Wednesday, November 07, 2007

Miren cómo soy malo

UNAM, casa de los jóvenes de conciencia social abre, de vez en cuando, sus puertas a personas como yo. Personas que compran café en los puestos que hacen buen café pero, de algún modo, se lamentan que parte de ese dinero vaya a dar a instituciones que apoyan causas de las que alguna vez escuchaste, en el periódico o la radio, o la televisión, pero que ahora has olvidado. ¿Saben dónde está la gente que recuerda estas causas? En la UNAM. Todas y cada una de ellas. Esta gente, muele café con el firme propósito de cambiar el mundo.
Ah, el trópico.
Así que estás en clase y están discutiendo cosas sobre Paul Ricoeur y luego terminan de discutir estas cosas y todavía queda tiempo en la clase. Un compañero --así nos llamamos todos en la UNAM: compañero-- dice: "¿Por qué no aprovechamos el tiempo que queda para hablar sobre Tabasco?".
Le pregunto a un amigo que está a mi lado: "¿La salsa?"
Y mi amigo se ríe, porque esto que dije es moderadamente ingenioso, pero inmediatamente me siento mal por esa tendencia casi natural que me sale a veces, de trivializar la conciencia social de los demás. No tengo excusa: yo creo que hablar sobre una situación no es una pérdida de tiempo. Pero igual lo trivializo. ¿Por qué? Porque soy un malote. Al final, nadie se quiere quedar y nos retiramos.

4 comments:

dm said...

¡Ash, malote! Zapotes fermentados (más salsa Tabasco) para ti.

Francisco Palacios said...

No creo que sea malote. Al final nadie se quedó porque creo no hay controversia en el tema Tabasco. Es decir, pudieron haberse quedado a planear alguna colecta o una forma de ayudar, pero ¿a comentar la catástrofe? Lo encuentro hasta morboso.
Saludos.

Mariana said...

una vez llegó una amiga y me dijo "qué mala onda lo del huracán, no? y pinche calderón que no hace nada" y yo "hm, sí, verdad? vamos a la tienda por unas papas?". se indignó, pero yo sentía más hambre que compasión.

El Señor Conejo Feliz said...

JAJA, ingenioso.