre una de sus revistas pero termina la otra en la que lee una columna de Hornby donde éste habla sobre sus lecturas y los libros que ha comprado últimamente y es un número viejo, de esta revista en particular, de septiembre de este año, y en la columna, por ello, aún se habla con novedad sobre The Road de McCarthy y con emoción, tal vez, pero también con una especie de advertencia: este libro es doloroso y difícil de leer, parece decirnos Hornby. Especialmente si te tratas de un padre.
Así que eso pasa una noche y al día siguiente el mal lector que nos ocupa se escapa de San Miguel Octopan con su padre para ir a San Miguel Allende donde conoce una librería que se especializa en darle de leer a los muchos Gringos Viejos que ahí habitan o están de paso y como el lector que nos ocupa es una especie de Gringo Viejo, sólo que sin ser viejo ni gringo, se siente muy agusto en la librería y muy contento cuando finalmente da, después de toparse con otro par de libros que buscaba desde hace tiempo, con The Road. Después, camina de vuelta al jardín frente a la iglesia, donde lo espera su padre, y platican un poco sobre todo nada y sobretodo la pasan a todo dar. Después, cervezas y martinis en un bar.

Replicante número 13


¡Mitos y leyendas! En el nuevo número de Replicante. ¿Escuchan los tambores de guerra, a lo lejos? ¿Las marchas? ¿Los relámpagos de la tormenta que se avecina? ¡Pronto, cerca, uajujúi!

Thursday, November 01, 2007

La casa en la que me escondo

Le pregunto a un amigo sobre qué debería escribir ahora, no en general sino aquí, en la bitácora electrónica. Así que mi amigo me dice que escriba sobre él. Y le digo que no. Entonces me dice que escriba sobre una mascota, la suya, así que le digo que no. Después me propone otros tres tópicos, pero ninguno de ellos me parecen el tipo de cosas sobre las que debería de escribir ahora (son tres personas distintas, a todas las aprecio de distinto modo; pero caray, mi cariño por estas personas es tal que no me gustaría reducirlas a una historia o a una anécdota pues --no sé). ¡No sé por qué! ¡En realidad no lo sé! Es extraño pero a la vez me parece genial, mi incapacidad para escribir sobre ciertas personas en ciertos lugares.
Y repentinamente, zas, algo me llega: quiero escribir sobre mi hermana y mi primo. ¿Qué significa esto? ¿Que tengo una anécdota a la mano o que no me importa usar a estas personas? La anécdota es: estoy aquí, sentado en la sala de la planta baja de la casa. Y mi hermana baja. Sé para qué baja. Quiere preguntarme si la puedo acompañar a ver una casa que adornaron especialmente para esta noche, noche de Todos los Santos. ¿Esto es correcto? Todos los Santos. No creo. Subo rápido para preguntarle a mi madre y me dice que hoy es el día de los Muertos Chiquitos. ¿Muertos Chiquitos?, le pregunto. "De los que murieron siendo niños", me dice. "Sí, pero, ¿tiene un nombre?", le pregunto. "Algo así como Los Ángeles Pequeños, no sé", me dice. No es de mucha ayuda. Leí en algún lugar que es noche de los Fieles Santos pero tampoco estoy tan seguro. En fin, mi hermana baja para preguntarme esto pero no me pregunta porque no me encuentra. Entra al estudio de mi padre, que está a unos pasos: no estoy ahí. Guardo silencio y dejo de teclear, no quiero que se de cuenta de que estoy aquí así que la dejo buscar y cuando me llama no contesto porque la verdad es que no quiero ir ni con ella ni con mi primo a ver esa casa adornada. Pereza, no hay mayor explicación.
Al poco rato la veo regresar de la calle, en compañía de mi primo. Todo esto sucedió hace unos quince minutos, yo estaba aquí, a solas en la sala oscura de la planta baja --es una casa grande. Cuando regresa decido, finalmente, llamarla para preguntarle cómo le fue. "Ya habían quitado todo", me dice, cabizbaja y pienso Pobre Santa Inocente pero no se lo digo, sólo lo pienso y cuando minutos más tarde me pide ayuda para reacomodar su cama en su habitación, subo corriendo, brincando dos escalones a la vez y la hago reír con tonterías porque quiero que sepan que a pesar de que la anécdota trata sobre mi hermana y sobre mi primo, quiero mucho a mi hermana. Y a mi primo.
Cambiando de tema: el amigo que me sugirió temas que no usé para esta entrada me acaba de mandar un video de Iron Maiden, el de la canción The Number of the Beast. Comencé a verlo. Sale un hombre lobo. Y luego salen cosas así como del diablo. Iba a ilustrar esta entrada con una portada de un disco de Iron Maiden, pero a la mera hora me dio como asquito. Y es raro, el mismo amigo --todo este tiempo he estado hablando sobre David Miklos-- me dijo hace unos días que la imagen que está abajo, la del zombie de Land of the Dead (la película más reciente de Romero), le daba asco y que le impedía leer esa entrada. Lo decía medio en broma, pero, igual, ¿no les suena raro que me mande videos bien acá, bien merol, pero le de "asquito" un pinche zombie? No entiendo a ese muchacho. En fin. La ilustración, de Blake, la encontré escribiendo en Google: "Iron Maiden Number of the Beast".
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Varios minutos después: Algo. Malo. Y. Terrible. Sucede. Con. La. Red. No. Puedo. Subir. La. Imagen. De. Blake. Todo. Está. Lento.