Wednesday, June 18, 2008

Entrevista con Antonio Ortuño


A continuación una sesuda conversación con Antonio Ortuño (Guadalajara, 1976), autor de las novelas El buscador de cabezas, que no he leído y Recursos humanos (con la cual recientemente estuvo a punto de ganar el Premio Novela Anagrama) que tampoco he leído y que, por tanto, no se tocarán en la siguiente entrevista. Afortunadamente también es autor del libro de cuentos El jardín japonés. Desafortunadamente, ¡tampoco he leído ese! Ortuño es colaborador de revistas como Letras Libres, La Tempestad y Cuaderno Salmón, dirigida por David Miklos a quien mando un atento saludo. Ejem. Actualmente Ortuño es Jefe de Redacción del diario Público-Milenio, allá en Guadalajara. Para realizar esta entrevista no viajé a Guadalajara, sólo me conecté al MSN, esa gran y bonita herramienta.
Advertencia: si usted está curado de la ironía y la bobería, ni lea.
Note: que si esta entrevista está acompañada de la imagen de un tapir y no del rostro de Ortuño es porque Ortuño así me lo pidió. Opina que el tapir es "un animal muy elegante".
Temas discutidos: Barbies, Simios, Ironía, Fútbol Americano, Humor autodenigrante.
¿Has notado que tiendes al autoritarismo? Recuerdo aquella vez que me exigiste te trajera una cerveza y ahora mismo que me pediste te entrevistara durante los precisos quince minutos que tienes de ocio.
De niño tuve un Mussolini de plástico. Tiranizaba al resto de los juguetes. Un día organizó un sacrificio ritual de las Barbies de mi hermana (previa violación masiva por parte de los muñecos del Planeta de los Simios de mi otro hermano). Nunca volvieron a verme igual en mi casa cuando descubrieron a las Barbies trenzadas con los simios encima de la mesa del comedor.

¿Descubrieron entonces que te gustaba jugar con Barbies?
No: me gustaba que los simios jugaran con las Barbies. Equipos mixtos de futbol, claro.
¿Jugaste algún deporte, alguna vez?
Jugué futbol americano. Es un deporte muy viril que consiste en ser apaleado por sujetos del triple de tu tamaño (siempre hay alguien en Colima o Silao –Guanajuato- que es del triple de tu tamaño). Pero eso fue después de que me fue vedado el acceso futuro a simios y Barbies. De haber conservado un suministro normal de changos y rubias no me habría interesado en nada más.

¿Crees que a la fecha los monos y las rubias están fuera de tu alcance?
Tuve una mala historia con una rubia que había tenido una mala historia con un simio. Desde entonces los tres nos tratamos con frialdad.
Asumo que sigues hablando de los del comedor.
No: el simio incluso ha firmado libros.

El box deforma orejas y nariz, la gimnasia te deja chaparrito (créeme) y creo que el americano te jode la espalda, ¿te pasó?
Las rodillas se joden primero que la espalda. La espalda se jode cuando las rodillas ya son pomada. Mi rodilla izquierda es pomada buena parte del verano. ¿Hacías gimnasia? Es decir que te gustan los hombres que dan cabriolas en leotardo…
Preferiría no contestar eso, sólo te pido fe. ¿Sientes la humedad en la rodilla? ¿Eres capaz de adivinar el clima? "Hoy lloverá Lencho", ¿ese tipo de cosas?
Sucede al revés. No me duele y, ergo, llueve. Llueve y luego me duele. Me preocupa que pienses en las rodillas húmedas de un jugador de americano.
Te diría que me preocupa que me imagines en leotardo, pero no es lo que dijiste. ¿Crees que está mal que te entrevista antes de que entreviste a David? No quiero hacerlo sentir mal.
Me han dicho que acudes en leotardo al trabajo.
Me lo exige Nicolás, eso.
También les exige que marchen el día del trabajo con una manta que reza: "Gracias, señor director". Pero es su derecho corporativo. Sólo tiene que darles tortas y refresco a cambio. Por lo demás… David sabe que tienes una perra llamada Refugio y sabe que puede secuestrarla y obligarte a entrevistarlo.

No bromees con eso Antonio. Ni con lo de Nicolás como Gran Dictador. Ni con lo de Refu. ¿Disfrutas tus días oficinescos?
No me gustan las oficinas pero en realidad no me gusta nada. Me gustaría ser un vago que pasara el día en un sillón. Trabajar envilece.
¿No pasas todo el día en un sillón? ¿Un sillón de oficina?
Una sillita con ruedas, en realidad. Pero revisar notas y bostezar mientras te relatan los embarazos interruptos en la oficina durante la última semana no es como vagar.

Estoy sentado igual en sillita con ruedas, sobándome la panza. A veces, cuando Óscar está acá, jugamos a unas como guerritas de carruajes romanos, pero con las sillas. ¿Crees que debería mencionar a Abel? Porque esto lo pienso publicar en mi blog. Y ya hablé que de Óscar, que de Nicolás, que de David que ni está en la redacción. Sería poco solidario de mi parte, creo. Y me cae bien Abel, debo decir.
Lo mismo dijo Caín.

Ah, la ironía.
Hay dos tipos de oficinistas. Los sarcásticos y los de leotardo.
Son cuatro tipos, en realidad. Los sarcásticos, los de leotardo, los que creen que son de los sarcásticos pero en realidad son de leotardo y los que en realidad son sarcásticos cuando creen que son de leotardo. Yo creo que tú eres de los de leotardo que creen que son sarcásticos.
Eso ya es tipología sociológica. Los falsos leotardos suenan a pie de una tesis de la UNAM. ¿Cómo va tu tesis, por cierto?
Debería estar haciéndola.
Tú trajiste los leotardos a colación porque fuiste un niño gimnasta, detalle que desconocía. ¿Por qué dejaste la gimnasia?
Porque me iba a quedar chaparro.

4 comments:

Anonymous said...

El pene del tapir, aparte de ser uno de los más grandes con relación a su cuerpo, tiene la forma de un paraguas. Así que, cuando está excitado, el tapir es un verdadero caballero.

¿Qué mejor mascota?

Anonymous said...

iba a decir... no le presentes el tapir a Refu, guillermo...

salud...

Olga Fabila said...

¡Que vivan las entrevistas por mensenger de Memo! Que gloria poderlas leer desde mi sillita de ruedas oficinista.
Les recomiendo a Oscar y a ti, el volleyball playero de oficina, ese lo practicaba en mi anterior trabajo.

Oscar said...

¿Y si nos ponemos, Memo, juguetones?