Sunday, March 28, 2010

Cómo

Debe existir un modo, escribí. Uno de ellos debe ser este, añadí antes de que, accidentalmente, borrara ambas líneas. Reescribo y noto con cierto desapego esa curiosa forma de desdoblamiento que en ocasiones adopto: la de quien demora las cosas hablando de sí mismo. Me refería, al inicio, a una forma de escribir sobre algo de lo que en realidad uno no quiere escribir. (Pero una obligación, una necesidad, mejor dicho, lo lleva a uno a hacer este tipo de cosas, reflexiono ahora). Este modo es el único que conozco y quizá por la misma razón me parece insuficiente. Digo mejor: De los modos que conozco éste me parece el menos malo pero reconocerlo como una especie de último recurso -siendo el recurso último, sencillamente, no escribir o hablar sobre algo de lo que uno no quiere hablar- me lo arruina, de una forma. Digamos: es como ir al cine con alguien sólo porque uno se avergüenza de ir solo. (En una nota personal, diré que este no es mi caso: no tengo problema alguno con ir al cine solo, de hecho, si les interesa saber, me gusta ir al cine solo, casi tanto o más que ir con gente sólo por buscar compañía; sin embargo, los límites de la analogía no son tantos como para no anotarla). Esto es demasiado, escribir de esta forma. Mejor sería callar. Mejor para quién. Mejor para uno, digamos. Demasiado por un lado, muy poca cosa por otro.
Cambiemos de tema.
Un calor infernal, decirlo sería exagerar; pero es verdad que hace calor. Sudor en la zona T, por ejemplo. Y en las nalgas. Suspiros en una habitación solitaria. Libros que no he terminado y que descansan sobre la cama, a medias: Los demonios, La novela luminosa, Providence. En cambio: una computadora encendida. Quizá ya sea hora de dormir, no decir.

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