Tuesday, May 15, 2012

Meditar durante una emergencia

Las líneas ascendentes y descendientes de una fractura, cayendo en picada para levantar el vuelo de inmediato, un zigzagueo que se repite sin clemencia. Una dentadura afilada, el sedimento en los bordes, un páramo seco atravesado por las líneas caligráficas. Se movió. La placa tectónica, quiero decir. No se moverá ya. La polvareda se asienta. Me parece que soy poco difícil. Que merezco amor inconmensurable. Pero es una apreciación. Y como tal, debería ser cuestionada. Un narrador poco fiable. Resquebrajándose a su paso, el suelo a la sombra de lo que avanza.
Pero no está muerto si palpita.
Hojarasca.
Rebaba.
Bordes terrosos.
Duran, ligadas, las relaciones, religare; los vínculos sólidos, bajo el manto acuoso de nuestra vida.
Esto lo sabías ya, nada permanece estable pues no es la naturaleza de esta existencia que te fue concedida. Esta existencia, ¿te fue concedida?
La enfermedad y la muerte. Un puño sucio.
Apenas comienza la tarde. Y ya estás cansado. No estés cansado. Apenas termina el mediodía.
Sobrios y despiertos, Guillermo.

2 comments:

Mauricio Marín y Kall said...

No te vuelvas tan abstracto Memito. Me gusta seguirte.

Imelda Rebeca said...

Sí, la existencia nos fue dada, seguirla teniendo es lo que nos debemos ganar día a día, creo. Y no, nada permanece estable, es lo fascinante de la vida, que está constantemente moviéndose, pero siempre hacia derroteros más inesperados e inimaginables. Y sí,todos merecemos ser amados, pero sobre todo sentir, ese amor incomensurable.