En "El libro de los reyes y de los tontos", incluido en La enciclopedia de los muertos (1986), Danilo Kiš (1935-1989) expone los mecanismos de la calumnia: "Existen sólo dos maneras, igualmente ineficaces, de defenderse. (Nadie ha inventado aún la tercera.) O bien calla, convencido de que la gente no tomará en serio las mentiras que circulan sobre usted (impresas, no lo olvide), o bien, indignado, contesta usted a la calumnia. En el primer caso, dirán: se calla, porque no tiene nada que alegar en su defensa. En el segundo: se defiende porque se siente culpable. Si no se siente culpable, ¿por qué diablos tiene que justificarse?". El relato, concebido como un ensayo en torno a los orígenes de Los protocolos de los sabios de Sión (su lugar lo ocupa el ficticio El complot o las raíces de la quiebra de la sociedad europea) es de 1983 y cuestiona la opinión comúnmente aceptada de que los libros sirven sólo al bien. Recurre a la estrategia predilecta de Kiš (que lo coloca en la tradición de Schwob, Poe y Borges): yuxtaponer bibliografía ficticia y real para otorgar verosimilitud a sus relatos. Así, se cita a un infame pintor diletante (autor de Mein Kampf) para apoyar la idea de que probar la falsedad de un libro como ése es "precisamente la prueba de su autenticidad".
Kiš insistió en esta parábola, que señala la fuerza de la mentira y el escándalo. Ahí están "La historia del Maestro y el discípulo" o "Los perros y los libros", de Una tumba para Boris Davidovich (1976). Pero tuvo conocimiento de esa fuerza en su vida también: tras la publicación de Una tumba... se desató una polémica idiota (se le acusó de plagiar fragmentos del libro) que, al menos, dio pie a un título significativo: Lección de anatomía (1977). Entre los "plumíferos" a quienes Kiš imparte una lección destaca el lector perezoso y malintencionado Dragan M. Jeremić, quien incurrió en una serie de malentendidos (acusó a Kiš de tomar datos [¡!] de ciertos libros; los mismos que se enumeran en una nota aclaratoria). "Estos malentendidos", explica un Kiš inclemente, "se producen sólo porque Jeremić no sabe nada sobre la esencia de la literatura y porque es un idiota literario". El libro es más que una compilación de insultos: es una explicación puntillosa de una poética (en algún momento, Kiš compara el ejercicio con el del mago que revela sus trucos).
Es placentero (morboso) atender los detalles de un escándalo literario y la maestría con la que un autor talentoso expone a enanos. Pero también se llega a conclusiones deprimentes: nada ha cambiado entre los literati.
Esta reseña de Lección de anatomía de Danilo Kiš apareció en La Tempestad 92, septiembre-octubre 2013.