Van los Joyce, Stanislaus y James, caminando por la calle. En Dublín, me parece. Es como lo cuenta el biógrafo. Richard Ellmann, a saber. Y entonces Stanislaus observa unas gaviotas. Mentira, no era Stanislaus. Esto fue después. Fue uno de los amigos con los que James compartió, brevemente, vivienda en la torre. La torre con la cual inicia Ulyssess. Creo que esto es correcto. El caso es que alguien que camina con James nota unas gaviotas. Y James se detiene para observarlas. Dice: "Son bellas, pero voraces".
Leo a David Markson. Wittgenstein's Mistress, a saber. Tras una serie de pasajes en los que la narradora recuerda momentos sobre el genio humano, momentos pedestres, quizá deprimentes, sobre la historia del arte y el pensamiento, se detiene para afirmar: "Aunque lo que en realidad me gustaría saber es por qué todo esto me hace pensar en gaviotas". Y en seguida: "Ah, claro. Se debe a que las gaviotas son carroñeras, por supuesto." Y luego: "Cuando digo son, quiero decir fueron, naturalmente". Pues, claro, la narradora narra desde un futuro en el que ya no existen gaviotas. Ni otros animales. Ni otros seres humanos. Sólo ella y lo que alcanza a recordar, erróneamente o no, de la historia del pensamiento y el arte.
Hay un momento de la novela donde Markson, a través de su narradora, describe las ramas de un árbol muerto como "caligráficas".
Hay un momento del primer libro de Dave Eggers donde describe las ramas de un árbol (es invierno) como "caligráficas".
Es muy interesante, todo esto.
Saturday, January 07, 2012
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