Wednesday, March 28, 2012

Soledad

2:29 a.m. La televisión del vecino encendida. Eso o una voz fantasmagórica que no para. Conozco el tono y el ritmo, el mismo con el que se venden cosas. Con el que se satura el espacio. Es una voz femenina, lejana, como si fuera alguien hablando bajo el agua. Pero su velocidad, inhumana. Pentecostés. De tal forma que ahora mismo que no puedo dormir una voz acusmática me acompaña, la voz del mercado y el entretenimiento, de la televisión encendida en la madrugada. Mi vecino es sordo, viejo y vive solo. Hemos tenido juntas vecinales en las que, en voz baja, hemos discutido sobre las responsabilidades que tenemos hacia él, dado que es una persona mayor que vive solo. "Su hija viene a verlo una vez al mes", dice una inquilina. "Un día pasé por su departamento, la puerta estaba cerrada, y él estaba tirado sobre la alfombra. Me asusté mucho", dice otra. Es traductor. Usa un aparato como el que usa aquél personaje en la novela de Yates, el que lo apaga al final para dejar de escuchar la voz chillona de su esposa. ¿Como una voz que habla del subsuelo marino, es como suena la televisión, a esta hora? No notaré cuando se haya callado, la televisión. Estaré dormido. Creo que él ya duerme. Gente que enciende aparatos para no sentirse sola. Dice Guillermo, escribiendo esto, a las 2:35 a.m.

Thursday, March 22, 2012

Listado incompleto

Me hubiera gustado haber leído a los griegos antes de la preparatoria. Me hubiera gustado no haber leído nunca a Chuck Palahniuck, a pesar de que lo disfruté en su momento. Me hubiera gustado haber leído el Quijote entero. Me hubiera gustado haber leído el Ulysses entero. Me hubiera gustado haber leído lo que leí de Beckett antes. No me arrepiento de no haber leído a Paz. No me arrepiento de no haber leído tanto a Borges pero sí me arrepiento de haber leído tanto a Cortázar. Me arrepiento de no haberme interesado más en Hegel, en su momento. No me arrepiento de haber estudiado tanto a Aristóteles pero sí en no haberlo estudiado más. Me arrepiento de no haber leído a Schopenhauer. Me arrepiento de haber leído lo que leí de Nietzsche. Creo que debí leer más a Kierkeegard. Quizá debí leer menos de lo que leí de Heidegger, pero no estoy seguro. Quizá debí haber leído menos cómics. Ciertamente debí haber visto menos televisión. Mucho menos. Me arrepiento de no haber visto tanto cine. Me arrepiento de no haber escuchado tanta música. Me arrepiento de haber escuchado tanto rock. No me arrepiento de no haber terminado de leer Cien años de soledad. Me arrepiento de no haber leído a Shakespeare, pero me da gusto que ahora puedo hacerlo. Creo que debí haberme interesado antes por pensadores de izquierda. No me arrepiento de no saber prácticamente nada de filosofía analítica pero sí de no haber estudiado a Wittgenstein, ¿por qué ocurre eso? Me hubiera gustado haber descubierto a David Foster Wallace antes que a Dave Eggers. Me hubiera gustado haber descubierto a Houllebecq antes que a Brett Easton Ellis. Me hubiera gustado leer a Cicerón. Me gustaría terminar de leer la Historia de Heródoto. Me arrepiento de no haber estudiado suficiente historia. No me arrepiento de no haberme interesado nunca por algún deporte competitivo. Lamento no tener aptitudes científicas. Me hubiera gustado haber leído más poesía.

Wednesday, March 21, 2012

Hace rato que platicaba con Óscar

-¿Supiste que el temblor lo causaron los gringos?
-No sabía, no mames.
-Sí, con su máquina esa que tienen en Alaska, el Haarp.
-Ah, claro. ¿Y crees que lo hayan hecho para causarle más cáncer a Chávez?
-No, no creo.
-Oye, pero, ¿no crees que eso es así como que una mamada?
-Sí, por supuesto.
-Claro.
-Fueron los mayas.
-Es lo que yo digo.
-...
-Oye pero, ¿qué no se murieron los mayas?
-No. Viven en otro planeta.
-¿En Mayatón?
-No seas pendejo. Es otro planeta.
-¿Cuál planeta?
-No mames, ¿cómo voy a saber yo? Pero es un planeta mejor que este. Con pirámides.
"Este planeta tiene pirámides", pude haber dicho, para seguir con la conversación, pero hice como que me distraje, hace rato que platicaba con Óscar.

Leyendo a Lydia Davis

Cuando me enteré de que mi hermana estaba embarazada estaba sentado en la sala de la casa de mis padres. Esto ocurrió hace múltiples meses. Mis padres estaban ahí, también mi cuñado y mi otra hermana. La felicitamos y abrazamos, fue una ocasión alegre. Estaba pensando en eso hace rato que estaba solo, en el cuarto del departamento que rento, mientras leía "Glenn Gould", un cuento de Lydia Davis. Había leído tres cuentos más pero no fue hasta que leí ese que recordé el día en que mi hermana anunció que estaba embarazada de su primer hijo. Creo que lo recordé porque es el tipo de cosas en las que me hace pensar Lydia Davis cuando la leo. Otro modo de decir esto -aunque quizá no sea claro por qué- sería: cada que leo a Lydia Davis me dan ganas de escribir, de tal forma que regreso a la cantera de experiencias que tengo -rica o no- para tratar de crear a partir de ellas algo.
Alguna vez leí que esto es precisamente lo que hacen los malos artistas, retomar elementos particulares para hacerlos universales. He olvidado dónde leí esto. Algo que, por supuesto, no es verdad.
O que quiero creer que no es verdad.
En cambio recuerdo bien que fue a partir de su vida, y las cosas más particulares (como el haber pasado horas inspeccionando el feto de su hijo abortado espontáneamente), de donde James Joyce creó su obra.
¿Fue James Joyce o Samuel Beckett quien corregía sus libros incluso después de haber sido publicados? ¿O fue Valèry? Es alguna otra cosa que leí por ahí, una anécdota curiosa que revela un carácter. Creo que fue Valèry. Se cuenta incluso que alguna vez, asomándose a un libro abierto a través del escaparate de una librería, comenzó a corregirlo -en su cabeza. Un libro que no era suyo, quiero decir. Cómo fue que se conoce esta historia es algo que ignoro. No me gusta concluir que fue Valèry quien se la contó a alguien más pues sería descubrir que se trataba de un escritor en cierta medida vanidoso.
Pero la vanidad puede ser motor de la literatura, me digo, haciendo eco de alguna otra cosa que leí en algún lugar alguna otra vez.
Los cuentos que leí hace rato, durante la hora y media que tengo para comer, los leí en los quince minutos que me restaban de la hora y media, una vez que hube lavado los platos y trastes que utilicé, tras haber cocinado una carne asada, un huevo frito, arroz y tomates. Los leí sentado en mi cama, después de haber descubierto que no tenía apetito para tomar la siesta que normalmente tomo. Mientras lo hacía, mientras leía, quiero decir, me percaté de que escuchaba una bomba de agua -es decir, el zumbido de una máquina. El ruido se hizo todavía más claro cuando, de pronto, se detuvo. Y como cuando escampa, parecía que había pasado mucho tiempo, entre la aparición del ruido y el sonido del día desocupado por el ruido de la máquina.
En el cuarto contiguo dormía Óscar, un amigo con quien comparto departamento. En la sala dormía Monclova, su perra. Estaba de mal humor, Óscar, porque la perra había desconectado accidentalmente su computadora. Como la computadora está descompuesta de la batería, una vez que se desconectó dejó de operar y reproducir el video que Óscar estaba viendo. No pudo cargarlo de nuevo y se vio obligado a ver, en su lugar, las noticias. "No puedo comer sin ver algo", dijo, lo cual no es cierto, pero es cierto que quería ver ese capítulo de The River, lo que estaba viendo. Así que le gritó a Monclova y cuando yo le hice una broma me contestó también de mal humor. Pero estoy exagerando, pues en realidad me contestó fingiendo tener mal humor, sobre todo porque la broma que le estaba gastando (le estaba diciendo que era mi mejor y más fiel amigo, de todos mis amigos barbones, el mejor) la estaba haciendo con una voz chillona.
Otro de los cuentos de Lydia Davis que leí relataba el modo en que una persona constantemente pensaba en cómo sus sentimientos no eran lo más importante del mundo y que hubiera convenido no pensar constantemente en ellos. La persona que narraba relata entonces el modo en que, en efecto, algo así sería un verdadero alivio: no tendría que estar preocupada todo el tiempo por eso que sentía. Era un buen cuento.

Wednesday, March 14, 2012

Adopción plena y adopción simple

Quizá alguien pueda ayudarme. No estudié derecho y tengo, por decir lo menos, muchas lagunas. Pero algo me llamó la atención, un argumento. En su libro Derecho de familia (2011) Fausto Rico Álvarez, Patricio Garza Bandala y Mischel Cohen Chicurel, argumentan que la adopción plena es más justa que la simple porque la plena se asemeja más a la descendencia natural. La adopción simple es, hasta donde alcanzo a comprender, una relación entre el adoptante y el adoptado, una relación jurídica que no involucra necesariamente a alguien fuera del círculo nuclear de dicha familia (es decir, no establece vínculos jurídicos fuera de los padres y el hijo adoptado; no obliga a tíos o abuelos jurídicamente), mientras que la plena sí crea relaciones jurídicas hacia el resto de la familia. Pero los autores hacen algo curioso en su libro: para considerar más justa la adopción plena argumentan que en las relaciones cosanguíneas naturales nadie va y le avisa, fuera del núcleo familiar, al abuelo o al tío que ya se jodió y ya es abuelo y tío, sencillamente ya se jodió, por ponerlo en otros términos. Es decir: los lazos sanguíneos poco toman en cuenta las relaciones afectivas, simplemente son establecidos por la biología. Del mismo modo, la adopción plena no necesita del consentimiento de aquellos para extender obligaciones jurídicas con el adoptado. Lo reconocen como nieto o sobrino y ya. ¿Por qué es esto justo? Porque de otro modo, argumentan los autores, esto implicaría que el modelo del que lo toman (el natural) sería injusto.
Pero quizá los autores olvidan algo: que la vida sí es injusta.
¿No es esto lo que se conoce como una falacia naturalista? ¿Creer que la naturaleza debe establecer los órdenes morales en la sociedad?
Creo que se necesita de un mejor argumento para defender la adopción plena. Que, en rigor, afectivamente, pues, me parece muy bien; está bien que el adoptado tenga más seguridad. Pero no por esas razones.
En fin, quizá alguien pueda esclarecerme esto.