Son pasadas las diez de la noche. Oficinistas saliendo del trabajo. Creo que no son amigos pero que tienen tiempo de conocerse y que les gustaría ser amigos. Visten bien. Se ven cansados. Me pregunto si apenas están saliendo de la oficina.
-¿Y ya te compraste los de Dan Brown?
-Fui al Sanborns a preguntar cuánto costaban. Quiero comprar el de El código Da Vinci, me dijiste que es el primero, ¿no?
-No, el de Ángeles...
-¿Cuál?
-Ángeles y demonios.
-Ah sí. Y había algo de una fortaleza, ¿no?
-...
-¿O eso ya es otra cosa?
-Sí, es otra cosa. La fortaleza digital.
-Pues fui a preguntar y quiero ver para ver si están más baratos en otro lado. Pero ¿a poco sí te da tiempo para leer? ¿Estás leyendo algo?
-Sí ahora estoy leyendo a un... Stieg. Stieg algo.
-...
-Pero sí, o sea leo en el transporte.
-Pero sí duermes tus siete ocho horas, ¿no?
-Sí, sí.
-...
-...
-¿Y ya te compraste los de Dan Brown?
-Fui al Sanborns a preguntar cuánto costaban. Quiero comprar el de El código Da Vinci, me dijiste que es el primero, ¿no?
-No, el de Ángeles...
-¿Cuál?
-Ángeles y demonios.
-Ah sí. Y había algo de una fortaleza, ¿no?
-...
-¿O eso ya es otra cosa?
-Sí, es otra cosa. La fortaleza digital.
-Pues fui a preguntar y quiero ver para ver si están más baratos en otro lado. Pero ¿a poco sí te da tiempo para leer? ¿Estás leyendo algo?
-Sí ahora estoy leyendo a un... Stieg. Stieg algo.
-...
-Pero sí, o sea leo en el transporte.
-Pero sí duermes tus siete ocho horas, ¿no?
-Sí, sí.
-...
-...