Tuesday, October 20, 2009

Más sobre La guerra fue breve

Busqué en mi librero, en el estudio, en la sala de televisión y no encontré mi ejemplar de La guerra fue breve, del cual hablé, poco, hace un par de entradas. Copiaré lo que quería copiar más tarde, pensé. Veré televisión, me dije. Pero camino a la sala de televisión volví a repasar en mi cabeza los lugares donde pude haber dejado el libro y sin mucho drama, me puse a buscar de nuevo el libro. Revisé una vez más en mis libreros (quizá no lo acomodé en la B de Bernal sino en la G de Granados) sin resultados y comencé a percatarme del animalillo maligno que se había hospedado en mi mente, la obsesión. No vería la televisión hasta que diera con el libro. Finalmente lo encontré, detrás de unos libros y después de un buen rato -alguien lo acomodó allí- no sin perder algunos pelos.
Hoy una persona cercana a mí (mi madre) me regaló un producto contra la caída de cabello, este:
Aquí muestro sólo las ampolletas. También viene un shampoo. Y ahora, sin más rollo, les regalo algunos fragmentos del texto "Calvicie", que pueden leer íntegro en La guerra fue breve:

Uno quisiera olvidarse de uno mismo, pero la calvicie es un recordatorio constante de que tú eres tú y estás cambiando; día a día te ves peor que antes, te sale panza y los excesos te producen crudas más denigrantes.
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Hasta ahora, nadie ha explicado satisfactoriamente por qué a los hombres se les cae el pelo más que a las mujeres, y por qué sólo ciertos hombres empiezan a perder el pelo prematuramente. Se ha hablado de una disminución en la producción de una hormona; mas, para explicar la calvicie, a uno no se le ocurre, al final, otra razón que el destino. La herencia genética y el destino, que a la mera hora no sino la misma cosa.
***
Al hombre de éxito se le suele representar con una melena abundante que se deja crecer a capricho; mientras que los calvos son sinónimo de amargados o perdedores. Pero más de un calvo nos ha dado una sorpresa, al estar rodeado de jóvenes hermosas que comparten su discreto encanto y fortuna.
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Bernal Granados nos regala, además, esta cita de Prosas apátridas, de Julio Ramón Ribeyro: "Todas las calvicies son desgraciadas, pero hay calvicies que inspiran una profunda lástima. Son las calvicies obtenidas sin gloria, fruto de la rutina y no del placer, como la del hombre que bebía ayer cerveza en el Violín Gitano. Al verlo, yo me decía: ¡en qué dependencia pública habrá perdido este cristiano sus cabellos!".

Mañana comienzo mi tratamiento capilar, con toda la tristeza del mundo.

5 comments:

Miguel Ángel Ángeles said...

no te claves... homero es calvo y feliz... jobs también...

igual tú eres el tercer calvo feliz de este planeta...

Unknown said...

Creo que la obsesión se apoderó de ti desde que decidiste organizar alfabéticamente tus libros.

¿Envidia? Nomás tantita.

Je je je.

María Fernández-Aragón said...

Comentario al margen de la calvicie, más bien sobre otro de tus temas favoritos. Hoy en una conferencia, Luis de Tavira hablaba sobre esta sociedad de televidentes sonámbulos creados para el consumo. Traduje de inmediato: zombies. Y, ¿sabes qué opina De Tavira? Que el teatro es el remedio para los zombies. Yo no estoy muy segura.

José Luis Leyva said...

Comer atún ayuda.

Douglas said...

los nuevos tratamientos capilares desgraciadamente merman la líbido. prefiero ser un calvo feliz que peludo flácido. mejor rápate, memo.