Thursday, February 26, 2009

Entrada 1031

Anoche tuve un sueño lúcido en el que caminaba por una playa y me zambullía en el mar, desde un peñasco, para recobrar mis pertenencias de la cajuela de un automóvil que se había sumergido accidentalmente al fondo de la placa continental. Aún tengo la impresión de que puedo saborear el agua salada. Es muy extraña la sensación de controlar la fábrica misma de la realidad. A veces, creo recordar ahora, en el sueño me veía en tercera persona y a veces veía en primera. Llevaba pantalones negros y camisa blanca.

Wednesday, February 25, 2009

Bancos zombies


Algo ronda por Helsingør. Y huele a podrido. Así pasa cuando hasta en textos sobre economía se hace referencia a la zombificación:

"...the only reason they haven’t already failed is that the government is acting as a backstop, implicitly guaranteeing their obligations. But they’re zombie banks, unable to supply the credit the economy needs.To end their zombiehood the banks need more capital", dijo Paul Krugman hace unos días, acá.

Sofía Ochoa me pasó la pista. Sofía Ochoa, lo que no sabe, es que hace rato que fui por un café iba pensando en la posible compilación de cuentos y textos sobre zombies. Pero quizá sería más interesante compilar artículos donde se utiliza la palabra "zombies" y que no estén necesariamente relacionados con los zombies. También iba pensando en la buena cantidad de chicas guapas que andan en bicicleta por aquí, ¿qué hacen? ¿Por qué no están trabajando? ¿Quién las mantiene y a razón de qué? Preguntas sencillas de una mente bobalicona.

Sunday, February 22, 2009

Mi primo me escucha gritar en la noche, a veces

Además de cortarme el pelo hoy fui a ver Friday the 13th con mi primo. Nunca vi la original, que el año pasado cumplió veinte años. O este año. No estoy seguro. Intenté rentarla hace unos meses pero no la encontré en ningún lado. En la original, leí en la red, Jason no usaba la icónica máscara de hockey. Ni en la segunda parte (que sí vi) en la que utilizaba una suerte de saco de patatas amarrado alrededor del cuello. La película que sí vi, en su versión original, acompañado de un primo que ahora está casado y quien se ocupa de su hija y a quien ya nunca veo, en video, fue Halloween. La vimos en casa de mis abuelos, una noche que estábamos solos. No recuerdo cuántos años tenía yo, seguramente era un niño pues: cada que salían tetas, recuerdo, mi primo me decía que me tapara los ojos. Cuando mataban adolescentes gritonas, no me decía nada, pero yo cerraba los ojos.
Ayer vi Poltergeist porque el mismo primo con quien fui a ver la nueva versión de Friday the 13th no la había visto. Lo mismo: hace unos meses intenté rentarla pero no la tenían en el Blockbuster, seguramente alguien la robó porque estaba la caja y estaba registrada, pero no estaba la película. Al ver Poltergeist recordé que mi hermana vive a lado de un cementerio. Más tarde en la misma noche, mi hermana, quien está de visita, así como mi cuñado, se sentó a ver televisión con nosotros. Vimos, ella, mi primo, y yo, la nueva versión de Dawn of the dead. Se quedó dormida. Y, desde la sala de la televisión, escuchaba el ronquido de mi cuñado, pocas veces interrumpido. A la fecha me pregunto por qué es la propiedad privada un gatillo tan importante en las películas de horror. En fin... Le dije a mi primo, quien se llama Julio y quien tiene 19 años (hoy le pidieron identificación para entrar a la sala, a mí no; cosa rarísima) si quiere ver Funny Games. Dijo que sí. Maliciosamente no le recordé que fue con esa película que una noche lo desperté gritando en sueños.

Saturday, February 21, 2009

"Bars are filled-

-with things that kill".

Friday, February 20, 2009

Ah, qué joven e iluso soy

Uno compra un libro. El libro pasa varios años en el librero. Tres o cuatro años, digamos. A veces, optimistas, lo tomamos. Pero de nuevo lo dejamos. Después nos topamos con una reseña del libro. Nos parece interesante. Decidimos, finalmente, leerlo de modo que uno pueda decir algo más que "qué interesante". Con esto, esencialmente, buscamos interactuar. Así explica Heidi Julavits el proceso por el cual algunas reseñas y críticas ayudan realmente al lector. Esto está acá.
Hoy leí un chiste en la revista de libros de SP. El chiste lo cuenta un editor. El chiste va así: "Un editor es alguien que no tuvo los suficientes pantalones para ser escritor pero que no es tan marica como para ser crítico". Una variación de este chiste, se me ocurre ahora: "Un arquitecto es alguien que no tuvo los suficientes pantalones para ser ingeniero pero que no es tan finolis como para ser decorador de interiores". Otra: "Un internista no tuvo los huevos suficientes para ser cirujano pero al menos no es tan mujercita como para ser enfermero". Las variaciones, creo, señalan algo: todos estamos en algún momento de un proceso que nos supera. Este proceso, me imagino, ha de tener nombre. Arte. Humanidad. Literatura. Progreso. No lo sé. Estoy escribiendo al vuelo al mismo tiempo que leo el texto de Julavits. Me gusta mucho su título, el imperativo Rejoice! Believe! Be Strong and Read Hard!
Julavits también escribe, también es crítica y también está al tanto del modo en que el trabajo puede sobreponerse. En una ocasión, recuerdo, cuando les ayudaba a David M. y a Rafael L. a hacer una revista de literatura, llegué a casa de L. para que me diera, creo recordar, unas pruebas. Le pregunté entonces si pensaba escribir algo, algún día, que no fuera crítica literaria. Me contestó lo que por obvio no se me había ocurrido. A saber, que no veía una diferencia real entre ninguna de ellas. Quería hacerlo todo, me dijo, según recuerdo. Luego, pasó el tiempo. Y aunque ahora paso la mayor parte de mis días en la editorial de una revista, haciendo cosas que me gustan hacer pero a la vez anhelando poder hacer otras cosas que también me gustarían, veo que gran parte de muchos problemas está en elegir, tomar decisiones definitivas. Esto, que piense esto ahora, es un resabio de una lectura, de Richard Ford; en The Sporswriter, Bascombe se percata de la muerte que supone ser un académico, por ejemplo. Esa obsesión por explicarlo todo, tenerlo todo claro, en un camino trazado fuera del cual es difícil imaginar algo, un futuro. Debe, sí, hacerse lugar para lo inexplicable.
En fin, en este momento tengo la mitad de mis pensamientos en el texto y la otra en controlar mi estómago -que ando malo.

Algo me gusta de las reseñas o textos en los que se suelta por un lado, como si no fuera nada, que dicho texto se está escribiendo en lo que de otro modo sería un momento de ocio. Escritores en pantuflas, pijamas, recostados en un sillón, una tarde de domingo. Y creo que me gusta porque es signo del esfuerzo que se pone en ese grito que dice: "Mi tiempo libre es el que más trabajo me da". Ah, la parte maldita.

Thursday, February 19, 2009

Wednesday, February 18, 2009

Traduzco un texto sobre-


-Peter Doig. Creo que necesito un Pantone, esa guía "para la comunicación precisa del color", según se anuncia en Internet.
Me detengo, es tarde. Quiero comer pizza. La frase en la que me rindo es: "figuras descansando en la orilla de una laguna".

Quiero ver Viernes 13, la nueva versión.

Tuesday, February 17, 2009

Dientes perfectos


Por la mañana retomé The Sportswriter de Richard Ford, lectura para la cual no he tenido otra opción que abordar con interrupciones. En el autobús, por la mañana, di con el siguiente intercambio, entre Frank Banscombe y una de sus antiguas novias:

"You look great."
"Do I?"
"Darn right. You're prettier than ever. A whole lot prettier."
"Well, I had my nose fixed after I married Spencer. He hated my old one. I'm glad you like it".
"Where is Spencer?"
"Oh, Spencer. I divorced him. He was a crumb, you know." (I did know.) "I've lived here ten years now, Frank. I'm married to a nice man who's a dentist. We have children with perfect teeth".

En ocasiones fantaseo que, en el futuro, en un país extranjero, me topo con alguna ex novia. Cómo sería si alguna de ellas decidiera contactarme pasadas las décadas o si, en cambio, yo decidiera hacerlo, buscar a alguna impulsado por un motor de idiota alegría o de búsqueda personal. Lo curioso es que me lo planteo como si fueran ahora personas totalmente ajenas a mí, cosa que, en realidad, no son. Son más bien abstractas. Como si la cosa no fuera con ellas. Pero decir que son ajenas sería una bondadosa exageración. Aún así, poco de lo que decidimos brindar a personas que están en nuestro pasado tienen que ver con ellas. Ante la realización de que no hay nadie más como uno en un momento peculiar de nuestra vida o ante la realización de que, peor, más de una persona es semejante a nosotros cuando no debería ser así -¡somos únicos!, gritamos con desesperación- Ford propone un curioso antídoto: "Calling up an old lover or husband can be the perfect antidote. They always remind you of where you've been and where you think you are going".
¿Le escribiré a cada una de mis ex novias para contarles que en Metrobús, mientras leía a Ford, un hombre hablaba con orgullo sobre su hijo con unas veinteañeras y les presumía que era actor y que en tal telenovela había sido hijo de Maribel Guardia y que se parece a Luis Miguel? ¿Ofreceré este pequeño pedazo de cotidianeidad? No, no lo haré. Haré otra cosa.

Monday, February 16, 2009

Liquenólogo


Termino de leer El hospital de la transfiguración de Lem. Leo sobre un liquenólogo, allí: "El tipo era como un espantapájaros de melena rubia. Sabía el latín justo para poder clasificar, dominaba la fisiología justa para poder publicar artículos y entendía lo bastante de política como para discutir con el portero de su edificio. Cuando le sacabas de las setas, se volvía un inepto. Nuestro mundo está plagado de esas calculadoras humanas. La única diferencia es que algunos han desarrollado su habilidad de modo que resultan socialmente útiles y sólo por eso los toleramos".
En un tema aparte, en la página 206 se lee: "Los manicomios siempre han destilado el espíritu de la época. Todas las deformaciones, las jorobas psíquicas y las excentricidades están tan diluidas en la sociedad que resulta difícil percibirlas, pero aquí, concentradas, revelan claramente el rostro de los tiempos que vivimos".
El fin de semana visité a una de mis hermanas, quien vive fuera de la ciudad desde hace tiempo, con su marido. Desde que se fue, nunca la había visitado. Terminé de leer el libro en su estudio, por la ventana se distinguía, a lo lejos, el muro de una montaña y a la falda de dicha montaña, un camposanto. El fraccionamiento donde vive, donde aún se están construyendo casas -pocas de las cuales están habitadas- está flanqueado por un cementerio y un crematorio. Tienen una cancha de basketball. Su marido y algunos amigos jugamos allí, un rato por la mañana.
Cuando llegamos pude distinguir una línea de humo a lo lejos. Una fábrica, pensé. Más tarde se me aclaró que era del crematorio. "Algo de eso hemos de respirar", dijo el marido de mi hermana.
Cuando ayer por la tarde terminé el libro de Lem me retiré al cuarto de huéspedes y desde allí pude ver a una de las pocas vecinas que tiene mi hermana, quien también llegó hace poco de la ciudad -según me explicaron. Estaba paseando a su bebé. Tiene 18 años, ella. Y, quizá esto ya no me lo crean, no se trata en realidad de un bebé de verdad. Esto lo supe desde antes, ya que cuando me la presentaron lo cargaba también. Era un proyecto de la escuela, educación sexual: un pequeño muñeco -un robot, podría decir si estuviera con ganas de exagerar- que llora cuando la adolescente se aleja demasiado tiempo, cosa que se monitorea por un brazalete que lleva a todos lados. Debe darle de "comer" con un biberón con chip integrado. Debe sostenerle la cabeza, también, pues se le va de lado con el peso. El objetivo del proyecto es que las jóvenes estén concientes de las responsabilidades que conlleva tener un niño. "Los manicomios son museos de almas", decía el libro de Lem, autor de ciencia ficción.

Wednesday, February 11, 2009

Sobre la crisis del papel en la industria editorial

Entre que al Kindle de Amazon se le enfrentan grupos de e-books para hacerle competencia, entre que sube el precio del papel, entre que despiden a ejecutivos de HarperCollins como el gesto más reciente de acomodos en la industria editorial ante la crisis económica global, entre el despunte de oportunidades para tecnologías que puedan superar el soporte impreso y la posibilidad cada vez más cercana de "books on demand", me encuentro yo, sentado en la oficina de la revista impresa donde trabajo, preguntándome sobre el papel. Así que subo, a los pocos minutos de haber regresado de la comida, habiendo hecho la digestión, al piso administrativo buscando papel, pues en el piso donde está la editorial ya no hay, y resulta que sólo hay un rollo. Le pregunto a un compañero del piso administrativo si ya no hay más y me mira con una cara, una cara clara, una cara que poco necesita para que yo comprenda que no, que el último rollo de papel es el que él tiene enfrente y, ¿saben qué hace esta persona?, me lo presta, al tanto de lo que haré a continuación -es claro que no busco el papel para sonarme, mucho más claro cuando regreso del baño quince o diez o veinte minutos más tarde, las manos limpias, para entregarle de vuelta el rollo de papel que tenía sobre su escritorio, aparentemente el último que quedaba en la oficina. ¿Es momento de que instalemos un bidé?

Tuesday, February 10, 2009

No quiero ser catastrofista pero...

...lloverá ácido y bilis.
*
No quiero ser catastrofista, pero del mar se levantará una bestia de siete cabezas y se comerá al nonato de la Vírgen María.
*
No quiero ser catastrofista pero mucho me temo informarles que se rebanarán a todos los caballos que antes pastaban en la pradera y con sus partes se hará hule y pegamento.
*
No quiero ser alarmista, pero todo es una catástrofe.

I love you this much

El pasado 29 de noviembre, Óscar Benassini expuso en Preteen. Pueden visitar el sitio de la galería, acá. Y el blog, Preteen Hole, acá. Peter Sutherland expuso el sábado pasado.
No hubo discada porque no son de Chihuahua.

Monday, February 09, 2009

Sunday, February 08, 2009

Domingo de soltero

Una vez más me encuentro intentando soltar la mano. Me remonto a unas horas antes en el día (dije "remonto") y me veo manejando a casa, Refu en el asiento trasero, jadeando y sacando la cabeza por la ventana cuando, cerca de la casa, veo a una mujer paseando a su perro. A pie, ella. Es así, por supuesto, como se debe pasear a los perros. A pie. Y no en el asiento trasero del auto. No olvide, sin embaro, a aquella señora del Pedregal que, al tiempo que detenía el tráfico por ir tan lento (yo me encontraba en aquella fila) paseaba a su perro; él caminaba, ella sostenía la correa desde el interior del auto. La mujer que paseaba hoy a su perro cerca de la casa: En una mano, la correa. En la otra, el celular. Al tiempo que procura cruzar la calle sin que atropellen a su perro y sin que ella sea arrastrada por el can, malabarea para acercar el aparato a su orejota. No alcanzo a escuchar lo que grita pero debe ser algo así como "¿Dónde estás?", esas preguntas sin sentido que hace uno hoy en día, teléfono móvil a la mano. Como preámbulo, se entiende.
Yo he salido de casa así, también, para pasear al perro y descubrir, al poco rato, que en realidad lo que quiero es hablar con alguien, así que ante la certeza de que Refu no contestará a mis palabras -pues a veces, ay, le hablo en voz alta- saco el aparatito, marco el numerito y encuentro pronto a algún interlocutor. Estas llamadas duran pocos segundos -la prisa de Refu me jalonea de este arbusto al otro, donde deja sus caquitas. Así que cuando saco la bolsa de plástico para recogerle la cagada, debo guardar el teléfono y explicar que, en realidad, no estoy hablando por teléfono sino sacando a pasear a la perra así que no puedo hablar por el teléfono. Cuelgo, guardo el celular, meto la mano en la bolsa y acerco la bolsa a la caca, amarro la bolsa, la cargo un rato hasta que encuentro un basurero (Refu me sigue, contenta y coleteando) y ya que tengo la mano libre, considero una vez más sacar el celular.
En suma: a veces salgo de casa para pasear al perro y descubrir que en realidad salgo para hablar por teléfono aunque teléfono tengo en casa, instalado. De lo cual uno pronto concluye que no es que salga para hablar, claro, sino que al poco rato uno descubre que salir a pasear perros puede llegar a ser profundamente aburrido. Y como puede verse, da para poco de qué hablar.

Saturday, February 07, 2009

El papel

Abrí el Hoja por hoja para leer el texto de J.M Servín sobre What is the what de Dave Eggers y luego leí la despedida del suplemento, que dejará de ser impreso y distribuido por el grupo Reforma: "Aunque tuvo su epicentro en el orbe financiero, el temblor que sacude al mundo entero reverbera incluso entre los libros. Ante los duros tiempos que se avecinan, The Washington Post anunció que a mediados de febrero dejará de existir Book World, su suplemento dominical de libros. También en estos días bajará la cortina la revista estadounidense Críticas, que en inglés ofrecía, sobre todo a libreros y bibliotecarios, información acerca de las novedades bibliográficas en español. Lamentamos compartir con nuestros lectores la noticia de que éste es el último número de Hoja por Hoja que aparece dentro de Reforma. La inesperada devaluación de nuestra moneda junto con un pico en el precio internacional del papel vuelven inviable para el periódico una relación que fue fructífera durante casi 12 años. Quienes damos forma a este suplemento confiamos en construir pronto un nuevo canal para llevar hasta nuestros lectores el júbilo de la lectura y la crítica. Hasta entonces".
La página electrónica de Hoja por Hoja, es ésta. Entro a ella. Tiene sólo tres anuncios y mucho material. La versión impresa tiene catorce anuncios, varios de ellos de página entera. Releo las notas dispersas Javier Moreno, acá. Y sin poder llegar a nada mi mente divaga, es lo que hace cuando "la balsa de la razón echa agua", y recuerda, sin ton ni son, a aquél magnate del papel, un japonés que iba o va por el nombre de Ryoei Saito y que compró aquél Van Gogh en 1990 en lo que sería una de las primeras subastas de arte millonarias de la historia. Saito guardó el Van Gogh en una bodega. Y pasado el tiempo, quebró su compañía de papel. ¿Hay una lección en todo esto? La desconozco. ¿Acelerará la crisis el brinco en México a la distribución y publicación en la red? ¿Los anunciantes dirigirán sus anuncios a Internet? En lo que lo piensan, me voy a jugar Fallout 3 y a no leer.

Wednesday, February 04, 2009

Es el tiempo el que hace las cosas

Una amiga, desde hace semanas, friega con que abra una cuenta de Twitter. Yo no sé qué es, bien a bien, Twitter. Ni sabía, evidentemente o consecuentemente, así que le pregunté qué era para ver si sería buena idea que abriera o no la cuenta (a ella le parecía una buena idea, al menos me lo decía con un entusiasmo inusitado). Pero nunca, jamás, pudo explicarme qué era. Me dijo que debía abrirla porque sí. Así que leí un poco en la red y vi más o menos qué era, pero pensé que teniendo ya esta madre y mi MSN y el Facebook y el correo electrónico, no lo necesitaba, así que le expliqué que no lo abriría. Después me dijo que lo abriera. Y esto siguió durante varios días, ella chingaba y jodía y yo le decía que no -cada vez más para chingarla y joderla de vuelta. Ayer me dijo que me abriría la cuenta. Comíamos. Que abriría una cuenta a mi nombre. Le dije que no, que no lo hiciera, que yo no quería. Hace rato me dijo que ya la había abierto, a mi nombre. Le pedí el password, pero no quiere dármelo porque sabe que borraré la cuenta. En suma, ya tengo una cuenta en Twitter pero no es mía.

Tuesday, February 03, 2009

Tempestad 64: estrategias del yo

Tempestad 64: Estrategias del yo, me parece que ya está a la venta. ¿No les encanta la portada? ¿El modo en que el plano enmarca el cráneo de Barragán, como una aureloa, como prolongaciones protoplásmicas ramificadas, pensamientos que se extienden al mundo físico en forma del trazo de una ciudad?
Les comento que en este número suceden varias cosas. Primero, no hay tantos anuncios, para su beneficio (¡menos torpeza al hojear las páginas!, ¡una lectura sencilla!). Segundo, dentro se explica, en un pequeño apartado que se llama "En este número", lo que viene en este número. A saber:
Literatura. En "Estrategias del yo", Guillermo Núñez Jáuregui [ejem] analiza la escritura autobiográfica de Fernando Vallejo. La sección de actualidad incluye reseñas de los libros más recientes de Javier Marías, Juan Villoro, Válerie Mréjen y Cristina Rivera Garza.
Cine. David Oubiña estudia las relaciones entre cine y diario íntimo en la obra de la directora belga Chantal Akerman. En las páginas 20 y 21 se repasan los últimos filmes de José Luis Guerín, Nuri Bilge Ceylan, Lisandro Alonso y Fernando Eimbcke, exhibidos dentro de la Muestra Internacional de la Cineteca Nacional.
Música. Uno de los compositores más importantes de los últimos tiempos, Giorgy Ligeti, reflejó en sus composiciones pasajes de su biografía, como lo muestra Diego Fischerman en "Marcas en el sonido". Las novedades de Sonic Youth, Matthias Pintscher, David Byrne & Brian Eno [en este mismo momento escuchamos esto, incidentalmente] y Calle 13 [a quienes ya casi no escuchamos pero quizá lo hagamos pronto] se revisan en "Actualidad del arte".
Arquitectura. Dentro del dossier central de este número, Fernanda Canales aborda la memoria construida de Luis Barragán, quien hizo de la arquitectura una forma de autobiografía. La sección "Formas útiles" contiene un análisis del polémico Museo Universitarios Arte Contemporáneo de Teodoro González de León.
Artes Visuales. En la página 72, un ensayo [de Yameli Mera] sobre la artista conceptual Sophie Calle, indispensable a la hora de hablar de "Estrategias del yo". La Bienal de Sao Paulo y las exposiciones Antony Gormley, La invención de lo cotidiano y Atelier Clot, Bramsen & Georges son examinadas en la sección de actualidad.
Artes escénicas. Shaday Larios Ruiz estudia las formas de la autorrepresentación en las coreografías de Akram Khan, dentro de nuestro dossier sobre "La obra como espejo del artista". Además reseñas críticas de El buen canario, dirigida por John Malkovich, y los montajes más recientes de Sankai Juku, David Hevia y Àlex Rigola.

Durante la fiesta de la presentación de este número, en el Palacio de las Vizcaínas, después de la alfombra roja, se hizo énfasis en que ahora tenemos una sección de humor (para que se rían) con moneros muy divertidos (que se rían, decimos) y columnas sobre temas coyunturales, temas que les preocupan, que les rodean, que viven con ustedes. Pronto, edición La Tempestad Kids y LTeens debería llegar también a las estanterías.